7 de mayo de 2018

Sufragistas... ¿olvidadas?

 "Sufragistas" es una película estrenada en 2015 que narra la historia real de las activistas británicas en defensa del sufragio femenino a finales del siglo XIX, contra toda opresión masculina y sin apenas apoyo de dicho sector. Tras casi 2 horas de película, se conciencia de la situación de entonces y de la humillación continua a la que ha sido sometido el sexo femenino a lo largo de los años, a lo largo de los siglos. Décadas fueron las que estuvieron luchando pacíficamente por sus derechos y por una igualdad que a día de hoy sigue escociendo. Pero esa herida ha empezado a cerrar. Sin esas mujeres que lucharon, fueron encarceladas, maltratadas, denigradas, violadas, asesinadas, nada hubiera sido posible. Toda llama necesita una chispa para empezar a arder. Y no parará hasta quemar toda ceniza machista. Y es que todo comienza mucho antes de lo que se imagina. Nos remontamos a la Francia del S.XVII, donde ya el conocido René Descartes modificaba sus escrituras para que lo entendieran hasta las mujeres. Años más tarde aparece el Movimiento Preciosista y su querelle de las femmes, aristócratas francesas que ya reivindicaban sus derechos, su entrada a las academias, cuestionaban a los maridos... Posteriormente, ya en 1789, llega la Revolución Francesa, con ideales ilustrados que despiertan conciencias, que con años e injusticias de por medio serían las que más tarde empujarán los movimientos sociales del siglo XIX que se pueden ver tan bien reflejados en la mencionada película. El mundo avanzaba. Algunas mujeres empezaron a formar parte de la burguesía. Encerradas en casa. Estatus alto pero con boca y opinión limitada. Otras muchas, la mayoría, al sector industrial. Condiciones laborales nefastas, poniendo en riesgo su propia vida para un ridículo sueldo por supuesto inferior al masculino. Algo falla. Rabia, impotencia, indignación. Está demostrado como estas mueven tierra y mar. En "Sufragistas" se puede ver como evoluciona la protagonista a raíz de ellas. Comenzaba algo grande. Comenzaba la revolución. Así fue cómo las mujeres comenzaron a reivindicar el derecho a voto. Las sufragistas luchaban por la igualdad en todos los terrenos. La Declaración de los Sentimientos de Séneca Falls abrió el libro del movimiento sufragista. En 1920 se declaró el derecho al voto femenino en Estados Unidos. Sin embargo, la película está ambientada en la Inglaterra del siglo XIX, donde a pesar de manifiestos y testimonios ante el parlamento dichos derechos eran rechazados. En 1903 se crea la Woman´s Social and Political Union dirigida por Emmiline Pankhurst, muy presente en la película, declarada ilegal en 1913 por numerosos actos de sabotaje y violencia. Sus integrantes eran perseguidas, maltratadas y encarceladas, las cuales se ponían en huelga de hambre y eran torturadas a comer por la fuerza. No fue hasta el final de la segunda guerra mundial cuando se consiguió la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Derechos. Humanos. Desconocía la carencia de humanidad de la que dispone el sexo que precisamente da vida.
Adela García, colaboradora del grupo Aequitas25

4 de mayo de 2018

Una de memoria reciente


Entre tantos escándalos machistas que indignan, y con fundamento, a una sociedad más sensibilizada que veinte años atrás, ciertas noticias parecen dejarse banalizar desmerecidamente. Es posible que estos días muchas jóvenes mujeres y hombres estén descubriendo el poder y la voz de una multitud que se echa a la calle. También es posible que estén recibiendo en las aulas una educación de género mucho mejor que la mía. Pero ello no quita que sean ignorantes sobre un tema tan reciente y de vital importancia como fue el terrorismo de ETA. Pues bien, esta joven que apenas presenció los últimos coletazos de un grupo de asesinos va a compartir un poquito de historia con los aún más jóvenes.
Mi papá me enseñó qué era una manifestación días antes de cumplir los seis añitos. Y nunca lo he olvidado. Un año antes del nacimiento de mi hermana, ETA secuestra y asesina a Miguel Ángel Blanco y la gente se echa a la calle. Recuerdo mucha, mucha gente. Recuerdo hacer muchas preguntas porque no entendía nada. Recuerdo a gente triste, a gente enfadada. ¿Recuerdo manos blancas, o es tal vez es un recuerdo creado? Recuerdo que mi padre me cogió en brazos, era demasiado pequeña para ver entre la bulla. Recuerdo una emoción colectiva y apenas avanzar seis metros en total. Había tantísima gente que la cabecera de la manifestación había llegado a su destino mientras la cola seguía estancada.
Eso viví, pero fue después cuando comprendí. Visitando a mi familia de inmigrantes castellanos en el norte he sentido el racismo en Euskadi muy de cerca, oculto por el silencio. He presenciado pequeñas concentraciones en favor de “los presos políticos”, a lo que me referiré como asesinos, y que por aquel entonces ya todos ignoraban. He conocido a un amigo de la infancia de mi padre, cuando salía a pasear en familia escoltado. En mi casa no ha habido ni extorsión, ni víctimas. En mi casa no se ha hablado del tema más que en cualquier otra familia de fuera o dentro del País Vasco, donde pareciera que madres y padres quisiesen proteger a hijas e hijos del odio a través del olvido.
Esto no es una lección de historia, sino de humanidad. Este tema no es más importante que la violencia de género o el racismo. No más preocupante que los refugiados o el llamado terrorismo islámico. Hoy se ha producido la disolución oficial de una banda de asesinos acabada desde hace años. Un “grupo” armado que ya no mata, pero mató, ya no asusta, pero asustó y afortunadamente ya no preocupa. Tomemos unos instantes en nuestra ajetreada rutina para reflexionar y congratularnos; homenajeemos y recordemos a las víctimas y enseñemos a los más jóvenes lo que no puede volver a suceder nunca. Olvidemos brevemente las batallas políticas, movimientos populistas y secesionistas y busquemos aquello que nos une como personas. Eduquemos y practiquemos la tolerancia. Y salgamos, salgamos a la calle para defender nuestra dignidad como personas.
Lectura más que recomendada, Patria. Regalo en forma de humor con Vaya semanita. No pasa nada por tomar unos segundos para valorar lo que ahora está mejor que antes entre tanta indignación. Y aquí, un minuto de humor, más que merecido.
Clara Marina, colaboradora del grupo Aequitas25