7 de noviembre de 2016

Pobres hombres...

El otro día leí por las redes sociales algo que me llamó mucho la atención. Y es que, los hombres, pobrecillos, viven bajo una opresión femenina inaguantable. Desde que son pequeños, estamos controlando lo que hacen y dejan de hacer; los adoctrinamos con frases como: “no hagas eso, eso no es propio de señoritos”. Les enseñamos que su futuro consiste en formar una familia, cuidarla, protegerla, estar a su servicio. Para ello, cada navidad, cada cumpleaños, los bombardeamos con fregonas en miniatura, cocinitas, bebés y carritos. Todo en bonito formato rosa y con mucho corazón.

Una vez que entran en la adolescencia, la sociedad les impone unos cánones de belleza que deberán cumplir si no quieren ser rechazados, discriminados. Altos, rubios, delgados, guapos, simpáticos y tontos. También deberán tener cuidado con la ropa que eligen, no vaya a ser que a una mujer se le ocurra violarlos por ir demasiado ligeros o que a otra se le ocurra burlarse de ellos por ir demasiado tapados. Y todo esto será, claramente, por su culpa.

Continúan creciendo y deberán tener mucho cuidado en elegir con quién se enrollan. Ya que, si es con pocas, son unos estrechos, y, si es con muchas, son unos guarros. Mientras, nosotras, podremos enrollarnos con Fulano o Mengano. Y cuantos más tíos, mejor. Como si fueran meros trofeos. Como si sólo fueran nombres de una lista.

Y es que a este tema quería llegar. ¿Por qué los tratamos de forma diferente a nosotras si hacen lo mismo? Es decir, nosotras tenemos la libertad de tener relaciones abiertas, de estar con un tío distinto cada noche, de dejar a nuestros novios porque ha aparecido otro más interesante. Otro que está más bueno. Podríamos (y podemos) ejercer la promiscuidad sin ningún problema y sin ninguna crítica social y seríamos aplaudidas por el conjunto de la sociedad. Seríamos las reinas del mundo, por tener esa lista interminable de nombres masculinos en nuestro haber y seríamos la envidia de todas nuestras amigas. Seríamos excelentes  “Doñajuanas”. Y sin embargo, ellos, los pobres, deben luchar para quitarse las miles de etiquetas que la sociedad les impone de “putos”, “fulanos”, “picaflores”, por hacer exactamente lo mismo que las mujeres hacen; exactamente lo mismo. No está bien visto que los hombres no tengan en mente el concepto de familia, la necesidad de formar una y sacarla hacia delante. No pueden permitirse el lujo de disfrutar de la vida y de no tener ataduras de ningún tipo, de mantener relaciones sexuales sin necesidad de compromiso, sin amor de por medio, simplemente por placer y por satisfacer sus impulsos animales.

Y es que los hombres estáis caminando siempre sobre una cuerda floja. Una cuerda floja que os obliga a mantener un equilibrio perfecto si no queréis caer. Vuestra vida entera es eso, teniendo extremo cuidado en no caer ni para un lado ni para otro: no podéis pasaros, que os tratarán como guarros, en el mejor de los casos; ni quedaros cortos, que os mirarán con desprecio por vuestra estrechez erótica. Vuestro sitio  está ahí en medio, porque “in medio virtus”; o sea,  en el término medio está la virtud.

No podéis olvidar que lo vuestro es el hogar; que con ese empeño en trabajar, les estáis quitando los puesto a las mujeres, que están mucho más preparadas que vosotros; que no es lógico que cobréis lo mismo ni que seáis los jefes. Estáis últimamente muy pesados reivindicando derechos que no os corresponden.¿Dónde se ha visto, por ejemplo, que la liga masculina de fútbol ocupe el mismo lugar que la femenina? ¿O que un hombre arbitre un partido?  Después os quejáis si os mandan a freír huevos...¡Por favor, os estáis pasando con tanta protesta y tanta tontería...! No pretendáis acabar con el mundo tal como ha sido todalavidadediós. Recordad, además, que no sois dueños de nada, no tenéis poder sobre nada; ni sobre vuestro cuerpo, ni sobre vuestra vestimenta, ni siquiera sobre vuestra sexualidad.  

En cuanto os salís un poco  de los estándares, ya estáis siendo cuestionados, rechazados y etiquetados de lo peor. Y es que os ha tocado vivir en esta sociedad tan matriarcal… Pobres... Y lo único que podéis hacer es intentar buscar la igualdad. Contaréis con el apoyo de algunas mujeres,  muy pocas mujeres, porque ellas también serán criticadas y atacadas. Así que yo desde aquí os deseo suerte para que acabéis con esta tortura que vivís cada mañana al levantaros, cuando además de hacer vuestra cama deberéis hacer la de vuestras hermanas. 

Andrea Figueroa, colaboradora del grupo Aequitas25

PS: esta entrada no es una chiste. Aunque lo parezca.

7 comentarios:

  1. Yo es que estoy que no vivo, Andrea. He llegado de trabajar y, cuando por fin he dejado puesto el lavavajillas y preparado un sorbito de café para mi esposa, salgo a recoger la ropa a la terraza y he tenido que aguantar la mirada babosa de la del quinto y un buenas tardes lascivo que para mí se queda. Gracias por tu comprensión; tus palabras me ayudan a soportar esta carga que solo los hombres entendemos.

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  2. No es un chiste, no. Tiene más bien pinta de ser y una ironía.
    De ser verdad, sería sería igual de desequilibrado que son actualmente nuestras sociedades taaaan avanzadas, que después de más de 2000 años siguen lapidando a las señoras que tienen una jugosa lista de experiencias, o confinando a otras muchas a puestos de trabajo sin posibilidad de promocionar e incluso sin reconocerlo economicamente.
    Ojalá dejara de hacerle tanta gracia a muchas mujeres y hombres y nos propusiéramos ser equivalentes, que no iguales, y vivir con justicia social.
    Andrea no escondas tus grandes cualidades, tampoco para escribir. Enhorabuena!!

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  3. No es un chiste, no. Tiene más bien pinta de ser y una ironía.
    De ser verdad, sería sería igual de desequilibrado que son actualmente nuestras sociedades taaaan avanzadas, que después de más de 2000 años siguen lapidando a las señoras que tienen una jugosa lista de experiencias, o confinando a otras muchas a puestos de trabajo sin posibilidad de promocionar e incluso sin reconocerlo economicamente.
    Ojalá dejara de hacerle tanta gracia a muchas mujeres y hombres y nos propusiéramos ser equivalentes, que no iguales, y vivir con justicia social.
    Andrea no escondas tus grandes cualidades, tampoco para escribir. Enhorabuena!!

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  4. Menos mal. Ya era hora de que alguien se preocupara por los del género masculino, ese género que viven bajo el dominio femenino y por los que nadie se preocupa nunca ¡Ay que ver!

    Ellos siempre tan dispuestos a hacer la cama, fregar, recoger la ropa sucia de sus mujeres e incluso cambiar los pañales de sus hijos. ..Es increíble que, en los tiempos en los que estamos, todavía sigamos educando a nuestros hijos para la realización de las tareas domésticas: limpiar, cocinar, planchar y todas esas cosas que sólo los hombres hacen y, que desde que son pequeños estamos inculcando en ellos regalándoles fregonas, cocinitas…

    Y para qué vamos a hablar de todas esas veces que salen a la calle y tienen que soportar las miradas y comentarios groseros de las mujeres hacia ellos. Nadie se para a pensar que estos comentarios no son piropos y qué a ellos le molestan. Tampoco nadie se pone en el lugar de un hombre al que llaman asqueroso por acostarse con la primera que pasa o en el lugar del hombre rechazado por ser demasiado conservador o tímido. Por ello, siempre tienen que estar pendientes de las cosas que dicen y hacen, para evitar las críticas destructivas de las mujeres.

    Qué triste, que en realidad , todo lo que he dicho anteriormente sea una ironía, y pase justo al revés y que encima haya algunos hombres que se sigan quejando de la opresión femenina que sufren a diario.
    Lo ideal sería que todos reaccionáramos igual con una acción realizada por las mujeres y otra por los hombres. Por ejemplo, que si a una mujer se le considera “guarra” por acostarse con cualquiera, un hombre que haga lo mismo es también un “guarro”. ¿Por qué para ellos este hecho es algo bueno y para las mujeres es algo malo? Cada uno puede hacer, decir y pensar lo que quiera, sea del sexo que sea. Normalmente esta no aceptación viene dada por la sociedad, pero ya vamos viendo que estas mentalidades tan cerradas van desapareciendo y tal vez algún día lleguemos a la igualdad definitiva.

    CARMEN FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ 2ºA Bach

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  5. Si buscáramos en el diccionario la definición de cansancio, hartura o alguno de sus derivados, encontraríamos lo siguiente: falta de fuerzas por la abundancia excesiva de algo. Después de meditar sobre este significado, he concluido en que así es como me siento yo. Harta de que cada vez que se pronuncie la palabra “machismo”, tengamos que escuchar sandeces como “no generalicéis, no todos somos iguales” o “eso está ya anticuado, ha dejado de ser un problema desde hace tiempo”. Estoy segura de que no soy un caso único y de que mi uso del plural de la primera persona es el adecuado. Esto último es lo más triste de todo.

    Si se habla de machismo en general, es porque sigue siendo un problema actual y cuyas repercusiones sufren muchas personas (por mucho que deseemos que no fuera de esta manera). 681 mujeres han sido asesinadas en nuestro país durante los últimos cinco años por sus parejas u otra persona del sexo contrario. Por si esto no sirviese para resaltarlo como un problema actual, hace no mucho, me encontré con que #MujerGolpeadaEsMujerFeliz era lo que se podía leer entre los Trending Topics de la mañana. La tendencia, para mi asombro, contaba con un apoyo de 36.600 tweets aproximadamente. Por esto se habla de él con un tono actual y generalizado; por lo que si alguien se siente ofendido cuando se habla de machismo, lo primero que da a pensar es que también se siente identificado (y no hay más).


    Está claro que, tal y como dice irónicamente la autora de esta entrada, vivimos en lo contrario a una sociedad matriarcal. Todos nos vemos condicionados desde pequeños por el machismo intrínseco que hay en ella, ya seamos chicos o chicas, y como consecuencia nos vamos ajustando a ese molde que nos imponen. “Los chicos no lloran” o “Las niñas buenas no utilizan ese tipo de vocabulario”, son algunos de los ejemplos de la situación a la cual me refiero. Otro principio defendido por esta corriente retrógrada es la defensa de aquello considerado “natural”. Esto significa decir “no” a la homosexualidad o a la bisexualidad, a la transexualidad, a no sentirse identificado con el rol masculino ni con el femenino… pues todo lo que se sale del molde es una enfermedad, una aberración.


    Necesitamos una sociedad donde cada uno pueda ser sí mismo y no ser rechazado, insultado o maltratado por ello. Donde vivamos acorde con los valores del siglo XXI, y no con los de hace doscientos años. Hay un camino, una corriente ya apoyada por muchos hombres y mujeres que sueñan con conseguir esto. Tiene un nombre, y es feminismo.

    Andrea Aguado Marín 2ºA Bachillerato

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  6. El patriarcado, un motivo de comentario allá donde lo encuentres. En todas partes, a todas horas.
    Debo reconocer que al leer la primera frase he quedado totalmente desconcertada. ¿hombres víctimas de la opresión femenina? ¿es una broma?. Es ironía, la entrada al entera lo es y me encanta.
    Todas hemos leído datos sobre este tema, comentarios, criticas... Aunque tampoco hace falta buscar información cuando la mayor fuente es nuestro día a día. Y es que mentiría quien afirmara no haber sido víctima de él.
    Solo hay que abrir los ojos para cruzarte con un millón de contradicciones, de pensamientos incorrectos, de costumbres perjudiciales. Y a muchas personas aun les cuesta hacerlo.
    Supongo que todas habréis escuchado la frase de "Eso no es propio de una señorita". Espera ¿qué? Yo no soy una "señorita" yo soy una mujer, que sabe lo que quiere y lo que no, que piensa por si misma y actúa como le parece más apropiado independientemente de que esté bien o mal. Estoy cansada de que por ser mujer se esperen determinadas cosas de cada una cuando eso no tiene ningún sentido.
    Yo no quiero seguir formando parte de una sociedad que educa injustamente y que inculca valores erróneos que se nos enredan en lo más profundo y nos corrompen el alma. Quiero que mi hijo pueda ir al colegio vestido de rosa sin que le menosprecien u optar por no ponerle pendientes a mi hija sin ser juzgada.
    No quiero que las niñas pidan cocinitas, bebés y fregonas por Navidad, ni que jueguen a ser princesas delicadas e indefensas que esperan ansiosas que un apuesto, fuerte y valiente principe les salve.
    Merecemos las mismas oportunidades que los hombres en el ámbito laboral, ser tratadas de igual manera, y ser pagadas en relación con nuestro trabajo, no nuestro sexo.
    Yo reivindico nuestros derechos y ayudaré a cortar esas raíces que nos impiden avanzar, insistiendo en lo lógico y coherente. Tengo la certeza de que aportaré mi parte en la construcción de  una sociedad igualitaria, en la que el patriarcado quede aplastado y pisoteado por la fuerza de las mujeres.
    Aquí dejo un enlace de un vídeo realmente bueno que probablemente hayáis visto, pero me encanta.
    https://youtu.be/CPMrEWCAJLE
    Isabel Gómez Godoy, 2° BTO A

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  7. Es incomodo e entristecedor sabes que esto surge al contrario. Ojala llegue el día en el que no tengamos que hablar de los hombre que son maltratadores, los que descrisman a las mujeres y que piensan que están por encima de nosotras, que ellos pueden hacer lo que quieran y la mujer no, que tienen mil derechos y ninguna obligación, un día en el que exista ese equilibrio en el que todos seamos iguales con las mismas oportunidades y mutuo respeto, y que desaparezca el día en contra de la violencia de genero, el 25 de Noviembre.

    Pero para ello tenemos que empezar desde pequeño, ya que estoy cansada de ver como año tras año en las revista de juguetes para navidades como todo esta clasificado y dividido, como lo de las niñas esta separado de lo de los niños y todo esta en color rosa, y en el apartado de las chicas solo podemos ver cosas de bebes, cocinitas y el de los niños de juguetes, dinosaurios, coches... ¿ que pasa los niños no pueden jugar con las muñecas?¿ por eso va a ser menos niños? ¿ y nosotras no podemos jugar con los coches? Vamos a hacer que esto cambie.

    Parece ser que las cosas no mejoran, ahora hay que tener cuidado hasta en la redes sociales, las conexiones del whatsapp, las fotos, comentarios... ¿Dónde esta el limite de esto? Vamos a pararlo de una vez , y vamos a apoyarnos para que cada mujer que lo sufra sea fuerte, que no tiene porque estar sufriendo y que lo cuente.

    Yo como mujer quiero sentirme libre, con posibilidades en el terreno laboral, que los derechos sean iguales para todos y no tener que escuchar comentarios sobre como visto, con quien salgo o incluso sobre mis relaciones. Quiero poder contarles a mis hijos que esta lucha se termino y que barrer, limpiar y fregar es tarea de todos.


    Ana Virosta Vela 2Bach A

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