10 de abril de 2016

Érase una vez un monstruo

Érase una vez una sociedad que no sabía qué era el contacto cara a cara entre las personas, érase una vez una sociedad que no sabía lo que eran los juegos de mesas, ni las muñecas, ni los cochecitos, ni los nenucos, ni el tejo, ni la comba, ni las canicas, ni el frontón, ni el pilla pilla, ni el escondite, ni  el "pollito inglés", ni el elástico, ni los libros... Pero sobre todo, no sabían lo que era la imaginación.

¿Os imagináis una sociedad en la que no exista prácticamente la imaginación? ¿Qué sería de todos esos niños? El niño que está en un parque y se imagina que subir a la torre es la aventura más arriesgada y valiente del mundo, el niño que se imagina que estar escondido es lo más importante del mundo porque si tu adversario te pilla estarás acabado, el niño que se imagina que todos sus muñecos tienen vida, el niño que juegan al "pollito inglés" y que lo más importante es quedarse como una estatua al darse la vuelta el que "la queda", ¿qué será de todos ellos? ¿Qué será de aquellos dibujos, aquellas torres encantadas, los dragones, los bosques embrujados, las brujas, las misiones de vida o muerte y las mil aventuras que nuestras cabecitas son capaces de imaginar?

Pues así era: no existía nada de eso, los niños no salían a jugar, los jóvenes no se reunían para charlar, los mayores no solucionaban los problemas cara a cara y no prestaban cuenta de los pequeños y los ancianos se volvían cada vez más gruñones al ver que los jóvenes ya no hacen los que ellos hacían, que no vivían lo suficiente. 
No era culpa de un gobierno represor, no era culpa de una epidemia, no era culpa del clima, no era culpa de una glaciación o de que el mundo se estuviera muriendo, no era culpa de que no supieran que es lo que hay fuera de sus casas. Era la culpa de un monstruo creado por los más grandes. En principio lo hicieron para hacer la vida más cómoda a los habitantes, la criatura les ayudaba, les enseñaba y les daba toda la información posible. En principio era buena. El problema comenzó cuando empezaron a explotarlo, a pedirle más y más y aquel ser se enfadó y  retuvo a todos quitándoles la voluntad. Ahora todo el mundo es su prisionero y lo peor es que la humanidad no es consciente de que no es dueña de sí misma.

Por desgracia, éste no es un cuento; es la actualidad. Ya no somos seres humanos, somos seres enganchados a una máquina que parece que es lo que nos da vida. Estamos más pendientes de la vida de los demás que de la nuestra propia, de ver en un móvil qué es lo que se cuece en diferentes sitios en vez de ir a verlo con nuestros propios ojos, de ver imágenes de sitios en vez de visitarlos, de hablar con las personas a través de una pantalla en vez de cara a cara. Los niños ya no dibujan con folios y lápices, ya no juegan con juguetes, los jóvenes ya no salen a comerse el mundo, los mayores ya no educan a sus pequeños, y los ancianos solo observan con pena y sin voz.

¿Compartir? ¿Jugar? ¿Educar? ¿Soñar? ¿Vivir? ¿Divertirse? ¿Luchar por algo? ¿Sentirse vivo? ¿Vivir cada día como si fuera el último? ¿Qué se supone que es todo eso?

Hagamos algo por cambiar esto, porque cada persona puede aportar muchísimo más de lo que se imagina. Cambiemos el mundo, porque yo no quiero acabar convirtiéndome en un robot, ¿y tú? 

Paula Hernández Fernández, colaboradora del grupo Aequitas25

29 comentarios:

  1. Respecto a este tema, no son pocas las veces que la curiosidad me ha llamado. Conocer y equiparar mi ya dejada atrás infancia, con la vida en las carnes de un chico y una chica un poco menos jóvenes que yo (mis padres), así como la de los suyos (hoy tan vulnerables como los niños), siempre ha reaccionado en mi en forma de una densa nube de cuestiones... aunque la que tenía más fuerza era el saber si mi infancia había sido más llena o no que la de mis ascendentes.
    Jugar con una pelota formada de calcetines o correr metido dentro de un saco de patatas eran algunos de los juegos con los que niños y niñas, actualmente ancianos, mataban el tiempo.
    Mas adelante, tal y como escribe Paula, se jugaba con las canicas, con el elástico y con la comba. Además empiezan a captar la atención las muñecas de Famosa o figuras de acción estilo Madelman.
    Pero... ¿Tanto cambio ha podido haber en tan poca diferencia de años? Voy a compararlo conmigo. Si vuelvo la vista atrás y visualizo qué es lo que era hace diez años veo a un niño muy feliz. Mi infancia, y la de todo aquel que haya nacido en los 90 fue una infancia feliz.
    Hemos crecido al mismo tiempo que la tecnología, y de hecho, lo seguimos haciendo; a la vez que el mundo tecnológico añade progreso y evolución, nosotros sumamos años y experiencia.
    He vivido una infancia con gran cantidad de actividades extraescolares, con la Wii como consola revolucionaria que prometía ser un suplemento para las actividades deportivas, con Doraemon a la hora de la siesta, con el Messenger y Tuenti (como muchos otros, yo también finjí tener más de 14 años para poderme registrar) y muchísimas más que se me quedan en el tintero.
    A lo que quiero llegar es que la infancia que hemos vivido esta generación no ha sido ni más ni menos plena que la de nuestros antecesores.
    ¿Probablemente más estática? No hay duda de ello. De hecho, que la tasa de obesidad infantil esté más alta que nunca no es producto solo del inminente abandono de la dieta mediterránea.
    Ellos han jugado expuestos a la luz solar, con aire más fresco y menos contaminado, es cierto, pero siempre hay que tener presente lo siguiente: esa etapa de la vida, al igual que las máquinas, se construye, se modifica y sobre todo avanza.
    No somos lo mismo que ayer ni seremos igual que hoy mañana.

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  2. A lo largo del tiempo, y a causa de ideas que pretendían facilitar y mejorar la calidad de vida, se han ido sucediendo los distintos avances. Nace así el automóvil, que nos facilita el transporte, cada vez de forma más efectiva. Nace así la tecnología médica, que nos facilita el tratamiento de enfermedades, cada vez de forma más efectiva. La aspiradora, el microondas, el móvil, el ordenador... Todos estos aparatos nos hacen la vida más cómoda en sus respectivos ámbitos, cumpliendo con ello con el objetivo de la idea que una vez los creo. Porque, la idea principal era hacernos la vida más fácil ¿no? No tiene nada que ver con mejorar nuestra productividad de cara al sistema ¿verdad? Tampoco con minimizar el gasto de un tiempo que resulta oro ¿no? imposible, que cosas pienso. Sin embargo, hemos pasado algo por alto, pero es que cuando una idea(y el producto de la misma) se expande, es difícil determinar la magnitud de su alcance. Aquello que hemos olvidado radica en que, al igual que mediante la práctica se llega a la perfección, mediante la no práctica nos hacemos torpes en la actividad que se vea afectada. Así, en un mundo en el que la tecnología hace cada vez mas cosas por nosotros, verdaderamente estamos ganando en comodidad, nosotros, en productividad, el empresario, y en salud, el enfermo. Sin embargo ¿a costa de qué, está ocurriendo esto? Estamos olvidando que no es lo mismo hablar con un amigo en persona que hacerlo a través del móvil; no es lo mismo ver vivir y sentir a personas en un programa de televisión que vivir y sentir las cosas por ti mismo; que llamar para felicitar a esa abuela o esa madre que te echa de menos no es lo mismo que ir a verla y darle un abrazo. Estamos perdiendo la práctica de vivir porque las máquinas lo hacen por nosotros, y si, cada vez de forma más efectiva. Así, en un mundo donde más que nunca todo está conectado, irónicamente nosotros nos hayamos mas lejos, no solo los unos de los otros, si no también de nosotros mismos, en un sistema encarado a obtener el máximo resultado, con el mínimo esfuerzo. Es irónico. Este sistema nos aleja cada vez más de lo que somos como personas, y de la interactuación natural que como tales tenemos con nuestro entorno. Es un sistema cuyos engranajes giran incansables en busca de lo beneficioso, de lo útil. Pero, ¿desde cuando el ser humano es feliz a causa de las cosas útiles, y no, muy al contrario, de las inútiles? Todos tenemos claro, si somos realistas, que los avances nos aportan muchas facilidades. También, que nadie puede parar el progreso. Sin embargo, yo como persona, digo que, dentro de lo que me sea posible, me dedicaré a disfrutar más de las cosas inútiles. Al fin y al cabo, es lo que hacemos los humanos, y quizás, lo que más nos diferencia de las máquinas. Damián Abril 2ºBach D. inútiles.

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  3. Como todo, las cosas son buenas en su justa medida y la sociedad, no ha sabido determinar hasta qué punto es bueno el uso de las nuevas tecnologías. Todo lo que tenemos, todo de lo que disfrutamos, lo disfrutamos por la novedad, por el poco tiempo que lo tenemos y podemos aprovecharlo. Nos gustan las vacaciones porque las tenemos en un momento determinado y no siempre, nos gustan los viajes porque los tenemos en días justos y poco tiempo, nos gusta dormir porque no podemos hacerlo siempre… Y como estas miles y miles de cosas.
    Cuando las nuevas tecnologías entraron en nuestras vidas, entraron para dar un cambio al día a día que quizás nos ha hecho las cosas más fáciles y seguras pero tampoco hay que abusar de estas. Los mayores, los adultos, los más independientes las usan para mantenerse comunicados con su familia, amigos, compañeros de trabajo, etc. ¿Y los niños chicos? Los niños entre 1 y 12 años, ¿Para qué necesitan jugar al parchís en una Tablet? ¿Para qué necesitan una Tablet de pocoyo, un móvil, una televisión portátil?
    Cuando tienes en tu mano la posibilidad de que tu hijo te deje en paz, no te de la tabarra y puedas dormir siesta tranquilamente, puede que dejes que una Tablet vaya por delante de un elástico, una comba o un hula-hoop, pero tu hijo es tuyo porque tú lo has querido y él también tiene derecho a salir de las tecnologías y conocer todo lo que a ti te hacía feliz de pequeña, no todo en la actualidad está basado en sentarse en un sofá y jugar.
    ¿Cuánto hace que no ven a un niño chico con dos más mayores ir en bici por zonas no muy transitada? ¿Cuántos son los niños que hoy en día no saben montar en bici? Todo esto no es culpa de haber creado un ordenador, una serie en una Tablet o un móvil, sino de no haber sabido darle buen uso ni medir para quien y para cuando son beneficiosos. Ayuden a que no se pierdan las costumbres, hagan que sus hijos sepan canciones para saltar a la comba, sepan jugar a las palmitas y sobre todo no favorezcan el enganche a “las maquinitas”.
    Carmen Durán Risquet. 1º Bach A

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  4. Me alegro de haber vivido mi infancia en aquellos años en los que todavía se podían ver a niños jugando a aquellos juegos que ya parecen haber quedado en la memoria, corriendo, saltando, cayéndose y haciéndose aquellas heridas en las rodillas que a algunos las cicatrices nos quedan todavía. Eso sí que era una infancia feliz. Sin embargo, ahora los niños van al parque a sentarse en un banco a jugar a las maquinitas.
    Las tecnologías en su justa medida están bien. Yo recuerdo como solamente me dejaban jugar a la Wii o con el ordenador una hora, y no todos los días. Sin embargo, a los niños de hoy en día parece que se les haya pegado la tablet, el móvil y la consola a las manos.
    No hace mucho, escuché a mi prima de tan solo 10 años decir a sus padres: “Quiero un móvil porque todos los niños de mi clase tienen uno, y tienen whatsapp y todo.” Cuando escuché eso me quedé de piedra y me hice las siguientes preguntas: ¿En qué pensaran los padres de esas criaturas? ¿Realmente es necesario que tu hijo tenga un móvil, si ni siquiera sale solo a la calle? ¡No! Aparte de la falta de responsabilidad por parte de estos padres por el hecho de dar la libertad a su hijo, que todavía no tiene ni dos dedos de frente, de moverse en el peligroso mundo del internet y los chats, pienso que la infancia es la etapa más corta de nuestras vidas, ¡ya tendrán tiempo de tener un móvil!
    Es triste que ya apenas seamos capaces de hablar las cosas importantes cara a cara, nos escondemos detrás de un móvil. Además, muchas veces preferimos pasar el día en frente de un ordenador, en lugar de salir a la calle a relacionarnos. El modo de conocer a la gente es totalmente distinto a como se hacía en el pasado. Ya incluso algo que debería hacerse en persona como “ligar”, se hace por internet.
    Esto ya ha empezado, y no le veo el fin. Estamos creando un mundo dependiente de las tecnologías, viciando a los niños y a nosotros mismos, convirtiéndonos en seres parecidos a esas máquinas que utilizamos. Realmente, ¿este es el futuro que queremos?

    Ana Cerezo 1ºBto A

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  5. Cuando yo era pequeño fui de los últimos de mis amigos en comprarme la Play. En su día me pareció algo horrible, pero ahora lo recuerdo y me alegro. Porque todo ese tiempo estuve jugando en la calle y aunque nunca se lo dijera a mi madre me lo pasaba mejor en la calle que encerrado delante de una tele. Pero aun así jugaba a la Play y es que aunque no fuera más divertido era bastante más adictivo, y para darte cuenta solo tienes que mirar a tu alrededor nos hemos vuelto como poco dependientes de los móviles. Hoy día nos es tan raro ver a un niño de diez años con un teléfono ¿Para qué? Vale que los padres quieran saber dónde están sus hijos, pero no hace falta gastarse un mínimo de 100 euros en un teléfono para un niño que debería estar tirándose por el suelo ya que así se rompen los móviles.

    Los teléfonos se han convertido en parte de nuestro cuerpo. Ya no podemos ir a ninguna parte sin ellos y no solo eso sino que no somos capaces de guardarlo hasta el punto de no soltarlos mientras hablamos con alguien. Esto para mi es una tontería, yo no sé los demás pero yo no quedo con alguien para estar mirando mi teléfono, quedo para estar con esa persona. Si el plan es usar el teléfono me parece mejor hacerlo en mi casa que estoy bajo techo, no veo la necesidad de estar publicando lo que hago en cada momento en primer lugar porque no creo que a nadie le importe. Y segundo porque tampoco veo la necesidad de que todos sepan que estoy haciendo.

    Yo recuerdo el tiempo que pase jugando en la calle como lo mejor de mi infancia y el tiempo que paso frente al teléfono se me suele olvidar. No sé si hago bien, pero yo me lo tomo como una pequeña indirecta de mi memoria sobre qué es lo que me gusta hacer de verdad.

    Paco Labrador Abad 2ºBach B

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  6. Por suerte para mí, no hace muchos años que empezaron a salir estas tecnologías que nos encandilan de tal manera que nos alejamos unos de otros.

    El principio de mi infancia fue como la describe este articulo, había juegos en la calle junto con mis vecinos, porque claro de el barrio no nos dejaban salir, y allí jugábamos a toda clase de juegos: pilla-pilla, pollito inglés, a las cartas... También yo he tenido la suerte, al igual que algunos (pero no muchos) de mis amigos, de tener un pueblo. Sí. Aquel pueblo donde a día de hoy no todas las compañías de teléfono tienen cobertura allí, solo una de las miles que hay. Por supuesto tampoco hay wi-fi, sólo el único bar del pueblo lo tiene. Es uno de mis sitios preferidos, aunque solo puedo pasarme un mes al año allí, pero siempre es lo mejor de mi verano, todo son bicicletas, río, juegos de mesa, todo el día en la calle... Es todo muy diferente a donde vivo. Después de ese mes vuelvo a Sevilla, y todo vuelve a su normalidad, una pena para los que no conozcan este tipo de cosas, o la hayan conocido pero ya ni siquiera se acuerden.

    Esta tecnología la tienen niños cada vez a edad más temprana. Ya con nueve y hasta ocho años tienen whatsapp, y hasta móviles mejores que el mio. Aunque yo empecé también temprano, no tuve whatsapp hasta los trece, y la mayoría de mis amigos lo tenían, y por más que le insistía a mi madre ella no me dejaba hasta que lo vio necesario, pero ahora me alegro de ello, y supongo que los niños que ahora mismo están en esa situación, aunque puede que con unos cuatro años menos, dentro de un tiempo lo entenderán y lo agradecerán, o no, porque esos niños la mayoría no han conocido la calle en "estado puro". Por eso me gusta tener ese lugar apartado de todo esto, y espero tenerlo para mis hijos.

    Pienso que ya es imposible dar marcha atrás y quitar esos avances (algunos tan innecesarios), pero se puede controlar un poco, mientras los padres tengan la total autoridad de sus hijos, no darle todo esto a edad tan pequeña, porque hay niños muy chicos que ni siquiera tienen la capacidad de manejarlos con utilidad, y aún así sus padres le dan todo cuanto quieren respecto a la tecnología, sin pensar en las consecuencias de ello. Esos padres que no dejan que sus hijos tengan un iPhone con diez años son los que con cabeza están educando a sus hijos, ya que eso es otro mundo que no se puede controlar todo lo que tu hijo pequeño hace en él, y sin darse cuenta están haciendo que disfruten más de su infancia, y tarde o temprano se lo agradecerán, porque cuando te comparas con unos niños que no han tenido otra cosa en su vida, sólo más y más tecnología, te das cuenta que tus padres lo hicieron por tu bien.

    Aún tengo fe en esa clase de padres, ya que no se puede quitar lo avanzado, por lo menos que disfruten el máximo tiempo posible de esa clase de vida.

    Belén López-Pozas 1A

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  7. Creo que por suerte para todos los que hemos sido los afortunados de nacer poco después del comienzo del siglo XXI hemos podido disfrutar de todo lo mencionado en el texto anterior.

    Me apena saber y tener tan cerca a estos niños que literalmente viven de la tecnología y; que cuando no la tienen a su alrededor les produce un cambio de humor estrepitoso y me atrevo a decir que un poco inhumano, me hace recapacitar si realmente las nuevas tecnologías son tan útiles como nos las anuncian.

    En mi infancia nunca he tenido muchos problemas para relacionarme con otros niños, menos aún si estamos hablando de un parque, allí conociese o no a los niños y niñas de este siempre te amigabas de unos cuantos y pasabas toda la tarde con ellos jugando a lo primero que se os viniese a la mente. También tengo la suerte de que en mi infancia haya podido contar con una serie de personas, que todavía en mi día a día me siguen apoyando incondicionalmente. Les agradeceré toda la vida a mis padres por haberme apuntado a los ScoutS, Grupo Atalaya 477 de Mairena del Aljarafe. Muchos no lo entienden, se ríen, se burlan de estos, pero desde dentro llegas a tener un puto de vista del mundo, las personas, la naturaleza y de todo lo que te rodea totalmente diferente al que tienen las personas de tu alrededor, no puedo quejarme de toda la felicidad que he podido disfrutar en mi infancia gracias a ellos.

    Sin embargo, veo a mi hermano, mis primos, los niños del instituto, los niños por la calle... Los veo y me da pena, lástima. Se me encoge el corazón cuando alguno se queja porque su móvil va más lento que el de su amigo; que al llegar a su casa después del instituto, comen, y rápidamente van a conectarse a la consola, la play, a la wii, al móvil, a la tablet, etc. ¡Cualquier cosa con una pantalla!

    Como si esto fuese poco cuando intentas ayudarles, intentar que salgan de casa a jugar con otros niños o, simplemente que levanten el culo del sillón porque tienen tareas que hacer, se lo toman mal, muy mal; tanto que se enfadan muchísimo y desde ese momento te odian bastante. Ya os podréis imaginar lo que sucede si les castigais en algún momento por cualquier causa.
    Por si todo esto no fuese suficiente cuando por fin logras que salga de casa a que juegue con otros niños, cuando vas a recogerlo te lo encuentras jugando a exactamente lo que estaba jugando en casa, los dos viciados y conectados, uno al lado del otro, ignorando sus presencias. Si todavía te parece poco, aún queda mucho por lo que hablar.

    Cada vez las nuevas tecnologías están presentes en niños mas pequeños, y esto les crea una adicción que debe de controlarse o les va a llevar serios problemas en un futuro.

    Veo excesivo que un niño con 8 años tenga un móvil que valga lo mismo que una semana de comida de una familia constituida por 5 miembros. Me parece una locura todo esto y creo que el primer paso para intentar solucionarlo sería concienciar a los padres para que educaran correctamente a sus hijos, que cada vez desean con más frecuencia aparentar ser más mayores de lo que son, nadie sabe muy bien por qué.

    No se dan cuenta de que solo se vive una vez y de que la infancia es una de las etapas mas bonitas de las que se puede vivir en la vida. Lucharemos por un mundo con más colores, amigos imaginarios o de verdad, juegos e inventos para conseguir menos pantallas y juegos que destrocen la inocencia y el desarrollo de nuestras futuras generaciones.

    Ana Ruiz 4ºD

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  8. Lo cierto es que sí, cada día vivimos en un mundo más mecanizado que pretende facilitarnos las cosas en muchos ámbitos y a la misma vez hacernos que pensemos menos mientras una máquina lo hace todo por nosotros.

    El tiempo pasa y los avances tecnológicos son cada vez más rápidos y dinámicos, los productos tecnológicos de hoy se volverán obsoletos en menos de un año. La mayoría de productos se crean para agilizar la comunicación entre personas, comunidades, etc. Hoy en día vivimos en un mundo globalizado donde se puede mantener contacto con una persona que se ubica en otro lado del mundo con solo encender tu teléfono gracias a la tecnología, pero aunque estos medios se hayan creado con el fin de facilitarle la vida a las personas, también han traído consigo ciertos problemas.

    Estamos perdiendo el contacto personal y solo nos concentramos en nuestro mundo cibernético, esto lo podemos observar en cualquier centro comercial, restaurante o reunión familiar, donde cada uno está más preocupado de si acaba de recibir un whatsapp o de si alguien le ha comenzado a seguir en instagram, en vez de enriquecer las relaciones con la gente que tiene presente.

    Tenemos un grave problema ya que estamos perdiendo la comunicación cara a cara y me da mucha pena darme cuenta yo misma que estoy todo el día pegada a una pantalla de un móvil. Aunque no voy a negar que me encanta la comodidad de poder pedir una cita para el médico con un solo click o el hecho de poder preguntarle a mi madre desde el instituto la comida que ha hecho ese día y en segundos obtener una respuesta sin siquiera tener que gastar un céntimo en una llamada.

    Pero por otra parte diré que me niego a perderme la sonrisa de mi hermana cada vez que aprueba un examen, o las conversaciones con mi madre en las que me hace creer que puedo cambiar el mundo. Me niego a perderme esas noches de verano con mi mejor amigo o la carita de mi perra cuando le doy una chuche. Son las cosas que realmente merecen la pena y las que, al menos a mí, me hacen feliz.

    No quiero que cambiemos el brillo en los ojos de alguien por el de una pantalla y espero que nos demos cuenta antes de que sea tarde.

    Tania Martín Muñoz 2ºD

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  9. Pensando en los niños que hay hoy en día, me alegro de haber nacido en la auntigua infancia, donde estabas ansioso por salir a la calle a darle patadas a un balón, a esconderte en el mejor sitio del barrio para que ninguno de tus amigos consiguiera encontrarte, donde corrías durante horas y no estabas cansado, eso fue una buena infancia, vayamos a la actual.

    Recuerdo cuando empezó la generación de la tan aclamada BlackBerry. El primer año de instituto todo el mundo tenía una, ahí fue cuando la sociedad empezó a cambiar, la mayor preocupación de ahora es si la chica que te gusta te contesta a tus mensajes, si las fotos que subes tienen muchos me gustas, etc. Antes la mayor preocupación era si nos habíamos caído y hecho daño y no podíamos seguir corriendo.

    El actual mundo de la electrónica a acabado con la ilsuión de los más pequeños y está creando seres que se pasan delante de una pantalla de televisión la mayor parte del día sin importar lo que esté pasando a su alrededor.
    Esto es algo muy preocupante ya que, si nos ponemos a analizar la situación, el propio hombre está creando cosas que destruyen su propia vida y esto es un claro ejemplo de que los aparatos eléctronicos son mas inteligentes que nosotros porque son capaces de controlarnos.

    Pr desgracia, las máquinas son el futuro.

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  10. Nose llámame loco pero será que he madurado, ahora veo a un chaval de 5, 6 o 7 años y no tiene la inocencia que yo tenía con esa edad. Nose que es de su infancia hoy por hoy porque cuando yo era pequeño desde el minuto uno del día formaba de mi día a día una continua aventura. Pasaba horas y horas en el parque jugando al fútbol, saltando, jugando al pilla pilla, al escondite... Y los niños pequeños de hoy en día no hacen nada nada más que estar enganchados a una consola.

    Han perdido la inocencia y el problema no lo tienen ellos, todo lo contrario, los culpables son los padres que consienten a sus hijos todo tipo de caprichos ya que si no lo hacen estos comienzan a llorar hasta que no lo consiguen, y el problema no viene en ese momento si no en un futuro. Yo veo a los chavales de hoy que tienen sobre unos 12 años y los veo fumando, bebiendo y haciendo actos que no son para chavales de esa edad. El mundo esta perdiendo a una juventud que va a ser el motor del futuro. No desarrollan su imaginación cuando son pequeños y eso puede ser un problema porque si hacen un uso inadecuado de las nuevas tecnologías pueden causarles problemas en un futuro ya que no ejercitan el cerebro.

    Nosotros, que seremos futuros padres, debemos hacer algo para acabar con esto ya que la sociedad esta decayendo poco a poco y con ello el mundo. La solución está en nosotros ya que seremos el ejemplo de nuestros hijos y con ello lo que hagamos repercutirá en sus vidas para siempre. Prefiero un mundo de jóvenes inocentes e infantiles a un mundo de delincuentes.

    José María Alfaro 2ºB

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  11. Tras a ver leído esta entrada de mi compañera Paula, me ha dado mucho que reflexionar ya que es un tema que me llama la atención.
    Es cierto que el uso de las nuevas tecnologías han servido de gran utilidad puesto que nos han ayudado a hacer las cosas de manera mucho más rápida y sencilla, pero a la vez también nos han limitado en algunos aspectos. Pongamos un ejemplo muy sencillo, la aplicación de whatsapp la cual sirve para comunicarnos con una persona o varías a la vez y mandar notificaciones, a día de hoy es una de las culpables de conflictos que suceden prácticamente a diario ya que en ella aparecen los datos de tu última conexión, si has leído los mensajes, mal interpretando las cosas y siendo esto motivo de disputa para muchas personas.
    Conforme va pasando el tiempo, se descubren nuevos mecanismos para la comunicación, y es imposible saber que dimensiones abarcará en un futuro. Cada día los niños pasan más tiempo delante de una pantalla, son como el filósofo Nietzsche catalogaría de “camellos”, animales que simbolizan la carga, los que obedecen ciegamente siguiendo unas modas y sin ser capaces de crear sus propios valores y vivir libremente, aquellos que necesitan estar prácticamente las 24 horas conectados.
    Puedo decir que mi infancia ha sido una pequeña mezcla entre los avances tecnológicos y los juegos tradicionales, desde siempre me encantaba jugar a las muñecas y a hacer puzles pero también sacaba un rato para poder jugar a mi video-juego preferido.
    En realidad no creo que la utilización de las tecnologías sean malas, pero hay que saber usarlas del modo adecuada ya que si no seremos esclavos de éstas y nos quitaran la libertad, el desarrollo como persona, nuestro tiempo, en definitiva, nos quitarán el placer de vivir una vida plena.

    Es difícil poner límites a algo que es ya inabarcable, y mi pregunta es, ¿la culpa es realmente de la tecnología o la tiene el ser humano? el cual en su inmensa mayoría no sabe darle un uso adecuado a estos avances y es muy dependiente de ellos…

    Marina Taboada Moya 2ºD

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  12. Vivimos en una sociedad que critica, juzga y reprocha, pero no realiza una valoración propia. Detengámonos a analizar cómo ha evolucionado la juventud en estos últimos años, comparemos entonces, la niñez de nuestros abuelos y padres con la de nuestros allegados más pequeños. Mientras los mayores, en los que me incluyo, jugábamos con combas, canicas o simplemente dejábamos que nuestra imaginación nos trasladara a nuestro propio mundo, la niñez actual crece ensimismada en la tecnología, algo que no tiene que ser negativo, siempre y cuando sepamos como usarla, y siento decir que, desgraciadamente, todavía no hemos aprendido.

    No siento vergüenza, en este aspecto, de como se comporta la población, lo que siento es pena, pena de verme rodeada de personas absortas en su móvil, requiriendo este instrumento en la misma proporción que necesitan comer y dormir, incluso a veces, estas funciones vitales acaban quedando en segundo plano debido a ese monstruo que nos atormenta. A día de hoy, sigo sin entender el por qué de tal atracción, que a mi misma me absorbe, y nos hace dependientes. Veo la niñez actual y me lleno de tristeza, al pensar, todas las aventuras que yo viví y que ellos, sin embargo, se están perdiendo, sustituyendo su propia imaginación por algo ya construido; se les muestra un mundo y no la habilidad de crear, que es lo que realmente necesitan para poder adquirir posteriormente, sus propios valores, para tener la posibilidad de elegir, evitando esa manipulación pasiva en la que estamos envueltos simplemente con ver la televisión, ese instrumento que, habitualmente, preside el salón de nuestras casas.

    Debemos dejar de jactarnos de todos nuestros avances tecnológicos y evaluar la situación, ¿Es natural, sano, quedarse enfrascado mirando con afán esa pantalla que nos llama a gritos?, ¿Nos enteraremos de una vez por todas de que las malditas redes sociales privan nuestra libertad?, ¿Y de que somos víctimas de una codiciosa red que nos controla, sin ser conscientes hasta que punto? El hecho de llevar un teléfono móvil encima permite conocer tu localización exacta, al igual que todos tus movimientos durante las 24 horas del día.

    La humanidad necesita someterse a una desintoxicación, debemos intentar desesperadamente despertar al niño, como Paula nos dice, que baja al parque cerca de casa para jugar con sus amigos; volvamos a la comba y al escondite, a las canicas y la petanca, al elástico y al frontón, recuperemos lo simple y su belleza, ¿quién no ha abierto un regalo y ha preferido jugar con la caja? Quizás necesitemos retroceder en el tiempo para ser capaces de evolucionar hacía algo mejor, un mundo que no nos consuma y azore tal como lo hace hoy en día.

    Fátima Mª Fdez Vázquez 2ºbach B

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  13. La sociedad actual se ha convertido en la más tecnológica e informatizada y se ve simplemente dando un paseo por las calles. Las personas no miran a otras personas a la cara, sino que ahora van como zombis deambulando con un dispositivo en sus manos viendo fotos, escuchando música o escribiendo mensajes. Y todo esto se debe en gran medida al internet.
    Pero, ¿qué sería del mundo sin internet? Internet ha sido uno de los mayores descubrimientos de la historia moderna y ha traido consigo tanto cosas buenas, como cosas malas; pero desde luego nos ha cambiado la vida.
    Esto ha supuesto un cambio radical en nuestras vidas, pues casi todo de lo que hacemos hoy en día es más fácil gracias a internet, yo por ejemplo no podría estar escribiendo este comentario... Desde que entrara en el mercado en los años ochenta ha dado un giro de 180 grados a nuestro día a día: desde buscar por las mañanas el tiempo que va a hacer hoy, enviarle un whatsapp a tu amigo preguntándole los deberes, usar la moodle del colegio para buscar los apuntes de lengua, etc. Son innumerables las cosas que hacemos y el desarrollo que ha experimentado el mundo.
    Pero así como ha tenido sus magnificas consecuencias, también las ha tenido malas, como la deepweb, que se trata de un conjunto de archivos, webs y páginas que engloban una cruda y horrible realidad. Por la deepweb se mueven asesinos, compraventa de armas, contrabandistas o páginas de porno infantil. Aunque en la deepweb solo entran los que quieren, siempre está ahí y sigue funcionando.
    Alberto Salwa Chaza 2ºB Bachillerato

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  14. ¡Cuidado, las nuevas tecnologías nos invaden!
    Muchos dicen que nuestra sociedad se ha modernizado, ya que hay nuevos aparatos o dispositivos electrónicos, pero realmente y aunque no seamos conscientes de ello, esta sociedad poco a poco se va atrofiando.
    No nos damos cuenta, pero no todos los inventos “son buenos”. Por ejemplo, el texto habla del móvil, este artilugio es el principio del fin. Porque “gracias” a él ya no hablamos cara a cara, no sabemos que se siente al tener contacto visual con una persona; cada vez, a una edad más temprana los niños poseen un móvil, lo que significa que ya no juegan, no saben lo que es divertirse, pierden esa facultad que nos hacía soñar a todos, la imaginación; también hay que darle las “gracias” a este aparato porque cada vez se escribe peor, empeoramos nuestra ortografía, los niños tienen muchas faltas por estar todo el día usando el móvil, por ejemplo, hablando por Whatsapp; también “gracias” a él, hemos perdido esa bonita costumbre de salir a la calle a pasear y contemplar el mundo, la vida, ahora cuando salimos solo estamos pendientes del móvil o si salimos con gente, no sabemos llevar una conversación fluida e interesante, sino que acabamos todos pegados a esa máquina; y por supuesto, ya no se liga igual que en el tiempo de nuestros padres o abuelos, ahora se lleva eso de que dos personas que se gustan hablan horas y horas vía redes sociales, pero cuando se ven en persona ni se miran a la cara ni se saludan.
    ¿Qué pasaría si ahora nos dijeran que tenemos que vivir sin internet? Quizás muchas personas no podrían, ya que estamos enganchados y condicionados por las tecnologías. Dependemos de ellas.
    Estamos en una sociedad que poco a poco se va quedando sin imaginación, sin sentimientos, sin saber comunicarnos cara a cara, sin saber ser educados, sin conocer lo que nos rodea, una sociedad robotizada, porque al fin y al cabo, cada vez estamos más cerca de ser robots.

    Octavio Acosta García
    2ºBach B

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  15. Es cierto que cada día estamos más pegados al móvil, que no podemos ir a ningún lado sin el. Que sustituimos las conversaciones verdaderas y en persona por notas de voz en Whats App. Pero hay que admitir y dejar de ser hipócritas, no hacemos nada al respecto. Lo asumimos, estamos tan acostumbrados al móvil y a las diversas tecnologías que se han convertido en parte de nuestra vida. Alguien que no tenga Internet o móvil hoy en día queda muy raro y preguntamos ¿cómo hablas con la gente? ¿cómo puedes vivir sin Wifi?...
    Todos los que critican la tecnificación a la hora de la verdad giran la cabeza y no pueden estar menos de un día sin el móvil.

    Por eso me pongo en la posición de sí al avance y a la tecnología. Sí a más innovación y a productos que mejoren la calidad de vida, pero siempre con un límite, siempre que estos avances no perjudiquen al medio ambiente, que no desaparezcan las zonas naturales. Pero antes que este tipo de asuntos hay que centrarse en los verdaderos problemas del mundo actual como la pobreza, el machismo, la homofobia. Las tecnologías no nos invaden somos nosotros quienes seguimos las modas, puede que dentro de 5 años desaparezca el móvil y aparezca otro aparato, la gente empezará a comprarlo y como dije antes lo aceptaremos sin ningún problema. Si tanto os preocupa "robotizaros" ¿por qué no soltáis el móvil? ¿por qué no podéis dejar de usar las redes sociales?
    Puede que los inventos que tengamos ahora no sean de lo mejor y causan algún que otro problema pero eso no significa que las futuras innovaciones sean igual.

    A lo largo de la historia siempre han ido avanzando, lo que quiero decir, han ido realizando inventos que han facilitado la vida diaria. ¿Qué pretendemos quedarnos como estamos y no seguir avanzando?

    Danilo Sisel 2ºBTO D.

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  16. Ana Virosta Vela, 1 BACH A8 de mayo de 2016, 5:20

    Es muy triste que esto pueda pasar, pero vamos encaminados hacia ello.

    Hoy en día podemos decir que estamos absorbidos por las nuevas tecnologías, hace poco estuve en una cafetería y vi a una niña de un año mas o menos llorando porque quería el móvil de su madre ella se lo dio, y me quede alucinada como la niña cogía el móvil y lo manejaba cambiando las fotos, me hizo mucha gracia, pero ahora reflexiono y pienso que sera de esa niña que lo único que quería era el móvil y no una muñeca o otra cosa para jugar

    También en Metromar hay un parque de juegos con una televisión, me fije y solo dos niños estaban jugando los demás veían la televisión. Por desgracia también ocurre en nuestras reuniones, estamos todos juntos y no desconectamos estamos pendientes de nuestros móviles, instagram, whatsapp, facebook... y dejamos de hablar cara a cara.

    Nos quedamos sin móviles y no somos personas, y pensar que antes no pasaba nada , que la vida sigue sin móvil.

    Yo he tenido una infancia con muchos juegos y reuniones de amigas, Internet llego tarde a casa, porque la sociedad te exige que tengas todas esas cosas, todo es bueno si se sabe controlar, y ahí estamos nosotros para hacer que la gente siga siendo gente y no robot enganchados a un ordenador.

    Pongamos limites, que la vida es muy bonita con tecnología pero siempre usando la cabeza, que no se pierdan los juegos ni la infancia de los niños, que su imaginación siempre perdure.

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  18. http://www.huffingtonpost.es/cris-rowan/influencia-de-la-tecnologia-ninos_b_4043967.html

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  19. Vivimos en una sociedad totalmente abducida por las nuevas tecnologías y sin darnos cuenta vamos perdiendo las costumbres antiguas, como por ejemplo la de salir a jugar a la calle y ser feliz con un solo balón y cuatro amigos. Ahora nos estamos haciendo a las nuevas, las de permanecer en casa enganchado (porque es una adicción) a un aparato electrónico jugando online a cualquier deporte como por ejemplo fútbol con cuatro amigos, sin sudar, sin comunicación verbal auditiva, sin esos gritos por las jugaditas y sin esas celebraciones que se hacían al meter un gol imitando a algún futbolista famoso.

    Es curioso cómo las nuevas generaciones no nos damos cuenta de esto, y cómo las antiguas generaciones están bastante preocupadas… Quizás esto sea por el simple hecho de que todas las personas que han nacido sobre el 95 hasta hoy día han convivido desde pequeñitas con estos nuevos y novedosos avances tecnológicos. Los más jóvenes consideramos estas tecnologías como algo común, algo que lleva conviviendo con el ser humano bastante tiempo, por lo que estamos muy acostumbrados a usarlas y a tener la necesidad, porque sí, ya se ha convertido en una necesidad, de estar atento 24/7 al teléfono móvil (por ejemplo) para ver si nos han escrito whatsapps, ver si hay fotos nuevas en instagram o mandar algún snapchat postureando con los nuevos filtros. Como se dice en el texto, estamos más pendiente de la vida de los demás que de nuestra propia vida.

    Es cierto que las nuevas generaciones del milenio (2000), irán creciendo con menos imaginación a la hora de inventar juegos, pero estoy casi seguro de que como todo niño, no perderán esa imaginación que les incite a crear nuevos objetos nunca vistos y seres imaginarios jamás conocidos. Estos nuevos individuos que llegan al mundo sin apenas conocimiento del mismo, son los que definirán cómo será nuestro futuro ¿seguirá aumentando la tecnología? Estoy seguro de ello. No quiero ni pensar en los avances que podría haber de aquí a setenta años, si ahora mismo hay videojuegos de realidad virtual… quien sabe, en unos pocos años a lo mejor seremos capaces de formar parte de esa realidad.

    Como la mayoría de las cosas que tienen una parte positiva, también tienen su parte negativa, la salud. Esta nueva realidad tecnológica seguramente aumente el nivel de obesidad en el mundo ya que si hoy día no hace falta moverse para descubrir sitios del planeta que desconocemos, buscar información para un trabajo o conocer a gente nueva… no quiero imaginar los problemas de salud en unos años. Además, todos los aparatos electrónicos emiten una serie de ondas que son perjudicantes para nuestra salud, estas ondas electromagnéticas pueden provocar dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, depresión o mayor riesgo de cáncer, según reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Con esto no quiero decir que deberíamos dejar de lado y olvidar por completo los avances tecnológicos y los aparatos electrónicos, ya que nos ayudan y facilitan la vida en muchos aspectos, como por ejemplo a la hora de comunicarnos, de acceder a información de cualquier tipo, pues no tenemos más que, frente a cualquier duda o necesidad de información o servicio, sacar el móvil o el portátil y buscarla en Google.

    En conclusión, es cuestión de aprovechar los avances sin perder de vista que estos, por lo atractivos que son, por la comodidad que nos aportan, pueden terminar por controlarnos, y que además sería bueno que todos tratáramos de recuperar costumbres de nuestras generaciones anteriores que fomentan el contacto entre las personas.

    Es cuestión de encontrar el equilibrio, lo que requiere conciencia.

    Tomás Ryan Delgado 1ºBach A

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  20. Vivimos en una sociedad totalmente tecnológica.
    Personalmente me alegro muchísimo de haber tenido una infancia llena de juegos, muñecas y libre de tecnología.

    Me da pena ver a los niños de hoy en día tan enganchados a esta "moda" por llamarlo así. Aunque no solo les afecta a ellos, también ha nuestra generación. Hoy en día parece que nos da miedo salir sin el móvil, que tenemos que hacerle fotos a todo y colgarlo en las redes sociales o incluso decir como te sientes para que todo el mundo, hasta los que no te conocen de nada, se entere.

    Aunque la tecnología también tenga sus ventajas, está haciendo perder la imaginación de los niños, la comunicación cara a cara, disfrutar del exterior, etc.

    Podría seguir diciendo mil quejas sobre este tema pero no hacemos nada para solucionarlo.
    Simplemente nos hacemos a la idea de que las tecnologías van a estar presentes en las generaciones futuras, y esto tan solo es el principio.

    Alba Medina Suárez 4°C

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  22. Leyendo esta entrada me ha hecho recordar como era mi infancia y recuerdo que me encantaba jugar a juegos de mesa con mis hermanas y que siempre perdía por que era la más pequeña y eso era la razón más justificada del mundo para no hablarle durante una semana a mis hermanas mientras que ahora en cambio veo niños de 12 años en los recreos con móviles más grandes que ellos con un grupo de amigos y que ni siquiera se hablan y sus peleas por quien le ha cogido el móvil a otro. Pero tampoco culpemos a los más pequeños si los mayores somos los principales adictos a las tecnologías. Pero es que aunque queramos no depender de estas tecnologías ahora es que no podemos vivir sin estas. A lo mejor no quieres móvil pero lo necesitas para el trabajo o lo mismo con el ordenador, ya no es tanto nosotros mismos sino nuestro entorno. Pero este es solo el comiendo de un futuro en donde jugar al parchís será la misma anécdota aburrida que contaremos a nuestros nietos, que, nuestros abuelos nos contaban a nosotros de su infancia. Solo nos queda intentar estar lo menos posible enganchados al móvil u ordenador y a aprovechar el tiempo con nuestros familiares y amigos.

    Esther López Fernandez 4ºC

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  23. Yo como tantos otros me agobio sin el móvil. Y se que las cosas han cambiado porque antes no me pasaba, porque cuando era pequeña y veía a mi madre muy impresionada por tener un móvil con cámara me preguntaba ¿y para qué quiere mi madre eso? Y ahora yo me siento igual de impresionada al ver la adicción que todos tenemos hacia ellos.
    ¿Qué pasaría si no tuviera el móvil durante un día? Me paro a pensarlo y me acuerdo cuando sacaba malas notas hace dos o tres años, me castigaban sin él, y me subía por las paredes. También me da mucha pena pensar en mi hermana pequeña, que con ocho años ya está soñando con el día que le regalen un móvil, aunque se lleva todo el dia con el de mi madre. Y es que no lo podemos evitar, estas nuevas generaciones se están criando sin mirarse a la cara, sin coger una muñeca o sin jugar al escondite. Pensar en como pueden ser de mayores es algo bastante raro, seremos todos el triple de adictos que ahora y deberíamos cambiarlo.
    Rocío Vela Vela 4ºC

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  24. Miguel Ángel Campos Rodríguez8 de junio de 2016, 9:23

    Sin lugar a duda la tecnología en nuestros días ha alcanzado un gran desarrollo y su participación en nuestra vida cotidiana es cada vez mayor. Pasamos gran parte del día utilizando aparatos electrónicos y somos, en la mayoría de los casos, dependientes de ellos. Es razonable, entonces, que nos surja la siguiente pregunta:

    ¿Cómo están afectando a la sociedad y a nosotros mismos los avances tecnológicos?
    -Debemos tener en cuenta los efectos psicológicos que provoca el uso de la tecnología, es decir, no sólo lo que estas hacen por nosotros, sino también lo que hacen con nosotros.

    La gran mayoría de la gente está en constante contacto con aparatos tecnológicos y desarrolla, consciente o inconscientemente, una relación íntima con ellos. Es evidente que la tecnología modifica incluso nuestra forma de pensar las cosas, nuestros “hábitos mentales”.
    Definitivamente máquinas y robots, están revolucionando nuestra forma de relacionarnos, pensar, trabajar, descansar y hasta sentir.

    Como también comenta mi compañero de clase y amigo Abraham, me gustaría tratar el tema de la infancia, donde se ha producido un cambio radical... Donde nuestra única preocupación era no preocuparnos por nada, reír y divertirnos con el resto de niños, jugando al fútbol, al poliladron, etc... Donde nos volvíamos los niños más felices del mundo por el mero hecho de que nuestras madres nos dejaran media hora más de diversión en el parque, porque todos los demás chicos se quedaban en este... Pero esto desgraciadamente está cambiando, en la actualidad el mundo de la electrónica a acabado con la ilusión de los más jóvenes y está creando seres que se pasan delante de una pantalla de televisión la mayor parte del día sin importar lo que esté pasando a su alrededor, me parece algo muy preocupante...

    Es cierto que las tecnologías más importantes de hoy en día tienen su utilidad (el móvil me deja comunicarme desde cualquier lado, el reproductor me deja escuchar música donde sea, etc), pero el hecho de abusar de estas lleva a que la utilidad se convierta en negativa, se convierta en NECESIDAD.

    Creo que lo mejor es buscar el balance personal en el uso de cada tecnología, reflexionando sobre lo que dejamos de lado al sacar provecho de estas, como también las posibles consecuencias que tengamos en nuestros futuro (y si es posible remediarlas).

    No espero que una reflexión así os cambie la vida, aunque si que os haga meditar sobre como influyen las distintas tecnologías que usamos a diario...

    Miguel Ángel Campos Rodríguez, 1ºBTO A.

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  25. La tecnología tiene sus cosas buenas pero también sus cosas malas como todo . La tecnología puede ayudar a las personas que tienen enfermedades , también podemos comunicarnos rápidamente pero hace años también se comunicaban sin móviles y sin interne y no pasaba nada . Pienso que la infancia de los niños no es la misma que antes, todos los niños quieren móviles para jugar , muchas veces me encuentro niñas de 8 años que nada mas que están jugando con el móvil .Me alegro de no haber tenido esta clase de infancia y de que la tecnología no estuviera tan desarrollada como ahora .
    Muchas personas no pueden pasar ni media hora sin estar con el móvil , ya no juegan , ya no se habla , solo se escribe a través de un aparato sin saber con que sentido nos escriben o lo que sienten al escribirnos .
    Isabel Segura de Luna 1A

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  26. Muchas veces me imagino como sería un mundo sin este monstruo al que hemos liberado nosotros mismo, por voluntad propia.

    Pienso que todo sería mucho más fácil en cuanto a las relaciones, ya que de una manera indirecta nos obligaría a salir a la calle para socializar con aquellos con los que queremos hablar, y también a vivir más la vida. Pongo el ejemplo del WhatsApp; a mí me parece la peor cosa que existe en estos momentos, ya que se forman muchísimas más peleas debido a las malas interpretaciones que damos a cualquier tontería, o cuando empezamos a tener relación con un chico o chica, esta aplicación hace que toda la magia desaparezca y que no sea nada especial.

    Por otro lado, sería más difícil en cuanto a la búsqueda de información, la compra de productos por internet, no tendríamos la facilidad de descargar música, películas o series… Tampoco habría redes sociales, pero lo que yo pienso es que, si antiguamente conseguían vivir sin internet y sin los chismes que tenemos hoy en día, nosotros también lo podríamos hacer, pero no tenemos fuerza de voluntad como para dejar el móvil en serio y no usarlo.

    Sinceramente a mí me hubiera encantado haber vivido en otros tiempos. No estoy contenta con el estilo de vida que llevamos a cabo, pienso que nos esta matando poco a poco sin que nos estemos dando cuenta. El otro día vino un hombre a nuestra clase a darnos una charla sobre el impacto de las nuevas tecnologías en nuestra vida, fue ahí cuando me di cuenta de lo peligroso y lo perjudicial que es todo lo que tenemos alrededor. Tanto los móviles como un simple rúter de internet.

    Muchas veces voy por la calle y miro a los pequeños, y me doy cuenta de que cada vez son más pequeños literalmente, pero a la vez menos infantiles, me pregunto cómo es posible que eso pase, supongo que será porque se pasan el día metidos en casa, jugando a la play en vez de salir y disfrutar jugando con sus amigos.

    A pesar de que me hubiera gustado vivir en otras épocas, me alegro de haber pasado una infancia como la que he pasado, alegre, activa, libre de aparatos electrónicos y de tonterías que solo nos hacen perder tiempo de nuestras vidas.

    CATHARINA RÖD CODEÇO 1ºBACH A

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  27. Vivir en un mundo como el que plantea Paula Hernández Fernández sería algo muy oscuro, un mundo sin imaginación sería quitarle al humano algo de lo más puro que tiene, pero queramos o no esto está sucediendo.

    La aparición de las nuevas tecnologías a supuesto un avance increíble en nuestra sociedad ya que gracias a ellas se han conseguido logros que en su día nadie creía posibles. Pero todos estos avances están haciendo que poco a poco dependamos más de las máquinas; un ejemplo muy cercano es el vivimos mucho adolescentes, pasar las seis horas de instituto sin mirar el móvil se convierte en una auténtica pesadilla. El móvil parece que nos llama para que lo miremos; supone una gran dependencia para nosotros.

    Recuerdo mi infancia como una etapa de mi vida feliz con mis amigos, en las que cada tarde salía a jugar con ellos a la calle, que todos lo viernes quedábamos para comprar chuches y luego ir a un parque a jugar y recuerdo esas tardes increíbles donde con cualquier cosa podía montar un mundo de mil maravillas en mi mente. Cuando veo a mi hermano pequeño pasando su infancia entre cables, pantallas y casco me entristece. Las nuevas generaciones han nacido ya inmersos en estas tecnologías y para ellos es lo normal, cuando lo normal sería que se divirtiesen todos juntos y no a través de una pantalla. Y supongo que al igual que mi hermano muchos, pasarán el día con el móvil, el ordenador o con la televisión. Si esta dependencia fuera solo en el ámbito lúdico no sería tan preocupante, pero llegamos a tal extremo que esa costumbre de mirar a los ojos y expresar todos tus sentimientos se ha perdido, se han perdido esas mariposas en el estómago que se creaban al escuchar un te quiero sincero de la persona que te gustaba y todo esto se han sustituido por mensajes de texto con emoticonos, como si esas caras amarillas de Whatsapp expresasen lo mismo que ver una sonrisa real. En mi opinión las tecnologías hacen que nos cerremos más y que cada vez nos de más vergüenza hablar con otras personas; día a día somos un poco menos humanos y un poco más máquinas.

    Si no queremos un mundo como el que Paula Hernández describe, mi solución sería recurrir a las artes, recurrir a aquellas actividades donde trabajamos la mente en otro ámbito y enriquecemos nuestra alma. Actividades en las que desarrollamos la creatividad y la expresividad, reflejando todo aquello que sentimos sin ningún tipo de atadura por la sociedad y así volveremos a ser humanos.

    Desde mi punto de vista las tecnologías seguirán avanzando y esto no se puede parar, tenemos ya robots que limpian nuestras casa, incluso aparatos con los cuales nos podemos desplazar a cualquier parte y aparatos con los que podemos a hablar con personas que están a kilómetros; pronto empezarán a surgir otro tipo de tecnología, tecnología más inteligente que pueda además comportarse como nosotros o que nos sirvan de ayuda en diferentes ámbitos. ¿Podrán estos robots sustituirnos el día de mañana? Es decir, que los humanos pasamos a ser los animales de hoy en día y los robots pasen a ser la raza dominante.

    Esperanza Uceda Rodríguez 1ºBach A

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  28. Pues la verdad es que he estado reflexionando sobre este mismo tema hace muy poco , pero no lo he hecho sola. Hace poco estuve hablando con mis primos de este mismo tema. El tema surgió en la comunión de una de mis primas pequeñas , estábamos todos los primos mayores sentados en corrito, porque lo bueno de mi familia es que todos los primos conocemos los secretos de los otros ya que estamos muy unidos debido a la proximidad de nuestras edades. El caso es que estábamos recordando nuestra niñez, a lo que jugábamos y lo divertido que era., recordamos que en todas las comuniones que teníamos de pequeños siempre nos reñían alguna vez porque no parábamos quietos, porque no parábamos jugar..

    Empezamos a comparar nuestra niñez con los niños que se encontraban presentes en la comunión y la verdad ,a mi personalmente me daba mucha pena , porque no estaban jugando ni nada , simplemente estaban todos sentados en la mesa sin saber que hacer.

    Pero lo que mas me llamo la atención fueron los regalos que le hicieron a la niña de la comunión , no tiene nada que ver con los que le regalaban a su hermana mayor cuando le tocó hacer la comunión a ella hace nada mas seis años. Los regalos de la hermana mayor eran juegos mas prácticos: una bicicleta y como mucho un móvil de Hello Kitty. Y a la pequeña le regalaron un móvil de última generación,que lo que se piensa al ver el regalo lo primero que piensas es que va ha hacer una niña tan chica con eso, pero los demás regalos eran muy similares la verdad.

    Recordando los viejos juegos , y lo divertido que eran , a mi primo se le ocurrió la idea de volver a revivir esos momentos , y a pesar de que mas de un primo decía que ya era muy mayor para esas cosas ( solo tenia 18 años , el mas grande de todos eso si) al final conseguimos convencerlo , y entonces los “niños grandes “ de la comunión quedamos en que cada uno iríamos a buscar a un adulto y después iríamos a poner en movimiento a los niños chicos.Acto seguido , las niñas nos quitamos los tacones , para poder correr mejor , y los niños se quitaron las corbatas para “ sentirse mas niños “ . Cada uno de nosotros saco a una madre o a un padre , y algunos ( como yo) enganchamos a nuestros hermanos mayores.Y cuando estábamos todos nos presentamos delante de los niños pequeños mas de 20 personas ( somos muchos primos). Tras proponerles jugar al “pilla pilla” y tras escuchar excusas tontas como la de que eran muy mayores para jugar a eso, y encima nos lo decían nosotros que mas de uno le sacaban mas de 10 años, conseguimos sacar a los niños del mundo tecnológico en el que se encontraban sumergidos desde el principio de la comunión y los sacamos a la calle. Y allí estábamos niños , adolescentes y adultos, jugando como niños. Pero lo mas impresionante es el hecho de darnos cuenta de que los niños ya no tenían imaginación , que ya no aportaban ideas, eso fue lo mas chocante de todo, porque por culpa de la tecnología habían perdido la esencia , lo bonito de ser niño , de poder inventarte una historia con una caja de cartón. Eso fue muy triste.

    Tras muchísimo rato jugando como chiquillos , los mas mayores decidimos dejar a los niños jugando solos , pero lo mas bonito fue ver la sonrisa que tenían en a cara que no les había salido durante todo el día. Y para nuestra sorpresa mucho de esos adultos que obligamos a jugar con nosotros nos dieron las gracias por volver a recordarles su niñez , esa época que todo el mundo recuerda con cariño, que asocia a la libertad. Ese día todos los primos nos dimos cuenta que todavía tenemos un poquito de ese niño que todo llevamos dentro , y que aunque por fuera seamos ya unos “hombrecillos “ y unas “mujercillas “ hechos y derechos nunca esta de más recordar y revivir esos viejos días de verano de nuestra niñez.

    Isis Guisado 1 Bachillerato A

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  29. Ya no es novedad pasar por el parque de mi barrio donde me pasaba horas y horas jugando con mis amigos verlo sin ni un solo niño.Posiblemente mi generación fue la ultima en disfrutar en la calle con los amigos y ahora recriminamos a los niños de estar todo el día en casa y culpamos a las tecnologías de esto.

    Pero la tecnología no es la verdadera culpable de esto, esta trata de mejorar nuestra vida para no tener que preocuparnos por cosas que antes nos hacian perder el tiempo y la energía. ¿Qué seria de una sociedad sin whatsapp o e-mail?.Una sociedad sin internet, sin ordenadores y teléfonos móviles seria mucho mas pobre.No semos hipócritas de culpar nuestros vicios a esta revolución tecnológica que tanto nos ha dado.

    Realmente la culpa de este problema es nuestra.Todos los jóvenes somos los que estamos enganchados al móvil, todo el día mandando mensajes que la mayoría son absurdos e innecesarios ejemplo que le damos a las nuevas generaciones que simplemente se educan adoptando este vicio desde mas pequeños aún.El móvil que debería de ser una herramienta para facilitarnos la vida y tener mas tiempo para pensar y avanzar como sociedad y causa el efecto contrario por esa necesidad de nosotros los jóvenes de estar conectados a las estúpidas redes sociales y prácticamente no tener intimidad.Sin embargo, no tenemos del todo la culpa, esta también recae en la pobre educación que recibimos y que solo intenta enseñarnos contenidos y no como poder manejar esta tecnología de la que ahora somos presos.

    Sinceramente, todavía estamos a tiempo de cambiar y de volver a ver los parques llenos, pero los verdaderos culpables y capaces de resolverlo seguimos culpando a los niños por no salir.

    Pablo Moreno Cantos 1ºA BACH

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