5 de julio de 2015

Callar. No.

Raramente a lo largo de la historia se han conseguido derechos sin luchar. El Poder, con mayúscula, sin siglas, dominante por definición, no ha regalado nunca nada. Han hecho falta manifestaciones, huelgas, represiones, golpes, toneladas de injusticias para avanzar lentamente. Mirad hacia atrás. Los derechos de los obreros, de los marginados, de los que no son la mayoría, de las mujeres... ¿cómo se han alcanzado? Obreros, os vamos a dejar descansar los domingos. Señores de color, os podéis subir al mismo bus que nosotros los blancos. Mujeres, venga, podéis votar pero poco... 
Un gobierno concede derechos, a veces, respaldado por una amplia mayoría que lo ha votado. Pero lo normal es que los avances en igualdad se hayan conseguido luchando, gritando, con manifestaciones y marchas; desgraciadamente con dolor.
No vamos a callarnos. No vamos a dejar que nos pongan una mano sucia en la boca porque nadie va a regalar a las mujeres los muchos derechos que nos faltan por conquistar. Porque es nuestra obligación con nuestros alumnos y alumnas, nuestros hijos e hijas, nuestros compañeros y compañeras. Porque jamás nos lo perdonaríamos.
El silencio, para la reflexión. Para la sumisión, jamás.