30 de abril de 2017

Mejor no te peses...

Y vuelven. Aunque no del todo. Algo no regresa si nunca se ha ido por completo. Llámalo complejo, llámalo estilo de vida.

Nos hacen creer que los cánones de belleza han cambiado, que ahora se lleva eso de 'donde haya para coger', que las excesivamente delgadas no gustan; que estemos contentxs con nuestro cuerpo. Sin embargo, los anuncios de bikinis siguen protagonizados por modelos cuyos cuerpos no han sido conseguidos a través de la dieta que cualquiera de los espectadores puede consumir. Las tallas de ropa siguen limitando los conjuntos de los que nos podemos abastecer. Los chicos se siguen yendo con una barriga plana y unos pechos/culo bien puestos. Las chicas siguen optando por un abdomen marcado de gimnasio.

"El ideal del estético femenino actual no es no es el más saludable, según varios estudios científicos, y el Índice de Masa Corporal mejor valorado en mujeres está por debajo de los niveles sanos. Estos factores culturales influyen en que haya un incremento de los trastornos alimenticios entre los más jóvenes."

 En este reportaje de 'El País' del pasado 15 de abril de 2017, se describen numerosas situaciones donde una serie de mujeres narran su primer recuerdo acerca de la obsesión con el peso en el colegio, en casa...

"Comencé a sentir la presión antes en el colegio que en el entorno familiar, en concreto por los niños. Algunos chicos me llamaban Olivia -por la de Popeye- y algunas chicas me decían anoréxica. Solo cuando mis pechos se desarrollaron se olvidaron de los motes."- Laura, 33 años

"Recuerdo de adolescente ir a la piscina y decirle a mis amigos que me tiraran al agua como si fuera de broma para poder bañarme sin quitarme la ropa. Estaba tan acomplejada que no podía ponerme bañador. Cuando veía a mis amigas bañarse en bañador me moría de envidia. Y yo, acomplejada viva. Todavía me sigue dando vergüenza quitarme la ropa." María Isabel, 56 años

Como buena opresora, la sociedad critica a aquello fuera de los límites, ya sea por encima o inferiormente. No sólo es el caso del 'exceso' de peso, sino también de la 'carencia' de este. Gorda. Flaca. Todo daña.

Dos vocales. Tres consonantes. Cinco letras. Una palabra. Infinito daño. Todo el mundo teme una pelea, un asesinato; a la violencia física.  A mí, lo que me aterra es la verbal. Nadie es consciente del poder del que dispone al tener unos labios y unos pensamientos retorcidos para aquel que no es de su agrado. Nadie es consciente de cómo el otro puede reaccionar. Nadie es consciente de qué efectos o medidas pueden llevar a ese oyente a tomar.

Sonrisas todas las posibles, pero nunca dedicadas a uno mismo. Continua insatisfacción. Más aversión al reflejo del espejo que a esos causantes de tu problema. Tener que conformarte con eso que ves, que sobra decir que no es de tu gusto.

Sin embargo, en ocasiones ni un factor externo es necesario para el desencadenamiento de dichos juicios sobre tu persona. Y es que si una boca era peligrosa, mejor ni mencionar nuestra propia mente.
Adela García Ramírez, colaboradora del grupo Aequitas25

24 de abril de 2017

Autocoaccionadas a callar.

Si analizamos el término "violencia sexual", probablemente concluiremos que dependiendo del punto de vista desde el cual estemos trabajando, las repercusiones de este tipo de violencia son unas u otras. Pero seamos objetivos y comprendamos las bases de este sin dar tanto rodeo... "Acto sexual completado o intentado en contra de la voluntad de la víctima".

Desgraciadamente, todavía no ha llegado el momento en el que el mundo entero se acueste sin tener a ninguna mujer violada sexualmente. Pero con acciones como la de Adau Mornyang, este día aparentemente sacado de una utopía, ¡puede convertirse en una realidad!.

Para quien no lo sepa, Adau Mornyang es una modelo australiana que paralizaba el corazón de todos los espectadores de su "facebook live" del pasado martes, en el cual narraba cómo hace ya cinco años, dos "amigos" suyos, la violaron y posteriormente esta decidió callar. 
Al parecer, después de haber estado bebiendo con sus amigos, perdía el control de su cuerpo pero no el de su consciencia, por lo que perfectamente conocía todo lo que sucedía a su alrededor. 
Por esto, es totalmente imposible no echarse a temblar cuando escuchamos sus frases como "se fueron turnando" o cuando simplemente pensamos en lo que la pobre chica pasó aquella noche tan terrible intentando moverse y reaccionar sin éxito.
Aún así, no podemos quedarnos ahí, porque la crueldad en todas estas situaciones no cesa (según algunos psicólogos) jamás. Cinco años después, la modelo admite ante todos sus seguidores que no hay un día que pase sin que pensamientos sobre el suicidio recorran su cabeza y que por ello, acude a atención psicológica. 
(La pregunta que yo me hago es la de "¿acaso tiene ella la culpa de que dos inmencionables hicieran lo que hicieron?").

Continuando con la historia: al día siguiente informaba a la policía de lo ocurrido sometiéndose a pruebas de ADN, aunque posteriormente, retirando la denuncia por lo que eso podía repercutir en su imagen pública, acababa enterrando para siempre en su interior dolor, impotencia y desesperación.

Esta historia con la que todo el mundo se estremece es un bucle diario, cuyo fin no llegará hasta que todas las víctimas de esta violencia no se decidan a hablar.

Es fácil decir "¡cuéntalo!", pero no es tan fácil decidirse realmente a hacerlo. Porque pese a no tener culpa de nada, las víctimas, como la modelo australiana, tienden a creer que su imagen social acabará arruinada y que todo el mundo pensará muy mal de ellas. 
Por esto, es más importante que nunca que la sociedad decida unirse para apoyar a estas mujeres y ayudarlas a intentar superar lo que una escena tan terrible dejó marcado en su corazón.
Y que por otra parte, se pase a  intentar concienciar que se puede admirar la belleza sin necesidad de tratar de arruinarla. 
Pablo Mena Galán, colaborador del grupo Aequitas25

19 de abril de 2017

Bienvenidos a vuestra entrada.

Bienvenidos a vuestra entrada.
Esta entrada es para todos aquellos a los que Twitter, Facebook, Instagram, os han convertido en una sociedad de acosadores. De una manera u otra, estáis constantemente mirando lo que hacen o dejan de hacer los demás y publicando lo que vosotros hacéis u os gustaría hacer. Podéis construiros un perfil muy alejado de vuestro verdadero yo o simplemente podéis  ser vosotros mismos, pero estáis dentro del juego.  Observáis, criticáis, acosáis.

Nadie se libra, todos sois culpables. Quizás algunos de vosotros penséis que sois buenxs chicxs, y no os lo niega nadie, pero todos movéis alguna ficha del tablero. Tanto el que actúa, como el que se mantiene al margen para no mojarse. Una foto, una lista, comentarios; todo eso deja huella en el otro, lo deja en ridículo, o lo pone en el punto de mira.

Realmente, nadie sabe con seguridad el impacto que tiene sobre la vida de los demás las cosas que hacemos; no tenemos ni idea de cómo pueden afectarle y aun así, seguimos sin cambiar nada. Seguimos actuando igual porque nosotros no sufrimos las consecuencias.

A través de las redes sociales, los jóvenes piden ayuda a gritos, piden una búsqueda más profunda en ellos, más allá de hormonas, de enfrentamientos de institutos, de ligues… Necesitan que se reconozca su soledad, su dolor, su aislamiento. Esos sentimientos por los que todos pasamos y de los que se olvida la intensidad y pureza con las que se viven. Esos sentimientos propios de los adolescentes y que llevan a cometer locuras y errores.

“¿Y si la única manera de no sufrir, de no sentirse mal con los demás y con uno mismo es dejar de sentir? ¿Y si dejáramos de sentir para siempre?”

13 Reason Why, suicidios, violación, acoso. Miedo, rabia, impotencia, asco. Empatía, reflejo, pura realidad. Todos podemos ser Hannah Baker. Que nos quiten la mano cada vez que necesitamos el refugio y el apoyo de los nuestros. Todos podemos pensar que el problema es que no somos lo suficientemente buenos para los demás como para merecer su ayuda. Pero todos podemos ser una razón. Un protagonista en las cintas de alguien, una causa. Y podremos saberlo o no. 

Andrea Figueroa, colaboradora del grupo Aequitas25

14 de abril de 2017

La Pasionaria

            En la Semana Santa de hace 99 años era publicado en la prensa obrera un artículo titulado El minero vizcaíno, firmado bajo el seudónimo de “La Pasionaria”, elegido por la propia autora, debido a las fechas en que se encontraban.

            Se trataba de Dolores Ibárruri, una joven nacida en Gallarta (Vizcaya), el 9 de diciembre de 1895. Proveniente de una familia de mineros, había querido ser maestra, pero sus problemas económicos le impidieron continuar sus estudios. Siendo aún adolescente, empezó a trabajar como sirvienta y no tardó mucho en casarse.

            Por razones del azar, su marido, Julián Ruiz Gabiña, era un líder minero socialista y ella pronto empezó a interesarse por el marxismo. Oponiéndose al destino de esposa-esclava que la sociedad le tenía reservado, se implicó en los movimientos obreros y en la política, publicando artículos y participando en revueltas, lo que le llevó a visitar la cárcel en varias ocasiones.



            Ya en la II República, se trasladó a Madrid para trabajar en Mundo Obrero, el periódico del Partido Comunista Español (PCE), del cual era miembro y por el que llegó a ser diputada. Poco después de la fundación de la Unión de Mujeres Antifascistas, fue nombrada presidenta y no tardó en divorciarse de su marido, gracias a la recién entrada en vigor Ley del Divorcio.

            Una vez estallada la Guerra Civil Española, se convirtió en una defensora férrea de la República frente al bando nacional. Triunfaron sus discursos de ánimo a las tropas republicanas, como el famoso “No pasarán” del 19 de julio de 1936 (un día después del golpe de Estado) por la defensa de Madrid, y también destacaron aquellos en los que solicitada la ayuda de países vecinos, como Francia, desgraciadamente sin mucho éxito.

            Tras la derrota, se vio obligada a exiliarse. Llegó a la URSS, lugar de origen del pensamiento que la había “enamorado” en su juventud. A pesar de perder a su hijo en la Batalla de Stalingrado, siguió defendiendo a capa y espada los ideales comunistas, incluso después de su vuelta a España el 13 de mayo de 1977. A lo largo de los años de exilio, fue ocupando diferentes cargos dentro del PCE e incluso llegó a ser nombrada presidenta en 1960. Ya en España, volvió a ser elegida diputada a Cortes por Asturias y continuó implicada en política (aunque más simbólicamente) hasta el día de su muerte, el 12 de noviembre de 1989, a los 93 años de edad.



            Sé que a muchos de los que lean esta entrada, sobre todo los que vieron en directo, por televisión, el anuncio de la muerte de Franco, les habrán contado que los comunistas (o los rojos, en general) tienen cuernos y rabo. Pero no quiero escribir de política, sino de una mujer que defendió los derechos de las mujeres y sus ideales frente a una sociedad y una época que estaban totalmente en su contra. Por esta razón, creo que Dolores Ibárruri merece, más que muchos otros, aparecer en los libros de Historia de los institutos. Y también ser conocida por aquellos a quienes en su adolescencia les fue ocultada la Historia de España del siglo XX antes de Franco, a quienes les prohibieron aprender del pasado con el fin de que solo apoyaran al régimen instaurado, a quienes nunca vayan a saberlo porque no quieren estudiar segundo de Bachillerato y esos años siguen siendo un tema tabú en nuestra sociedad (por mucho que nos neguemos)… En definitiva, a quienes les han robado la libertad de conocer su Historia.


Judit Fernández Roca, colaboradora del grupo Aequitas25

2 de abril de 2017

Termina el mes de la mujer: Gracias

Terminamos en marzo un amplio programa de actividades en torno a la conmemoración del Día de la Mujer. Esta entrada pretende ser simplemente un agradecimiento a las muchas personas que han hecho reales tantos proyectos. Sabemos que la lucha por la igualdad debe ser algo que nos guíe continuamente. Lo sabemos y lo intentamos. Pero a veces hay que pararse y hacer algo especial que nos levante el alma y nos ayude a seguir empujando contra un mundo cuya inercia es fea y densa... Lo que aquí os mostramos es para que os sintáis orgullosos y orgullosas de lo que habéis hecho. Porque así se construye un mundo equitativo: trabajando en equipo, sin nadie por encima, con los objetivos claros. Nombrar a tantísimas personas sería caer en el riesgo imperdonable de olvidar a alguien. Así que gracias de corazón a todos los aequitenses, colaboradores y colaboradoras, seguidores y seguidoras, activistas, artistas y genios, cantantes, músicos, fotógrafos y fotógrafas, conferenciantes, periodistas, padres y madres... Y sobre todo, a la gente más importante del instituto: alumnos y alumnas. Gracias por lo que habéis hecho y por lo que vais a hacer.