25 de abril de 2015

Sin nada


Sin tierra. Sin papeles. Sin nada. on PhotoPeach

10 comentarios:

  1. Sin palabras. Últimamente solo pienso en cómo cada vez somos menos personas. En las noticias sólo veo pateras llegar y ministros mirar hacia otro lado. Parece como si todo este escándalo se hubiera convertido en un tema típico, al cual las personas ya no dan importancia pues siempre pasa. Ya no se habla de lo que ha pasado con los inmigrantes al día siguiente de su llegada en pateras… Ya se ven las noticias con monotonía, como si hubiéramos tirado la toalla... Se nos ha olvidado que tras esas noticias y portadas de periódicos hay personas. Personas que por el simple hecho de nacer a kilómetros de ti ya no tienen tus mismas oportunidades y están condenados de POR VIDA a vivir buscando siempre algo más allá del mar. No poder ir a la escuela, tener que estar bajo las órdenes de una mafia, sufrir una guerra, no tener comida… Es su día a día.
    Ante todo esto, los grandes mandatarios de nuestra gran Unión Europea, tan próspera y progresista, únicamente saben poner fronteras, límites, pedir responsabilidades, poner medidas, exigir… Dónde está nuestra humanidad es algo que cada vez más me pregunto. La solución no está en poner barreras sino en hacer que no haga falta que las mismas existan. Si todo el mundo tuviera comida, si las escuelas fueran un derecho de todos, y por supuesto de todas, si la codicia no superara la responsabilidad política… Si todo eso ocurriera las personas no estarían desesperadas en encontrar algo mejor, porque lo tendrían en su casa, con las personas que los quieren, que no se morirían de hambre o de sed cada día. Todos viviríamos en todas partes, y sería lo más enriquecedor a lo que el ser humano habría llegado en toda la historia.
    En el mundo hay comida y dinero suficiente para todos los países que ahora mismo se ahogan en la miseria, pero no llegan ni llegaran a ellos jamás. Los ricos serán más ricos y los pobres más pobres. Seguirán habiendo fronteras, muertes por deshidratación, gobiernos represores que maltraten a los inmigrantes que intenten saltar una valla. Todo eso seguirá existiendo a menos que ahora y para siempre nos concienciemos de que esto no puede seguir así, que en vez de medidas hace falta un cambio de perspectiva, de ver la realidad. Todos somos iguales, todos merecemos lo mismo, el mundo, la tierra, el mar, todo es de todos. No lo olvidemos nunca.


    María Gómez Risquet 2ºbto A

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  2. Cristina Elena Castro García.27 de abril de 2015, 9:33

    Tantos miles de personas muriéndose de hambre y aún existe una demagogia barata que habla de igualdad y democracia. Ya no sirve el "si no miras, no está". Está ocurriendo delante de nuestras narices, y en lugar de tenderles una mano, cerramos nuestras puertas rápidamente, sin pensar que no somos menos asesinos por no ahogarlos con nuestras propias manos.
    Esta tierra no es nuestra. ¿Quiénes somos nosotros para exigirle nada a quien quiera vivir aquí con nosotros? Son personas humanas tratando de buscar un futuro estable para ellos y sus familias, y eso no puede ser un delito. No quieren nuestra compasión, nuestro desprecio enmascarado de tolerancia, no quieren que curemos sus heridas antes de expulsarlos de vuelta a sus países.
    Me pregunto si son tan importantes la piel, el dinero, el origen. Si no es más natural en la condición humana el ayudarnos unos a otros a sobrevivir, sin prejuicios, sin promesas a medias. Porque si un estudiante español se marcha a Inglaterra a pelearse por lavar platos, en ese caso es un valiente; pero si ha cruzado el estrecho de Gibraltar para buscar una mejor oportunidad en España es"un moro" que "viene a quitarnos nuestro trabajo".
    Eso dice mucho de nosotros. De ti, que estás leyendo esto en tu ordenador o en tu móvil; de mí, que en unas horas estaré leyendo un libro en el sofá de mi casa. Tampoco habla en favor de esos políticos que estará pensando en cuánto tendrá que gastarse para hacer más alta la valla de Melilla.
    ¿Por qué no recordamos, para variar, que somos todos humanos y necesitamos las mismas oportunidades para triunfar.

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  3. Cada vez que veo las noticias me sorprendo aún más. Día a día no hago más que escuchar al presidente del gobierno decir que estamos saliendo de la crisis, que la situación ha mejorado considerablemente, que todo va mucho mejor… Esa crisis económica que hoy día todos vivimos (aunque algunos más que otros) dicen que está llegando a su fin. La economía no es mi fuerte, por lo que no opinaré acerca de ella, pero lo que sí me gustaría tratar es esa ligereza con la que el mundo se está permitiendo usar la expresión “salir de la crisis”. En mi opinión, esta crisis que sufrimos no es solo económica. Creo que como conjunto de países que formamos parte de este mundo estamos sufriendo una grave crisis social y sobre todo una crisis moral, por llamarla de alguna forma, en la que los principios de cada uno ante determinadas situaciones como son la violencia de género o la inmigración parecen desaparecer. Sí, puede que haya más puestos de trabajo y menos paro, pero ¿qué pasa con el resto de las cosas que estamos haciendo mal, las cuales en mi opinión, al menos a nivel moral, son mucho más graves?
    El reciente suceso en el mediterráneo de aquella patera con alrededor de 700 inmigrantes intentando llegar a Lampedusa me hace cuestionarme de nuevo todo lo planteado. Diariamente veo en las noticias cientos de acontecimientos terribles, crueles, de padres desalmados que matan a sus hijos para vengarse de sus mujeres o que directamente matan a ambos, veo como los ricos se enriquecen aún más mientras que los pobres tienen cada vez menos, y veo como cada país del primer mundo se va haciendo cada vez más ambicioso hasta el punto de no importarle nada más. Estos sucesos se van alternando, un día uno y otro día otro, pero noticias en las que salen pateras con cientos de inmigrantes (entre ellos numerosos niños) cruzando el Mediterráneo para llegar a Europa son casi diarias. Por si fuera poco tener que abandonar no solo tu país pero tu continente, abandonar a tu familia y amigos, adentrarte en un lugar completamente nuevo sin ninguna certeza de que las cosas vayan a ir bien, cruzar el Mediterráneo en un barco junto con otras 400 personas con elevadas posibilidades de hundirte y morir, y todo esto no por diversión o interés por viajar, sino porque no tienes otra opción puesto que en tu país no hay absolutamente nada que hacer más que morir de hambre, por si todo esto no fuera suficiente, ¿los países de Europa cómo reaccionamos? En el caso de España no permitimos ni que crucen el mar, sino que directamente ponemos esa despiadada valla de metal con pinchos para evitar que entren en nuestro país, y si alguno sale ileso de ella y consigue cruzar el estrecho, lo esperamos en la orilla para llevarlo de vuelta.
    Más de mil personas han muerto en lo que llevamos de año intentando cruzar el mediterráneo, ahogados en su mayoría por el hundimiento del barco en el que viajaban. Es cierto que hoy en día en nuestro país es ilegal trabajar “sin papeles” y que también es ilegal intentar entrar como estas personas que, insisto, no tienen otra opción, intentan hacerlo, pero no creo que esto suponga que tengamos que dejarlos morir. Es más, estoy segura de que ésta no es la única solución, ni mucho menos la más acertada. Aquí no estamos hablando de un dilema moral complejo en el que unas personas y otras podamos tener opiniones diferentes; no. Estamos hablando de la vida de cientos y cientos de personas que lo único que intentan es buscarse la vida pero han tenido la mala suerte de nacer en un país en el que, o eres rico, o mueres, hablando claro. No solo han tenido esa suerte, sino que encima las personas que lo tenemos muchísimo mejor, en vez de ofrecer toda nuestra ayuda y brindarles diferentes oportunidades, miramos para otro lado y lo criticamos como algo que nos afectará negativamente porque “los inmigrantes vienen a robarnos el trabajo”.

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  4. Todos sabemos que estamos atravesando una situación difícil en todo el mundo, para algunos más y para otros menos, pero cuando nos comparamos con estas personas que arriesgan su vida de esta forma, ¿podemos calificar todavía nuestra situación como “difícil”? Y cuando decimos que estamos superando esta crisis pero reaccionamos de esta forma ante personas desesperadas que necesitan nuestra ayuda, ¿de verdad podemos considerar que estemos superándola? Es un alivio que la situación económica haya mejorado, pero como no recuperemos esos principios que nos deben empujar a ayudar a aquel que lo necesite y nos acordamos que a pesar de todo, todos somos seres humanos, en mi opinión, jamás saldremos de esta crisis que está haciendo de éste un mundo cada día más cruel e inhumano.

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  5. Y una vez más volvemos todos a nuestra característica hipocresía. En cuanto se ha conocido la tragedia de los inmigrantes que intentaban llegar a Lampedusa, todos empezamos a sentirnos afligidos, culpables y a empatizar con la situación. Basta ya. Desgracias así ocurren casi diariamente. Como estas personas hay miles intentando llegar a esa tierra prometida que es para ellos Europa. Y no, no se conocen la mayoría de los casos.
    Personalmente esta actitud me resulta cansina. Vivimos nuestra vida prácticamente sin preocupaciones, vidas que son fáciles y cómodas. Y, de vez en cuando, al enterarnos de cosas así, tenemos la osadía de fingir que verdaderamente nos importan, que de verdad van a afectar a lo que haremos mañana. Pero en el momento en el que dejen de aparecer noticias sobre el tema, volveremos a olvidarlo y seguiremos con nuestras vidas de cuento. Sin embargo, el problema no va a dejar de existir. De hecho lo más probable es que vaya cada vez a más. No estamos hablando de gente que quiera venir a los países europeos para divertirse, hacer turismo o tomarse unas vacaciones. No. Hablamos de personas que huyen de su país porque no tienen absolutamente nada. Y cuando digo nada lo digo literalmente. Por no tener, estas personas, pues no podemos olvidar que son PERSONAS, no tienen ni agua potable. Huyen del hambre. ¿No es irónico que ellos arriesguen sus vidas por comer y que en occidente uno de los problemas más graves sea la obesidad? ¿Qué es lo que está pasando? Cuantas más vueltas le doy, menos lo comprendo. No puedo explicarme como hemos llegado a este grado de inmoralidad, de egoísmo y de ceguera. Nos refugiamos pensando que su precaria situación no depende de nosotros, que el haber nacido en un país u otro es cuestión de azar. Y eso es cierto, nadie elige donde nacer. Pero si podemos elegir qué hacer con nuestras vidas una vez que las tenemos. Bueno, nosotros podemos. Ellos no. No pueden decidir absolutamente nada. Y es por nuestra culpa. Porque para que nosotros tengamos la vida que tenemos, ellos tienen que estar pisoteados y olvidados. Pero no tenemos suficiente con esto. No solo no les prestamos ayuda, que es algo que debería salir de todos nosotros de forma casi automática, sino que además facilitamos y propiciamos que esta situación no cambie. Levantamos vallas, vigiladas día y noche con personas armadas por si a alguno se le ocurre intentar cruzar a “nuestro territorio”. Otra ironía más, como si verdaderamente nos perteneciese. También los repatriamos a sus países de origen cuando llegan en pateras. Porque al menos, eso sí, los rescatamos cuando los encontramos a la deriva en el mar (y encima nos enorgullecemos de ello...qué bondadosos somos).
    Vamos a tomar consciencia de la realidad de una vez por todas. No estoy diciendo que una sola persona pueda salvar la vida de todos los inmigrantes. Pero, si estamos viendo que las personas que tienen el poder suficiente para hacerlo son las responsables y las que les dan la espalda, hagamos algo por cambiarlas. Puesto que son ellas las que nos están representando y yo, personalmente, no me siento representada por ninguno de sus intereses y mucho menos por la indiferencia que muestran ante todo esto. Así que rebelémonos. Hagámonos notar. Vamos a movernos un poco y a hacer todo cuanto esté en nuestra mano por ayudar a frenar esta masacre (pues a fin de cuentas es una masacre total). Estoy convencida de que si todos hiciésemos algo por cambiar las cosas, dentro de nuestras posibilidades, llegaríamos a un verdadero cambio. Pero para eso debemos abandonar nuestro cómodo sofá en cuanto veamos noticias así y empezar a pensar qué es lo que podemos hacer nosotros. Y después, hacerlo.

    Laura Torrelo Martínez

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  6. “950 personas iban en el barco, de ellas, entre 40 y 50 niños y cerca de 200 mujeres”. Siglo XXI. Este episodio se repite día tras día, noticia tras noticia. Políticos egoístas que miran hacia otro lado, que solo van a lo suyo, que rechazan a personas que arriesgan su vida. Ellos solo piden vivir, nadie elige donde vivir. Sin embargo, mientras escribo esto, seguro que hay miles de personas decidiendo arriesgar su vida por tan solo conseguir vivir una, por no morir, por tener la posibilidad de vivir. Nuestra empatía se queda recogida únicamente en el momento cuando nos proyectan estas monótonas noticias. Pero, esto está ocurriendo. No hemos llegado a la igualdad aun. ¿Por qué? ¿Por qué siguen sucediendo masacres? Sí, es más fácil no pensar en eso. Mirar hacia otro lado y dejar que los políticos se encarguen de ellos. La sociedad cada vez está más deshumanizada, la gente solo va a lo suyo y no se dan cuenta de las adversidades que ocurren cada segundo, cada minuto en todas las partes del mundo. Los políticos, a su vez reclaman una respuesta integral europea que ponga el punto de mira en los “criminales” responsables del tráfico de personas. Pero, pensemos un momento, ¿Se han parado a pensar en la condición de vida de esas personas? O sencillamente ¿se han parado a pensar que están hablando de personas, iguales que ellos? Yo considero que no, es más fácil obviar datos y dejarse llevar. Sin embargo es un problema de todos, todos somos ciudadanos de este mundo. No hace falta crear más mundos paralelos, sino uno de justicia e igualdad. Y eso implica ayudarnos mutuamente, no implica rechazo. No implica desprecio. ¿Seguimos en el siglo XXI? Podremos haber avanzado en ámbitos como medicina, comunicación, transporte, comercio… sin embargo no hemos avanzado en cuestiones más importantes. ¿De qué nos sirven todos estos avances si no avanzamos en los valores más vitales? ¿Estamos avanzando de la manera adecuada? Deberíamos plantearnos estas cuestiones tan esenciales. Tal vez no estemos andando el camino correcto, o no de la manera más indicada. Tal vez solo estamos andando el camino ciertas personas, mientras otras andan desvanecidas y perdidas (o simplemente no tienen la posibilidad de vivir) otras sendas sin salida. Cada vez me cuestiono más la difícil situación en la que vivimos, en un mundo de hipocresía, en un mundo falso, en un mundo barroco, de apariencias, como diría Eva, en un mundo “barrueco”, lleno de imperfecciones, de múltiples perfecciones para algunos, y tal vez lleno de imperfecciones para la mayoría de las personas. Cada vez los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. No veo el avance. ¿Dónde queda la igualdad?


    Noelia Moreno Bonillo 2bach D

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  7. Voy ser breve, ya que en otras ocasiones he dado mi opinión sobre este tema y la palabra que mejor defina lo que siento es VERGÜENZA. La inmigración se ha convertido en uno de los temas centrales de la agenda política del nuevo siglo
    A las puertas de Europa han muerto miles de víctimas, casi 20.000 en los últimos 25 años. Y a pesar de ello, la Unión Europea no ha dejado de invertir millones de euros para seguir reforzando y militarizando las fronteras. El muro que separa Marruecos de España debería ser prácticamente infranqueable y es superado constantemente por aquellos que huyen de la miseria luchando por sobrevivir. ¡¿Por qué no se invierte esos miles de millones en ayudar a estas personas?! En lugar de gastar dinero en hacerles daño. Europa no puede ser una fortaleza, ni pretender serlo.
    Básicamente me parece un derecho fundamental de un ser humano el poder aspirar a una vida mejor, no porque uno nació en un país pobre tiene que conformarse con vivir una vida miserable o difícil, es normal que la gente venga donde hay más oportunidades de mejorar. Por otro lado los países ricos se protegen, pues tienen miedo de que la inmigración los arruine económicamente, y que esta confrontación de valores les complique la vida. El hecho de construir muros o aumentar el número policías va a detener el va y viene de el ser humano que conquista, se mezcla, pues es parte de su manera de ser. Hay que repartir las riquezas, aunque solidaridad es una palabra poco usada en el mundo actual.
    Después de lo ocurrido en Lampedusa, el fenómeno solo tuvo como respuesta el reforzamiento de Frontex, el blindaje compartido de las fronteras. Fue vergonzoso ver cómo después de este fenómeno los ministros del Interior se reunían de urgencia en Bruselas, para finalmente no decidir nada. Aquí tenemos una muestra más de el global desinterés que hay. Los muertos obtuvieron la nacionalidad italiana, lo que me parece un gesto súper obsceno, ya que Europa no reconoce derechos en vida, pero si muertos, que desfachatez. Europa se está convirtiendo en un continente que deja morir inmigrantes a sus puertas, un continente sin alma y sin futuro.

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  8. Aprovecho esta entrada para continuar hablando de un problema, el del pueblo saharaui.Sé que sonará repetitivo pero es un tema que realmente me preocupa. Esta vez quiero comentar con vosotros este magnifico documental: “Hijas de la esperanza”.


    Este es un pequeño documental de 19 minutos en el que se nos muestra la situación actual de las mujeres saharauis. Las más pequeñas nos hablan de sus deseos, todas quieren llegar a trabajar para poder ayudar a su pueblo. Quieren regresar a su tierra y no vivir exiliadas con miedo. Las circunstancias políticas y sociales han hecho que la situación de la mujer cambie. La mujer y el hombre, actualmente, no tienen tantas diferencias y esto se debe a un gran sueño que les une a todos: volver a su tierra, la que les fue arrebatada. Las mujeres además de llevar la casa adelante, criar a sus hijos y complacer a su marido, también han empezado a trabajar. Mientras que los hombres luchaban para recuperar su tierra han hecho lo imposible para que la vida continúe en los campos. Tienen que ocuparse de los campamentos y dejar a un lado la posición de sumisión hacia los hombres y de vivir únicamente entre cuatro paredes.

    Hoy en día lo más importante en los campamentos es la enseñanza. La filosofía saharaui afirma que no se puede construir un país sin la enseñanza de su juventud, para ello se están empezando a crear, aparte de las escuelas, bibliotecas para el enriquecimiento cultural. Creo que poco a poco están consiguiendo algo que , dada su situación, es bastante difícil: reconstruir su población y sus vidas. Todos quieren volver pero, mientras tanto, tendrán que conformarse con vivir en el llamado “infierno” amenizándolo durante su estancia en él.

    Todos en este pueblo están haciendo un gran esfuerzo por cambiar las cosas, cambiar su situación y poder volver a sentirse libres después de tanto tiempo. Creo que todos deberíamos participar en esta lucha. El problema debe de solucionarse lo antes posible, aunque sea muy difícil encontrar una solución con la que los dos bandos estén satisfechos.

    Podría celebrarse el esperado referéndum de autodeterminación , después de más de 20 años esperándolo, declarando el Sáhara una región libre y devolviendo el territorio a los que realmente les pertenece. Si esto ocurre, muchos de los saharauis exiliados no podrán votar y quizás los marroquís establecidos en el Sáhara votarán a favor de que este territorio pertenezca a Marruecos de forma oficial, y continuará el problema.

    Otra solución sería la autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí, así los saharauis recuperarían su territorio y quizás Marruecos podría contentarse, pero este seguiría mandando en los asuntos más importantes y aprovechándose de su poder.

    Y la última solución sería dividir el territorio en dos, dejando a Marruecos con la parte útil, que concentra todos los recursos y explotaciones, y a los saharauis con la otra. Esta solución además de injusta es improbable ya que esas riquezas las querría recuperar el pueblo al que realmente pertenece, y Marruecos saldría ganando.

    No sé si es por mis experiencias en Marruecos, pero el haber estado conviviendo con su gente me hace sentir que éste también es mi problema. Creo que, al igual que los españoles tenemos nuestro país y los marroquís el suyo, el Sáhara tiene que volver a pertenecer a su gente que llevan tanto tiempo luchando por él. Ninguno de nosotros podremos llegar a sentir lo que se siente cuando te arrebatan tu propio país, destruyendo todo lo que conoces y lo que te importa, obligándote a empezar de cero. Admiro como los saharauis han llegado a montar un pequeño país en esos campos, creando su propio sistema de educación de la nada y dejando a un lado sus ideales machistas. Sea cual sea la solución, debe aplicarse cuanto antes para acabar con esta guerra que ha dejado sin casa y sin recursos a miles de personas.

    VICTORIA DOMÍNGUEZ LEÓN 1ºB

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  9. Antes de que el Ébola fuese importante tuvieron que morir varios miles de personas. Aunque el virus no cobró importancia por estas personas sino por solo seis, las seis personas que enfermaron provenientes de los países que son denominados como del primer mundo (primero porque visto lo visto tienen preferencia en todo). Con estos datos podemos deducir que esas seis personas son más importantes los varios de miles que murieron, ¿Por qué?, pues porque hay más dinero, y debido a esto no hay más oportunidades.

    En ocasiones me pongo a pensar y me pregunto qué es lo que pasaría si la educación en África fuera igual que aquí, y que pasaría si, como estoy seguro de que será, a lo largo de la historia miles de genios con un cociente intelectual muy suprior a la media no hubiesen podido acceder a una educación. Pues en este “hipotético” caso la humanidad estaría avanzando con la mitad de velocidad de la que podría. Esta reflexión me hace pensar que no solo hay que dar las mismas oportunidades a todas las personas por pura ética, obviamente para mí es la razón más importante sino que también habría que hacerlo para demostrar la más mínima inteligencia, ya que nosotros no dejamos demostrarla.

    Paco Labrador Abad 1ºB

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  10. Es verdad que la diferencia de cultura provoca tensiones sociales, pero hay que saber que los que vienen son los que menos educacion tienen ,pues los que tienen educacion y cultura se quedan en sus paises. Ademas la falta de empleos , la sobrepoblación de las ciudades, la criminalidad, son problemas que existen con la gente local también, no todo es culpa de los extranjeros.

    Básicamente me parece un derecho fundamental de un ser humano el poder aspirar a una vida mejor, no porque uno nació en un país pobre tiene que conformarse con vivir una vida miserable o difícil, es normal que la gente venga donde hay mas oportunidades de mejorar, por otro lado los países ricos se protegen pues tienen miedo de que la inmigración los arruine económicamente, y que esta confrontación de valores les complique la vida.

    Construir muros, mas policías, nada puede detener el va y viene de el ser humano que conquista, se mezcla, pues es parte de su manera de ser. Pienso que en el futuro no habra extranjeros pues terminaremos mezclandonos, terminando con los sentimientos de nacionalismo. Por ahora, en europa la inmigracion es un problema economico impresionante, impide que nos hagamos mas ricos, aqui en europa somos la gente que vive mas comadamente en todo el mundo. actualmente tenemos que compartir, y cada vez mas lo que tenemos con los nuevos extranjeros. Pero esto no me parece mal, creo que hay que repartir las riquezas. En España hay gente que tiene tanto y es la misma la que por codicia quiere inmigración cero, para que los españoles vivan aun mejor, me parece tan egoísta, hay que mirar el resto de mundo donde la gente vive con tan poco, en España como en otros países de Europa tienen tantas riquezas, se vive tan bien, y la gente se vive quejando de todo lo que no tiene.

    Solidaridad es una palabra poco usada en el mundo actual, y espero que un futuro no muy lejano la sociedad las personas que nazcan en un lugar sin recursos tenga una segunda oportunidad en otro lugar.

    Juan Manuel Domínguez Carrasco 1.B Bachiller.

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