17 de diciembre de 2018

Laura

A veces el destino pone una mala piedra en el camino. No sé, Laura... Tal vez te tropezaste y esa mala piedra chocó con tu cabeza. Pasan cosas más raras. Y yo me agarro a este malhadado sueño. Porque tu muerte, Laura, es un sinsentido. Porque los hijos no nacen para que sus madres y sus padres les sobrevivan. Pienso en tu madre y en sus vísceras rotas desde este mediodía. Es más fácil sobreponerse a una muerte por culpa de una mala piedra en el camino. Pero me cuesta. Me cuesta agarrarme a este sueño inútil que no te va a devolver la vida. Mañana muchos centros educativos van a guardar un minuto de silencio por ti. No se guarda un minuto de silencio por un mala piedra en el camino...
Tengo domada mi rabia que me nace desde las plantas de los pies. Porque soy una buena ciudadana que hace caso al ministro y dice que no nos precipitemos. Me está costando mucho que no suba hasta la garganta. Porque lo que voy a decir es egoísta `pero  soy humana: duele más lo que está más cerca. Y tú estabas aquí al lado,  a cien kms,hace unos días. Y pintabas y diseñabas. Como mis alumnas de Arte. Y tenías 26 años, como mi hijo. Y dabas clase en un instituto, como yo.Y saliste a andar, como tantas. Y no has vuelto, como ¿cuántas...?
Queremos salir a andar, a correr, a divertirnos, a volvernos locas de euforia. Queremos beber y ponernos la ropa que nos dé la gana. Queremos que nos dejen en paz. Queremos salir solas. Queremos correr sin miedo. Queremos que no nos maten. Que no nos maten. Que no nos maten...
Y  mejor parar. Porque la rabia me ahoga (como a tantas). Y lo mismo ha sido una puta mala piedra en el camino.

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