27 de junio de 2019

Los objetos hablan

¿Por qué queremos tanto a las personas a las que queremos? ¿Son acaso las más virtuosas? ¿Por qué no queremos que os vayáis? ¿Qué tenéis para despertar tantos amores y tantas lealtades? No tengo respuesta. Sé que sois diferentes. Especiales. Extraordinarios. Pero sinceramente no sé por qué. Vale... ya sabemos que Concha es prácticamente perfecta y Germán tampoco. Y que tenéis una lista de valores que no voy a enumerar por discreción; y que es difícil encontrar hoy en día a mujeres y hombres como vosotros tres. Pero, algo se me escapa ¿No será al revés?¿No será que nos enamoramos de vuestras oscuridades y de vuestros defectos? ¿O será tal vez la extraña combinación? Germán nos encandila con sus genialidades y nos exaspera con su absoluta lealtad a la incoherencia como único principio vital. Concha derrite a cualquiera con su bondad  y estresa con su responsabilidad extrema. Pues no... tampoco me convence. 
Creo que os queremos tanto porque sois aquello que nos falta. Jamás, por mucho que me empeñe, seré un genio como tú, Germán. Ni seré la eterna niña desbordante de ternura que eres tú, Concha. Ni seré el misterio apasionante y apasionado que eres tú, mi amado Hipólito.
Los objetos hablan. Esta idea ha sido un leit motiv en los audiovisuales que hemos hecho tú y yo y por los que Germán se ha llevado tantos méritos... Habla tu mesa caótica, Germán, tu taquilla perfectamente ordenada, Concha, y tu manojo de llaves, Hipólito. 
Pero también habla la ausencia de esos objetos. ¿Qué extraño mundo empieza a partir del 8 de septiembre cuando tu móvil siempre perdido, tu mochila abierta y tu tazón  con su eterno culo de café no estén, Germán?¿ Cómo se comienza a trabajar sin ver a primera hora tu estuche y tus cuadernos, Concha? ¿Qué hago cuando entre en la biblioteca y tu silla verde no sea ya tu silla, porque no estás tú, Hipólito? No es cuestión de pena sino más bien de misterio. Cómo se hace. Cómo se vive. Lo pienso y no me cuadra ¿Cómo funciona un coche sin motor o como vive una persona sin venas?. No, no, no me quiero poner dramática. Es que he heredado el vicio de Pandora y necesito saber. ¿Cómo se hace? Entonces imagino que el viejo Juande es un monstruo dormido como Polifemo. Y por las noches se despierta. Se despereza. Y siente el famoso dolor fantasma que sienten quienes sufren la amputación de un miembro. Me imagino el dolor de ese viejo monstruo ya decadente. Pero quiero imaginar, ya puesta, que, como un misterio más, lentamente va naciéndole un nuevo miembro, tierno, palpitante, "que aún bullendo estaba… " Y aun viejo y decadente, poco a poco vuelve a estar entero. Y no hay dolor fantasma ya más. No sé. Yo creo tantas cosas extrañas. Además, las ausencias con el tiempo son más nuestras que las presencias...
Vienes de tierra de panes, Concha. Y tú de tierra de aceite, Germán. Y tú de aceitunas, Hipólito, que no es lo mismo. Qué viaje más hermoso el que habéis hecho los tres para coincidir, entre norte y sur, de oeste a este, en este viejo centro al que le habéis dado el aire, el agua, la tierra y el fuego. Y qué suerte más grande, qué fortuna  más infinita haber estado aquí para vivirlo.
Gracias.

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