20 de mayo de 2017

¿Salir del armario...?

No serán pocos los que se pregunten el sentido de la celebración del orgullo LGTB hoy en día, en pleno siglo XXI. Somos tan modernos, tan tolerantes y tan respetuosos...Es cierto que en muchos países el matrimonio homosexual no sólo no está permitido, sino que es un delito que está castigado en los peores casos con la muerte y en los "mejores" con restricciones a la libertad de expresión y de asociación del individuo en cuestión. Pero no pasa nada, nosotros hemos cumplido; en nuestro país está legalizado.


Sin embargo, que algo esté permitido legalmente no quiere decir que sea aceptado por la sociedad. No tenemos pena de muerte, no somos tan sofisticados. Tenemos matones de grupos fascistas de extrema derecha que se dedican a dar palizas a personas del colectivo LGTB por el simple hecho de serlo. Dentro del marco de la tolerancia española podemos encontrar, entre otros, uno de nuestros clásicos: familias rotas por cuestiones de orientación sexual y "decepciones".

No hace falta irse tan lejos. No irse a cazar gays ni desheredar a tus hijos por serlo no es suficiente para sacarse el título de tolerancia. Sigue leyendo.


Día a día estamos rodeados de situaciones y palabras homófobas sin darnos cuenta, pasándolas por alto. 


"Yo respeto al colectivo LGTB" ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase como garantía de tolerancia? El hecho de ser homosexual no implica que tenga que "merecer" ningún tipo de respeto especial o extra por parte de nadie. Respeta a las personas, sus orientaciones sexuales no son determinantes en este asunto.


"A mí me dan igual los gays, pero que no me miren." Estos pensamientos no sólo son homófobos, sino que además denotan cierto narcisismo. Ni hombres, ni mujeres van a colarse por ti con una mirada. 


Pero, sin duda alguna, una de las mayores evidencias de la presencia de la homofobia en nuestra sociedad es la acción conocida coloquialmente como "salir del armario". ¿Por qué? ¿Por qué si no eres heterosexual estás obligado a anunciarlo? Porque desde el mismo momento en el que nacemos, se nos asigna la orientación heterosexual, y es aquí donde está uno de los mayores impedimentos para erradicar la discriminación del colectivo LGTB. Nadie debería presuponer la sexualidad de nadie. Todos tendríamos que poder ser libres de descubrir en su justo momento (la adolescencia probablemente) qué nos gusta y qué no nos gusta, sin ningún tipo de presión o represalia. 


Finalmente, no podría olvidarse el colectivo que más discriminación sufre hoy en día: las personas transexuales. Este grupo va pasos por detrás del resto de miembros de LGTB en cuanto a igualdad y aceptación social. Todavía nos cuesta entender que la identidad de género (al igual que la orientación sexual) no se puede elegir, y no todos tienen la suerte de nacer con los órganos sexuales que corresponden a dicho género.


Efectivamente, este día sigue siendo sumamente necesario. Tras siglos de clandestinidad, los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales reivindican el derecho de salir a la luz, de ser libres. Y orgullosos.


Luna Jiménez

Colaboradora del grupo Aequitas25

2 comentarios:

  1. Salir del armario. Así titula esta entrada mi compañera Luna. Pero, ¿de donde procede realmente está expresión? Dicha expresión no aparece en la literatura homosexual hasta 1960, y lo hace como evolución de la palabra “salir”, con connotaciones muy diferentes. “La ‘salida’ de un hombre gay originalmente se refería a su presentación oficial en grandes manifestaciones colectivas, bailes de drag queens que se celebraban en Estados Unidos en el periodo de preguerra”, escribe el profesor de Historia de la Universidad de Yale George Chauncey . Por tanto, no había ‘armarios’ en estas ‘salidas’ iniciales, ni alusiones al secreto de la homosexualidad. El mueble vino después, como símbolo del aislamiento, ocultación y miedo al rechazo.


    El armario no es solo consecuencia de la homofobia, que también. El armario significa autoaceptación. Y para cualquier joven es difícil aceptar que es diferente. Pero esto es así porque desde pequeños, como bien explica Luna, nos han inculcado cuáles son las normalidades y cuáles son las rarezas. Nos han inculcado y hemos podido ver en nuestras casas que los hombres se sienten atraídos por las mujeres, y viceversa, y que por ello, nosotros debemos ser así también. Además, los niños no hacen más que imitar a sus padres, que predominantemente son heterosexuales. Y si no, como prueba de ello está una frase tan típica que escuchamos cada vez que se habla de este tema: "fulanita se ha hecho lesbiana". Es decir, que se presupone que fulanita era heterosexual, se le asigna desde que nace esa condición, y luego es cuando sufre esa conversión.

    Por eso, cuando una persona empieza a ser consciente de que su condición sexual es homosexual, bisexual, transexual o cualquier otra lo primero que pasa por su mente es que no es normal.


    Ahora bien, si desaparecerán o no los armarios es una pregunta aún por contestar, pero lo que sí queda claro es que hemos entrado en una fase de reciclaje, donde los muebles que antes eran celdas ahora son procesos de autoafirmación. El siguiente nivel, por supuesto, reside en su eliminación. Pero para ello es necesario ser consciente de la situación actual.

    Irán, Arabia Saudí, Yemen, Mauritania, Sudán, Nigeria y Somalia conforman la lista de siete países en los que la homosexualidad está penalizada con la muerte. Territorios en los que no sólo estas orientaciones sexuales son consideradas actos contra la naturaleza, sino que el Estado se permite quitar la vida por ello, generalmente de forma brutal, a través de la lapidación.

    Además, en sólo 20 países el matrimonio igualitario está permitido. Mientras que el matrimonio entre un hombre y una mujer está permitido en todos los países del mundo, en sólo 20 las parejas del mismo sexo cuentan con leyes que permiten esta unión, incluido España.

    También, según un estudio realizado por el colectivo LGTB, un 60% de los alumnos de institutos de esta región ha presenciado alguna vez cómo sus compañeros de aula han agredido verbalmente a otro joven por su condición sexual y un 7% de los chavales de Secundaria han sido testigos de agresiones físicas por homofobia.


    Y es por esto, por todos estos motivos mencionados previamente, por lo que el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales debe seguir reivindicando su libertad de poder elegir la orientación sexual, el órgano o el modo de vida que pretenda llevar. Y como dice la entrada, orgullosos de ello.


    Clara Conesa Baños
    2º Bachillerato B

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  2. “¿Mamá, papá, tengo que deciros que sí, soy heterosexual?” Resulta extraño, ¿verdad?. Dudo que mucha gente haya oído esta expresión alguna vez. Y es que si eres heterosexual no hace falta confirmación, tal y como expresa Luna en su texto, nacemos con esto ya asumido. Por eso si es normal escuchar que alguien ha “salido del armario”, porque la suya es una “condición especial”. Y es que el hombre nació para amar a la mujer y la mujer para amar al hombre, ¿no?

    Somos incapaces de asumir que nos somos hombres o mujeres, blancos o negros, sino que somos HUMANOS, y como tales, capaces de amar de a cualquier otro humano. Dejémonos de etiquetas, que ese es gay, que si esa es lesbiana, que si el otro antes era una mujer. Basta de discriminar por barreras inventadas por nosotros.

    Pero hay gente que es incapaz de entender este concepto. Y siempre existirán esas personas que te mirarán raro si sospechan que eres diferente. Y siempre habrá quien diga aquella frase, “yo no soy homófobo, pero…”. Hay ese “pero”. Ese pero que marca la diferencia entre quien de veras siente que la libertad y la igualdad son un derecho de todos, y quien solo pretende aparentarlo para que aquellos que creen en esta noble causa, no se les echen encima y los acusen de extremistas.

    Quienes persiguen la igualdad, y luchan por ella con uñas y dientes, lo están consiguiendo. Pero nada más lejos de la realidad. Todavía queda mucho camino por recorrer, camino que por otro lado está sembrado de piedras que entorpecen el andar de aquellos que han decidido tomarlo. La igualdad no está conseguida, porque el día que lo esté, lo textos como este que ahora escribo, dejarán de ser necesarios.

    David Ramírez García
    2º Bachillerato B

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