5 de octubre de 2015
A mis compañeros y compañeras
Llevo todo el día pensando cómo felicitar a los docentes por su día: a los que han pasado por mi vida y por la de mis dos hijos; a quienes han compartido durante tantos años conmigo este trabajo duro y apasionante; a las mujeres y hombres que están ahora a mi lado, en momentos duros y difíciles para la educación. He leído felicitaciones entrañables en las redes y los medios. Y también he leído mensajes falsos y secos, felicitaciones de oferta, sin chicha ni alma.
Me da igual. Mi felicitación va para todos vosotros y vosotras que no es rendís aunque motivos no faltan. A quienes seguís luchando porque nuestros jóvenes y nuestros niños y niñas salgan al mundo con valores honestos y ánimo de vencer. A mis colegas, que os empeñáis en educar en igualdad y no consentís actitudes machistas o comportamientos sexistas. A quienes estáis pendientes de que una pareja no sea una cadena y miráis los ojos de los niños y las niñas para aseguraros de que las sombras no son más que de maquillaje o sueño.
A quienes se han embarcado y siguen haciéndolo en esta aventura por la igualdad, muchas felicidades.
Y como si esto fuera una entrega de premios, un beso especial a Bea, Carmen, Inma y Esteban, que siguen batallando en el Atenea.
Y un abrazo agradecido a Hipólito, Germán, Concha, Carmen, Inma, Mamen, Marisa, Coínta, José María y tantos otros y otras que me dan la mano con fuerza en el Juande.
Gracias por esa felicitación que alimenta el espíritu de los que nos levantamos soñando con un día nuevo vibrante y un mundo que mire de otra manera al ser humano, Felicidades para la familia docente.
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