24 de mayo de 2017

Hala y Saffie: ¿dos víctimas iguales?

Para Hala.

Saffie tenía 8 añitos y acudía al colegio en Lancashire. La mala suerte de estar en el sitio equivocado en el momento inoportuno se la llevó. Ella y las restantes víctimas en Manchester, aquellas que sufrieron las consecuencias del odio que carcome al mundo entero; estarán siempre presentes en nuestros pensamientos.
La cara y cruz de un acto tan atroz contra una presumible minoría de niñas y adolescentes ha sido una admirable respuesta nacional e internacional de solidaridad. Una habitación por Manchester para acoger a las personas extraviadas; héroes anónimos que se encontraban en la zona; colas y colas de donantes; complicidad con las víctimas y familiares… Una sociedad conocida por su frialdad en las relaciones personales se convierte en segundos en un ejemplo mundial de humanidad.
Y sin embargo, con cada palabra, cada acto y cada lágrima un trocito mas de mi corazón se muere. Hala no fue tan importante como Saffie. Hala tenía 8 añitos y murió en la guerra de su país, Siria. ¿La causa? La misma. Odio. ¿Su inocencia? La misma. ¿Su culpa? Ninguna. ¿La atrocidad de su muerte? Tan grave como la de Saffie y la del resto de víctimas en Manchester, Londres, Berlín, Bruselas y un largo etcétera. No recuerdo que nadie guardase un minuto de silencio por Hala. Nadie donó una gota de sangre ni dedicó unos segundos en antena en su homenaje. Nunca la dio a conocer, ni nadie nunca lo hará. Y lo que es peor: a nadie parece importarle.
Los hechos de Manchester has sido graves, muy graves. Pero no más graves que la ausencia de Hala. 
Ya basta de tanta hipocresía. Ya basta de tanta insensibilidad hacia lo que no nos toca porque está lejos. Ya basta de tanto odio. Y ya basta de combatir odio con odio. Salman fue un hijo de nuestro odio y su culpa la compartimos todos.

¿Cuántas Saffies y cuántas Halas hacen falta para que nos demos cuenta? 

Clara Marina, colaboradora del grupo Aequitas25

3 comentarios:

  1. "La vida del que tenemos al lado, es más importante para mí que la vida de aquella persona a la que no conozco".
    Este argumento es usado de forma insaciable cada vez que se lleva acabo alguna atrocidad como la expuesta en el texto. Sí, evidentemente, la pérdida de una persona conocida duele más que la de una completamente desconocida. Ahora bien, probablemente ninguno de nosotros conocía a alguna de las víctimas del atentado en el Manchester Arena.

    Entonces, ¿por qué parece tener más valor la vida de las vícitimas de Manchester que las víctimas de Siria?. Es simple: no pertenecen al mundo occidental, y por tanto, el problema está más cerca de casa. Sin embargo, el resto de atrocidades están demasiado lejos para ser oídas por nosotros.

    Hoy mismo, han muerto 34 personas en la costa de Libia debido a un vuelque de la patera en la que navegaban. Ni qué decir tiene que no ha tenido la mínima repercusión mediática. No seré yo el que dé la arquetípica lección de moral, tachando de hipócrita a los medios y a otros sectores de la sociedad, porque lamentablemente, todos somos unos completos hipócritas.

    No obstante, algún día explotará la burbuja de "bienestar" edulcorada por los medios, y aderezada por un Estado que supuestamente es capaz de protegernos de cualquier adversidad externa.
    Cuando llegue ese día, entonces, y solo entonces, al encontrar el peligro justo enfrente de nuestras narices, y nuestro mundo estalle en mil pedazos, seremos mínimamente capaces de empatizar con las inocentes víctimas del atroz conflicto de Oriente Medio, las cuales pasarán a ser, por fin, vidas con valor para nuestra sociedad.

    Fco Javier Pastor Bejarano 2ºB

    ResponderEliminar
  2. No hay un día que pase, en el que no considere necesarias las entradas como esta.
    La gran guerra que se está librando en Siria y alrededores no está a más de cinco horas en avión. Sin embargo, los medios que deciden cómo aportarnos la información en este mundo, como dice Clara Marina, tan hipócrita, nos han hecho creer que llegaríamos a Marte antes que a Alepo.
    De todas formas, la cuestión es que hoy cuando nos acostemos en nuestra cama después de haber cenado, probablemente no pensemos en que centenas de personas como nostros, están muriendo en las sombras sin poder hacer nada, simplemente viviendo como muertos, esperando sin importarles cual sea el final, y esto por supuesto sin pedirlo ni merecerlo, simplemente determinados a ello mucho antes de que hubieran tan solo nacido.
    Tendemos a buscar culpables, pero yo creo que ahora mismo no es el momento de hacerlo. Es evidente que está ocurriendo, aunque intentemos no mirar allí, cada día aumenta el número de bajas, y lo que es peor aún, cada día nos afectan menos. El ejemplo perfecto de ello es el que propone Clara Marina, ¿qué diferencia hay entre Saffies y Halas?, evidentemente que uno ha nacido en Europa, y el otro no tuvo la misma suerte. Pero ¿de verdad esa es la mejor razón que se nos puede ocurrir para llorar a las víctimas de Manchester y no a las de Siria?. Si es así, permitidme lamentar la enorme pena que ocupa todo mi interior cuando pienso en que hay personas que ya no saben llorar, y nosotros usamos excusas como esa para justificarnos.
    Estamos llegando a una situación peligrosa, porque desde mi punto de vista, cuando dos víctimas como estos dos pequeños no son suficientes para hacernos ver la maldad que ocupa el mundo actualemente, entonces nada es suficiente. Y lo único que eso significa, es que hemos llegado al estado en el que la tristeza ya no nos puede ocupar, porque lo triste de verdad es que estamos vivos para contemplar como todo esto tiene lugar sin poder actuar.

    ResponderEliminar
  3. No hay un día que pase, en el que no considere necesarias las entradas como esta.
    La gran guerra que se está librando en Siria y alrededores no está a más de cinco horas en avión. Sin embargo, los medios que deciden cómo aportarnos la información en este mundo, como dice Clara Marina, tan hipócrita, nos han hecho creer que llegaríamos a Marte antes que a Alepo.
    De todas formas, la cuestión es que hoy cuando nos acostemos en nuestra cama después de haber cenado, probablemente no pensemos en que centenas de personas como nostros, están muriendo en las sombras sin poder hacer nada, simplemente viviendo como muertos, esperando sin importarles cual sea el final, y esto por supuesto sin pedirlo ni merecerlo, simplemente determinados a ello mucho antes de que hubieran tan solo nacido.
    Tendemos a buscar culpables, pero yo creo que ahora mismo no es el momento de hacerlo. Es evidente que está ocurriendo, aunque intentemos no mirar allí, cada día aumenta el número de bajas, y lo que es peor aún, cada día nos afectan menos. El ejemplo perfecto de ello es el que propone Clara Marina, ¿qué diferencia hay entre Saffies y Halas?, evidentemente que uno ha nacido en Europa, y el otro no tuvo la misma suerte. Pero ¿de verdad esa es la mejor razón que se nos puede ocurrir para llorar a las víctimas de Manchester y no a las de Siria?. Si es así, permitidme lamentar la enorme pena que ocupa todo mi interior cuando pienso en que hay personas que ya no saben llorar, y nosotros usamos excusas como esa para justificarnos.
    Estamos llegando a una situación peligrosa, porque desde mi punto de vista, cuando dos víctimas como estos dos pequeños no son suficientes para hacernos ver la maldad que ocupa el mundo actualemente, entonces nada es suficiente. Y lo único que eso significa, es que hemos llegado al estado en el que la tristeza ya no nos puede ocupar, porque lo triste de verdad es que estamos vivos para contemplar como todo esto tiene lugar sin poder actuar.

    ResponderEliminar