22 de diciembre de 2017

Feliz Navidad

Que tu felicidad no te impida ver la desgracia ajena. Que comas y bebas delicias pero no te engulla la fiebre del consumo. Que el amor no empiece el 25 y termine el 6. Que regales y te regalen respeto, tolerancia, solidaridad, empatía. Que el brillo esté en tus ojos más que en las luces. Que en tus fiestas el NO siempre sea NO. Que en la noche de fin de año cuentes estrellas. Que el deseo que pidas esa noche sea IGUALDAD. Que empiece un año que realmente sea nuevo. Que des la mano a muchas personas sintiendo que son personas. Que no te quiten tus sueños. Que no termine nunca tu lucha por los derechos humanos. Que seas auténtico. Que seas auténtica.
We will continue here on the return. To continue feeling that a better world is possible. To make it possible. To help each other. We won't give up. The White  will defeat  The Black. To prove that now we are more people against male chauvinism. Let's make it clear that No is No.
Écoute! Sens! Rêve! Lis! Offre l’art, la poésie, la vertu, la passion. Regarde les autres et respecte-les pendant les fêtes et toujours. Souris si tu as envie et pleure sans complexes. Invite à ta table les personnes qui ne peuvent pas y être…

Réjouis-toi comme si elles étaient à tes côtés.

Feliz Navidad. Merry Christmas. Joyeux Nöel.

10 de diciembre de 2017

Premios de la V Edición del Concurso de Microrrelatos contra la VG

El jurado del “V Concurso de Microrrelatos Aequitas 25 contra la Violencia de Género", tras la recopilación de votos y la oportuna deliberación, decide otorgar los premios a las siguientes creaciones:

1. Categoría ESO:  
  • PREMIO A: "Miradas" de Lara Clauss Olivares (4º ESO B )
  • PREMIO B: "Se acabó" de Reyes Domínguez Mancera (4º ESO A)
  • ACCÉSIT: "Estoy en edad" de Britney Méndez Angomar, Faina Acebedo Cortes y Ana Hervás Gordillo (2º ESO AB PMAR)
2. Categoría BACHILLERATO:
  • PREMIO A: "Gotas de agua" de Conchi Tabares Fernández (2º  Bachillerato F)
  • PREMIO B: "Sol de invierno" de Claudia Aguilar Valero (2º Bachillerato A)
  • ACCÉSIT :"El verdadero miedo" (Anónimo)
3. Categoría RESTO DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA:
  • PREMIO A: "¿Cómo he llegado hasta aquí?" de Estrella Olivares García (profesora)
4. Categoría OTROS IDIOMAS:
  • PREMIO A (ex aequo): "You" de Blanca García Macías (2º Bachillerato D) y "C'est moi" de María Molguero García (2º de Bachillerato E)
5. Menciones especiales:
  • PREMIO ESPECIAL  1º ESO: "La pared" de Isabel Gaviño Vera y María del Mar Fernández Aires (1º ESO A)
  • PREMIO ESPECIAL al curso con mayor porcentaje de participación: 3º ESO PMAR
Todos los miembros del jurado, constituido por don Ángel Tolosa Alarcón, coordinador de Coeducación; doña Concha Colmenero Novoa, jefa de departamento de Filosofía ; don Juan Manuel González Canales, profesor de Inglés y coordinador del Programa Bilingüe; y  doña Eva María Merino González, exalumna del IES Juan de Mairena y ganadora de la edición anterior del concurso en la categoría "Resto de la comunidad educativa",  coinciden en destacar y alabar la amplia participación y la sensibilidad mostrada hacia el tema de la violencia de género. Por ello deciden ampliar las categorías y los premios y establecer menciones especiales.
EL acto de entrega de premios se realizará el miércoles 20 de diciembre a las 11,30 en el SUM. Se ruega la asistencia de todos los concursantes y personas interesadas. Gracias a la colaboración del AMPA "Río Pudio"  todos los participantes recibirán un detalle . El desayuno al que invita el AMPA será el jueves 21 de diciembre a las 10,30. Es imprescindible recoger el vale en la entrega de premios para poder degustar tan suculento regalo.Quienes no asistan a dicho acto de entrega perderán sus correspondientes galardones y premios.
Próximamente, publicaremos los microrrelatos en los dos blogs del centro. Mientras, podéis leerlos en este enlace.

En Mairena del Aljarafe, a 10 de diciembre de 2017.





30 de noviembre de 2017

La inmensa mayoría

Podríamos fijarnos en los gritos de más; en que salimos con retraso; en las veces que se rompre la cadena; en el desacierto de no dejar pasar al señor. Podría fijarme en el posible infarto de quien siempre teme que; en las cejas juntas de quienes me miran y me dicen sin hablar estonovaconmigo; en el poco respeto de quien no respeta la música y no es precisamente un alumno o una alumna. Podría pensar que no sirve para; que hay demasiado machismo y en fin... Podría recrearme en el cansancio, en el miedo, en el desaliento.
Pero qué va. Prefiero coger fuerte de las manos a los chicos que están a mi lado y mirar. Las manos apretadas, las risas inevitables, las preguntas desde los coches, las tontunas de las hormonas.Las nuevas profes y los de siempre.La profesora elegante de morado. El cámara siempre discreto. El nuevo Ángel que pisa fuerte contra el machismo. El jefe que corretea para que el chaval no se nos pierda. Los grandes que ayudan a los chicos. La inmensa mayoría que dice NO. La inmensa mayoría que no aguanta ni una más. La inmensa mayoría contra la violencia machista.
Y a la vuelta, de nuevo, la música que salva. Otra vez el milagro del coro y su alma en forma de maestra de francés. La emoción de un chaval castigado que aprende más en una hora que en lo que llevamos de curso. Las lágrimas que saltan porque casi mil mujeres duelen demasiado. Pero la música, durante unos minutos, nos dice que somos la inmensa mayoría contra un gigante al que vamos a vencer.
Ojalá no hubiera 25N. Pero mientras lo haya, seguiremos demostrando que somos la inmensa mayoría.
Y el gigante del machismo, que tiemble.


Podéis ver un excelente reportaje fotográfico realizado por nuestra compañera Estrella Olivares pinchando aquí
Y las fotos artísticas de nuestra colaboradora Paula Pérez, aquí

25 de noviembre de 2017

25N: instrucciones de uso

UNO:
No menosprecies; no invadas su espacio; no controles su tiempo; no controles su ropa; no controles sus redes sociales; no humilles; no acoses; no chantajees emocionalmente; no te rías de bromas machistas; no culpabilices; no seas machista; no calles ante el machismo ajeno; no compres sexo; no silbes por la calle a quien no conoces; no agredas verbalmente; no insultes; no amenaces; no grites; no abuses de tu pareja; no abuses de tu no pareja; NO es NO; no pegues; no maltrates; no violes; no mates.
DOS:
No toleres el maltrato de ningún tipo; no renuncies a tu espacio, tu tiempo y tu vida; dialoga; quiérete, cuídate, mírate al espejo y repite cada día que eres perfect@ como eres; exige la paridad en los cargos, los tribunales, los gobiernos, los equipos; comparte las tareas; rompe la publicidad sexista; no dejes de ver a quienes han hecho la Historia, la Ciencia, la Literatura...;vístete como te dé la gana; no cierres los ojos; no calles; ayuda, comprende, escucha a la víctima; denuncia, denuncia, denuncia.
Estas listas son susceptibles de ser ampliadas.

Cada usuari@ elige qué instrucciones seguir. Ambas listas son compatibles.
MACHISMO MATA

21 de noviembre de 2017

Cadena humana contra la violencia machista 2017





El viernes día 24 de noviembre, a tercera hora, vamos a organizar una actividad en contra de la violencia de género en la que intentamos que participe toda la comunidad escolar.           
            El objetivo de la actividad es HACER UNA CADENA HUMANA que cierre toda la glorieta central del metro situada frente a nuestro centro. Para ello está convocado todo el personal del centro, alumnado, profesorado, personal no docente y, por supuesto, cuantos padres y madres deseen asistir al mismo.
            La actividad será como sigue:
           
            10:40 h.: los cursos comienzan a salir, en un silencio respetuoso y en fila india, según el orden previamente estipulado por la organización.
            10:50 h.: la cadena comienza a pasar por el paso de peatones que está frente a la puerta del instituto, para lo que contamos con la intervención de la policía local. La cadena girará a la derecha en dirección a la bandera de España, y posteriormente continuará por el otro extremo de la glorieta, rodeando las instalaciones del metro, hacia el punto de partida.
                      El paso será ordenado y procuraremos que, una vez en la glorieta, no se rompa la cadena de manera que nos detendremos cada vez que la policía local abra la calle a los vehículos.
            11:15 h: Comenzaremos a entrar TODOS en el centro y a continuación dará inicio el recreo
            
            Los alumnos y alumnas de 1º y 2º ciclo de TFAAD, a quienes se les dará las oportunas consignas,  actuarán como monitores de grupo ayudando a la labor del profesorado. Estos monitores irán en cabeza indicando cuándo la fila debe caminar o detenerse. Al final de dicha fila irá el profesor, que se encargará de cerrar el aula.      
            Debe seguirse  estrictamente el horario indicado, aunque el monitor, que estará en contacto con los demás compañeros,  podrá detener  la fila  o reanudar la marcha cuando sea necesario para evitar aglomeraciones  o cortes en la cadena.              
            La cadena, propiamente dicha, comenzará tras cruzar el paso de peatones, momento en el que  todos los participantes se agarrarán de las manos  hasta que  vuelvan a ese punto de partida, una vez  rodeada la plaza de Ciudad Expo y las instalaciones del metro.
ES ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLE
QUE  TODOS VAYAN EN FILA “india” DESDE EL PRINCIPIO PARA QUE LA CADENA SEA FLUIDA Y NO SE PRODUZCAN CORTES

19 de noviembre de 2017

Café feminista en el Juande

El martes pasado el Café Feminista Aljarafe se reunió en la biblioteca de nuestro centro, el IES Juan de Mairena. Después de polémicas varias y de intentos infructuosos de conseguir permiso en otros locales, acabaron celebrando aquí su segunda reunión.Es un colectivo no mixto que propone que la lucha feminista esté liderada por las mujeres sin descartar, por supuesto, la colaboración de los hombres. Es una opción. Hay otras muchas. No escribo esta entrada para contar la polémica ni para quejarme de cómo me ha afectado a mí personalmente. Porque las protagonistas de este evento son las chicas que organizaron la reunión y las que participaron. No yo. 
Pero la que escribe esta entrada soy yo, Leonor Osuna, la única responsable de estas palabras. No soy ya la coordinadora de Coeducación. Solo soy una profesora del Juande, comprometida cada vez más con la lucha feminista aunque no perteneciente por ahora a ninguna organización ni colectivo.
Y quiero contar lo que sentí y lo que viví.
Sentí esperanzas. Algo puede cambiar con mujeres así, con estas ganas, con este coraje, con esta conciencia. Sentí tristeza. No puede ser verdad que 40 años después las chicas sigan volviendo a su casa con la llave apretada en el puño cerrado por si acaso... Sentí rabia. Por qué no podemos ir tranquilas por la calle. Sentí ganas. Hay que seguir luchando; no hay más remedio. Nadie nos va a regalar lo que nos pertenece. Sentí tranquilidad. Aquello no era una secta de cómo organizar un complot contra el macho, por si alguien lo ha pensado. Sentí que lo que estaba haciendo era lo que tenía que hacer y que era necesario. Tienen/tenemos derecho a un espacio y a un tiempo propios. Me sentí libre. Hablé como quise. No me mordí la lengua ni tuve que tener cuidado. Sentí que sabía mucho. Sentí que me faltaba mucho por saber. Sentí satisfacción. Qué bueno ver a algunas alumnas y exalumnas mías allí.Sentí dudas. Tengo que pensar. Tengo que leer. Tengo que escuchar.
Invito a los lectores y lectoras de este blog a opinar, a disentir, a apoyar... siempre desde el respeto. Les pido que piensen , escuchen, lean antes de condenar.
Quiero además agradecer al director del centro que diera su permiso. No le importaron las posibles presiones. Me parece importante.
Y como siempre, una vez más, gracias a Hipólito. No solo por el permiso sino por el apoyo. Él me ha dicho que escriba. Que lo visibilice. Que no tenemos nada que ocultar. Gracias.
Y a vosotras, chicas, ánimo. Todas tenemos mucho que hacer. También mucho que aprender, escuchar y gritar.
Hasta la próxima.

5 de noviembre de 2017

Ser feminista es algo más

El machismo y el patriarcado conforman las bases de toda la cultura e ideología de la que llevas alimentándote desde que naciste. Absolutamente todo lo que has aprendido se sustenta en este tipo de sistema. Por otro lado, el feminismo es un movimiento que cuestiona todos y cada uno de los aspectos que dan forma a lo que conoces como sociedad. Si nunca has abierto un libro sobre feminismo, aunque seas una persona muy culta, es normal que no hayas oído hablar sobre algunos conceptos que se utilizan dentro del movimiento para abordar, juzgar y criticar estas bases que forman parte de nuestro día a día y de nuestra historia. 

Si quieres tener un debate y dar tu opinión acerca de un tema feminista, estoy totalmente a favor, porque dentro del feminismo pueden existir y existen diversos puntos de vista que enriquecen el debate y permiten encontrar soluciones de forma conjunta, PERO.... antes de cuestionar los términos que utilizo y descartar mi discurso con frases como “de dónde has sacado eso”, “yo también soy feminista pero eso es ya pasarse de la raya” o “estás exagerando”, ¿por qué no planteas la posibilidad de que tu forma de pensar, como la de todo el mundo, está firmemente arraigada en esas bases machistas y patriarcales y que para poder opinar acerca de ciertos temas es necesario que abras tu mente a otras perspectivas que no formen parte del discurso predominante?

Dicho esto, si en algún momento te cruzas con un término, una idea o un concepto que desconozcas, te animo a que te informes al respecto antes de dar tu opinión:

1. Piensa. ¿Realmente sabes de lo que estás hablando? ¿Lo que piensas es una opinión crítica y fundamentada (y feminista, porque busca una sociedad igualitaria) o, sospechosamente, coincide bastante con las corrientes dominantes de pensamiento? Si no conoces bien el concepto, ¿por qué lo cuestionas?
2. Consulta el concepto. La Wikipedia es un buen lugar para empezar. No te dará una visión profunda del tema, pero te podrás hacer una idea de dónde viene, qué significa y qué autoras o autores lo han desarrollado más en profundidad.
3. Ve un poco más allá. Busca libros escritos por feministas que hayan desarrollado más específicamente el tema, e incluso busca libros también feministas que den una opinión totalmente contraria. Eso también ocurre dentro del feminismo, porque se trata de un movimiento con muchas vertientes y debates continuos. Abre tu mente y aborda el tema sin recelo.
4. Vuelve a formar una opinión. ¿Sigues pensando de la misma forma? ¿Tienes más argumentos para rebatir los míos sin necesidad de menospreciar mi opinión? 

Ser feminista no solo consiste en posicionarse en contra de la violencia de género o de la diferencia salarial entre hombres y mujeres. Consiste en ponerse unas gafas de color violeta para poder ser consciente, de forma crítica, de la necesidad que existe, todavía hoy en día, de luchar por la igualdad.

Marina Rodríguez Colmenero. Exalumna del Juan de Mairena

2 de noviembre de 2017

Soy mujer y no me puedo divertir en una fiesta

17.Solo tengo 17 años,mi experiencia de vida no es muy larga y elaborada,no soy ni mucho menos la reina de las fiestas y aun así,me tengo que encontrar escribiendo esta entrada con una gran indignación en el cuerpo que me corroe por dentro.

Todos tenemos derecho a divertirnos de vez en cuando,liberar tensiones bailando durante horas en la pista,celebrar algo importante,disfrutar...¿Por qué yo no?

¿Por qué?¿Por qué mis fiestas siempre están condicionadas por hombres que nos molestan e intimidan?Me temo que no es algo puntual,algo que solo ocurre una vez,un caso aislado.No,nada de eso.Hablo de ese pesado hombre en fin de año que no tenía pensado marcharse hasta conseguir mi verdadero teléfono.Recalco verdadero,porque la técnica de dar un número falso para salir rápido del apuro a mí apenas me funciona.Hablo de estar bailando con mis amigas en carnaval y que un chico se sienta capaz de cogerme de la cintura como si fuese un objeto para su disfrute,me aleje de mis amigos,y ¡sorpresa!,me intente besar. Lo único que parece surtir efecto es la frase mágica ''No,tengo novio'',porque claro,ellos respetan más la presencia de otro hombre que la opinión de una mujer.

Pero sin duda una de las peores experiencias sucedió antes de anoche,la terrorífica noche de Halloween .Tras un día intenso y agotador de instituto,mis amigos y yo decidimos divertirnos un poco en una fiesta y allí el cuerpo te pide acudir a la pista de baile,nada fuera de lo común,¿no?Mi amiga y yo comenzamos a bailar juntas hasta que dos impresentables aparecieron.Uno detrás de ella,y otro detrás de mí.Nos cogieron de las caderas,nos centrifugaron con gran ímpetu su ''voluptuoso'' miembro viríl en nuestros culos;sus manos recorrían mis muslos en dirección a mis ingles y ambas sentíamos sendos alientos en la nuca.Intercambiamos miradas de circunstancia (¡ojalá se terminase ya la canción!),y cuando la canción acabó pensábamos que por fin se acabaría todo... Pero no.Se cambiaron de puesto como si fuésemos juguetes intercambiables que ambos tenían derecho a utilizar.No aguanté más y decidí abandonar la sala con mi amiga para tranquilizarme y no producir un altercado.Un poco de aire fresco y la esperanzadora idea de no volverlos a ver me hizo volver a bailar.Y para mí desdicha allí se encontraban,otra vez,con las mismas intenciones. Decidí ser clara y directa con un ''no queremos bailar con vosotros'' y para mí sorpresa,desaparecieron.Un final feliz.

JAJAJAJAJA Pues no;la historia no termina así.A las horas uno de los chicos intentó otra vez ensartarme refregándose a mis espaldas y me fui,me fui porque soy una persona pacífica y las ganas de pegarle un tortazo eran inimaginables,salí del recinto.Y sí,OTRA VEZ,vino en mi búsqueda incluso sin estar en la pista de baile.Tuvimos una conversación tal que así:
-Venga,ven a bailar conmigo
+No
-Venga,que vengas a bailar conmigo
+No
-¿Pero por qué no?
+Porque no quiero
-¿Y por qué no quieres?
+Porque no me da la gana
-¿Prefieres estar aburrida a bailar conmigo?
+No estoy aburrida,lárgate
-Venga,ven a bailar conmigo
+Que no

Y así incesablemente durante minutos...mis amigos al lado mía mudos sin saber qué hacer,y yo,ya sin ningún miedo,manteniendo la mirada firme en sus ojos.Hasta que por fin decidió meterse dentro de la pista y dejarme de una vez por todas.

Sé la mayoría de los pensamientos que tiene la gente al oír testimonios así : ''eso es porque le provocaste'';''será que eres una estrecha'';''él solo quería bailar''... A cada cual más ultramontano y vomitivo.Y sin ninguna duda,la indiferencia de todos ante esto es lo peor.Yo no estaba molestando a nadie,pero el a mí sí,y sin embargo fui yo la que tuve que abandonar la sala.La sociedad tiene tan aceptadas estas situaciones que los seguratas normalmente están más pendientes de que nadie tire vasos al suelo que a vigilar que un chico persiga incansablemente a una chica. 

Sin duda,este hecho me jodió en gran parte la noche.Como hechos similares me han chafado más y más fiestas...¿Por qué?¿Por qué yo no tengo derecho a divertirme?Sé que muchas chicas se sentirán identificadas con esta anécdotas en las fiestas.¿No estáis cansadas,hartas...?

Podría escribir sin fin sobre este tema,pero apenas me quedan fuerzas y ánimo para hacerlo.

Blanca García Macías, colaboradora del grupo Aequitas25

1 de noviembre de 2017

Sexista no se nace, se hace

La personalidad de un bebé está totalmente vacía, y a partir de sus primeros momentos de vida empieza a moldearse. Cuando son pequeños es más fácil inculcarles unas ideologías determinadas, más fácil manipular su personalidad; al igual que es más sencillo inculcarles una actitud basada en el respeto a lo diferente, también lo es meterles en la cabeza unas ideologías sexistas, racistas, etc.

Así, diciéndole a una niña que no puede jugar al fútbol por el simple hecho de ser chica, o a un niño obligándole a dejar una muñeca porque es "de niñas", estamos inculcándoles unos valores sexistas, porque los niños, lo que ven, lo que escuchan de sus mayores, lo aplican a su propia manera de ser.

De esta manera, hemos creado una sociedad cerrada a la diversidad, con unas bases aparentemente inalterables y una baja tolerancia a lo diferente; porque si hay algo que todos odiamos, es que nos digan que esa ideología que nos hemos llevado años puliendo es errónea, o que no es la única correcta.

Queremos creer que vivimos en una sociedad abierta, pero lo cierto es que es aún muy sexista. No tenemos que irnos muy lejos para comprobarlo. En el polígono Pisa, por ejemplo, hay un local que organiza fiestas con motivos de princesa para niñas. Sólo para niñas. Es repugnante. Ya desde pequeños, de forma directa o indirecta, nos incitan a no relacionarnos con el sexo opuesto; bueno, prácticamente nos obligan. Es más, hace no mucho tiempo, a un niño no le dejaron participar en una actividad de princesas en Disney Land, ¡por ser chico! Es indignante y despreciable.

Y luego nos preguntamos por qué los chicos suelen irse por un lado y las chicas por otro. Simple, porque así lo hemos visto. Así ha sido siempre, y los cambios no son algo que a la gente le guste.

Yo pienso que no debería ser así. Yo siempre me he relacionado tanto con chicos como con chicas, y no me ha hecho ningún daño tener amistades con ambos sexos, no es que el sexo contrario sea venenoso o algo por el estilo. Ni por ser chica y tener amigos te vas a volver una marimacho, ni por ser chico y tener amigas vas a convertirte en maricón. Términos que para algunas personas parecen ser tabú, a pesar de no tener nada de malo, solo son términos vulgares. Es mi manera de pensar, la que me han ayudado a desarrollar mis padres y educadores, pero cada persona crece en un entorno distinto.

La actitud de un niño en el futuro dependerá de cómo lo eduquen, del entorno en el que crezca y de la actitud de los que le rodean. Si un niño es criado en un entorno violento, se volverá una persona agresiva; si lo hace en un entorno sexista, él también lo será.

Porque sexista no se nace, se hace.

Nuria Fernández Roca, colaboradora del grupo Aequitas25

29 de octubre de 2017

Qué hacer cuando crees que no puedes hacer nada

Estoy tumbada en la cama cuando debería estar practicando con los pasteles.
Voy saltando de red social a red social.
Me aburre lo que veo.
Entro en Twitter.
Leo unos comentarios de una chica racializada en los que cuenta que su prima de 7 años le ha dicho que quiere ser blanca porque se meten con su color de piel y sus rasgos en la escuela.
Hago capturas de pantalla y las publico en otras redes sociales, y difundo porque siento la necesidad de que la gente que me sigue sea consciente de esto. Aunque no puedan hacer nada. Aunque ellos crean que no pueden hacer nada.

A veces tengo la sensación de que saturo a mis seguidores en redes sociales, o a mis familiares a los que les mando estas cosas. Pienso que a nadie le importan estos temas como me importan a mí.

La gente entra en redes sociales porque quiere despejarse, ver fotos bonitas, vidas perfectas, ropa genial.
Eso está bien. Quiero decir, todo el mundo merece olvidarse de sus preocupaciones por unos minutos (o unas horas), y hay quienes deciden gastar este tiempo en leer un tweet, leer un libro o leer las etiquetas de los champús. Cualquier cosa está bien.
Entonces pienso esto y me come la culpa de estar arruinando momentos de tranquilidad poniendo mensajes que puede que corten totalmente el rollo a estas personas.
Así que, para calmar mi culpa, pongo un mensaje recordando que esta es mi cuenta y que voy a subir a ella lo que considere oportuno, y que pueden dejar de seguirme si no les interesa.

Pero entonces caigo en otra cosa: yo podría haber ignorado a esa chica en Twitter y haber seguido con mi vida. Nada habría cambiado. El racismo no me afecta en absoluto, puesto que soy blanca.
Cuando subo algo en contra del racismo o visibilizándolo, apoyando el feminismo y al colectivo LGBT, concienciando sobre las enfermedades mentales o sobre las desigualdades hacia personas con discapacidades... no pretendo echarme flores. No quiero que la gente crea que me siento superior por interesarme en estos temas. Me interesan, sin más.

Pero podría vivir ignorando la mayoría de estas cosas

Cuando una persona tiene la posibilidad de ignorar un problema social es porque tiene la suerte de no sufrirlo, de tener privilegios. Y en este caso, no tenemos más remedio que escuchar, leer, entender, reflexionar y difundir.
Puedo respetar su espacio, donde ellas tienen voz, y mostrarles mi apoyo. Puedo explicar cosas básicas de su lucha aunque no sea la mía, pero siempre sin quitarles a ellas su voz, siempre acudiendo a ellas para dudas, siempre informándome más y más, porque siempre hay cosas que aprender, errores que rectificar, conceptos que pulir.

A muchos les parecerá poca cosa, pero desde luego haces menos si, tumbada en la cama en lugar de hacer lo que deberías hacer, pasas de esos tuits, pasas del tema en cuestión y pasas tu vida viendo fotos de un mundo perfecto.

Hay mucho que cambiar.

Conchi Tabares Fernández, colaboradora del grupo Aequitas 25

26 de octubre de 2017

Misses: que no pare el espectáculo

Viene de lejos. Hace  más de cuatro décadas, en los años setenta, ya hubo grupos feministas que protestaron contra el Concurso de Miss Mundo en el Albert Hall de Londres. A pesar de las muchas denuncias porque suponen un claro ejemplo de tratamiento de la mujer como objeto sexual, los concursos siguen celebrándose. Y promocionándose. Y defendiéndose. 
En la cultura del usar y tirar, convertir a la mujer en una cosa que tiene un "valor" es muy peligroso. Porque en este tipo de eventos cutres y propiciadores del babeo, no se establecen méritos en función de la capacidad, trayectoria académica o profesional, talento o habilidad de las mujeres. Se trata de pasearse, mostrarse y sonreír. Bueno, se me olvidaba: últimamente se han introducido "pruebas" tipo preguntas (de un interés impresionante) que consiguen demostrarnos que esos objetos bellos que se pasean en bañador o en trajes de purpurina HABLAN. Las mujeres hablan. Vaya...
Machismo mata, señores y señores. Parece que se les olvida el número de mujeres víctima de violencia machista que acumulamos. Exagerada, pensará más de un lector o lectora. NO. Cualquier acto que perpetúe la imagen de la mujer como un objeto está en la base de una sociedad que potencia la discriminación y favorece el acoso. Machismo mata. No es una serie de ciencia ficción. Es una realidad. Nos paseamos por la calle, con cuidado eso sí, y tenemos que estar pendientes de cómo nos vestimos, cómo nos movemos, cómo nos relacionamos, con quién hablamos. No provoquemos... Pero eso es lo que hace una mujer en una pasarela de un concurso rancio como este: provocar, seducir para ganar un premio que les resolverá la vida. O no. Machismo mata. Y no me digan que también hay concurso de Míster, por favor. Y no me digan que las mujeres se presentan voluntariamente... Cansa repetir los mismos argumentos. 
Esto no es una entrada contra la belleza. Es una crítica, espero que suene suficientemente feroz porque es lo que pretendo, de los concursos de misses. No te presentes si tienes más de una 36, si tienes pocas tetas o más celulitis de la que se pueda disimular con unas medias. No lo intentes si has elegido ir por la vida con un "look" diferente. No se te ocurra ni aparecer si tu dentadura no es perfecta, como si fueras un caballo. Gordas, absténganse. Huesudas, out. Discapacitadas... sin comentarios. Maduritas, a quién se le ocurre...Si no entras en el patrón, vete a dar una vuelta, chatina. Queremos objetos sexuales. Que hablen, pero poco.
Lo que duele es tenerlo tan cerca. No parece creíble que aquí, justo al ladito, se vaya a celebrar un concurso de misses el próximo domingo en el Teatro Municipal de Mairena del Aljarafe.
Ajá.
Qué asco.

24 de octubre de 2017

Un momento agridulce

Esta semana pasada, en mi rutina diaria de coger metro y autobús, me disponía a volver de la facultad después de una mañana intensa, tanto por el cansancio como por el excesivo temario dado ese día. Lo normal en esos días de saturación, mis días de agobio y desganas, es que me abstenga de hablar, comentar o incluso observar lo que hacen las personas que tengo a alrededor analizándolas. Apoyo mi codo en el pequeño resalto que me deja el cristal del autobús y echo mi cabeza sobre el cristal. Miro los coches pasar. Sé que cuando me he montado en el autobús, como de costumbre, me he decidido por ocupar el final para no estorbar a todo aquel que tenga que entrar. Cuando llego me siento en uno de los dos asientos que hay enfrentados a otros dos, de espaldas a la marcha del autobús. Frente a mí dos señoras mayores que aparentemente, y por lo que observé, no se conocían de nada pero iban animosamente charlando sobre el calor que hacía.

El autobús para, dejando pasajeros en la marquesina y recogiendo a otros tantos para continuar su viaje por la Ronda de Capuchinos. Escucho voces que vienen de mi espalda y que identifico de tal manera que sé automáticamente a qué grupo de personas correspondían. Se sitúan a la altura del lugar donde me encuentro sentado y una de las personas mayores se levanta de su asiento ofreciéndole el sitio. Giro la cabeza y era un grupo, como ya bien había reconocido, de personas con discapacidad mental. Eran tres. Pero no iban solas, iban con jóvenes de unos veintitantos que los acompañaban a trabajar a un bar. Todo esto lo sé por la conversación, con un tono elevado, que venían teniendo conforme se acercaban.

Aparentemente la situación era normal, en un día normal, con gente educada que ofrece el sitio al mismo tiempo que otros muchos hacemos lo mismo. Una de las personas discapacitadas, chica, estaba subiendo el escalón que le impedía llegar a su asiento y sentarse, cuando repentinamente la otra señora mayor que justamente yo tenía enfrente ocupa su asiento dejando libre el que yo tenía frente a mí. La mujer, que había observado la situación tan bien como yo, con toda su frescura y cara dura, ocupó el asiento que iba a ocupar la chica dejando a esta sin lugar para sentarse. La chica educadamente le dijo que ella iba a sentarse ahí que estaba subiendo el escalón porque la otra señora le había dejado el asiento, a lo que la señora que estaba estorbando en el momento contestó: “ay lo siento mucho pero es que me bajo dentro de cuatro paradas”. CUATRO paradas. La pobre chica que se había quedado sin su asiento intentó llegar al que estaba frente a mí, pero su discapacidad no le permitía  poder subir bien el escalón y hacerlo sin pisar a nadie ni estorbar para poder sentarse. Le faltó poco para caerse a mis pies. Finalmente, con la ayuda del hombre que iba a mi lado, la mía y el esfuerzo de ella agarrada a un asa, la levantamos y la sentamos en el asiento que quedaba vacío junto a la ventana.

Me paré y pensé. Todo había pasado en cuestión de segundos. Yo venía pensando en mis cosas, mirando los coches pasar, cuando de un momento a otro reaccioné para que esa mujer no cayera al suelo. La señora que había ocasionado esto seguía sentada, ahí en el otro asiento, seria, con la mirada firme, sin intención de disculparse. El hombre que estaba a mi lado, y yo nos miramos; la señora que se había levantado para ceder el sitio, nos miró; incluso los jóvenes que venía acompañándola cruzaron miradas. Nadie se atrevió a decirle nada a esa mujer. Todo lo que pudimos hacer fue ayudar a esa chica que seguía su trayecto con la misma energía, felicidad y entusiasmo por lo que le iba a acontecer en breve en el bar al que iba a trabajar. Y creo que fue por eso por lo que todos fuimos cobardes. Porque vimos la felicidad de esa persona por conseguir su ansiado sitio e ir contenta hablándonos a los que la rodeábamos, contándonos que se iba a trabajar en aquel momento con sus amigos. No queríamos romper ese halo de alegría para llamarle la atención a esa señora que, bajo mi punto de vista, no tuvo ni siquiera un ápice de dignidad para reconocer y pedir disculpas ante la situación tan tensa que creó en menos de un minuto.

¿Qué malo puede llegar a ser el ser humano, no? Qué poca conciencia social tenemos. Qué difícil es a veces ser bueno. O eso parece. Pero yo no lo creo. Me quedo con que alguna persona buena de este mundo le estaba dando trabajo a gente con discapacidad mental para normalizar su situación y contribuir a la eliminación de ese rechazo social que sufren personas como las que me topé la semana pasada. Gracias a todas esas personas que ponen su granito de arena por incluir a todas y cada unas de las personas con algún tipo de discapacidad en la sociedad. Gracias.


Óscar García Portero, colaborador del grupo Aequitas25





22 de octubre de 2017

“Sr. Director del Banco Popular”

Estimado señor. 
Para cuando escribo esto, usted ya no es director de este banco y su banco ni siquiera existe como entidad independiente, al haber sido comprado por el Banco Santander por un euro. He leído que esta operación fue consecuencia de una orden directa del Banco Central Europeo como consecuencia de la difícil situación financiera de su entidad y que los accionistas perdieron casi todo su capital invertido. Imagino que habrá pasado usted unas semanas muy complicadas sin dejar de recibir críticas. Probablemente, la responsabilidad de esta situación no se deba a usted solo, sino a muchos y durante mucho tiempo y en este sentido, es normal que no se sienta justamente tratado.
Permítame decirle de antemano que no voy a criticarle por la situación financiera del banco, que no soy accionista ni tengo ningún interés en su entidad. Tampoco le haré una crítica política ni pertenezco a ningún partido que pudiera interpelarle. También le digo que es sabido que el Popular fue un banco ligado durante mucho tiempo al Opus Dei. En absoluto esta carta tiene intención de censurar estos orígenes aunque, ahora que lo pienso, puede que algo tenga que ver con lo que le voy a decir. Pero como dicen los ingleses “anyway”, no es este el tema.
De lo que yo quiero hablarle es de una campaña publicitaria. ¿Recuerda usted los folletos de “Tenemos un Plan”? Sí, dos inocentes folletos donde se ofertaba a los clientes unos productos financieros, el Plan Cero (cero comisiones), el Plan Descuentos y el Plan Para Mi. Los folletos eran distintos. El primero iba dirigido a los clientes particulares, a las familias. Los planes entonces se adaptaban a estos clientes y salían iconos que así lo reflejaban. El segundo estaba pensado para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas y de hecho su Plan era Para Mi Negocio. Pero mire qué curioso: el folleto para las familias tenía en la portada una mujer en una cocina de una vivienda familiar y el segundo, un cocinero en la cocina de un restaurante. Mire usted, yo pienso que la elección no es producto de la casualidad y que la agencia de publicidad no se jugó a cara y cruz en qué folleto iba a representar a cada género. Es más, pienso que fue algo sesudamente debatido. Detrás de esta elección hay una determinada visión del papel que tiene la mujer y el hombre en la sociedad. La actitud de los modelos me lo confirma aún más: ella relajada y modosa; él con los brazos cruzados, seguro y fuerte. Pienso incluso que la profesión tampoco fue escogida al azar: para ustedes la cocina familiar es el terreno de las mujeres y la profesional, el de los grandes cocineros varones.

Déjeme que les diga lo equivocados que están. Les diré por experiencia personal que hay muchos hombres que cocinan y compran en su casa, como parte de un reparto más justo de tareas en el ámbito familiar y que hay enormes cocineras profesionales ocupándose de los restaurantes en sitios con estrella Michelin y en buenas casas de comidas de medio mundo. Probablemente, serán más porque a las mujeres nos toca todavía hacer un poco o un mucho más que ellos. Lo grave de su error es que influye, tiene consecuencia, es una china para que la rueda de la historia gire un poco más lenta a favor de las mujeres. Pero “anyway” otra vez, esto no es lo que más me molesta de sus cocinas: lo peor es que huelen a rancio.
Claudia Aguilar Valero, colaboradora del grupo Aequitas25

21 de octubre de 2017

La gran lucha

Por Paula. Por Goiz.
Gracias, Isa, por compartir.
Sobran todas las demás palabras.

20 de octubre de 2017

V Concurso de Microrrelatos contra la VG

Aequitas 25 y la bibioteca del Juan de Mairena convocan la quinta edición del concurso de microrrelatos contra la violencia de género. Podéis leer las creaciones del curso pasado pinchando aquí. Os animamos a participar y a dar, de esta manera, un paso más en la concienciación de esta lacra que sigue azotando a nuestra sociedad. Y esperamos que lo hagáis con el entusiamo y la satisfacción que siempre produce la creación literaria.
Estas son las bases del concurso:

19 de octubre de 2017

Día Mundial contra el cáncer de mama

Las chicas y los chicos de Arte, de rosa contra el cáncer de mama
Hoy es el Día contra el cáncer de mama. Hay muchas  cosas contra las que no se puede hacer nada. Solo queda aceptarlas y poco más. Pero hay otras, la mayoría, contra las que se puede actuar. En España se diagnostican anualmente unos 26000 casos y es el tumor maligno más frecuente entre las mujeres de todo el mundo (salvo ciertos tumores de piel). Sin embargo, los tratamientos son cada vez más efectivos, el índice de supervivencia es más alto y la calidad de vida de quienes lo sufren ha mejorado. Qué podemos hacer. Mucho. Colaborar en campañas cuyo fin es la recaudación para investigar contra esta enfermedad. Empatizar y no esperar a que seamos nosotras o nuestras mujeres cercanas quienes lo padezcan para sentir lo duro que puede ser sobrellevar una enfermedad así. Ir a una consulta ginecologica porque la detección precoz es fundamental. Y decir a nuestras alumnas, amigas, hijas, hermanas… que lo hagan. Ayudar a las mujeres que tienen cancer a sentirse mejor. Concienciarnos para acabar con los tabúes que asocian esta enfermedad a rasgos considerados propios de la identidad de la mujer (su pecho, su pelo…). Porque durante muchos años, esta enfermedad se ha llevado en silencio como si fuera una mas de las muchas culpas que las mujeres soportamos. Hace tiempo, la mayoría de las pacientes se escondía, silenciaba el motivo de sus ausencias, intentaba disimular los síntomas de alguna manera. Hoy no. Cada vez son mas las mujeres que lo dicen, lo comparten, ayudan a otras mujeres en la misma situación y se unen para soportar lo que no debe ser nada fácil.
Así que una vez más, desde este blog os hago una llamada a la comprensión y a la colaboración. Se puede superar el cáncer de mama. Se puede detectar a tiempo y facilitar su curación. Se puede salir incluso reforzada de una vivencia tan dura. Tendamos hoy una mano a las mujeres que lo están pasando mal y tienen todo el derecho del mundo a sentirse así. Digámoles que no están solas.

Y vosotras, mujeres y niñas, id a una consulta ginecológica periódicamente, por favor.

16 de octubre de 2017

"Me aburro leyendo a mujeres..."


Hay muchos hombres buenos que no leen a mujeres. Sin maldad. Ni ven películas dirigidas por ellas. Sin la más mínima maldad. Son excelentes hombres buenos. Y llevan ya tantos años acostumbrados a palabras masculinas, horizontes masculinos, universos masculinos que no nos/las entienden. Años y siglos de mirar las mismas cosas por los mismos resquicios provocan miles, millones de buenos, excelentes hombres buenos. Sin maldad.
Gema Conde, poeta,  me escucha. Escribe esto y me lo regala. Por supuesto, con maldad. Y yo, con cierto pudor y con infinita bondad - ¡quién lo duda!- lo comparto con ustedes como un regalo especial en este "Día de las Escritoras".

Por Gema Conde, poeta

10 de octubre de 2017

11 de octubre: Día Internacional de la Niña



El 19 de Diciembre de 2011 se aprobó la Resolución 66/170 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la cual se proclamaba el 11 de Octubre como el Día Internacional de la Niña para reconocer los derechos de millones de niñas en el mundo. En ella se denuncia la idea de que por el simple hecho de haber nacido como mujeres, estas no tienen los mismos privilegios que los varones.
Actualmente, vivimos en una sociedad en la cual todos no tenemos las mismas ventajas desde que nacemos por diversas razones como nuestra nacionalidad, país de origen, etnia, escala social de nuestra familia etc. Y entre esta larga lista de motivos se incluye uno de los más impactantes y crueles: haber nacido con el sexo femenino. Por ello, a las niñas no se les ha dado la posibilidad de poder hacer las mismas cosas que a los niños, que han tenido el "privilegio" de poder recibir una educación. En naciones africanas y asiáticas, a las niñas no se les tiene permitido ser escolarizadas y ni siquiera se les da la posibilidad de que aprendan a leer o escribir, con el objeto de que continúen llevando una vida como las que sus madres y abuelas han vivido, ya sea por motivos ideológicos o religiosos. En muchos países de Asia, África o América, las menores de 15 años son obligadas a contraer el matrimonio con hombres con una gran diferencia de edad, siendo obligadas a dejar de ser niñas y a vivir una vida de abusos y maltratos por parte de su cónyuge. Según estudios de Save the Children, se calcula que para finales de esta década, 142 millones de niñas en el mundo serán forzadas a casarse. Además de lo anteriormente mencionado, también son empujadas para ser tratadas como esclavas sexuales; así 1,6 millones de niñas de entre 15 y 19 años son violadas y tienen que sufrir un un embarazo prematuro. Como dato impresionante, la maternidad infantil es la segunda causa principal de la muerte de adolescentes en países tercermundistas debido a problemas durante el parto y cada año 2,6 millones de niñas dan a luz a una temprana edad.
Vivimos en un mundo donde las mujeres son maltratadas desde su nacimiento; son maltratadas por ser lo que son, mujeres. Luchemos para conseguir erradicar esa lacra social y alcanzar la igualdad real en todos los países del mundo, empezando porque cada niña viva su vida como lo que es, una niña.


Luis Gutiérrez-Ravé Estrada, colaborador del grupo Aequitas25

9 de octubre de 2017

El Despatarre

Está ahí, puedes verlo y no darte cuenta; incluso peor, ser consciente y no hacer nada al respecto. Un tema del que pocos hablan y la mayoría prefiere la incomodidad a intentar ponerle fin. Todo se resume a una simple pregunta. ¿Nunca has tenido la sensación de ir apretujad@, en un transporte público, porque la persona de al lado tenía las piernas demasiado abiertas?

Me imagino a las chicas, después de haber leído esta pregunta: “Si, muchísimas veces” o “A mí nunca pero sí que lo he visto”. Por otra parte me imagino a los chicos, “Nunca me pasó” o “Si me paso, tampoco me molestó”. Bien, en lo primero que deberíamos pararnos a pensar es, ¿Por qué?, ¿Por qué lo evitamos, lo ignoramos, y lo permitimos? Hablamos de educación, dejar de pensar un momento en nosotros mismos y mirar a nuestro alrededor.

De pequeña, siempre me enseñaron que “hay que ser una señorita”, siempre ser la más correcta y formal; sin embargo, nunca escuché a alguien decirle a un chico “tienes que ser un señorito”. Hablando con mi madre sobre este asunto, le hice la misma pregunta que os hice anteriormente, y su respuesta fue: “Bueno, es normal que se sienten así, porque si cruzan las piernas pueden hacerse daño en sus partes”. Con esto me gustaría destacar lo importante que es la educación igualitaria. El calor y la incomodidad de llevar las piernas cruzadas es igual para todos; no obstante a las chicas nos enseñan que eso es lo correcto, por educación, dejando que ellos puedan hacer lo que les plazca.

A esta forma de ir sentado se la conoce como Manspreading en inglés (el despatarre para nosotros). Este hecho tan normalizado, no es más que otro reflejo machista de la sociedad en la que vivimos pues, sin darnos cuenta, o en el peor de los casos, dándonos cuenta, nos da igual permitirlo.

Después de ser totalmente consciente de todo esto, no permitiré (por lo menos yo), que alguien se adueñe de mi espacio vital y, a vosotros, chicos, simplemente por respeto, os digo que estaría bien que empezarais a pensar en la persona que tenéis al lado.


Paula Pérez Riquelme, colaboradora del grupo Aequitas25

7 de octubre de 2017

Tenemos que hablar

Tenemos que hablar.

No, no es una ruptura. O puede que sí. Quizás no. Al menos, no del tipo que se suele relacionar con la famosa frase. Y sí, me refiero a la cuestión catalana, tema estrella de conversación y en los medios de comunicación desde hace, en mi opinión, demasiado tiempo.

No es un tema particularmente divertido, pero hay momentos en los que hace falta reír para no llorar. Porque el hecho de que unos políticos, oficio caracterizado por la palabra ya en tiempos de Sócrates, se escondan detrás del pueblo y las fuerzas de seguridad es una vergüenza y es inadmisible.

Si algo intentan enseñar en las escuelas (en las de ahora, pues las de antes deferían un poco al respecto) es que liarse a puñetazo limpio no conduce a nada. La violencia solo genera violencia, en un bucle, interminable. Sin embargo, entre todos los animales, el ser humano es el único que ha desarrollado un lenguaje lo suficientemente complejo como para solucionar los conflictos sin llegar a las manos.

Aprovechémoslo.



Hablemos (o Parlem, en catalán). Eso mismo defendía una manifestación convocada ayer, 7 de octubre delante de los ayuntamientos de toda España. Todas vestidas de blanco, sin banderas, armadas solo con manos pintadas de blanco y carteles de “hablemos, parlem”, desde docenas hasta miles de personas, dependiendo del municipio, y de gran diversidad de ideologías abogaban por el diálogo, al grito de “¡menos banderas y más hablar!”.

No representaban a nadie, ni nadie las representaba. Partidos políticos y sindicatos estaban intencionadamente excluidos de esta reunión. Gente corriente convocada por gente corriente a través de redes sociales. Ni colores, ni banderas. Estaba claro. Sin embargo, al menos en Sevilla, acabaron mostrándose las banderas. No se sabe muy bien quién los convocó, aunque, tanto los de una posición como otra, aparecieron en el Ayuntamiento.

Personalmente, como persona de blanco, me dejó muy mal sabor de boca. Muchos de sus cánticos se asemejaban a los nuestros, no defendíamos actuaciones tan diferentes. Pese a que fue un “enfrentamiento” pacífico, no era lo que habíamos venido a hacer. Intentamos hablar con ellos para que dejaran las banderas, al menos por un día, y se unieran a nosotros, pero los resultados fueron bastante lamentables. Lo que más me preocupa es que si un lado neutral, si bien no profesional, falló al intentar convencer a un pequeño grupo de personas de tan solo bajar las banderas, se presentan “muy negras” las negociaciones entre políticos.

Aun así, no nos podemos permitir el lujo de encontrar otra solución, pues, aunque a primera vista pueda parecer excesivo, esto podría conducirnos a otra guerra civil. Es seguramente una exageración y sinceramente, por el bien de todos, espero que lo sea. No somos iguales, nunca lo hemos sido, ni espero que jamás lo seamos. Ahora más que nunca debemos dialogar, abrir la mente a otros pensamientos e ideologías y permanecer optimistas frente a una adversidad que habíamos subestimado.

Judit Fernández Roca, colaboradora del grupo Aequitas 25