El martes pasado el Café Feminista Aljarafe se reunió en la biblioteca de nuestro centro, el IES Juan de Mairena. Después de polémicas varias y de intentos infructuosos de conseguir permiso en otros locales, acabaron celebrando aquí su segunda reunión.Es un colectivo no mixto que propone que la lucha feminista esté liderada por las mujeres sin descartar, por supuesto, la colaboración de los hombres. Es una opción. Hay otras muchas. No escribo esta entrada para contar la polémica ni para quejarme de cómo me ha afectado a mí personalmente. Porque las protagonistas de este evento son las chicas que organizaron la reunión y las que participaron. No yo.
Pero la que escribe esta entrada soy yo, Leonor Osuna, la única responsable de estas palabras. No soy ya la coordinadora de Coeducación. Solo soy una profesora del Juande, comprometida cada vez más con la lucha feminista aunque no perteneciente por ahora a ninguna organización ni colectivo.
Y quiero contar lo que sentí y lo que viví.
Sentí esperanzas. Algo puede cambiar con mujeres así, con estas ganas, con este coraje, con esta conciencia. Sentí tristeza. No puede ser verdad que 40 años después las chicas sigan volviendo a su casa con la llave apretada en el puño cerrado por si acaso... Sentí rabia. Por qué no podemos ir tranquilas por la calle. Sentí ganas. Hay que seguir luchando; no hay más remedio. Nadie nos va a regalar lo que nos pertenece. Sentí tranquilidad. Aquello no era una secta de cómo organizar un complot contra el macho, por si alguien lo ha pensado. Sentí que lo que estaba haciendo era lo que tenía que hacer y que era necesario. Tienen/tenemos derecho a un espacio y a un tiempo propios. Me sentí libre. Hablé como quise. No me mordí la lengua ni tuve que tener cuidado. Sentí que sabía mucho. Sentí que me faltaba mucho por saber. Sentí satisfacción. Qué bueno ver a algunas alumnas y exalumnas mías allí.Sentí dudas. Tengo que pensar. Tengo que leer. Tengo que escuchar.
Invito a los lectores y lectoras de este blog a opinar, a disentir, a apoyar... siempre desde el respeto. Les pido que piensen , escuchen, lean antes de condenar.
Quiero además agradecer al director del centro que diera su permiso. No le importaron las posibles presiones. Me parece importante.
Y como siempre, una vez más, gracias a Hipólito. No solo por el permiso sino por el apoyo. Él me ha dicho que escriba. Que lo visibilice. Que no tenemos nada que ocultar. Gracias.
Y a vosotras, chicas, ánimo. Todas tenemos mucho que hacer. También mucho que aprender, escuchar y gritar.
Hasta la próxima.
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