El sistema judicial actual es de todo menos perfecto, pero hay veces que realmente se luce; y el caso de La Manada es una de esas veces.
Ya han pasado casi dos años del suceso y sigue desatando
escándalo. ¿Por qué? Porque realmente merece esa atención. Nos hemos hartado de hacer la vista gorda y vamos a hacernos oír.
Podemos empezar con las acusaciones de hace un tiempo de que
la mujer violada estaba mintiendo por el simple hecho de no parecer una
víctima, porque estaba intentando seguir con su vida. Cuando alguien ha pasado
por una situación traumática, o cualquier situación desagradable, intenta pasar
página, olvidarlo y seguir adelante. O no. Que no pase el día en un rincón llorando
no la hace menos víctima, porque quedarse llorando no va a cambiar nada; las
lágrimas de esa chica no van a hacer que sus violadores aparezcan mágicamente
en la cárcel, porque esos criminales no van a ir al juez y confesar porque
tengas un aspecto que da pena. Vivimos en un mundo injusto y muchas veces
cruel, y ante un obstáculo tienes dos opciones: te levantas o te destruye.
Pasemos después al hecho de que el suceso ha sido un considerado
abuso sexual y no violación. No es violación porque no opuso resistencia. Le
haré una pequeña aclaración, señor juez: o nos dejamos violar o nos matan. Una violación
no deja de ser violación porque la chica haya preferido vivir a no ser violada.
Porque, cuando te coge un violador, vivir y no ser violada nunca van juntas. Hay
varios casos de mujeres que intentaron resistirse a ser violadas. El final es
siempre el mismo: primero las violaron y luego las mataron.
Este mismo caso ha pasado también con niñas, ¡con niñas! Un
hombre atrae a una niña de 5 años con un caramelo o algo parecido y luego la
viola. Ella obviamente no pone resistencia, ¿cómo va a hacerlo? Pues eso
también fue calificado como abuso sexual y no violación.
Si es que, con el sistema actual, probablemente nunca
encontremos un caso calificado de violación sin que lleve añadido “+ asesinato”; porque no es violación sin resistencia, y no hay denunciante viva con ella. Es
así de simple, indignante pero cierto.
Esa chica está pasando de todo, desde que la llamen
mentirosa hasta ser considerada víctima de abuso y no de violación. No debe de
ayudar el hecho de sus violadores estén en la calle en un año, lo cual también
es inmensamente injusto, ya que les ha salido demasiado barato el crimen que
han cometido, y con un precio tan bajo, las probabilidades de reincidencia son
altas. La justicia de hoy en día escasea en presencia femenina; no hay punto de
vista femenino en casos como este y en los casos que más necesitan a mujeres
juzgándolos es en donde menos están. Y no solo hacen falta mujeres, sino mujeres (y hombres) con formación en género, en estos temas ¿No creen que esto podría ser de otra
manera si hubiese alguien que pudiese posicionarse en un punto más cercano a la
víctima? Se me olvidó: estaba la fiscal, una mujer, que pedía 22 años y ya ven...
También está el hecho de que uno de los jueces piensa que la
chica estaba disfrutando los actos de los hombres, cuando no hace falta darse
cuenta de que se trata de una violación en toda regla.
Por fortuna, este caso no ha pasado desapercibido por la
población. Días y días de intensas manifestaciones a favor de la víctima han demostrado que todavía hay
esperanza para la sociedad. ¿Podrá la indignación pública hacer algo en este
caso o no hará ninguna diferencia? Está por ver.
Una minifalda no es culpable de una violación, el alcohol no
es culpable de una violación, una fiesta no es culpable de una violación, una
víctima no es culpable de una violación. Solo el violador es culpable. Es hora
de que los jueces se den cuenta y de que el infierno que esta chica ha estado viviendo
durante dos años termine de una vez, y que termine con sus violadores
considerados como tales. Porque yo sí te creo. Y como yo, muchas y muchos te creemos.
Nuria Fernández Roca, colaboradora del grupo Aequitas25
Nuria Fernández Roca, colaboradora del grupo Aequitas25