20 de abril de 2016

TABÚES (I): LA REGLA


Lo que es la menstruación, afortunadamente, todos lo sabemos. Mitos arriba, mitos abajo, parece ser que nuestra sociedad ha logrado superar los fantasmas y miedos de la ignorancia y dejar a un lado creencias tan absurdas que sólo mostraban una falta de conocimiento y madurez. Y como no iba a ser menos, países en los que reinan estos ingredientes, los aúnan y se montan al carro de discriminar al género de siempre, el femenino. ¿La razón? Por supuesto la falta de educación e información. Cuando aquí todo lo que una puede recibir es una lluvia de responsabilidades que desintegra tus pantalones manchados de barro, en India lejos de presentarse como lo que es, un proceso natural, continúa siendo un tabú que por medio de falsas creencias convierte a la mujer en sucia, impura y enferma. En países del sudeste asiático o África estas niñas no sólo no tienen alguien que las tranquilice y exalte por haberse convertido en todas unas “mujercitas”, sino que a la falta de conocimiento sobre ese fenómeno rojo que su propio cuerpo experimenta se le suman inconvenientes como son la falta de acceso a las medidas de higiene necesarias.Y en consecuencia, estas recurren a materiales como fibras de plátano, trapos, maderas o bolsas durante su menstruación y abandonan el colegio durante estos días, lo que sin duda afecta a su salud negativamente y excluye progresivamente a la mujer de la participación en la vida diaria. A esto se le suman una serie de limitaciones y prohibiciones en cuanto a comida, higiene o el acceso a lugares de culto, si quieres leer más pincha aquí.
                Frente a esto existen comunidades de ONGs que luchan por hacer llegar tanto la conciencia de la necesidad de la educación e higiene menstrual como materiales y productos. Organizaciones como Femme International o artistas como Rupi Kaur, quien desencadenó todo un movimiento en las redes sociales tras subir una fotografía con visibles manchas causadas por la menstruación, luchan por reivindicar la naturalidad de este proceso. 
                Lo cierto es que aún nos quedan muchos estigmas culturales por erradicar, y en mayor o menor medida la menstruación continúa siendo en ciertos lugares, y a veces no tan lejanos, algo que genera vergüenza, algo en torno a lo que continúan existiendo dudas, incluso procedentes de la propia mujer: un considerable número de mujeres sufre de endometriosis y su diagnóstico es postergado hasta 8 años sólo por tratarse de un “mal de mujeres”, dolores menstruales “normales”, cuando lo cierto es que al tratarse de un proceso natural como lo es el comer y el respirar, como tal no debe de doler. La discriminación no sólo procede del mundo de la medicina sino que engloba a una sociedad en la que productos de primera necesidad para gran parte de la población como son compresas y tampones no son considerados como tal (por ejemplo, están grabados con un IVA del 10% y no con el superreducido como reclaman las asociaciones de consumidores) y acaban engrosando un gasto obligatorio y demasiado elevado para la mujer-Y ese es el principal problema, que continúa tratándose de un asunto de mujeres al que demasiados sectores hacen oídos sordos, y ante lo que sólo cabe preguntarse cómo sería si fueran <<ellos>> los que la sufrieran.
            Quisiera terminar con un fragmento de la respuesta de Rupi Kaur tras la censura de su fotografía en Instagram:
            “Sangro cada mes para ayudar a que la humanidad sea posible. Mi útero es el hogar de la divinidad. Una fuente de vida para nuestra especie. Ya sea que decida crear vida o no. Pero pocas veces es vista así. En civilizaciones antiguas, la sangre era considerada sagrada. En algunas de sociedades todavía es así. Pero la mayoría de las personas, sociedades y comunidades desprecian este proceso natural. Algunas se sienten más cómodas con la pornificación de las mujeres. La sexualización de las mujeres. La violencia y degradación de las mujeres que con esto. No quieren que se les moleste para que no tengan que expresar su asco. Pero se enojan y se molestan por esto. Nosotras menstruamos y lo ven como algo sucio. Como si buscáramos recibir atención. Enfermas. Una molestia. Como si este proceso fuera menos natural que el respirar. Como si no fuera un puente entre este universo y el último. Como si este proceso no fuera equivalente al amor. Al trabajo de parto. A la vida. Sin egoísmo y maravillosamente hermoso.”

Paula Macías Pardo, colaboradora del grupo Aequitas25

18 de abril de 2016

La victoria no siempre tiene el mismo premio

  La brecha salarial entre hombres y mujeres se ha dejado ver una vez más en el escandaloso caso de desigualdad entre los salarios del equipo de fútbol americano masculino y femenino.  

 Por ello,cinco jugadoras del equipo femenino han interpuesto una demanda a la Federación de Fútbol de los Estados Unidos .En ella defienden el hecho de que aun siendo sus victorias el motor económico de la federación,reciben una remuneración bastante inferior respecto a la del equipo masculino como muestran los siguientes datos:en el caso de que el equipo masculino pierda un partido amistoso obtendrían como mínimo 5.000$ por jugador;y en el caso del equipo femenino,no ganarían absolutamente nada .Pongamos otro ejemplo:si el conjunto masculino consigue una victoria ante un rival importante ganaría 18.000$ y el femenino se tendría que conformar con 1.350$.

''Hemos sido lo bastante pacientes a lo largo de los años,creyendo que la federación haría lo correcto y nos remuneraría debidamente'',comentó Carli Lloyd,una de las capitanas que ha sido elegida mejor jugadora del Mundial del año pasado.La guardamenta,Hope Solo,también dijo públicamente: ''Somos las mejores del mundo,habiendo ganado tres Mundiales y cuatro torneos olímpicos, y los jugadores del equipo masculino nacional ganan más que nosotras''.

Carli Lloyd,capitana
    Este grupo de cinco jugadoras también ha presentado una demanda ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades Laborales (EEOC en inglés) para que se inicie una investigación a la federación por este indiscutible caso de desigualdad salarial.''Es el caso más alarmante de discriminación contra las mujeres atletas que jamás he visto'',comentó Jeffrey Kessler,el abogado de las jugadoras.Hope Solo afirmó en el programa de televisión Today que ''poco ha cambiado en la década y media que llevo en este equipo.En esta era se trata de igualdad.Se trata de tener los mismos derechos.Se trata de tener la misma remuneración''.''Es nuestro deber como mujeres deportistas luchar por los mismos derechos y los mismos sueldos'',proclamó la jugadora.


Yo solo puedo decir que mis palabras no pueden expresar la indignación que sentí enterarme de esta lamentable situación.¿Alguien me puede decir cuándo independientemente de que seas un hombre o una mujer todos los logros serán recompensados de la misma manera?¿Cuándo?Parece ser que las manecillas del reloj pasan,que cambiamos de día,mes,año y década;pero al ver este caso de desigualad salarial parece ser que no hemos cambiado de época en la que una mujer tiene que conformarse con recibir menos por sus victorias,con recibir la cuarta parte del salario de un hombre,con la espantosa sensación de que sus logros son invisibles para algunos ojos.

Blanca García Macías, colaboradora del grupo Aequitas25

17 de abril de 2016

Mujeres con rostro: Almudena Grandes

Paula y Cristina han participado en el proyecto "Mujeres con rostro" y han leído el libro Estaciones de Paso de Almudena Grandes. Estas son sus sensaciones y reflexiones.

Primeramente queríamos destacar que nos ha encantado la novela por el mero hecho de que no es fácil trasmitir los sentimientos a través de las palabras, trasmitir la agonía, el pesar, la dureza, la fortaleza... Hemos podido sentir con este libro que todo es posible, que podemos llegar a ser más fuertes de lo que pensamos independientemente del dolor que nos hayan causado, que no somos los únicos que lo pasamos mal. Nos ha demostrado que las pequeñas cosas son las que más anhelamos después y que la esencia nunca se va a perder. La pérdida duele, sí, pero hay que seguir adelante porque si no habría sido en vano y estaríamos desperdiciando el honor de aquella persona. Nos hizo pensar por qué a unos tantos y a otros tan poco: por ejemplo, en el primer relato, el joven se sentía mal consigo mismo y necesitaba escupir toda esa culpabilidad que se había creado incluso si de ello dependiera creer en Dios y culparlo de todo. En definitiva, todo habría sido diferente si hubiese sido otra persona la que hubiese estado enferma.

Nuestra querida autora también habla de esos temas que parece que a un adolescente le cuesta sobrellevar. ¿Cómo vivir, si esa persona que te daba la vida, está muerto en vida? No es fácil ver cómo aquel a quien mas admiras, de un dia para otro, se queda para siempre tumbado en una cama. Almudena habla de fortaleza, de nunca perder la esperanza. Eso es lo que hace una de las protagonistas: seguir cocinando ese pudin, porque si le sale bien, él la mirará otra vez con esa luz en sus ojos. Habla de madurar, de crecer y aprender que la vida no es como te relatan esos cuentos de hadas que tu madre te contaba por las noches, que es difícil y dura pero que tiene esos ratitos buenos, esos ratitos de eterna felicidad que, llegado el momento, es lo único que nos queda de algunas personas, como esas tardes en los toros o abrazar a esa persona en la cama.

El dolor por una pérdida es muy duro, pero gracias a esta autora hemos podido ver cómo desesperadamente han actuado los protagonistas de cada relato al principio. Y también cómo han salido adelante, luchando, haciéndose cada vez más fuerte, pero lo más importante, sin olvidar nunca.

Paula Hernández y Cristina Velázquez, colaboradoras del grupo Aequitas25

13 de abril de 2016

10 de abril de 2016

Érase una vez un monstruo

Érase una vez una sociedad que no sabía qué era el contacto cara a cara entre las personas, érase una vez una sociedad que no sabía lo que eran los juegos de mesas, ni las muñecas, ni los cochecitos, ni los nenucos, ni el tejo, ni la comba, ni las canicas, ni el frontón, ni el pilla pilla, ni el escondite, ni  el "pollito inglés", ni el elástico, ni los libros... Pero sobre todo, no sabían lo que era la imaginación.

¿Os imagináis una sociedad en la que no exista prácticamente la imaginación? ¿Qué sería de todos esos niños? El niño que está en un parque y se imagina que subir a la torre es la aventura más arriesgada y valiente del mundo, el niño que se imagina que estar escondido es lo más importante del mundo porque si tu adversario te pilla estarás acabado, el niño que se imagina que todos sus muñecos tienen vida, el niño que juegan al "pollito inglés" y que lo más importante es quedarse como una estatua al darse la vuelta el que "la queda", ¿qué será de todos ellos? ¿Qué será de aquellos dibujos, aquellas torres encantadas, los dragones, los bosques embrujados, las brujas, las misiones de vida o muerte y las mil aventuras que nuestras cabecitas son capaces de imaginar?

Pues así era: no existía nada de eso, los niños no salían a jugar, los jóvenes no se reunían para charlar, los mayores no solucionaban los problemas cara a cara y no prestaban cuenta de los pequeños y los ancianos se volvían cada vez más gruñones al ver que los jóvenes ya no hacen los que ellos hacían, que no vivían lo suficiente. 
No era culpa de un gobierno represor, no era culpa de una epidemia, no era culpa del clima, no era culpa de una glaciación o de que el mundo se estuviera muriendo, no era culpa de que no supieran que es lo que hay fuera de sus casas. Era la culpa de un monstruo creado por los más grandes. En principio lo hicieron para hacer la vida más cómoda a los habitantes, la criatura les ayudaba, les enseñaba y les daba toda la información posible. En principio era buena. El problema comenzó cuando empezaron a explotarlo, a pedirle más y más y aquel ser se enfadó y  retuvo a todos quitándoles la voluntad. Ahora todo el mundo es su prisionero y lo peor es que la humanidad no es consciente de que no es dueña de sí misma.

Por desgracia, éste no es un cuento; es la actualidad. Ya no somos seres humanos, somos seres enganchados a una máquina que parece que es lo que nos da vida. Estamos más pendientes de la vida de los demás que de la nuestra propia, de ver en un móvil qué es lo que se cuece en diferentes sitios en vez de ir a verlo con nuestros propios ojos, de ver imágenes de sitios en vez de visitarlos, de hablar con las personas a través de una pantalla en vez de cara a cara. Los niños ya no dibujan con folios y lápices, ya no juegan con juguetes, los jóvenes ya no salen a comerse el mundo, los mayores ya no educan a sus pequeños, y los ancianos solo observan con pena y sin voz.

¿Compartir? ¿Jugar? ¿Educar? ¿Soñar? ¿Vivir? ¿Divertirse? ¿Luchar por algo? ¿Sentirse vivo? ¿Vivir cada día como si fuera el último? ¿Qué se supone que es todo eso?

Hagamos algo por cambiar esto, porque cada persona puede aportar muchísimo más de lo que se imagina. Cambiemos el mundo, porque yo no quiero acabar convirtiéndome en un robot, ¿y tú? 

Paula Hernández Fernández, colaboradora del grupo Aequitas25

7 de abril de 2016

La Historia es nuestra historia

 
Podría pasarme horas hablando de la importancia que tiene la docencia de Historia en escuelas e institutos. Historia de España, del Mundo Contemporáneo, del Arte, del Pensamiento Político, Historia en todas sus formas enseñada en todos los centros educativos de cada país, sin importar la modalidad en la que esté el alumno. La Historia es una parte inherente al ser humano, sin la cuál quizás las personas podrían ser, pero en ningún caso podrían realmente ser humanas.

    Lo repito y lo repetiré el número de veces que haga falta. Podría pasarme horas y horas hablando de cuán importante es la Historia, de la influencia que ha tenido sobre nuestros antepasados y sobre el sitio en el que vivimos, siendo su legado transmitido cuidadosamente hasta nosotros, aquí y ahora, gracias a personas que no callaron ante las atrocidades cometidas por el hombre y también las más bellas hazañas, gracias a personas que, pese a ser duramente calladas y reprimidas, tuvieron la valentía y el coraje para redactar lo irredactable, relatar lo inenarrable, difundir lo increíble o lo que no se quería creer, jugándose su propia vida para que muchos sucesos no cayeran en el olvido.

    Podría pasarme horas hablando también de cómo todo lo que ha ocurrido hace más o menos tiempo hace que vivamos de una manera u otra, que actuemos de una forma específica, que sintamos lo que sentimos y que veamos la vida de la manera de la que la vemos. Podría pasarme horas hablando de cómo en este preciso instante se están produciendo tantas realidades simultáneas como estrellas vemos en el cielo, y cómo todas ellas repercutirán más tarde o más temprano en nosotros y en los futuros habitantes de este planeta de quién sabe qué manera. Así, nosotros, seamos quienes seamos y estemos cómo y dónde estemos, formamos parte de la Historia, en la que participamos tanto si actuamos como si nos quedamos parados, tanto si hablamos como si callamos, tanto si observamos a nuestro alrededor como si no vemos (o no queremos ver).

    Podría, en efecto, pasarme horas hablando sobre por qué creo que deberíamos tomar conciencia sobre la importancia de la Historia, que no es de nadie sino nuestra, pero en vez de eso os voy a hacer una petición.

    Ya a finales de 2 de bachillerato, a caballo entre la Semana Santa y la Feria, cuando estemos memorizando cada característica concreta de los diferentes períodos de la Historia para vomitarlos en el examen final (y algunos de nosotros también en Selectividad), pensad por favor en que cada guerra, cada conquista de un derecho, cada muerte de un inocente, cada derrota, cada victoria, cada ley derogada, han sido reales, han tenido lugar en la vida real. Aunque los métodos de estudio propuestos por algún insensible primen la mnemotecnia por encima del aprendizaje, por favor, entended. Entended que la Historia no sólo  es una asignatura más que nos debemos quitar de en medio en mayo, sino una fuerza motriz sin la cuál la Humanidad sería una bestia con los ojos vendados que va dándose golpes sin ton ni son, desorientada, sin saber a dónde ir y cómo actuar.

     La Humanidad con H mayúscula necesita de la Historia, también con H mayúscula. Si no sabemos de dónde venimos nunca entenderemos por qué estamos donde estamos y jamás sabremos en qué dirección debemos avanzar todos juntos como comunidad.

    No permitamos que vuelvan a cometerse las atrocidades que llevan teniendo lugar tanto tiempo en este mundo. Informaos, leed, no os calléis, no permitáis que la Historia la dicten siempre los mismos, los que priman el dinero y pisotean la Humanidad. Vamos a crear un legado que nuestros descendientes se sientan orgullosos de leer en sus libros de texto, y vamos a hacerlo juntos, sin olvidar jamás los sacrificios ejercidos por nuestros antecesores y los bellos principios que nos animan hoy a seguir con la búsqueda de un mundo mejor.

    Seamos parte de la Historia que querríamos estudiar.

    Marina León Jiménez, colaboradora del grupo Aequitas 25

6 de abril de 2016

Sobre la RAE, la "H" y algún que otro memo

Amo mi lengua; adoro las palabras, su forma, su sonido y la magia que contienen. Me apasiona rechupetearlas antes de usarlas o expulsarlas sin pensar, con todo el poder que encierra un buen  exabrupto. Cuando empecé a estudiar Filología recuerdo como un momento único aquel en el que me pude comprar mi primer diccionario de la RAE: dos tomos grandes, de papel grueso y letras cuidadas que consultaba constantemente y con mimo. Estaba atenta a las publicaciones de la que entonces consideraba casi sacra RAE. Las fui comprando, atesorando y leyendo; cada vez menos, eso sí.
He de confesar también mi debilidad por la letra "H", con su forma de portón; con el recuerdo de la época en que se aspiraba como un suspiro (solo la de la F- inicial latina); con ese martirio que sufre por parte de los usuarios al ser colocada y descolocada donde no le corresponde; por su discreción de letra "mudita" ( no siempre porque cuando suena, suena...)
Y aquí se acabó el cuento de hadas.
Te he perdido el respeto, confiteor. Pero no ha sido de sopetón.
Querida RAE, ¿qué significa la "R" de tus siglas? Aprendí que era la inicial de "real". Pero ¿"R" de monárquica o de real?. Me refiero a real como característica referente a la conexión con lo que pasa en la vida de la gente de a pie.No puedo respetar a la Rancia institución que sigue mostrando una clara misoginia y un desprecio a la inmensa valía de las intelectuales españolas con una humillante proporción de 38 a 8. Ni a la Retrógrada corporación que esperó a 1978 para ceder caballerosamente uno de sus sillones a una mujer, doña Carmen Conde. No quiero que cuide mi idioma la Ridícula academia que no expulsa al memo que se jacta sin complejos de machista y clasista. Me refiero a Félix de Azúa, el supuesto cuidador de mi querida H mayúscula. Ya me había afectado la Rara elección de Reverte como académico: fantástico reportero, pésimo novelista (por favor esa Piel del tambor aghhh) y Repelente machista que se retrató en el célebre artículo donde trataba a las mujeres como ganado o algo peor. Y a pesar de los eminentes sabios y sabias que ocupan sus sillones no acepto la Ruin actitud que muestra en lo referente a asuntos de mujeres, lingüísticamente hablando, claro está.
Así que tal vez, mi poco querida RAE, deban sus miembros abrir puertas y ventanas, para que entre el aire y salga el moho. Porque quizás la "R" ya no signifique real sino Repelente, Ruin, Rara, Ridícula, Retrógrada y, por encima de todo, Rancia.
Quizás podrían plantearse, incluso, reinventarse, ahora que el término está tan de moda. Y convertir su hermoso edificio en algo más vivo y fresco. Un mercado de abastos, por ejemplo. Con muchos puestos de pescado regentados por limpias pescaderas; eso, que no falte.



3 de abril de 2016

Sexo, género y transfeminismo

Dado que voy a tratar un tema muy complejo y relativamente reciente, ya aviso de que va a resultar algo complicado entender algunos conceptos al principio (y es normal), por lo que trataré de ser lo más clara posible al respecto y definir algunas cosillas antes de empezar.
De entrada, ¿qué entendemos por una persona trans? La descripción más breve establece que trans es aquel individuo que no se siente identificado con el género que se le estableció al nacer, por lo que hemos de establecer una separación entre el género y el sexo  (los genitales). Así mismo, una persona cis será aquella cuyo género coincide con el asignado.
Pero claro, ahora... ¿qué es entonces el género en sí? El género se trata de una concepción muy subjetiva, ya que depende directamente de la persona y forma una pieza clave en su ser. Se trata del término con el que se identifica, su concepción personal, y aunque normalmente esté ligado al sexo es totalmente independiente de él. Los genes juegan un papel importante, claro; pero la concepción biológica de una persona también depende de los factores externos, su entorno, educación y evidentemente, su desarrollo personal.
 Por lo cual llegamos a la siguiente conclusión: hay mujeres con pene, hay hombres con pechos y hay personas que no son ni hombres ni mujeres. Y todos son igual de válidos. El binarismo se trata de una imposición tóxica del sistema cisheteropatriarcal (ojo con la palabreja) ya que viene con unos roles de género asignados que coartan, limitan y perjudican. Me explico; esto se vería reflejado en los topicazos de los chicos hacen tal y las chicas son cual, creando una separación innecesaria. Por lo tanto, el problema está en dichos roles, y no en ser visto como un chico, o una chica (toda opción fuera de estas dos queda totalmente excluida e invisibilizada)
Resuelto ya las dudas iniciales, llegamos a la cuestión: ¿cómo he de referirme a alguien que no es binario? La respuesta es bien sencilla. Preguntándole. Normalmente cada uno tiene sus preferencias y no cuesta nada enterarse de ellas. Usar los pronombres que te pide no resulta una tarea ardua y complicada precisamente, y es mucho más importante de lo que se piensa (el llamado “misgendering” puede causar disforia, un trastorno bastante serio y desagradable). Es aquí donde entra juego el nuevo pronombre propuesto para las personas no binarias: elle. Ni él, ni ella, y se utilizaría usando una e como morfema: por ejemplo, “une chique” (supongo que sabremos ya que “ello” es referido a los objetos, por lo que sería bastante grosero proponerlo para determinar personas solo porque no nos da la puñetera gana usar el otro).
 Quizás en un principio este nuevo lenguaje inclusivo suene bastante raro, lo cual es normal también, pero no se está obligando a nadie a usarlo de forma diaria, sino que se ofrece como opción más bien para referirse a un colectivo u individuo que no entra en las acepciones convencionales.
Y ya para finalizar... ¿qué es el transfeminismo? Pues se trata de una corriente que aboga por defender los derechos de las personas no normativas y lucha por la visibilización y acepción de los nuevos géneros así como por los derechos de las personas trans (todo esto incluyendo además los principios feministas básicos, claro). Puede que los cambios sean a pequeña escala o apenas tengan repercusión, pero pasito a paso estamos logrando avanzar. La sororidad y el respeto nos hace fuertes, y  es por ello por lo que me animo a seguir defendiendo lo que creo.
María Constanza Ruiz Bermejo, colaboradora el grupo Aequitas25