5 de marzo de 2017

"SIEMPRE FUERTE", ¿UNA LECCIÓN DE VIDA?


Pablo Ráez, un joven malagueño que se ha convertido
en todo un ejemplo para la sociedad.

Hace algo más de una semana nos dejó Pablo Ráez, a los 20 años de edad. Todo el mundo conoce a Pablo por su gran espíritu de superación y por su apoyo a las donaciones de médula, y quienes no lo conocían lo han hecho a lo largo de esta semana.

Pero, ¿quién es Pablo Ráez y por qué ha mostrado esa envidiable actitud ante tal atolladero? Lo cierto es que antes de ser diagnosticado de leucemia a los 18 llevaba una vida como cualquier otro adolescente más, y era además un gran deportista que seguía unos excelentes hábitos. Esta enfermedad, la cual logró superar en primera instancia gracias a un trasplante de médula de su padre, se le diagnosticó a raíz de una lesión de rodilla, mientras se sometía al preoperatorio. Una vez recuperado emigró a Londres a trabajar y también conoció a su pareja. Tras volver de Londres se sometió a una nueva operación de rodilla y, de nuevo, fue diagnosticado de leucemia. Había vuelto a reproducirse. Después de unos meses de espera, logró encontrar a una donante americana y volvió a ser intervenido. Esta no fue tan eficaz como se esperaba y, por desgracia, falleció.

A pesar de todo, él nunca perdió la esperanza ni su buen humor ante tal aterradora enfermedad. Pablo decidió luchar contra la causa en las redes sociales, relatando día a día cómo se sentía y donde logró miles de seguidores. Todo ello por no hablar de su apoyo a las donaciones de médula. Debido a sus constantes mensajes consiguió que estas aumentaran de forma monumental. Por ejemplo, en su ciudad natal se incrementaron un 1000%.

“Siempre fuerte”, este era el lema de Pablo frente a su lucha y con el que además despedía sus emotivos vídeos. Vídeos en los cuales nos daba continuas lecciones de vida y numerosos mensajes de positivismo. Era realmente impresionante observar esa extraordinaria sonrisa en aquel chico que, sin duda, no vivía un buen momento en su vida. “La vida es maravillosa”, o “Hay que ser más feliz”, decía. Y quizás razón no le falte.

Lo que realmente me cautivó fue su último mensaje en las redes sociales antes de abandonar este mundo:
Último mensaje de Pablo Ráez en las redes sociales.

Desde luego, toda una lección de vida. Es tremendamente triste que una persona tenga que llegar a una tesitura similar a la que ha vivido Pablo para darse cuenta de lo que realmente importa y abandonar con ello los pensamientos innecesarios y negativos, que provocan que uno se atormente y no se percate de lo verdaderamente esencial: las pequeñas cosas, aquellas que, a pesar de ser las que en realidad nos llenan a lo largo de la vida, apartamos a un segundo plano. Una reflexión de un chico que tenía toda la vida por delante que provoca que uno se pare a pensar en si realmente le da a la vida el valor que merece. Como decía Pablo, “Demos la mejor versión de nosotros mismos” y dejemos de preocuparnos por asuntos que nos hacen perder algo que a menudo usamos de manera incorrecta y que además no apreciamos, el tiempo.

Confío en que consideremos el gran tesoro que nos ha dejado este joven y apliquemos dicha enseñanza a nuestra vida cotidiana: “Siempre fuerte”.
Muchas gracias por todo y descansa en paz, Pablo.


José Mª Gutiérrez-Ravé Estrada, colaborador de Aequitas25

13 comentarios:

  1. Todo un ejemplo a seguir. Poca es la admiración que se siente por este chico. No hay mejor palabra con la que describir su actitud ante su enfermedad que “envidiable”. Es imprescindible destacar que nunca perdió la esperanza ni el buen humor, e inevitable cuestionarse cómo lo logró. Cómo se puede irradiar tanta felicidad cuando sufres situaciones tan difíciles, ¿es posible tanta fuerza de voluntad? Pues sí, Pablo Ráez nos ha demostrado con creces que SÍ, SÍ SE PUEDE. Y es que “la vida es maravillosa”, también decía, y “hay que ser más feliz”.
    Cierto es que es una situación extrema, y que es complicado ponerse en su lugar. Nadie se puede, o quiere, imaginar qué pasaría si de repente te detectan leucemia(o cualquier otra enfermedad, cáncer por ejemplo entre las más comunes). Y digo de repente porque este chico sólo creía tener una lesión de rodilla cuando tal problema apareció en su vida. Es más, tras la impactante noticia, relató día a día cómo se sentía, apoyando las donaciones de médula y dándonos continuamente lecciones de vida y mensajes de positivismo. ¿Cómo reaccionaríamos nosotros? No es frecuente que alguien se plantee esto, pero casos así, incitan a la reflexión.
    Tengo nada más que 18 años, pero considero haber vivido situaciones en mi vida que me hacen identificarme con Pablo. Admiro la fortaleza de las personas enfermas para afrontar el momento de recibir la noticia, de levantarse cada mañana con ganas de luchar, de intentar llevar una vida normal, como la que antes tenían, de no manifestar a penas su angustia, su debilidad. Todo lo resumen en el dicho “uno aprende a ser feliz cuando entiende que estar triste es perder el tiempo”. Y de verdad, infinitas enhorabuenas a quien se consiga aplicar esto.
    Yo si me tengo que imaginar en una situación similar, en la que estoy a punto de morir, se me vendrían varias cosas a la cabeza, entre ellas y en primer lugar, mi familia. Aspecto fundamental en este tipo de experiencias, y que Pablo demuestra haber tenido siempre presente.
    Mi familia, porque una de mis filosofías de vida está vinculada a ella. “Dios le da las batallas más duras a los mejores soldados”, y es la pura realidad. Desde mi infancia, mi familia ha sufrido todo tipo de enfermedades y aquí sigue adelante. Soy consciente de que cuando el agotamiento te supera, tiendes a desistir, a pensar que no puede más, que ya se acaba todo; pero si vuelvo a esa frase, pienso que si Dios ha permitido esto, es porque somos lo suficientemente fuertes como para afrontarlo y superarlo.
    Invito a “coleccionar vinos malos”. Si el vino está listo y la persona está ahí, ábrelo. No queráis aplazar nada en la vida. Con esa mentalidad se disfruta más el momento, cada instante. Con esa mentalidad conseguiríamos parecernos, poquito a poco, a este gran luchador, Pablo Ráez.
    Me uno a ese “gracias por todo”. Descansa en paz

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  2. Si tuviera que quedarme con una sola cosa que he aprendido de Pablo Ráez, no es que hay que ser fuerte, ni que hay aceptar lo que te venga en la vida. Su historia, y las historias de otras personas me van convenciendo cada vez más de que en el fondo, todos somos iguales. No me refiero a una igualdad ante la ley, es una igualdad que se encuentra en lo más profundo de nuestro ser, es algo que nos une como especie.
    La verdadera esencia de una persona solo puede apreciarse, desgraciadamente, en condiciones extremas como la que ha vivido este chico. Vivimos con un filtro entre nuestro cerebro y nuestra boca que permite la salida de algunas ideas y almacena otras que te persiguen; y solo cuando perdemos el control mostramos nuestra verdadera cara. Esta revisión de lo que decimos se lleva a cabo porque nadie se espera que le cambie la vida de un momento a otro, mañana será igual que hoy, por lo que no podemos disparar palabras por si estas realmente produjeran un cambio, ante el cual nos mostramos temerosos. En nuestro día a día, pasamos por situaciones, hablamos con personas, y esperamos, inconscientemente, que sea igual al día siguiente. Hasta que deja de serlo.
    Cuando me paro a pensarlo, me asusta. Me asusta porque es la prueba más evidente del egoísmo humano. Intentamos conseguir lo máximo posible, y solo cuando vemos que no podemos porque algo, como una enfermedad, nos lo impide, entonces nos preocupamos por las cosas que están todos los días pero que podrían sernos arrebatadas. He de recalcar que, el mejor ladrón de todos, el que toma todo lo que tienes hasta que se lleva tu propio ser, es el tiempo. Y es por eso que, como bien dijo Pablo “vivimos por y para el tiempo”.
    Muchas personas piensan que somos esclavos del dinero, de la sociedad, del sistema. Yo creo que solamente somos esclavos del tiempo, porque el tiempo es la causa de todas las pérdidas y su consecuencia más evidente es la revalorización de las cosas: de tu casa, de tu familia y amigos, de tu educación.
    Llegados a este punto me hago una pregunta que podría salvar y condenar la naturaleza humana a la vez: ¿es el tiempo, entonces, el que nos hace egoístas?

    Andrea Fdez Veloso. 2ºB Bach.

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  3. Es admirable lo que este joven ha mostrado al mundo entero. No sólo por despertarse con esa alegría cada día y disfrutándolo al máximo, ya que eso lo sufren y lo llevan hacia delante muchas otras personas pero sin publicarlo en las redes, sino porque ha sido, a parte de un ejemplo de superación, el que ha animado al mundo a contribuir en la donación de médula. Aumentando ésta una cantidad impensable y posibilitando la salvación de muchas personas.

    Me gustaría centrarme en esa publicación de Pablo Raez que aparece en el texto ya que es algo que podemos llevar a nuestro día a día.
    Tendemos a querer siempre más y a no estar nunca conforme con nada, dejando pasar las cosas más importantes como es un simple abrazo o una sonrisa. Solo nos damos cuenta del verdadero valor de las cosas cuando carecemos de ellas. Para este joven, el levantarse día a día ya es un regalo y le basta con sentirse querido; mientras que la mayoría de nosotros, estamos todo el día pensando en comprar todo lo que se nos antoje y cosas que al fin y al cabo solo son para satisfacernos en el momento. Y cuando no podemos conseguir algo de estas cosas tan inútiles en el fondo, nos sentimos mal. Deberíamos apreciar cada abrazo que nos den, cada beso y no pensar que ya tendremos tiempo para eso, ya que no sabemos qué va a ser de nosotros mañana, o dentro de una semana o dentro de años. ¿y si nos faltaran? ¿Y si estuviéramos en una situación como la de Pablo Ráez?

    Las personas que están en situaciones como esas aprecian mejor las cosas verdaderamente importante, ya que no saben lo que les va a pasar al siguiente día, pero como he dicho antes, ningún ser humano en el mundo sabe que va a ocurrir mañana. Y es por eso, que deberíamos darnos cuenta y dejar de desear más y más cosas, deberíamos ser feliz y hacer feliz a los demás y querer cada día y cada momento sin desaprovechar ningún instante. Porque como él decía, la vida es maravillosa y hay que ser feliz.

    Carmen Fernández Rodriguez 2A bach.

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  4. Pablo Ráez ha sido y es un caso muy inspirador para todos nosotros. Es increíble como un joven con tan solo 20 años pudiera llegar a tales reflexiones tan profundas, supongo que será por su situación sumamaente delicada. De todas maneras, sea joven o viejo, Pablo consiguió llegar a ver la vida como un regalo, y no solo eso, sino que supo transmitírselo a la gente. Es por esta razón que se hizo un personaje tan famoso y apoyado por varias personas importantes que querían ayudar a su causa.

    En lo personal, seguía a este chaval por Instagram y veía cada día sus publicaciones. Sinceramente aprendí como tantas otras personas gran cantidad de lecciones. Siempre había algo mal, pero nunca se le iba la sonrisa de la cara, ya estuviera ciego, con fiebre, debilitado por la quimio...
    Esto nos lleva a pensar que realmente nuestra sociedad es una sociedad muy materialista que no sabe diferenciar las cosas más importantes de la vida de las que no. Cuando hago alusión a las cosas más importantes de la vida me refiero a sentimientos, momentos, personas, etc. No a un Iphone de último modelo ni a una Play 4 que realmente nunca nos proporcionarán una felicidad plena.

    Por supuesto, cabe destacar el impresionante bombazo que ha sido Pablo Ráez para la concienciación de las donaciones de médula, con las que se pueden salvar muchas vidas. Él propuso el reto de un millón de donantes en España, cifra que no logró que se consiguiera pero aún así las cifras de donaciones aumentaron bastante. Algo increíble para una persona que en una entrevista a la televisión declaraba que si moría su propósito de ayudar al mundo lo había logrado. Fue un ejemplo a seguir, por luchador, por ser una persona muy positiva ante todo lo que viniese, por ayudar a concienciar y por servir de inspiración y de motivación para aquellos que no pasaban por momentos buenos en sus vidas.

    Vivir la vida al máximo es como un sueño que todos queremos realizar, pero que realmente muy pocos llevan a la práctica y Pablo consiguió dar lo mejor de sí mismo y aprender a vivir.

    Juan Caravaca 2ºBach A

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  5. Verdaderamente uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y el caso de Pablo Ráez es el mejor ejemplo. Pocas son las personas que aprecian la vida tal y como es y puede llegar un día y ponerte fecha de caducidad a tus despertares. Todos hemos tenido a una persona que ha luchado por una enfermedad y que, por desgracia, se nos ha ido. Nunca hay que perder la esperanza por muy mala que sea la enfermedad, siempre hay mantener la cabeza alta ante los reveses de la vida.

    Pablo Ráez nos dejó con 20 años. Desde que una persona entra en la adolescencia, debe de levantarse cada día temprano para ir al instituto, estudiar allí durante seis horas, llegar a tu casa y estudiar más aún, realizar algún deporte, volver a tu casa e irte a dormir. Eso durante un día. Cinco días a la semana. Dos días libres para ti. El sábado hay partido del deporte que practicas y el domingo lo dedicas a tu familia. Eso una semana y luego otra y otra y otra y ya llevas un mes y otro y otro y así hasta doce y ya llevas un año, y otro y otro y los cursos se complican más y apenas te queda tiempo para poder disfrutar de tu día a día y de pronto te detectan esa enfermedad. De pronto te das cuenta de que llegará un día que no vuelvas a ver la luz del sol y te des cuenta de que todo lo que te rodea, no lo volverás a ver y te arrepentirás de no haber disfrutado de ello.

    Pablo Ráez es el ejemplo más cercano a nosotros, ya no solo porque la diferencia sea de apenas unos años, sino un ejemplo de superación. De quererle ganar la batalla a la enfermedad, de nunca perder la sonrisa, porque un día sin sonreír es un día perdido, porque tenía que disfrutar de todo aquello de lo que no había disfrutado hasta entonces y porque es realmente triste que una persona se dé cuenta de lo importante que es la vida cuanto la tuya, ya tiene fecha de caducidad.

    Allá donde estés, siempre fuerte Pablo.

    Francisco Javier Guerrero Fernández 2º BACH A.

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  6. No son pocas las entradas en el blog haciendo alusión a esta deshumanizada sociedad, que se preocupa mucho más del ámbito material que de sus relaciones interpersonales. Que lucha por mejorar su situación económica ciegamente, creyendo que su felicidad es proporcional a lo llena que esté su cartera. La gente vive por y para el dinero. Y muy pocos son los que pueden presumir realmente de que no necesitan de caprichos o que no son ambiciosos, muchas veces sin apenas darnos cuenta.

    Por supuesto, es obvio que el que tiene dinero puede permitirse ciertas cosas inconcebibles para alguien más justo de presupuesto, y que estos últimos llegan a verse en situaciones muy difíciles en algunos casos. Sin embargo, Pablo Ráez sobretodo a través de las redes sociales ha conseguido que una gran cantidad de personas exprese de todas las formas posibles que están de acuerdo con él, y que hay que valorar más esas “pequeñas cosas”, como puede ser una conversación, una caricia, o simplemente que una persona dedique su tiempo a ti de una forma u otra, cosas que, quizás, nos hacen más humanos.

    Pero, ¿cuántos están dispuestos a llevarlo a cabo realmente? ¿Cuántos de nosotros renunciarían a tener ese móvil nuevo? ¿Cuántos renunciarían a ese coche, que es la envidia, por ir en autobús? ¿Cuántos donan ese dinero que podría sobrar en su cuenta si estuviesen dispuestos a llevar una vida menos materialista?

    Al menos, puedo y prefiero quedarme con la idea de que no todo el mundo es tan superficial como parece y que la gente es capaz de hacer cosas maravillosas si se pone a ello. Si es verdad que algunos sí que son capaces de dejar a un lado ese “lado oscuro” de la sociedad, y que cosas como pueden ser la enfermedad de este chico son capaces de mover y concienciar a tanta gente, aunque haya sido a costa de la vida de una persona... ya que es algo muy frecuente y muy duro a la hora de seguir adelante seas tú el enfermo, o sea alguien a quien quieres. Son cosas como éstas las que me hacen pensar que aún hay posibilidad de mejorar.

    José Antonio Domínguez 2ºBach A

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  7. Es difícil pensar que tu vida puede cambiar en tan solo un minuto. Pueden llegarte momentos difíciles como le tocó a él y a miles de personas en el mundo. No somos conscientes que la vida solo es una, y que hay que aprovechar al máximo cada minuto de ésta, hay que valorar más las cosas porque puede que un día nos despertemos sin ellas, y es ahí cuando nos arrepentimos y pensamos en: “ debería haberlo aprovechado más”. Vivamos el ahora.

    La vida es dura y jodida pero siempre nos “rayamos” por cosas sin relevancia, nos quejamos por todo y más, y verdaderamente no nos damos cuenta de que hoy estamos aquí... pero ¿y mañana?. Dejemos de lado las cosas sin importancia y “Demos gracias a la vida por darnos el gran lujo de despertarnos cada mañana”

    Podemos tener muchos momentos malos, que están en nuestra mano su solución, en cambio hay otros problemas mas graves de salud que no está a nuestro alcance solucionarlos. Es el caso de Pablo Ráez que con tan solo 20 años nos dio una gran lección de vida en su lucha contra el cáncer, publicaba casi todos los días vídeos y fotos en Instagram, contando sus momentos buenos y malos, pero el aun así nunca quito la sonrisa, dejándonos a todos presente el lema “SIEMPRE FUERTE”.


    Ana Virosta Vela 2ºBach A

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  8. Que injusta es la vida, que se lleva a quién más ganas tiene de vivirla. "Te quiero Andrea, y no solo te quiero a ti, quiero a la vida y disfrutarla hasta el final" decía en una de sus últimas publicaciones, donde nos mostraba toda sus ganas de vivir, unas ganas que ni la leucemia, consiguió quitarle. Y es que Pablo Raez con tan solo 20 años a sido un claro ejemplo de superación para todos, consiguiendo transmitir su energía, su positivismo y sus ganas de vivir no solo a los que le rodean, sino a miles de personas, concienciandonos a todo de la importancia de las donaciones de médula.

    Concienciandonos también de que en esta vida las cosas materiales no son importantes, que lo importante son las cosas que no se valoran hasta que se te agota el tiempo. Lo que me lleva a pensar que quizás deberíamos aprovechar cada momento que nos llene de felicidad como si fuese el último, disfrutar los abrazos, los besos, las risas, y todo lo que nos saque una sonrisa, ya que no sabemos cuando será la última vez que podamos disfrutarlas.

    Gracias por tu lucha, por cambiar nuestra visión de la vida, por habernos enseñado tanto. Has entrado en nuestros corazones con una fuerza arrolladora, toda esa con la que querías cambiar el mundo, y lo cambiaste. Porque no siempre quién no gana pierde, siempre fuertes Pablo.


    Ángel Parrales Rodríguez 2°A

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  9. Nos estamos continuamente quejando de cosas insignificantes día a día, "he suspendido un examen", " estoy agobiado/a"...y un sin fin de problemas cotidianos de los que hacemos un mundo. Problemas grandes para algunas personas, son para otras insignificantes.

    Cada uno de nosotros tenemos un modo de afrontar un problema: hundirse o luchar. Y Pablo, decidió luchar hasta el final. Y no solo luchar por el, sino por todas las personas que estaban en su misma situación. Hizo que miles de personas se concienciaran de la importancia de donar medula. La fuerza de Pablo, era sin duda admirable. ¿Quien no se hubiera rendido en su situación? La vida nos pone obstáculos, algunos mas grandes que otros. No importa lo difícil que sea pasarlo, esta en tu mano superarlo o no. Pero en el caso de Pablo, no estaba en su mano. Pero si estaba en su mano ser feliz con su problema, o deprimirse. Todo se basa en una elección.

    Este tipo de cosas son las que nos hacen darnos cuenta de la importancia de cosas que no apreciamos en nuestro día a día, por las que otras lo darían todo. Por ejemplo, un paralítico seria mas feliz con unas piernas funcionales, algo que nosotros no apreciamos. Pablo, apreciaba la vida, y por eso era feliz muy a pesar de sus circunstancias.

    El problema es que estamos continuamente buscando lo que no tenemos, dejando de disfrutar de lo que si tenemos. Y solo lo apreciamos cuando carecemos de este. Es triste que le demos valor a las cosas solo cuando nos faltan.

    En el momento en que aprendamos a ser feliz con lo que tenemos, será cuando alcanzemos la comodidad con nosotros mismos. Tomemos como ejemplo a Pablo, que su muerte no sea en vano. Debemos de hacer que sirva su lucha, y que las donaciones de médula continúen.


    Lucia Aranda Arroyo 2BTOA

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  11. Pues sí, es una lección de vida. De cómo vivir la vida, o de vivirla, sin más. Vivir la vida no significa el conseguir todo aquello que nos pase por la cabeza, el salir de juerga con los amigos y ser una persona popular. Vivir la vida es vivir todos y cada uno de los momentos como si fuera único, porque realmente es único. No volverá a repetirse. Debemos ser capaces de disfrutar los éxitos y asimilar los fracasos como una forma de aprendizaje continuo, porque mientras existamos debemos aprovechar todas las oportunidades que se nos ofrecen, y saber aceptar las limitaciones que la edad o la enfermedad nos imponga.

    Pablo a pesar de su juventud lo entendió, y vivió intensamente, tanto los buenos momentos, en los que destacaba su afición por el deporte, como después su dura enfermedad, que lejos de hundirlo, le hizo apreciar aún más la Vida con mayúsculas, y encontró una fuerza que le impulsaba a luchar por sí mismo y por los demás, concienciándonos a todos de la importancia de la solidaridad, de la donación de médula, de la pequeña posibilidad que todos tenemos de ayudar a combatir tan temible enfermedad. Y a pesar de su dolor, y del dolor de los suyos supo transmitirnos que hasta en los peores momentos hemos de ser capaces de disfrutar de lo poquito que tengamos y de que ayudando a los demás se puede ser un poco más feliz.

    Pablo ha sido una esperanza para todos. Todos los que lo seguíamos en las Redes Sociales esperábamos su curación, tras someterse a su segundo trasplante y sentimos una gran pena cuando no pudo más. Pero a todos nos ha enseñado una gran lección. Nos ha enseñado a luchar, a compartir, a ayudar, a vivir…

    Un gran abrazo allá donde estés Pablo.

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  12. Gran ejemplo de superación y sobre todo una gran lección de vida. Con tan solo 20 años, una actitud tan positiva en la manera de afrontar la vida es algo que es realmente sorprendente y algo que deberíamos de tomar ejemplo todas las personas, pero tomar este ejemplo sin tener que llegar a una situación límite como la de Sergio.
    Es cierto que en la vida, hay situaciones buenas y situaciones no tan buenas. Desde un simple enfado con tu pareja o una simple pelea con tus padres, hasta caer en una enfermedad terminal. Como bien dice la expresión "Carpe Diem", hay que vivir el momento y disfrutar el presente y, sobre todo, disfrutar de las cosas buenas de la vida. El problema de esta sociedad, bajo mi punto de vista, no es la positividad o la negatividad ante ciertas situaciones, si no la contínua espera en la que vivimos. Esta espera es tan exagerada, que nadie podría ser capaz de vivir el presente sin pensar en el pasado o esperar a algo mejor en el futuro. Un ejemplo muy claro, somos nosotros los adolescentes. De pequeños queremos ser mayores, cuando somos mayores queremos pequeños. A medida que vamos creciendo nos ponemos unos objetivos o metas en la vida lo que nos hace que la mayoría de cosas que hagamos en el presente tengan mucho que ver con el futuro. Por ejemplo, estudiantes de 2° de bachillerato, estudiamos y estudiamos únicamente para llegar a una nota para tener un futuro "digno" o a nuestro gusto; sin realmente disfrutar el día a día en nuestra vida. También, podemos ejemplificar esto con una simple pelea con tu pareja o tus padres. Te enfadas con ellos y muchas veces ese cierto orgullo que nos sale de nosotros no nos hace disfrutar el momento, si no esperar a que todo se solucione, una contínua espera.
    Pero esto no solo ocurre en nosotros los adolescentes, si no en todas las personas. Una vez ví un vídeo relacionado con este tema donde una persona mayor le hacía una reflexión muy clara y sincera a su nieta: " Siempre quise tener pareja, encontré a tu abuelo. Lo siguiente siempre quisimos vivir juntos y porximamente casarnos y formar una familia. Seguidamente, esperar a que nuestro hijos crezcan y luego esperar a jubilarnos.
    Lo que no me di cuenta fue de que estaba siempre esperando algo futuro y claramente casi nunca disfrutaba la felicidad del momento".

    Mi conclusión con esta idea es: Debemos dejar de esperar a lo que pase y disfrutar de lo que esta pasando; ya sea postiva o negativamente, ya que sin tristeza no existiría un estado de felicidad. Cada día pasan cosas nuevas en nuestra vida, tenemos nuevas oportunidades, nuevos proyectos que realizar y cada día, es una vida nueva que vivir. Nunca mejor dicho, disfruta el momento; "Carpe Diem"

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  13. La vida nos pone a “prueba” siendo a veces pruebas insuperables, pero esta “prueba” no le paró los pies a nuestro protagonista del artículo escrito por José María Gutiérrez, Pablo Ráez, que luchó hasta el final.

    Cuando sentimos que nuestra vida, sueños se ven truncados por una enfermedad no nos queda otra que hacerle frente. Algunos se rinden sin luchar, sienten que no le quedan fuerzas y todo lo que hagan será en vano. Pero hay muchos como Pablo, que aunque sientan que posiblemente todo sea en vano aun les queda por dar “guerra” en este mundo, y luchar por no ser vencidos antes de tiempo. En ese transcurso en el que Pablo ya no tiene fuerza, en el que ha superado un trasplante y se le ha vuelto a reproducir la enfermedad, cuando tiene que volver a pasar por lo mismo, cuando sus esperanzas cada vez son más mínimas , cuando ve cada vez más lejano eso de poder salir de un hospital y respirar aire limpio... Es difícil entender que después de todo le quede fuerza para gritarle al mundo que somos más fuerte que cualquier enfermedad, y que ella no nos tiene que borrar la sonrisa de la cara.

    La lección de Pablo no solo le sirven a aquellos que ahora luchan por vender una enfermedad, sino que nos sirven a todos para darnos cuentas que continuamente nos preocupamos por cosas sin importancia o sin tener en cuenta que las cosas tienen solución. Vivimos presionados en una sociedad en la que solo pensamos en trabajar, trabajar y trabajar más, siendo “esclavos del tiempo” pensado que eso nos dará el dinero suficiente para ser feliz, ignorando que la felicidad no la da el dinero. Es totalmente cierto que sin dinero nunca seremos felices completamente porque no tendremos nuestras necesidades básicas cubiertas y eso nos hará tener dificultades. El problema viene que no nos conformamos y que si tenemos que pisotear por estar en lo más alto lo vamos hacer sin escrúpulos. Es triste que tengamos que llegar a sufrir desafortunadamente una enfermedad para darnos cuenta que todo pasa a un segundo plano y que lo único que importa es nuestro bienestar. Dejamos escapar lo esencial de nuestra vida, de compartir momento con las personas que nos rodean. Que lo más importante es sentirse querido, saber que tendremos personas a nuestro lado incondicionalmente, que la familia y amigos es lo mejor que podemos tener.

    Pablo Ráez, como ha mencionado José María Gutiérrez en su artículo quiso hacernos ver que aun ignoramos que tenemos el poder de salvar muchas vidas. Que no puede haber nada que nos llene tanto como personas que el saber que hemos podido salvar una vida. Que no hay nada más gratificante de saber que no solo has hecho feliz una persona sino que su familia también nos lo agradecerá por siempre. Que no nos cuesta nada, en comparación con su recompensa. Que si hay algo que nos diferencia del resto de seres vivos es que tenemos compasión, solidaridad y empatía, que eso no nos lo debe quitar nadie. Todos juntos somos más fuertes. ¡Donemos médula!

    Sara Guisasola Castillo 2ºBach A

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