Que te calles, mujerrrr

"Que te calles, mujerrr..." era una de las frases con las que mi padre intentaba que mi madre cerrase su boca ante cualquier litigio, mayormente doméstico. Jamás surtió efecto. Mi madre no se callaba nunca. Tenía el verbo rápido y ágil y una lengua ligera, a veces punzante, a veces amorosa, pero siempre efectiva. Algo se me pegó de ella...
Esta sociedad androcéntrica lleva intentando callar a las mujeres desde sus orígenes. Al menos, en los temas importantes; es decir, en los asuntos de hombres. La recién premiada Mary Beard, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, es una de esas mujeres que no se calla nunca y que ha estudiado cómo a lo largo de la historia, real y ficticia, uno de los grandes empeños del patriarcado ha sido silenciarnos. Lo explicó en una magnífica conferencia pronunciada el año pasado en el British Museum. Puedes leer una reseña sobre dicha conferencia y otros aspectos interesantes de su vida y obra en este artículo.
Uno de los grandes méritos de esta historiadora y catedrática de Cambridge ha sido divulgar la cultura clásica. Pero los problemas llegaron cuando esta mujer salió de su despacho, saltó a la televisión y habló. Habló en la tele, con el aplomo que da la sabiduría y la libertad conquistada en parte gracias a su ferviente feminismo. ¿Cuál es el problema, entonces? Pues que no es suficiente mona. No se tiñe el pelo. Su dentadura no ha pasado por Clinical Dent. Viste como le da la gana. No pone posturitas. Y es extremadamente inteligente. Un famoso crítico televisivo comentó que su aspecto físico no estaba al nivel de la pequeña pantalla. Ella le contestó con sus armas. No se calló: lo hizo mediante una columna titulada"¿Demasiado fea para la televisión? No, demasiado inteligente para hombres que temen a las mujeres con cerebro"
Claro que las redes sociales no son tan delicadas, como todos y todas sabemos. A partir de 2013 se convirtió en el blanco de una horda de misóginos, machistas y demás ralea. "Te voy a cortar la cabeza para violarla después" fue una de las miles de lindezas que recibió... Una vez más Mary Beard  no se calló. Localizó al jovenzuelo que le dedicó un insulto especialmente brutal, habló con él, con su madre y el muchacho, más estúpido que malvado, acabó pidiéndole perdón entre mocos y llantos. Elvira Lindo lo cuenta mucho mejor que yo en su columna "Las palabras hieren"
El 72,5% de las personas que reciben un ataque en la Red son mujeres, según la organización Trabajando para frenar el abuso online  La doctora Beard es una de ellas. Pero no guarda silencio. Y no responde con insultos sino con el diálogo, la razón y palabras que desarman. 
Sirva esta entrada como homenaje a esta mujer, por sus méritos académicos y sus valores éticos también. Y como reconocimiento a todas las mujeres que tampoco se callan cuando los machistas temerosos de perder sus privilegios desean silenciarlas. A veces, muchas, hay que guardar silencio. Pero nunca porque un machito prepotente lo imponga. Aprendamos todas a hablar, a actuar, a exigir lo que nos corresponde por el derecho natural a la igualdad. Aprendamos a utilizar la palabra y el silencio para ello.