14 de enero de 2018

Yo tampoco

Mi anterior jefe me cogía el culo. No tipo garra sino pasadita tonta. Un día me harté y le dije que no lo hiciera más. Se enfadó mucho. Que si era un gesto amistoso. Que vaya malpensada. Estuvo una semana sin hablarme. Se me llegó a pasar por la cabeza que realmente yo era muy tiquismiquis...
En la facultad tuve al menos dos profesores que estaban locos por mostrarme su amistad. Uno, escritor de caligramas y de pelo largo y grasiento, se cansó de mis negativas y me plantó un 5 injusto. El otro, un famoso vendedor de manuales de lengua de la época, don Vidal (dejemos el apellido que lo mismo hasta me gano una denuncia...) me citaba en su despacho y, cogiéndome paternalmente por los hombros, me decía, "Yo te quiero mucho, Leonor". Una amiga y yo nos turnábamos para sortear al pelograso y a don Vidal. 
Cuando acabé la carrera acudí a algún congreso, que había que hacer currículum. Los catedráticos viejos verdes perseguían a las que hoy se llamarían becarias (colaboradoras nos llamábamos entonces quienes no teníamos beca) a ver si pillaban cacho. Muchas de estas chicas no sabían ni cómo reaccionar. En aquella época eran gajes del oficio. Ni se nos pasaba por la cabeza que aquello se pudiera denunciar.Si alguna de mis compañeras de entonces denuncia treinta años después haber sido víctima de acoso, la apoyaré. Lo vi con mis propios ojos. Todo el mundo lo veía.
Antes, mucho antes, cuando empecé a salir de casa, aprendí a a volver por la noche (tempranito) con la llave entre los dedos bien apretada por si acaso. Miedo. Hasta que tuve un novio que me acompañara.
Nada de esto me ha dejado trauma, señoras francesas del manifiesto de no sé qué. Pero todo esto me jodió en su momento. Mucho. Ahora tengo una ventaja: las mujeres, a cierta edad, dejamos de ser objetos sexuales. Alguna ventaja tenía que tener hacerse vieja.
Por eso yo TAMPOCO me voy a callar más. Tampoco voy a ceder ni un ápice de terreno por ser mujer. No voy a dejar que me toque quien yo no quiera que me toque. Y si lo hace, lo denunciaré. No soy ninguna puritana. Pero reivindico mi derecho a ligar, tontear, tener relaciones con quien libremente decida. Yo tampoco voy a dejar que me digan cómo debo vestirme, ni cuándo debo callarme, ni qué debo decir. Yo tampoco voy a reír los chistes a machistas rancios. Ni tampoco voy a tolerar que en mi presencia se coreen cánticos machistas que hacen vomitar. Yo tampoco voy a leer libros de grrrrrrandes escritores que se jactan de su machismo pestoso en las páginas de periódicos nacionales. Tampoco voy a recomendar sus libros. Yo tampoco voy a condenar a quienes firmen manifiestos que le hacen la cama al machismo. Pero tampoco voy a cerrar la boca porque vaya patinazo, señoras. A ver si nos aclaramos. El acoso es una agresión a la libertad. La violación es un delito. La prostitución, un atentado contra los derechos humanos. La gestación subrogada, una forma más del capitalismo pseudoprogre de convertir a las mujeres en máquinas de parir.
No me den lecciones de puritanismo, revolución sexual, coqueteo o feminismo "light". No me den lecciones de nada porque han demostrado que no tienen nada que enseñarme.
Ustedes no se han callado. Yo tampoco. Pero hay una diferencia: yo tengo razón; ustedes, no.
Leonor Osuna Izquierdo, colaboradora del grupo Aequitas25

3 comentarios:

  1. Valiente por contarlo, luchadora por transmitirlo, ejemplo de profesora!! Suerte la de nuestros hijos e hijas pues los hace reflexionar para crecer en el respeto , la tolerancia y la justicia.
    Gracias Leonor.

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  2. Me da pena que las mujeres hayan tenido que soportar tanto, tanto, pero tanto este tipo de cosas. ¿Cómo la palabra de un hombre puede tanto contra la de una mujer? Yo aún no lo concibo.
    Yo, sí, yo misma, he escuchado comentarios con una pregunta escondida para saber si tienes novio, si vas a casa sola, dónde vives... ¿Y qué pensarían si digo que esto lo he escuchado en clases escolares? Lógicamente, no voy a afirmarlo, pero tampoco negarlo. Todos sabemos que hay viejos asquerosos que desean a jóvenes y a niñas aunque tengan una carrera universitaria de 5 años. A estos individuos tan excitados por nuestro género podemos verlo en pleno metro, en el instituto, en la salida del trabajo o tal vez como tu jefe, en vecinos...

    El mundo está lleno de irrespetuosos y aunque todos lo sabemos, pocos cuando ven dicha situación dan la cara por una mujer. Ojalá y llegue ese día en el que violar, acosar, maltratar de otra manera tenga pena de muerte, que no salgan jamás de ese zulo y que el próximo que quiera ser participe de estos denigrantes actos se lo piense dos veces.
    Encima de que la mujer se ve totalmente afectada por la brecha salarial, además de eso, han sido y algunas son manipuladas y obligadas a olvidar su dignidad dejándose manusear por un jefe para darle a sus hijos algo de comer y no la echen de su puesto. ¿Eso? Eso me parece de miserable, de gentuza, todo lo que diga es poco...

    Me altera muchísimo tener que vivir situaciones que los hombres no viven, y solamente por ser una mujer. Me impongo, me rebelo... Y así, debemos de ser todas y nunca dejar que nos pisen. Me frustra mucho escuchar noticias en redes sociales de cómo chicas sentadas en un autobús en Sevilla han tenido que soportar cómo un señor se sentaba al lado de ellas para meterles mano. ¿Y eso? ¿Eso no tiene cárcel? Pues no señores, tienen que matarte para que ese monstruo entre en prisión. Así, va España y el mundo entero.

    La justicia para mí no existe, ellos creen que sí porque son HOMBRES y se salvan el culo unos a otros. Mientras todo le pase al pueblo, ellos están tranquilos. Fijaros si hay poca justicia que al que viola lo defienden diciendo que tiene una enfermedad o que fue consentido lo que hizo y a la víctima se la discrimina, se le machaca y encima de todo, se le exige estar mal y no olvidar la mala experiencia. ESTO ES DESASTROSO.
    Cómo dice una canción: “mujer, eres una suerte. Hermana, madre y amiga son muchos de los nombres que hay que ser un malnacido para tenerlos que manchar”
    No consintáis, nosotras decidimos

    LUCÍA MARTOS 2 BACH A

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  3. Es desconcertante ver y poder afirmar que casi toda mujer ha tenido que sufrir acoso. Cada mujer con una historia. En algunos casos, experiencias livianas, en otras, más graves.
    Me cuesta asimilar esta realidad, el que una mujer “deba” dejarse tocar por sus superiores en el trabajo, con el fin de poder sacar una casa adelante y a sus hijos, y que por miedo a perder lo que tiene, pueda tolerar estos actos inmundos. El que adolescentes tengan que aguantar miradas de deseo, roces o incluso manuseos por sus profesores, y lo peor, el error de muchas de estas adolescentes, por creer que deben resignarse frente a esto por un aprobado.
    Tampoco me hace falta irme muy lejos, con decir, que he tenido que sufrir acoso de mis “compañeros”. Ver como toda una clase ve lo que te hacen y tener que aceptar el silencio, miradas al suelo y susurros. Entras por primera vez al instituto, a empezar una nueva etapa de tu vida. Pero te encuentras con algo más desde el primer día. Toqueteos tras toqueteos, agresividad y para colmo, borderias. Es duro sobrellevar estas situaciones, pero creo que incluso mas, la verguenza y el miedo propio, que hacen que sufras en silencio y creer en que un tiempo, puede poner fin a ello.
    Aún con todo esto, podemos decir que nuestras situaciones pasadas se quedan en nada en comparación con el sufrimiento continuo que muchas mujeres tienen que pasar en otras partes del mundo. Abusos a niñas pequeñas, violaciones constantes, un machismo sublime, defensas pésimas y todo esto por la simple clasificación de géneros.
    Debemos luchar, denunciar, señalarnos y gritar por nosotras mismas, por amigas y por otras que exigen ayuda, porque si lo hacen son condenadas a muerte. Por todas las mujeres de este mundo, con la misma fuerza, talento y sabiduría, o mas, que un hombre. Porque hoy, ellos pueden estar tapados por la sucia capa que lleva la sociedad y creer que pueden hacer lo que quiera. Pero mañana, pueden estar frente a todos, en una sociedad honesta y justa, donde tengan que sufrir castigos y condenas por lo que conllevan sus aires de prepotencia y superioridad. Gracias a nuestra lucha.

    Sandra Fernández 2 BACH A

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