3 de abril de 2016

Sexo, género y transfeminismo

Dado que voy a tratar un tema muy complejo y relativamente reciente, ya aviso de que va a resultar algo complicado entender algunos conceptos al principio (y es normal), por lo que trataré de ser lo más clara posible al respecto y definir algunas cosillas antes de empezar.
De entrada, ¿qué entendemos por una persona trans? La descripción más breve establece que trans es aquel individuo que no se siente identificado con el género que se le estableció al nacer, por lo que hemos de establecer una separación entre el género y el sexo  (los genitales). Así mismo, una persona cis será aquella cuyo género coincide con el asignado.
Pero claro, ahora... ¿qué es entonces el género en sí? El género se trata de una concepción muy subjetiva, ya que depende directamente de la persona y forma una pieza clave en su ser. Se trata del término con el que se identifica, su concepción personal, y aunque normalmente esté ligado al sexo es totalmente independiente de él. Los genes juegan un papel importante, claro; pero la concepción biológica de una persona también depende de los factores externos, su entorno, educación y evidentemente, su desarrollo personal.
 Por lo cual llegamos a la siguiente conclusión: hay mujeres con pene, hay hombres con pechos y hay personas que no son ni hombres ni mujeres. Y todos son igual de válidos. El binarismo se trata de una imposición tóxica del sistema cisheteropatriarcal (ojo con la palabreja) ya que viene con unos roles de género asignados que coartan, limitan y perjudican. Me explico; esto se vería reflejado en los topicazos de los chicos hacen tal y las chicas son cual, creando una separación innecesaria. Por lo tanto, el problema está en dichos roles, y no en ser visto como un chico, o una chica (toda opción fuera de estas dos queda totalmente excluida e invisibilizada)
Resuelto ya las dudas iniciales, llegamos a la cuestión: ¿cómo he de referirme a alguien que no es binario? La respuesta es bien sencilla. Preguntándole. Normalmente cada uno tiene sus preferencias y no cuesta nada enterarse de ellas. Usar los pronombres que te pide no resulta una tarea ardua y complicada precisamente, y es mucho más importante de lo que se piensa (el llamado “misgendering” puede causar disforia, un trastorno bastante serio y desagradable). Es aquí donde entra juego el nuevo pronombre propuesto para las personas no binarias: elle. Ni él, ni ella, y se utilizaría usando una e como morfema: por ejemplo, “une chique” (supongo que sabremos ya que “ello” es referido a los objetos, por lo que sería bastante grosero proponerlo para determinar personas solo porque no nos da la puñetera gana usar el otro).
 Quizás en un principio este nuevo lenguaje inclusivo suene bastante raro, lo cual es normal también, pero no se está obligando a nadie a usarlo de forma diaria, sino que se ofrece como opción más bien para referirse a un colectivo u individuo que no entra en las acepciones convencionales.
Y ya para finalizar... ¿qué es el transfeminismo? Pues se trata de una corriente que aboga por defender los derechos de las personas no normativas y lucha por la visibilización y acepción de los nuevos géneros así como por los derechos de las personas trans (todo esto incluyendo además los principios feministas básicos, claro). Puede que los cambios sean a pequeña escala o apenas tengan repercusión, pero pasito a paso estamos logrando avanzar. La sororidad y el respeto nos hace fuertes, y  es por ello por lo que me animo a seguir defendiendo lo que creo.
María Constanza Ruiz Bermejo, colaboradora el grupo Aequitas25

9 comentarios:

  1. María De Felipe 4A7 de abril de 2016, 11:30

    En mi opinión, el problema que plantea el texto sería la forma adecuada de tratar a las personas que no se sienten conformes con su género.
    Sin embargo, la solución que se aporta sobre añadir palabras nuevas en la lengua para referirnos a ellos, no me parece necesario, porque bastaría con tratarlos con respeto y educación, sabiendo cuáles son sus preferencias.

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  2. Aunque pueda parecernos obvio, lo cierto es que a día de hoy existe mucho desconocimiento de conceptos como la transexualidad o incluso otra manera de entender las relaciones y la sexualidad.
    Siempre nos han afirmado que el género de una persona es el que tiene al nacer, pero hay personas que no se ajustan al género con el que han nacido,a estos los llamamos transexuales(con independencia de que hayan cambiado o no sus genitales).Un gay o una lesbiana no se encuentra a disgusto con su género,es su sexualidad la que tiende hacia personas de su mismo sexo.
    En nuestro país hoy en día heterosexuales,gays,lesbianas y transexuales podemos decir que están normalizados,la ley reconoce sus derechos y la mayoría de las personas los vemos con naturalidad,pero es que hay personas que no entran en ninguna de estas categorías porque todos los que hemos citado en el texto se les denomina binarismo.Según las nuevas tendencias este concepto binario del género se está quedando algo antiguo y sería mejor dejarlo a un lado,porque como afirma la autora de este texto,"Se trata de una imposición tóxica del sistema...que coartan,limitan y perjudican".
    En el texto se propone el uso de un pronombre (elle) que anula el binarismo,es decir,no es ni él ni ella pero tampoco es un objeto.
    Finalmente creo que por muy minoritario sean las personas que no entran dentro de un colectivo visible tienen y tenemos la obligación de luchar porque se les escuche,se les respete y se les concedan todos sus derechos.
    Marina Taboada Moya 2ºD

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  3. El texto nos propone un tema bastante actual y que ha dado lugar a debate, con la aparición pública de varios casos de personas que querían ser reconocidas legalmente en un sexo diferente al que habían nacido.
    Muchos de ellos sufrieron acoso, y incluso algunos decidieron acabar con su vida. Todo por ser diferentes, salirse de los que llamamos normalidad. Porque en nuestra sociedad tendemos a rechazar a todo aquello que se sale de los estándar, apartarlo y verlo como una minoría débil. Todo este problema, como se comenta en el texto, viene provocado por los roles masculinos y femeninos. Es decir, si naces hombre deberás hacer lo que la sociedad considera que es de hombres. Todo aquello que se salga de ese rol será tachado de diferente y objeto de ataque. Por ejemplo, en la actualidad está mal visto que un hombre use maquillaje, porque está considerado como algo que solo la mujer debe usar.
    Pero verse atraído en cosas encasilladas al sexo opuesto es algo insignificante en comparación a verse atrapado en un cuerpo con un género con el cual no te identificas.
    En la actualidad se pueden percibir pequeños cambios que ayudan a su integración a nivel físico, legal o incluso algo tan simple como la utilización de un pronombre para las personas no binarias. Aunque sean pequeños pasos, cada acto nos acerca a una sociedad donde ser diferente no sea algo malo.
    Pilar Borrego López 2ºD bach

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  4. El texto “sexo, género y transfeminismo" viene a tratar un tópico interesante y que me llama mucho la atención personalmente. Básicamente nos explica las diferencias que existen entre el sexo y el género de una persona y las consecuencias que esto conlleva. Aunque a simple vista nosotros no tenemos porque poder determinar el género de una persona, tampoco tenemos porque percibir su sexo, es decir, “gracias” a la construcción social con la que convivimos, dependiendo de la manera de vestir y actuar de una persona podemos encasillar a esta misma en chico o chica aparentemente, ya que cada uno tiene claramente establecidos una guía de lo que puede hacer y llevar y de lo que no porque estas quedan fuera de su rol de hombre o mujer.
    Así un individuo no piensa que mas allá de una vestimenta jerarquizada en uno de los dos papeles pueda encontrarse alguien que no se identifique como ninguno de estos dos. Las personas no binarias existen en nuestra sociedad pero no las vemos, pasan desapercibidas y esto es culpa de la poca visibilización que tienen, porque las personas hoy en día se educan a través de los medios, películas, libros, series, no solo en escuelas y hace mucha falta que aparezcan personas así para normalizar la situación y no tener que estar haciendo un comentario sobre este tema porque ya estaría muy interiorizado y no sería necesario.
    Por lo tanto el transfeminismo como muchas otras corrientes feministas luchan por la deconstrucción de estos roles asignados al nacer, así como la abolición de los géneros y la visibilización de las personas queer y transexuales. El uso del neutro “elle” me parece una bonita iniciativa de hacer sentir mas cómodx a las personas no binarias, pero como ocurre con todo lo nuevo será motivo de crítica.
    Por otra parte también el uso del pronombre neutro obligará a las personas genderqueer a que se identifiquen como tales y también a encasillarse en esa postura que te obliga a ser hombre, mujer o queer. Esto se puede abrir a debate puesto que algunas personas transgénero prefieren no etiquetarse en alguno en concreto. Aún así sigue sigue siendo una idea innovadora que espero que con el tiempo se utilice en la lengua oral y escrita.
    Ana Blanco González 2º BACH D

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  5. Todavía no sé si vivimos en el siglo 7.AC o en el singlo XXI. Vivimos en una sociedad que todavía la libertad de expresión, la igualdad entre personas son derechos que están escritos a ordenador, papel y están bien regulados en libros, pero hoy día o esos libros no se quieren acatar o nos interesa mejor mirar para otro lado.

    Me parece injusto que todavía siga existiendo personas pidiendo derechos, simplemente porque la sociedad no ha querido evolucionar a su lado, me parece una lástima. Los derechos pedidos se deben acatar y cumplir porque nosotros no somos nadie para negar que esas personas que se llamen “elles”, ¿por qué?, ¿nos influye a nosotros en algún momento?. Yo creo que no, creo que somos egoístas y de mentalidad de folio. Con esto me quiero referir que somos así porque queremos, y claro que es más fácil no cambiar porque ya estamos acostumbrados a lo que estamos, pero claro,, cambiar nos hace ser personas inteligentes y sabías.

    Por lo que a mi me respecta deberíamos empezar a cambiar los pequeños detalles, tenemos que dejar de preguntar a los “chiquitines” si tienen novio/a. ¿Por qué tenemos que etiquetar a un pequeño en una relación entre hombre-mujer o viceversa?, ¿por qué?. Porque creemos que por más que le intentemos convencer ellos van a hacer lo que nosotros queramos que sean. Y es un gran error. También tenemos que dejar que las personas sean libres y no prohibirlas en la manera de vestir, de jugar. Dejemos que cada persona sea quien quiera ser y si tiene que “pasar la barrera” que nosotros hemos creado pues mejor. Sería el mundo más divertido si todos fuéramos distintos, ya que todos nos nutriríamos de todos.


    Pienso que si lo anterior se cumpliera, no haría falta de acatar las leyes, ya que hubiéramos creado una sociedad libre de prejuicios.

    Luis Gutiérrez 2ªD

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  6. Estamos en un mundo que avanza día a día y ‘’progresa’’ continuamente, aunque muchas veces sea para mal.
    Es un hecho que en su momento se luchó por la igualdad entre hombres y mujeres y se consiguió, en cierta medida. Y es un hecho que hoy en día se lucha por la igualdad entre homosexuales, heterosexuales, transexuales, bisexuales, etc.
    No obstante, es un hecho también que temas como estos son mucho más amenos para las mujeres que para los hombres. Está mejor visto y es más aceptado que una mujer hable abiertamente de su sexualidad y de sus gustos mientras que el concepto ‘’salir del armario’’ se relaciona mucho más con los hombres.
    Existe un problema y es que muchas veces somos nosotros mismos los que dificultamos que la sociedad evolucione. Me explico: todos queremos ser tratados con respeto y con educación, ya que es lo que nos merecemos. Pero hay veces en las que aquellas personas que se sienten oprimidas o excluidas por los demás por el hecho de ser ‘’diferentes’’ o de sentirse así, tienen un comportamiento muy exagerado e irracional. Para que se entienda mejor lo que trato de decir voy a hablar de situaciones que me han ocurrido en mi día a día como el hecho de que una persona se ofenda repetidas veces por utilizar la palabra ‘’gay’’ en vez de ‘’homosexual’’ o por referirte a dicha persona con el sexo opuesto simplemente porque te hayas equivocado. Me parece algo injusto.
    (Cabe aclarar que este sentimiento de inferioridad no se relaciona solo con este tema, sino con cualquier aspecto en el que una persona no se sienta cómoda consigo misma.)
    Con esto lo que quiero decir es que en ocasiones no aceptamos lo que somos y pretendemos que los demás lo hagan. Es más, aunque lo hiciesen, no nos serviría. No podemos exigir igualdad si no nos sentimos iguales a ellos ni podemos pedir que se trate con normalidad un tema si cuando se hace lo tomamos como una ofensa. No podemos impedir que la sociedad avance.
    Estamos dando un paso muy grande con temas tan peliagudos como este y creo que estamos consiguiendo nuestro objetivo, que es vivir como simples personas sin necesidad de etiquetarnos. Sin embargo, también creo que tenemos que tener mucho cuidado con no crear una ‘’falsa evolución’’ de cara a la sociedad. Se van a necesitar muchos años para conseguirlo pero confío en que algún día nadie tenga que sentirse inferior por su idioma, color, sexualidad o género.

    Katya Yancheva 2ºD

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  7. En una sociedad en la que el fútbol es religión, y en que la religión es ley, no es de extrañar la poca empatización con aquel que no cumple los roles establecidos, como es aquel que se muestra como bisexual, pansexual u homosexual, una sociedad en la que "gay" es un adjetivo despectivo, y que si eres llamado así, deberías de sentirte ofendido.

    Somos una especie que va evolucionando y que nuestros gustos, por lo tanto cambian. Necesitamos de nuevas definiciones para comprendernos a nosotros mismos, necesitamos de preposiciones neutras para satisfacer las necesidades de aquellos que no tengan género definido. No podemos estancarnos en donde estamos, tenemos que dar siempre un paso hacía el frente.

    Tenemos que olvidarnos de el binarismo del que se habla en el texto, y acoger que alguien pueda sentirse atraido por alguien de su mismo género, de ambos, o incluso de ninguno, porque no nos cuesta nada preguntar, y acomodarnos a la necesidad de esa persona simplemente cambiando una letra en nuestro vocabulario.

    Hagamos de todo esto algo normal, demos los pasos suficientes para que todo esto se haga verdad, hagamos que ese "gay" del que hablé antes, desaparezca, hagamos de este mundo, un mundo para todos.

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  8. Incluso desde antes de nuestro nacimiento, el médico ya informa a nuestros padres de si su futuro bebé va a ser niño o niña. Entonces comienzan las compras de vestidos y chupetes, rosa o azul, chándal del equipo de la familia. Estamos predispuestos a actividades extraescolares concretas, fútbol o ballet, y pasamos, los "más afortunados", solo gran parte de la vida sin ser conscientes de ello. A veces podemos cambiarlo, a veces no queremos.

    En una época de avances médicos y científicos como en la que nos encontramos, podemos cambiar todo aquello con lo que no nos sintamos conformes, incluso nuestro propio sexo; ahora bien, las controversias sociales que esto implique es un riesgo que, por desgracia, no siempre se está dispuesto a asumir. Este avance tecnológico debería ir acompañado de un avance moral y ético, y es esa inconcordancia entre la libertad de elegir del ser humano y la aceptación de las decisiones propias y ajenas lo que genera esta sociedad hipócrita de la que formamos parte.

    A medida que crecemos y vamos descubriéndonos y construyéndonos, valorando lo que nos gusta y lo que no, las personas nos diversificamos, nos diferenciamos las unas de las otras, pero también intentamos buscar una estructura y orden común para entender las posiciones que toman los demás. A día de hoy, se sigue sin comprender la sensación de aquellas personas que se sienten atrapadas en un cuerpo que no les pertenece, y nunca se podrá entender si no se vive, pero se puede y se debe aprender a respetarlo. El cambio de genital no es más que un cambio físico, igual que operarse la nariz o las orejas, y la mentalidad de una persona no se va a ver alterada por cambiar parte de su biología.

    El quid de la cuestión en cuanto al sexo y al género es mucho más simple de lo que parece. El problema no reside en la no aceptación de diferentes géneros, sino en el propio concepto de género. Cuando se denomina a alguien mujer u hombre en su género ya se están presuponiendo las características intrínsecas de hombre (fuerte, deportista, rudo) y de mujer (fina, elegante, recatada) que vienen persiguiéndonos desde hace ya tiempo. Así pues, deberíamos limitarnos a distinguir a las personas solo por su sexo biológico, ya sea de nacimiento u operado, debido a las posibles necesidades médicas, y eliminar el concepto de género, que es la única manera de erradicar los papeles sociales que la elección de uno de los dos aceptados en la actualidad implica.

    Por último, en cuanto a la hora de dirigirse a una persona lingüísticamente hablando, comprendo que hacerlo por sus genitales puede resultar complicado ya que estos no se suelen mostrar constantemente, por lo que cuando se va por la calle no se sabe si la persona que vemos tiene pene o vulva. Toda esta diversidad está complicando el lenguaje que utilizamos, pero se debe ser paciente y comprender que la evolución del mismo implica tiempo. La creación de nuevos géneros gramaticales (les niñes) y de nuevo géneros fuera de los conocidos binarios parece ser un crecimiento del problema, ya que se está intentando quitar etiquetas con la creación de nuevas etiquetas tales como el género queer.

    Ante situaciones como esta de concienciación y aceptación social, debemos dejarnos llevar por las sensaciones que nos transmiten las personas más que por su aspecto físico. No debemos olvidar que por encima de todo problema, prevalece la necesidad de una medida social, una traición a nuestra naturaleza clasificadora para que podamos aprender a no intentar organizar a las personas ni etiquetar su contenido mental y sentimental. Tenemos que aprender a encontrar la belleza en lo caótico del ser humano.

    Andrea Fdez Veloso. 2ºB.

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    1. Inconcordancia no por dios, discordancia*

      Andrea Fdez Veloso 2ºB.

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