30 de mayo de 2015

Prostitución y trata de personas

Una alumna y seguidora de este blog (ya exalumna, snif...) nos acerca un post de Sara Carbonero donde se relata una experiencia muy impactante. La Policía Nacional se puso en contacto con ella por si quería colaborar en una campaña de concienciación contra la trata de seres humanos. 
La ONU define la prostitución como la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo que genera ganancias cercanas a los 12 billones de dólares al año (las dos primeras son el tráfico de armas y de drogas).
El fenómeno de la trata de seres humanos ha sufrido un gran desarrollo sobre todo en las últimas dos décadas. A principios de los años 80, miles de mujeres extranjeras llegaron a Europa en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Pero debido a su situación de vulnerabilidad, irregularidad y pobreza pronto cayeron en organizaciones criminales dedicadas a la industria del sexo. En los años 90 el fenómeno ha adquirido enormes proporciones y no ha dejado de aumentar, aumentando también enormemente las mafias y redes dedicadas a este negocio por los grandes beneficios que produce.
Las Naciones Unidas, en su informe de Septiembre del 2000 cifraba en cuatro millones las mujeres que son vendidas cada año con uno de estos tres fines: prostitución, esclavitud o matrimonio; y en dos millones las dedicadas al comercio sexual.
La popular presentadora se prestó inmediatamente pero quiso saber más. Se documentó sobre el tema y acabó entrando en contacto con APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida). Allí conoció a María. La historia, como he dicho al principio, es muy fuerte pero desgraciadamente no es más que una muestra de lo que sufren muchos miles de personas, principalmente mujeres y niñas, en el mundo. El post es largo. Su lectura, según nuestro punto de vista, más que necesaria. Podéis leerlo aquí.



3 comentarios:

  1. Aprovecho esta entrada para comentar una noticia que tiene ya algún tiempo pero que me sorprendió y con ella tratar el tema de los matrimonios forzosos.

    “La desesperada lucha por evitar un matrimonio forzoso”
    http://www.abc.es/sociedad/20130825/abci-matrimonios-forzados-infantiles-201308231514.html

    Una asociación británica ayuda a jóvenes obligadas a casarse para evitar ese horrible futuro. Les recomiendan esconder una cuchara en la ropa interior de cara a un viaje en avión. Este insignificante gesto ha salvado a muchas niñas de fatal destino. El procedimiento es el siguiente: al pasar por los controles la presencia de metal en la ropa interior alerta a los encargados de la seguridad y llevan a la niña a una sala donde puede denunciar los hechos sin que sus padres estén delante.

    La práctica de los matrimonios infantiles es común en muchas partes del planeta, no es exclusivo de ninguna religión o sociedad en concreto. A pesar de las leyes que lo prohíbe, las tradiciones culturales se resisten a desaparecer. Si la tendencia actual continua más de 100 millones de niñas serán casadas a la fuerza en la próxima década. Las niñas que sufren esta actividad son obligadas también a abandonar su educación por completo.

    Las niñas son vistas habitualmente como un estorbo y las familias “las venden” por varias razones: tal vez porque no pueden darse el lujo de alimentar al resto de sus hijos, por crear alianzas familiares o por liquidar deudas. Estos matrimonios suelen ir acompañados de abusos hacia la menor, maltrato físico e incluso pueden conllevar su muerte. Las familias que venden a sus hijas, privándolas de libertad y educación no se dan cuenta de que la reducción de la educación de las niñas solo alarga el ciclo de pobreza de su país.

    La tasa de matrimonio infantil está bajando… pero ¿Queremos esperar 50 o 100 años más hasta que este problema desaparezca? Tenemos que hacer que el cambio sea más rápido. La infancia no está para cocinar, limpiar o tener hijos; Es para disfrutar, jugar y aprender.

    Este es un problema gigante que, en mi opinión, se nos escapa de las manos. Los lugares en que estas actividades son realizadas se niegan a evolucionar hacia el respeto a las mujeres.

    Desde Europa debemos hacer algo, al menos no dejar que esos casos pasen desapercibidos. Que todas las niñas en esta situación y suban a un avión se pongan una cuchara consiguiendo que las aparten para ser examinadas.

    VICTORIA DOMÍNGUEZ LEÓN 1ºB

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aprovecho esta entrada para comentar una noticia que tiene ya algún tiempo pero que me sorprendió y con ella tratar el tema de los matrimonios forzosos.

      “La desesperada lucha por evitar un matrimonio forzoso”
      http://www.abc.es/sociedad/20130825/abci-matrimonios-forzados-infantiles-201308231514.html

      Una asociación británica ayuda a jóvenes obligadas a casarse para evitar ese horrible futuro. Les recomiendan esconder una cuchara en la ropa interior de cara a un viaje en avión. Este insignificante gesto ha salvado a muchas niñas de fatal destino. El procedimiento es el siguiente: al pasar por los controles la presencia de metal en la ropa interior alerta a los encargados de la seguridad y llevan a la niña a una sala donde puede denunciar los hechos sin que sus padres estén delante.

      La práctica de los matrimonios infantiles es común en muchas partes del planeta, no es exclusivo de ninguna religión o sociedad en concreto. A pesar de las leyes que lo prohíbe, las tradiciones culturales se resisten a desaparecer. Si la tendencia actual continua más de 100 millones de niñas serán casadas a la fuerza en la próxima década. Las niñas que sufren esta actividad son obligadas también a abandonar su educación por completo.

      Las niñas son vistas habitualmente como un estorbo y las familias “las venden” por varias razones: tal vez porque no pueden darse el lujo de alimentar al resto de sus hijos, por crear alianzas familiares o por liquidar deudas. Estos matrimonios suelen ir acompañados de abusos hacia la menor, maltrato físico e incluso pueden conllevar su muerte. Las familias que venden a sus hijas, privándolas de libertad y educación no se dan cuenta de que la reducción de la educación de las niñas solo alarga el ciclo de pobreza de su país.

      La tasa de matrimonio infantil está bajando… pero ¿Queremos esperar 50 o 100 años más hasta que este problema desaparezca? Tenemos que hacer que el cambio sea más rápido. La infancia no está para cocinar, limpiar o tener hijos; Es para disfrutar, jugar y aprender.

      Este es un problema gigante que, en mi opinión, se nos escapa de las manos. Los lugares en que estas actividades son realizadas se niegan a evolucionar hacia el respeto a las mujeres.

      Desde Europa debemos hacer algo, al menos no dejar que esos casos pasen desapercibidos. Que todas las niñas en esta situación que suban a un avión se pongan una cuchara consiguiendo que las aparten para ser examinadas.

      VICTORIA DOMÍNGUEZ LEÓN 1ºB

      Eliminar
  2. Es impensable creer que utilicen a las personas como objetos y peor aún, traficar con ellas para fines sexuales, como si fueran sólo objetos sexuales sin razón ni opinión ninguna.

    Todas las fuerzas españolas (policía local, guardia civil y policía nacional) no paran de detener a personas que tratan con mujeres en temas de prostitución y parece que no se acaban el problema...
    ¿Cómo pueden utilizar a las personas como monedas de cambio? ¿Cómo pueden engañarlas diciéndoles que van a tener una vida mejor y acabar siendo prostituidas?
    Con este tipo de personas te hace pensar que no hay esperanza para la humanidad.

    Los países deben parar con esta mafia que parece no tener fin. Parece que no hay esperanza para aquellas mujeres engañadas que acaban de prostitutas. Tenemos que decir basta y tomar medidas para que no vuelvan a ocurrir casos así.
    Puede que sea complicado acabar con la prostitución, puede que sea complicado acabar con personas así, pero no es complicado quejarse y pedir/buscar una solución a este problema, que aunque nos parezca lejano, está más cerca de nosotros de lo que creemos.


    María Quesada Martín. 1ºBach B

    ResponderEliminar