4 de mayo de 2018

Una de memoria reciente


Entre tantos escándalos machistas que indignan, y con fundamento, a una sociedad más sensibilizada que veinte años atrás, ciertas noticias parecen dejarse banalizar desmerecidamente. Es posible que estos días muchas jóvenes mujeres y hombres estén descubriendo el poder y la voz de una multitud que se echa a la calle. También es posible que estén recibiendo en las aulas una educación de género mucho mejor que la mía. Pero ello no quita que sean ignorantes sobre un tema tan reciente y de vital importancia como fue el terrorismo de ETA. Pues bien, esta joven que apenas presenció los últimos coletazos de un grupo de asesinos va a compartir un poquito de historia con los aún más jóvenes.
Mi papá me enseñó qué era una manifestación días antes de cumplir los seis añitos. Y nunca lo he olvidado. Un año antes del nacimiento de mi hermana, ETA secuestra y asesina a Miguel Ángel Blanco y la gente se echa a la calle. Recuerdo mucha, mucha gente. Recuerdo hacer muchas preguntas porque no entendía nada. Recuerdo a gente triste, a gente enfadada. ¿Recuerdo manos blancas, o es tal vez es un recuerdo creado? Recuerdo que mi padre me cogió en brazos, era demasiado pequeña para ver entre la bulla. Recuerdo una emoción colectiva y apenas avanzar seis metros en total. Había tantísima gente que la cabecera de la manifestación había llegado a su destino mientras la cola seguía estancada.
Eso viví, pero fue después cuando comprendí. Visitando a mi familia de inmigrantes castellanos en el norte he sentido el racismo en Euskadi muy de cerca, oculto por el silencio. He presenciado pequeñas concentraciones en favor de “los presos políticos”, a lo que me referiré como asesinos, y que por aquel entonces ya todos ignoraban. He conocido a un amigo de la infancia de mi padre, cuando salía a pasear en familia escoltado. En mi casa no ha habido ni extorsión, ni víctimas. En mi casa no se ha hablado del tema más que en cualquier otra familia de fuera o dentro del País Vasco, donde pareciera que madres y padres quisiesen proteger a hijas e hijos del odio a través del olvido.
Esto no es una lección de historia, sino de humanidad. Este tema no es más importante que la violencia de género o el racismo. No más preocupante que los refugiados o el llamado terrorismo islámico. Hoy se ha producido la disolución oficial de una banda de asesinos acabada desde hace años. Un “grupo” armado que ya no mata, pero mató, ya no asusta, pero asustó y afortunadamente ya no preocupa. Tomemos unos instantes en nuestra ajetreada rutina para reflexionar y congratularnos; homenajeemos y recordemos a las víctimas y enseñemos a los más jóvenes lo que no puede volver a suceder nunca. Olvidemos brevemente las batallas políticas, movimientos populistas y secesionistas y busquemos aquello que nos une como personas. Eduquemos y practiquemos la tolerancia. Y salgamos, salgamos a la calle para defender nuestra dignidad como personas.
Lectura más que recomendada, Patria. Regalo en forma de humor con Vaya semanita. No pasa nada por tomar unos segundos para valorar lo que ahora está mejor que antes entre tanta indignación. Y aquí, un minuto de humor, más que merecido.
Clara Marina, colaboradora del grupo Aequitas25



1 comentario:

  1. Coincido en que más allá de los procedimientos más adecuados o criticables, el hecho de la declaración del fin de terrorismo de la organización vasca es una buena noticia para el bien de nuestra sociedad. Será bueno hacer pedagogía de la reconciliación y aceptación de un pasado con luces y sombras muy evidentes.

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