en mi pupila tu pupila
azul...
No, no somos poetas del siglo XIX, somos dos chicas que
pretenden aclarar de una vez por todas términos que hoy día se utilizan
libremente en la mayoría de los casos sin ser conscientes del significado.
La lucha feminista tiene como objetivo la LIBERACIÓN de la mujer
de la presión social que lleva sobre sus hombros, lo que da como resultado la
IGUALDAD entre hombres y mujeres. Para ello, debemos reivindicar los derechos
que a lo largo de la historia la sociedad patriarcal nos ha prohibido por
nuestro género. El término no podría ser más simple e intuitivo de entender,
pero, viviendo en este tipo de sociedad, es normal que aparezcan malentendidos
o se quieran crear nuevos términos con tal de no usar la palabra feminismo.
El feminismo molesta, estorba, sobra porque interrumpe y rompe
esquemas. Una y otra vez. Hay que apartarlo porque no beneficia a los de
arriba, y es entonces cuando aparecen términos tipo “antimachismo”.
Además, el feminismo es peligroso. Los movimientos nuevos crean
rechazo por el simple hecho de ser nuevos, pero a veces también crean
curiosidad. Al Estado le cuesta mucho que los ciudadanos perdamos la curiosidad
y las ganas; por lo tanto el hecho de que una persona (especialmente una mujer)
se informe y acabe uniéndose al movimiento, puede significar la diferencia
entre seguir con el control o que éste se tambalee. Debido a este miedo, a
menudo aparecen términos para desacreditar a las feministas que exponen sus
ideas de una forma poco apetecible para la sociedad, como es el caso del
“hembrismo”.
Actualmente se utiliza con frecuencia el término ''hembrismo''
como una analogía al machismo, es decir, la superioridad/odio de la mujer
frente al hombre. Nada más lejos de la realidad, EL “HEMBRISMO” NO EXISTE. Como
Conchi tuvo que aclarar en una clase, el hembrismo no existe básicamente porque no hay un sistema
que lo sustente .El machismo surge en una sociedad patriarcal y misógina que
infravalora a la mujer en todos los aspectos, sean culturales, científicos,
económicos...
Sólo podemos
hablar de opresión real cuando un sistema apoya esta opresión. Para que
comprendáis mejor lo que exponemos, vamos a añadir otro ejemplo: el “racismo
inverso” no existe. No porque no haya personas racializadas que odien a otras
personas blancas, sino porque este odio no ha causado una serie de actitudes, practicas sociales y creencias que
justifiquen o promuevan el mantenimiento de conductas contra las personas
blancas.
Esto sí lo han producido el racismo y el machismo.
Por ello podemos afirmar rotundamente que el hembrismo no es más que una invención de
esta sociedad misógina que pretende ensuciar el nombre del feminismo.
¿Cuál será el
próximo término que se utilice para desacreditarnos?
Conchi Tabares Fernández y Blanca García Macías,colaboradoras de Aequitas25