30 de abril de 2017

Mejor no te peses...

Y vuelven. Aunque no del todo. Algo no regresa si nunca se ha ido por completo. Llámalo complejo, llámalo estilo de vida.

Nos hacen creer que los cánones de belleza han cambiado, que ahora se lleva eso de 'donde haya para coger', que las excesivamente delgadas no gustan; que estemos contentxs con nuestro cuerpo. Sin embargo, los anuncios de bikinis siguen protagonizados por modelos cuyos cuerpos no han sido conseguidos a través de la dieta que cualquiera de los espectadores puede consumir. Las tallas de ropa siguen limitando los conjuntos de los que nos podemos abastecer. Los chicos se siguen yendo con una barriga plana y unos pechos/culo bien puestos. Las chicas siguen optando por un abdomen marcado de gimnasio.

"El ideal del estético femenino actual no es no es el más saludable, según varios estudios científicos, y el Índice de Masa Corporal mejor valorado en mujeres está por debajo de los niveles sanos. Estos factores culturales influyen en que haya un incremento de los trastornos alimenticios entre los más jóvenes."

 En este reportaje de 'El País' del pasado 15 de abril de 2017, se describen numerosas situaciones donde una serie de mujeres narran su primer recuerdo acerca de la obsesión con el peso en el colegio, en casa...

"Comencé a sentir la presión antes en el colegio que en el entorno familiar, en concreto por los niños. Algunos chicos me llamaban Olivia -por la de Popeye- y algunas chicas me decían anoréxica. Solo cuando mis pechos se desarrollaron se olvidaron de los motes."- Laura, 33 años

"Recuerdo de adolescente ir a la piscina y decirle a mis amigos que me tiraran al agua como si fuera de broma para poder bañarme sin quitarme la ropa. Estaba tan acomplejada que no podía ponerme bañador. Cuando veía a mis amigas bañarse en bañador me moría de envidia. Y yo, acomplejada viva. Todavía me sigue dando vergüenza quitarme la ropa." María Isabel, 56 años

Como buena opresora, la sociedad critica a aquello fuera de los límites, ya sea por encima o inferiormente. No sólo es el caso del 'exceso' de peso, sino también de la 'carencia' de este. Gorda. Flaca. Todo daña.

Dos vocales. Tres consonantes. Cinco letras. Una palabra. Infinito daño. Todo el mundo teme una pelea, un asesinato; a la violencia física.  A mí, lo que me aterra es la verbal. Nadie es consciente del poder del que dispone al tener unos labios y unos pensamientos retorcidos para aquel que no es de su agrado. Nadie es consciente de cómo el otro puede reaccionar. Nadie es consciente de qué efectos o medidas pueden llevar a ese oyente a tomar.

Sonrisas todas las posibles, pero nunca dedicadas a uno mismo. Continua insatisfacción. Más aversión al reflejo del espejo que a esos causantes de tu problema. Tener que conformarte con eso que ves, que sobra decir que no es de tu gusto.

Sin embargo, en ocasiones ni un factor externo es necesario para el desencadenamiento de dichos juicios sobre tu persona. Y es que si una boca era peligrosa, mejor ni mencionar nuestra propia mente.
Adela García Ramírez, colaboradora del grupo Aequitas25

13 comentarios:

  1. Que bonita sociedad, aquella que valora más unos abdominales que una sonrisa de oreja a oreja, aquella que prefiere unas curvas de revista a una personalidad envidiable. Sí, es triste, pero es nuestra sociedad, de la que nosotros mismos formamos.

    Se acerca el verano, se aproximan los complejos y con ello, comienza la famosa `operación bikini´. No hace falta que hable de ella, ¿verdad? Todo el mundo la conoce, todo el mundo sabe en qué consiste. Son muchas las personas que en estas fechas, próximas a la estación veraniega, comienza a pedir ayuda para bajar de peso, para conseguir eliminar los kilos cogidos durante todo el año, para ocultar esos conocidos michelines al menos durante los 3 meses que dura esta estación. Sin ir muy lejos, son muchos los amigos que tengo que recurren a esta `operación bikini´ para conseguir un cuerpo perfecto que desean lucir en todas las playas y piscinas que visiten. Y sí, esto se ha convertido en una obsesión todos los años.

    Bien, pues dicho esto, quiero ofrecer aquí mi opinión y mi punto de vista sobre este tema tan actual. Es cierto que (por ejemplo en mi caso) todo hombre desea tener unos abdominales definidos, unos oblicuos marcados, unos pectorales voluminosos y un brazo fuerte. Pero, mucha gente que comienza 2 meses antes del verano a comer sano, a seguir una dieta estricta y a realizar deporte de manera descontrolada con el único fin de conseguir ese cuerpo ideal, no es consciente de que para conseguirlo se necesitan muchos meses de esfuerzo y sacrificio, y es aquí donde quiero hacer hincapié. ¿Hasta que punto merece la pena sacrificarse para conseguir un cuerpo perfecto? Privarse de comer tus alimentos favoritos, dedicarse día y noche a su cuerpo, estar pendiente todo el día de hacer las cosas de manera correcta, para no coger kilos, para no ponerse gordo, para no, para no, para no...

    Yo pienso que cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero invito a todas las personas implicadas con este tema a que piensen la cantidad de cosas que pierden y de la cantidad de cosas que las que se privan diariamente. Creo que cada uno debe aceptar cómo es, sin complejos, sin miedos. No por tener unas curvas maravillosas una mujer va a ser más mujer que otra, o va a ser mejor persona por eso. Debemos centrarnos más en los valores de las personas, no en un físico idealizado que nos han metido en la cabeza. Ser libre y poder comer lo que se apetezca, sin la obligación de subirse a la báscula, eso sí que da la felicidad. Dejemos de estar tan pendiente de nuestro cuerpo, dejemos de mirarnos en los espejos, dejemos las dietas, dejemos los pesos, dejemos los michelines...
    Es nuestro cuerpo, aceptémoslo y démosle importancia a las cosas que realmente sí la tienen.

    Alberto Reina Madueño, 2ºBach A

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  2. Por desgracia, crecemos influenciados por este canon de belleza, y a medida que pasan los años nos parece incluso normal odiar ciertos rasgos de nuestro cuerpo, los que se salen de lo establecido. A lo largo de la historia se han seguido cientos de canones de belleza, dependiendo del país y tiempo, pero parece que la pluralidad de estos canones hoy en día no importa. Nos ceñimos al actual, al nuestro, los demás pasan a ser invisibles y la diversidad desaparece. La publicidad de ciertos productos nos incita a que queramos cambiar un cuerpo supuestamente feo, no válido para la sociedad, para así poder encajar mejor y sentirnos cómodos.

    Y queremos estos cambios para no darnos asco al mirarnos al espejo o para no tener vergüenza al salir a la calle por llevar ropa más ceñida o reveladora, buscando una comodidad inaccesible. Esta es dictada por las modelos excesivamente retocadas con photoshop o las víctimas de marcas a las que les obligan adelgazar un número determinado de kilos para poder trabajar de modelo. Y parecemos obedecer a este sinsentido, a esta imagen irreal, haciéndonos daño a nosotros mismos. Como si fuese pecado la diversidad, la naturalidad de un cuerpo. Buscan que nunca nos conformemos, todo está mal, ya sea por más o por menos, siempre habrá detalles que queramos cambiar. Se establecen unas reglas no escritas como que las chicas con poco pecho no deberían usar escote y las que tenga sobrepeso no deberían usar pantalones cortos o bikinis. El canon se utiliza de excusa para poder criticar cuerpos ajenos, y establecer unas normas que seguimos, o si las incumplimos, es con temor a ser juzgados. Nos incita a ponernos barreras y acabamos encerrados en esta insatisfacción e impotencia.

    Así aprendemos a sentir desprecio por nuestros michelines, estrías, falta de pecho, brazos delgados... y si luchamos por quererlos, sentimos miedo de que la sociedad nos mire con malos ojos. Es una idea que aunque sepamos que no es correcta, salta en el subconsciente para juzgar algo que no esté considerado dentro de estas restricciones. Nos mueve este miedo a ser criticados, lo que convierte a nuestro cuerpo en una prisión en la que no queremos estar. Por eso tememos el verano, los espejos, la ropa ceñida. Nos infravaloramos basados en este sinsentido, y lo peor es que en nuestra sociedad es tan importante este canon que da lugar a enfermedad graves y muertes.

    Nuestro cuerpo nos va a acompañar toda la vida, y debemos quererlo junto a sus imperfecciones, cuidarlo como es debido. Es difícil ignorar la voz interior que nos dicta nuestros complejos a diario, pero debemos luchar contra esto y aceptar la diversidad de cada uno. Si todos fuesemos iguales la vida sería extremadamente aburrida, a mi parecer. Visualizarnos a través de los ojos de la sociedad es un error, porque así solo sacaremos críticas hacia nosotros mismos y más inseguridades. En mi opinión debemos romper estas barreras establecidas, dando prioridad a nuestra felicidad y deseos. Además no debemos sentir miedo de querernos tal como somos, ni de aceptar nuestras inseguridad, ya que este será el único modo de que desaparezcan y podamos sentir libres y cómodos. La lucha contra este canon de belleza debe empezar por nosotros mismos.


    Sofía Ruiz de Velasco 2ºBach A

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  3. Los complejos no se apiadan de nosotros y una vez más nos acompañan, nos hacen vulnerables y débiles, haciendo que perdamos nuestra entidad hasta el punto de no reconocernos al mirarnos a un espejo.

    La mente es el arma más poderosa y destructiva que el hombre posee. Cuando esa mente es envenenada por todo lo que nos rodea en nuestra sociedad, se releva contra nosotros destruyéndonos sin ser capaces de salir de ese bucle que pensábamos tener controlado bajo nuestra fuerza de voluntad. Ese es nuestro problema, el creer tener toda situación controlada y al ver cualquier anuncio en el que la mujer aparece como un objeto sexual, nos autoconvencemos de que nosotras nunca caeríamos tan bajo hasta convertirnos en esclavas de una sociedad en el que el físico tiene más valor que cualquier otra cualidad del ser humano.

    Tristemente somos conscientes de que nos utilizan como una simple imagen para reflejar una perfecta sociedad, cuando somos una de esas elegidas para hacer publicidad sobre un bikini en Calzedonia, Corte Inglés... nos sentimos bien, pensamos que estamos a la altura y que todos deben tomarnos como ejemplo, ignorando el criterio que utilizan para elegir a esas chicas. Muchas de ellas sacrifican su salud por complacer a una sociedad. Esas mismas chicas las cuales se privan de comer aquello que deseen en cualquier momento. El placer de comer. ¿Saben lo que es eso? El llegar ansiosa a casa porque sabes que tienes tu comida favorita, porque ya te da igual lo que venga después pero sabes que saborearla será un placer que nadie te va a quitar.

    A pesar de ser conscientes de este problema no solo nos autoexigimos a nosotros mismos, sino que aquella persona que salga del canon de belleza establecido será criticada y juzgada por todos nosotros, sin importarnos como puede afectar eso en la otra persona, hasta hacer que odie su propio cuerpo. Sin darnos cuenta empezamos a alimentar con nuestros comentarios deficiencias en la salud de la otra persona, en muchos casos , hasta provocarle una grave enfermedad, incluso la muerte.

    Pronto llega el verano y con ello el “Me pongo a dieta y hago ejercicio”, claro que es bueno hacer ejercicio y sobre todo comer sano, pero el comer sano no implica comer poco y aquello que no engorde, ni tampoco hacer excesivo ejercicio, sino todo en su medida. Pero lo más importante es no privarnos de lo que nos gusta por complejos absurdos.


    Debemos ser fuertes psicológicamente para que no nos traten de manipular, siendo más listos y sobre todo más libres, que nuestro cuerpo sea solo nuestro y de nadie más. Fuera los complejos, ellos no son dueños de nosotros. Solo son barreras que creamos en las que guardamos nuestra inseguridad y miedo de no gustar a la gente. Porque solo cuando empecemos a aceptar nuestro tu cuerpo podremos ser felices. Demostremos que la inteligencia vale más que cualquier aspecto físico de nuestro cuerpo. Solo nuestra mentalidad puede acabar con este problema.

    Sara Guisasola Castillo 2ºBach A

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  4. Este fragmento escrito por mi compañera Adela describe completamente nuestra sociedad actual, la cual es dirigida por modas, tendencias y, en este caso, cánones de belleza. No son los casos de María Isabel y Laura los únicos en el mundo ni mucho menos los más extremos. La sociedad no solos nos ''obliga'' a lucir de una determinada manera, mediante la venta de determinadas tallas de ropa o mediante la comercialización de modelos espectaculares que llaman la atención de cualquiera, sino que incita, como mecanismo de defensa, a marginar a todo aquel de carece de los cánones de belleza exigidos.

    El problema no es solo el pensamiento que otras personas puedan tener sobre tu imagen, tu peso o tu aspecto físico, sino como puede afectar esto psicológicamente a determinadas personas con un carácter débil. Las consecuencias pueden ser tan graves como la creación de un complejo o una depresión, como es el ejemplo que expone el texto sobre María Isabel, quién aun hoy en día es incapaz de mostrarse en traje de baño en público. Pero en determinados casos se pueden llegar a dar enfermedades tales como la bulimia, la anorexia e incluso en casos extremos, la muerte.

    Es por ello que no debemos permitir que esto continúe, debemos hacer a la gente entender que la diversidad es maravillosa y que la dignidad y la libertad de la persona van por delante de su condición física. Al fin y al cabo esto, como bien indiqué al inicio, son modas, tendencias, etc, y lo que para unos hoy en día es un cuerpo feo u horripilante, mañana será el cuerpo ideal para otros, por lo tanto no debemos preocuparnos sobre qué quiera la sociedad, sino que queremos nosotros de nuestro propio cuerpo.


    Pablo Gordillo Fdez 2ºBachillerato A

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  5. Adela, totalmente de acuerdo contigo. Ya no solo una o las palabras que sean, sino un gesto, una mala cara, un mirada extraña… Todo eso afecta más que un puñetazo o una bofetada porque deja lacra.

    Vivimos en una sociedad superficial, donde todo es una queja que se torna en complejo. Hoy día la vida cambia con la moda y eso deja a algunos apartados dado que no son capaces de hacerse a las nuevas tendencias físicas. Actualmente no se puede estar ni demasiado delgado ni demasiado gordo, ni con mucho musculo ni sin él. Todo el que no encaje en el esquema del hombre fuerte y apuesto o la mujer bella y esbelta, queda indirectamente excluido.

    Yo, hablando desde lo personal, soy defensor de lo diferente, da igual si eres gordo o flaco, alto o bajo, fuerte o flojo, homosexual o heterosexual… puedo seguir pero el concepto ha quedado claro. Desde mi perspectiva, el problema radica en que se educa a los niños en que lo diferente es anormal, feo, raro o incluso desagradable. Si los niños no hubiesen aprendido esas ideas no mirarían raro al compañero que juega con las niñas, no se excluiría a la pequeña futbolera, los niños no volverían tristes del colegio porque les han pegado y no habría más suicidios por culpa de deficientes que no miden el tamaño de sus palabras. Acosador se hace no se nace, a no ser que el chaval sea un psicópata, nadie disfruta de alimentarse del sufrimiento ajeno como un parásito.

    Hablando del tema bullying, creo que, aunque no es culpa de los profesores, ellos podrían hacer algo para evitarlo. No solo se pueden hacer instrucciones para actuar frente al acoso, sino que también se podrían realizar otras actividades como por ejemplo programas de educación en igualdad. He tenido mil veces la charla del curso sobre sexo y sobre alimentación, pero nunca he oído una sobre educación en igualdad ¿tan difícil es educar desde pequeños a los niños en este aspecto? Pregunto.

    Con esto, reitero, no digo que los profesores sean culpables del acoso ni que lo ignoren, ya que este a veces es difícil de percibir. Pero, desde mi punto de vista, los alumnos no nos sentiríamos tan reacios a destapar un abuso ya que sabríamos cómo actuar ante uno. Puede que parezca una idea estúpida, pero el hecho de que al menos un par de alumnos de cada 30 que hay por clase aproximadamente reaccionara de esta manera, acabaría con muchos problemas y si este tipo de educación se impartiese también se acabaría con la marca del chivato que refugia al acosador.

    Javier Solís Ron 2ºBTO A

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  6. Nos encontramos bajo una constante presión establecida por la sociedad, presión por el canon de belleza, por la perfección, por gustar y ser aceptados.

    El tema no es exclusivo de un género, pero (una vez más) está más ligada a las mujeres, exponiéndonos como un bonito objeto de decoración concebido al antojo masculino.




    Los medios de comunicación, la sociedad e incluso nosotras mismas nos inducimos hacia esta obsesión tan peligrosa. El error que destruye la autoestima de la mujer es pensar que la clave de la felicidad está en conseguir alcanzar ser esa mujer perfecta que el hombre, la sociedad y ella misma desean: la madre perfecta, la pareja perfecta, la amante perfecta, la profesional perfecta…

    Llegados al punto de atenuar lo que nos llena como personas, nuestros valores y principios, frente a un canon de belleza que cada vez empieza a coger más fuerza.

    Por que nunca llegaremos a invalidarnos de cualquier crítica, nunca estaremos a la altura de las exigencias que se nos ponen.

    ¿De verdad nos merecemos privarnos de comer, hincharnos de silicona o esteroides con tal de ser aceptadas por mequetrefes? Obviamente no, no debemos exigir a nuestro cuerpo algo que no es. Es parte de nosotros, nos hace ser como somos, en toda nuestra esencia.




    Pero la cosa no queda ahí, no sólo son los hombres los que exigen y critican, las mujeres también contribuimos a ello, e incluso diría que de manera más despectiva. Somos conscientes de la repercusión de este problema social, por la cuenta que nos trae, pero aún así seguiremos mirando de arriba a abajo a la primera chica que se nos cruce por delante, sea gorda, delgada, guapa, fea… por una o por otra acabaremos sacándole defectos a diestro y siniestro, sin tener en cuenta cómo podemos hacer sentir a la otra persona por nuestros comentarios.




    Debemos amar nuestro cuerpo, conocer y respetar nuestros límites, cambiar nuestra perspectiva hacia él. No intentar gustarle a los demás, empecemos por nosotros mismos. Somos únicos.


    Sara Ruiz Gallardo 2ºBach A

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  7. Efectivamente, mucha teoría y poca práctica. A nuestro alrededor podemos encontrar comentarios conciliadores, amables, de aceptación. “Una mujer es más bonita con curvas” “Mejor donde se pueda agarrar” o incluso la mítica (y poco verosímil) “la belleza está en el interior”. Todos hemos oído en alguna ocasión frases como éstas, ya sea en el colegio, en la televisión, o (en el mejor de los casos) en nuestras familias.
    Sin embargo, como dice Adela, las modelos siguen siendo prácticamente transparentes, los chicos se van con las más delgadas, y las tallas de las tiendas están fuera del alcance de muchas mujeres. Cuantísimas palabras y expresiones todas con la misma función: discriminar a las mujeres no delgadas, las mujeres gordas (el uso de eufemismos favorece la connotación negativa de esta palabra).
    No obstante, al denunciar este hecho, a menudo cometemos un tremendo error: pretendemos defender que el cuerpo estándar considerado como sano (entrado en carnes) es lo realmente bello, sustituyendo así un cánon por otro. El problema no está únicamente en lo enfermizo del actual prototipo de belleza, sino en las graves consecuencias que puede llegar a tener, ya sean físicas o mentales, el establecimiento de un determinado modelo y la presión social que nos obliga a seguirlo.
    Una vez más nos encontramos ante el origen de tantos problemas en nuestra cultura: la educación. El colegio no debería servir únicamente para prepararnos para el mundo laboral. Es necesaria una educación más ética, más “humana” en la que aprendamos lo necesario para querernos a nosotros mismos sin estar encadenados a ninguna pretensión social tan frívola como nuestro aspecto físico.

    Luna Jiménez Pola
    2ºBachillerato B

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  8. Muchas mujeres sueñan con despertarse en el siglo XVII, donde las que eran gruesas y rollizas eran las más deseadas y anheladas. Solo basta con mirar cuadros de Rubens, como Las tres Gracias, para apreciar este aspecto. Todas estas han tirado la toalla, mientras que muchas otras hacen verdaderos sacrificios con insufribles dietas y horas de gimnasio demenciales, con el único fin de entrar y mantenerse en la talla estipulada por los repulsivos cánones de belleza.

    Y es que, al igual que ocurre con las modas, las costumbres, y con la vida misma, los cánones de belleza femenina han sufrido una fuerte evolución a lo largo de los siglos. Hemos pasado de idolatrar cuerpos corpulentos y pieles de porcelana a pretender tener un aspecto oscuro recubriendo nuestros huesos.

    Actualmente, los estereotipos de género que marcan cómo debemos ser las mujeres están presentes en multitud de espacios por los que nos movemos a lo largo de nuestra vida diaria. Estas imágenes estereotipadas no solo muestran cómo debe comportarse una mujer, sino que además nos enseñan que apariencia física debe tener, y estás imágenes nos influyen, aunque sea inconscientemente, para que sigamos determinados por dichos cánones de belleza.

    Esa influencia inconsciente es la culpable de que el 54,3% de las mujeres manifestó tener (ellas o el entorno cercano) trastornos alimenticios, según una encuesta de la facultad de medicina. El porcentaje disminuye en los hombres, aunque sigue siendo importante: el 38,6 por ciento. Y si se analizan los rangos etarios quienes más sufren este tipo de problemas son los más jóvenes: el 70.8% de los encuestados de entre 17 y 23 años y el 63.3% de las personas de entre 24 y 29 años.

    Y aunque actualmente nos hagan creer que las cosas están cambiando, como bien explica Adela, no es así. Seguimos viviendo en una sociedad que critica a los que se salen de los márgenes de la normalidad. Una sociedad que critica los excesos. Una sociedad que pone por delante la condición física al valor y la dignidad de las personas. Y una sociedad donde los hombres exigen, pero las mujeres también contribuimos a que esto sea así, nos echamos tierra sobre nuestro propio tejado.
    Porque una persona muy delgada o gorda normalmente no está así porque quiere o le apetece. Porque los complejos y defectos de la gente no se les deben señalar a la cara, ni cuando son adultos, ni mucho menos cuando son niños o adolescentes. Porque la agresión verbal, como dice Adela, es la que más mella hace en nuestra mente, la más poderosa y a la vez la más tóxica, generadora de todos nuestros pensamientos oscuros y fantasmas.


    Clara Conesa Baños
    2º Bachillerato B

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  9. La dieta es ese tópico que nunca falta en la lista de propósitos de año nuevo o esa operación bikini en la que se deja de comer para lucir el cuerpo más parecido a los establecidos canones de belleza y no ser el foco de mira de los demás. Como Adela García comenta en su entrada nos hacen creer que los canones están cambiando, dirigidos hacia una mujer con más curvas, pero, todos sabemos que esto no es así. Cada vez son más los jóvenes que se someten a dietas efímeras o se machacan en el gimnasio para perder esos kilos de más. Y al final toda esta obsesión lleva a enfermedades tanto a nivel físico como psicológico.

    Para muchas personas la comida es un enemigo, al no se mira ni se toca. Resistirse a una comida deliciosa solo para poder seguir manteniendo un cuerpo ideal. Todo esto es causado por dos agentes primordialmente, las redes sociales y las marcas de ropa.

    Por un lado, sabemos lo influidos que está la sociedad de hoy en día, en la que todo el mundo tiene voz y al parecer voto sobre todo el que le rodea. Por esto, muchas personas con sobrepeso y muchas otras demasiado delgadas sufren la presión social que estos generan con sus oportunos comentarios rescrebajando cada vez más la autoestima de la persona afectada.

    Por otra parte, las marcas también tiene la culpa de causar esta obsesión con la comida. Por ejemplo, los anuncios, creemos que los canones que imponen la sociedad están cambiando pero pocas veces se ven anuncios con personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) “normal” dado que las modelos suelen ser extremadamente delgadas. Además de no existir un talleje general, pues hemos podido observar a lo largo de uno años como cada vez las tallas van siendo más pequeñas. Podríamos ir al armario y comparar vaqueros antiguos con los de ahora y seguramente, siendo la misma talla el último será más pequeño. Será por la crisis y tienen que reducir en tela.

    Sobre este tema, cabe mencionar una acción de Francia que desde el 6 de mayo de 2017 está exigiendo un certificado médico a todas las modelos para que, aquellas que su IMC esté por debajo de lo saludable, no puedan desfilar. Un paso más en el camino contra la anorexia impidiendo que jóvenes tomen como referencia a modelos demasiado delgadas.

    La juventud es la que más afectada por el peso, teniendo que lucir buen tipo en bikini o unos abdominales bien marcados. Es normal que cada uno se preocupe por su peso porque es algo que como pase unos límites perjudica a nuestra salud. No obstante, no podemos ser solo un peso, somos mucho más que unos kilos en una báscula, tenemos muchas más virtudes que darle al mundo que unos cuantos michelines. Así que debemos preocuparnos más en estar sanos y vivir sin depender de la talla 36 o 38 que en tener un cuerpo perfecto para así tener más “me gustas” en Instagram.

    Esperanza Uceda Rodríguez 2ºBach A

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  10. "Yo de mayor quiero ser modelo", frase que infinitas veces muchos jóvenes hemos repetido de pequeños. "Joder qué envidia, vaya cuerpazo", eso que inevitablemente pensamos cuando vemos ciertos anuncios o publicaciones en las redes sociales.

    "Dos vocales. Tres consonantes. Cinco letras. Una palabra. Infinito daño.", dice nuestra compañera Adela. Pero por qué temerle tanto a una simple palabra. Quizás seamos nosotros los culpables al connotarla negativamente, y por supuesto al darle excesiva importancia a la opinión de los demás a cerca de nosotros mismos.
    Reconozco siempre haber soñado con ser esa chica espectacular de la pasarela o del anuncio de televisión o revista. Siempre esforzándome por cumplir los requisitos establecidos. Restringiéndome de algún que otro capricho, cuando yo verdaderamente disfrutaba con un buen plato encima de la mesa. Un helado de postre, galletas de chocolate para merendar, pasta carbonara para almorzar o pizza para cenar. Por suerte hace unos años me introduje más a fondo en el mundo del deporte, a pesar de que las causas fueran problemas de salud física personal, y descubrí el de la comida más saludable(aunque nunca he considerado llevar una dieta inadecuada). He aprendido el verdadero sentido de la palabra salud. Invito a ello.
    Y es que no debemos tomar más fruta y verdura por cumplir con los cánones de belleza, sino por encontrarnos mejor con nosotros mismos. No debemos hacer 5 comidas al día, de menores cantidades, y acompañarlo con ejercicio físico para tener el peso ideal o cumplir con las medidas de un/a modelo, sino porque debemos saber que todo ello trae consecuencias beneficiosas para nuestra salud, para nuestra vida. Pero hacerlo por gusto y con agrado, por y para ti, no para complacer a nadie. Disfrutando de la comida, por supuesto, porque la mejor dieta es la variada y equilibrada; no nos privemos de una onza de chocolate, si nuestro cuerpo nos lo pide es porque también lo necesita. Disfrutando del deporte, siempre hay alguno adaptado a nuestras limitaciones. Desconocemos e ignoramos los enormes efectos que conlleva darnos placeres, esa cantidad de endorfinas que liberamos cuando comemos nuestro plato favorito o al hacer un duro entrenamiento.
    Pero todo esto sólo se consigue si nuestros objetivos y preocupaciones van más allá de lo que la sociedad quiere o piense, sino por lo que nosotros queremos y necesitamos.

    Ana Vidal Muñoz 2°Bach B

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  11. Una vez más, nos encontramos con otro de los problemas de siempre. Estamos rodeados de prejuicios y de inseguridades a causa de estos roles que adoptan la sociedad y las personas que estamos en él. Podemos encontrarlo en todos lados, y en personas muy cercanas a nosotros mismos.

    Por mucho que hagamos hincapié en que tenemos que hacer algo por solucionarlo, o por mucho que creamos que ya no tiene tanta importancia, no es verdad. Este tema puede causar muchísimos trastornos psíquicos en las personas, que pueden llegar a una enfermedad incluso. Somos capaces de dejar de alimentar nuestro cuerpo por el hecho de que no sea "la moda", y por esta consecuencia, no te veas conforme con tu físico.

    Desde mi experiencia personal puede decir que muchas veces no me he visto conforme con mi cuerpo sobretodo por "la moda" de vientre plano al que todos, de una forma u otra, intentamos alcanzar y deseamos. Pero también puedo decir que no he llegado a que me afectara psicológicamente y dejar de comer por ello. Aunque hay personas a mi alrededor que si han podido llegar a ciertos extremos.

    Como bien dice en la entrada(antes se criticaba más el exceso, es decir, cuando tiene sobrepeso acorde con la tendencia)ahora se critica tanto en exceso como la carencia, y es que esta tendencia no se conforma con nada, quiere que seamos perfecto según sus criterios, pero si estamos constantemente diciendo que nadie es perfecto, ¿ Porque la sociedad pretende que lo seamos? Mi respuesta a ello es que todos somos perfectos a la vez que imperfectos y somos nosotros mismo los que marcamos nuestros propósitos, los que tomamos el control de nuestro cuerpo, y somos nosotros mismos los que vamos a convivir con nosotros y por eso es importante sentirse bien.

    Por eso quiero hacerle ver a todos los que estén sufriendo por culpa de la tendencia, es que, desde mi punto de vista, he de decir que todos las hemos seguido una vez, pero yo misma cuando he empezado a seguir esa tendencia, recapacité y me dije que puedo comer todo lo que quiera y cuando quiera, siempre cuando teniendo una alimentación saludable y que si hago ejercicio físico es porque me guste a mi, me sienta bien haciéndolo y pensando que también el ejercicio es bueno para mi salud. En ningún momento he dejado de cenar, o de ir al gimnasio y macharme todos los días en contra de mi voluntad.

    Esta decisión es propia de cada uno y ya es hora de abrir los ojos y ver que no hay ningún prototipo perfecto de mujer ni de hombre, que cada persona es diferente y cada persona se satisface a su manera. No hay que tener vergüenza de como es cada uno.

    Rosario Vázquez Martín 2º BTO A

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  12. Me parece denigrante que en esta sociedad se valore más un cuerpo que una mente, sin embargo todos contribuimos a ello. Todo esto lo podemos observar día a día, ya que repercute directamente a nuestra vida cotidiana, por ejemplo, ahora que se acerca el verano muchas personas comienzan las llamadas “dietas milagro” con el fin de lucir el cuerpo perfecto y entrar dentro del canon de belleza.

    Ser delgado/a se a convertido casi en una obligación, ya que no serlo limita mucho nuestra vida. En ocasiones estas personas no pueden entrar en determinados círculos de amistad o no se sienten bien consigo mismos ya que los demás hacen comentarios ofensivos hacia su persona simplemente por su físico. Además a la hora de encontrar pareja entre los adolescentes se a convertido en una dificultad si tu cuerpo no cumplen las expectativas. Algunas tiendas de ropa han contribuido a la causa imponiendo a estas personas una forma de vestir determinada, porque por ejemplo algunas prendas de ropa solo están disponibles en tallas como XS, S o M, impidiendo la obtención de estas prendas a personas con tallas superiores. Principalmente esto influye más en las mujeres, que tienen una presión social mayor.

    Todo esto puede llegar a ser peligroso porque determinadas situaciones hacen que algunas personas se obsesionen con entrar dentro de este canon. Por ejemplo, algunos trabajos de cara al público, valoran más el físico del empleado que el potencial que este pueda llegar a tener, lo que me lleva a pensar, ¿no se nos está yendo esto de las manos?

    Ángel Parrales Rodríguez
    2º Bachillerato A

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  13. Son muchas las charlas, advertencias, vídeos y desde que leo este blog, entradas, que he visto dedicadas al tema de los estrictos cánones de belleza con los que nos bombardean. También son muchos los comentarios ofensivos que he escuchado hacia otra persona, y por qué no, incluso yo misma los habré dicho “Esa está demasiao delgá”. No pueden faltar las puñaladas que nos clavamos a nosotros mismos, teniendo como único testigo a ese saco de grasa o de huesos que te mira con desprecio desde el otro lado del espejo.

    Hipócritas nosotros que decimos estar concienciados de la poca importancia del cuerpo, que reivindicamos la belleza de la diversidad de cuerpos, ¿son esas palabras un grito de lucha o una triste manera de autoconvicción? ¿De veras creemos que el aspecto no es tan importante, o justificamos esa repugnancia hacia nosotros mismos a través de estas fingidas palabras? Al fin y al cabo, es cuando se acerca el verano cuando los gimnasios se encuentran atestados, cuando los nutricionistas consiguen su mayor beneficio y cuando el tema de conversación de cuerpos se encuentra en su mayor apogeo.

    Toda discriminación viene acompañada de un uso ofensivo del lenguaje. Las palabras gorda y flaca han sufrido una metamorfosis bestial, y el límite entre estar gorda y delgada, o sea, el estar perfecta, es ahora una línea tan fina que es imposible mantenerse en ella, o te pasas, o no llegas, pero nunca estas ahí. Esta preocupación física es una de las principales en los países desarrollados (económicamente sí, mentalmente no tanto) y problemas tales como la corrupción, la guerra, o la violencia de género se ven eclipsados por la fiebre del verano.

    No se debe negar que todo peso tiene un límite, pues hay personas que por sobrepeso o infrapeso pueden desarrollar problemas de salud. Solamente en esos casos se requiere intervención nutricional y física, pero por tener barriga no se tiene colesterol, y por ser menudo no se presenta carencia de nutrientes.

    Pero claro, qué importa la salud, con la salud no se liga, con la salud no se gusta. Estos cánones, que no son más que cadenas que nos atan a los complejos y la inferioridad, surgen de la necesidad obsesiva que tenemos, sobre todo los adolescentes, de gustar a los demás. No es más que una forma cobarde de conseguir la atención que se requiere, pues es mucho más cómodo poder gustar a alguien con solo un escaneo que tener que abrirse a la persona, mostrar nuestras pasiones y sobre todo nuestros temores. Es mucho más complejo adorar una mente que un cuerpo.

    Por si sirve de consuelo, que no creo puesto que continuaremos intentando solucionar los problemas de menor calibre, un cuerpo no puede definir a nadie puesto que este varía, y la esencia de las cosas, de las personas, es siempre la misma. Esto no es una crítica a los cánones de belleza, sino a las personas, que nos dejamos cautivar por ellos. No dejemos que un mero molde nos limite, valemos más que eso.

    Andrea Fdez Veloso. 2ºB.

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