20 de noviembre de 2015

Niños


(Hoy, Día del Niño, es momento de recordar a los millones de niños y niñas que viven en condiciones pésimas en el mundo y reivindicar su derecho a una infancia digna. Lo hemos hecho otros años. Pero este blog necesita de vez en cuando "luz",la necesaria para seguir luchando por esta y otras tantas causas que creemos que no están perdidas)
¿Cómo eras de chico? ¿Cómo era el niño o la niña que se quedó ahí cerquita o se pierde ya en la neblina de la memoria? ¿Qué querías ser? ¿A qué jugabas? ¿Quién era tu amigo o amiga del alma? ¿Cuál era el rincón favorito de tu casa? ¿Qué trastada recuerdas con orgullo? ¿Qué olores y sabores recuerdas?
Esto y mas es lo que queremos que escribas aquí. Tráenos al niño o a la niña que fuiste. Con humor, con cariño, con nostalgia o como quieras. Cada semblanza que llegue en forma de comentario nos recordará que no podemos olvidar al niño que fuimos, como decía Saramago. Recreadnos vuestra infancia, ese paraíso habitado para muchos e inhabitado para otros...

36 comentarios:

  1. Luz,ilusión,alegría,
    Mamá,quiero ser como Campanilla.
    Sonrisas,juegos,felicidad,
    ¡Quién volviese a tener esa vitalidad!

    De pequeña:muy risueña y abierta,
    aunque de vez en cuando,aparecía alguna rabieta.
    Era revuelta como un vendaval,
    ahora ni soy una pequeña brisa contra el ventanal.

    Bolas de nieve,frío,Madrid,
    cinco inviernos de mi vida los pasé así.
    De repente Sevilla,en todos lugares,preciosidades.
    Qué suerte al encontrar grandes amistades.

    Pero el tiempo pasa,y los mañana ya son ayer,
    como el día culmina con el atardecer.
    He crecido,me he vuelto como una rosa vieja,más marchita,
    pero de vez en cuando,igual que cuando era niña,se me escapa alguna sonrisa.

    A todos los niños que sufren,no hace falta volar al País de Nunca Jamás,
    a veces el destino es justo,y deseo con todo mi ser,que no volváis a sentir ningún daño nunca más.

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  2. Niños fuimos

    Conjunto de sueños y temores
    Recuerdos y olvidos
    Personas y sorpresas
    Ilusiones y decepciones
    Niños fuimos
    Palabras y silencios
    Miradas y rumores
    Un pasado, un presente
    Tal vez
    Un futuro
    Niños fuimos
    Descubrimos
    Encontramos
    Sonreímos
    Lloramos
    Niños fuimos

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  3. Echo de menos cosas como tener tanto tiempo libre para jugar al fútbol, o estar todo el día en el parque con mis amigos sin tener que estudiar, cosas como que me recoja mi abuelo al salir del colegio e ir a su casa a comer y ver los Simpsons. Cuando era pequeño quería ser futbolista de mayor, ser famoso como Cristiano Ronaldo o Messi, ser arquitecto y ganar mucho dinero. Cuando pienso en mi infancia me vienen a la cabeza recuerdos de mis amigos y yo jugando todo el día, corriendo y saltando sin parar, sin cansarnos nunca, siempre riendo y sin ninguna preocupación, aunque a veces también nos peleábamos.
    Otro de los muchos recuerdos que tengo es cuando iba al campo en navidades con mi hermano y mis primos, nos poníamos las botas de agua y nos íbamos a correr por el campo, pisando el barro y los charcos. Nos encantaba llegar empapados, darnos una ducha y comer algo caliente después. Mario Conde Senra 4ºD

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  4. Sandra Fernández López 4°D25 de noviembre de 2015, 12:19

    Simplemente era un niña con algo dentro que hacía que no parase ni un solo segundo al día. Mi enemigo no era otro que la oscuridad. Mi amigo más fiel, el cuál me ha enseñado hoy en día la maravilla que es el amor hacia un animal, mi perro. Mis mejores momentos, los que pasaba en mi campo, con mi familia y mis amigos sin preocupación del tiempo y jugar en la piscina a las sirenas hasta que la luna se asomaba sobre nuestras cabezas. Comer chuletas detrás de las cortinas mientras mi madre atendía al teléfono, algo que ahora no quiero ni oler, quizás por el empacho de aquel día. Probar el pienso de mi perro, por curiosidad hacia nuevos sabores. Caerme al suelo, hacerme sangre en las rodillas y sentir como cada vez que caía siempre alguien me levantaba para seguir tropezando una y otra vez, sin miedo. Que recuerdo de mi infancia no lo recordaría con satisfacción, pero lo mejor tener a tu lado a las personas que me acompañaron desde mi primer paso y a las que ya no lo hacen tenerlas en mi corazón.

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  5. De pequeña estaba loca. Bueno, más que ahora quiero decir. Estaba inventando cosas continuamente, siempre tenía que estar ocupada. Perder el tiempo es de tontos, solía decir, aunque ahora ya no lo crea tanto. Me gustaba mucho leer,aprendí a los cuatros años, mi madre me enseñó pronto, y siempre me gustaba leer los libros de los "mayores". Los de niños eran muy aburridos para mí.
    Me encantaba jugar a lo que fuese, menos al fútbol, nunca me gustó. Siempre jugaba con mi hermana Elena, lo que más me gustaba era jugar a las "madres". Según me cuentan era muy graciosa y siempre tenía algún que otro chiste preparado para contarle a la gente. A quien más me gustaba contárselos era a mi abuela Elena. Cada vez que la veía, me preguntaba: ¿No tienes algún chascarrillo para contarme? Y si no lo tenía, pues me lo inventaba. Desde luego, siempre fui muy creativa. Y ella, aunque no tuviesen gracia, siempre me reía. También me acuerdo cuando corregía las faltas de ortografía de las recetas de mi abuela Josefa, y los poemas de mi abuela Elena. A lo mejor de ella he sacado esto de escribir. También recuerdo sus croquetas, que siempre las tenía preparadas para cuando íbamos a verla, y recuerdo cuando mi abuela Josefa cosía la ropa para mis muñecos, y se quedaba dormida en el sofá a la hora de la siesta, mientras yo le contaba anécdotas del colegio. Sin duda, mi niñez y mi infancia se representan con mis abuelas.
    También recuerdo que la Navidad era mi echa favorita del año. Me encantaba poner el belén y decorar la casa. Y no dormía en toda la noche de Reyes; siempre me levantaba a las seis de la mañana.
    De pequeña no me gustaba nada la feria ni la Semana Santa, aunque me fui aficcionando a ellas poco a poco.
    En resumen, esa fue mi infancia. He cambiado en muchas cosas, aunque en otras no tanto, y ojalá que nunca pierda esa chispa de niño que todos debemos tener.
    Ana Castro Hans 4ºESO D

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  6. Sinceramente recuerdo muchas cosas de cuando yo era un renacuajo. Desde que tengo memoria mi primer recuerdo es el levantarme una mañana soleada yo solo (puesto que mis hermanos pequeños no habían nacido todavía), ir en pijama llevando mi mantita en una mano e instintivamente ir a la habitación de mis padres y darles los buenos días tirándome en su cama. Recuerdo también que quise ser muchas cosas, pero que lo primero que escogí fue científico en 1º de primaria, cuando me lo preguntaron por primera vez. Esto último me recuerda también a mi amigo de la infancia, Gonzalo, con el cual estuve durante todo infantil y primaria. Por otro lado cuando hago memoria se me vienen a la cabeza mis juegos favoritos que con dos o tres años eran las construcciones de Molto, con las cuales llegué a fabricar incluso un perro que enseñé con orgullo a mis padres. De la misma forma también me acuerdo de una vez que peleándome con mi hermano mediano, Diego, éste me lanzó un mapa estelar con forma de disco de mi padre y al esquivarlo le dio a la ventana que se rompió a cachos y mi padre como es lógico nos dio la merecida zurra. Aunque, por algún motivo es de esos momentos que por mucho que te doliera recuerdas con orgullo e incluso alegría. Otros recuerdos felices son por ejemplo las navidades que me encantaban y me recuerdan a las luces de Sevilla con las que disfrutaba desde bebé, recuerdo los regalos en casa de mis abuelos, la creencia incondicional en los reyes magos, escribir la carta, montar el árbol, cenar con mis primos y muchas más cosas también. Recuerdo también ir a ver a mi hermano pequeño Pablo recién nacido y que mi abuelo me apartase de él porque decía que lo iba a despertar.
    En definitiva creo que tuve una infancia muy feliz y que suelo recordar normalmente casi todos los días porque me gusta mantener en la mente los que para mí fueron unos años de pura diversión y alegría.

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  7. Sinceramente, apenas recuerdo nada de mi infancia. Solo imágenes borrosas que se entrecruzan en mi mente. Así que aquí contaré el resumen de todas las descripciones que me han ido contando mis padres durante mi adolescencia. Yo de pequeño era activo e imaginativo. Balbuceaba cada momento como si diera discursos y, cuando se me iba la olla, echaba a gatear y me recorría el pasillo en un abrir y cerrar de ojos.Cada vez que mi padre volvía del trabajo, nada más verme yo comenzaba a reír y a reír. Mi risa era aguda como la de un duende, y era enormemente contagiosa. Cuando los dientes comenzaron a crecerme, desarrollé un molesto habito, comencé a morder los barrotes de la cuna. No contento con la barbarie, aprovechaba los barrotes de apoyo para dar botes dentro de la cuna. La cual, naturalmente, se partió. Más de mayor comencé a tener pesadillas y, como todo niño pequeño, siempre fui a la cama de mis padres. Y me tumbaba a dormir en su almohada, obligándoles a dormir con la cabeza sobre el colchón. Mientras más crecía, más aumentaba mi imaginación. Hasta llegar al extremo de creerme un alíen,que poseía una nave espacial impulsada por cascara de naranja(Porque las naranjas me las comía por el viaje). Y de decírselo a todos los que me rodeaban. También conocí la mitología y el placer de hacer caer a las personas con nudos que nadie sabía deshacer. Mis padres siempre me han contado que la gente se quedaba gratamente sorprendida cuando me conocía, pues hablaba como un chico de diez años( a los cuatro). Pero, por encima de todo. Hay una cosa que mis padres me han contando que siempre me hace estremecerme al escucharlo, como si mi corazón recordase lo que mi mente olvidó. Mis padres me contaron uno de mis mayores "hobbies": embobar a la gente. Para ello, los cogía de los mofletes con mis manitas y los miraba a los ojos atentamente y en profundo silencio. Dejándolos sorprendidos y extrañados. Supongo que los hacía sentir como si hubiesen meditado, porque se quedaban como atragantados después de ello. Sin palabras. Y bueno. Espero que, con este super resumen, podáis sacar el niño fui. Y parte del niño que soy.

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  8. Siempre me han dicho que de pequeña era muy graciosa y alegre aunque recuerdo más bien poco.
    Recuerdo que todos los domingos mi abuelo venía a mi casa con un brazo detrás de la espalda diciendo «Tengo un regalito para ti» y sacaba un lolipop de ella y yo me ponía loca de contenta. Recuerdo mi primer peluche, era un perrito que me regalaron dos señoras de las que nunca olvidaré sus caras arrugadas y maquilladas con tonos chillones en la antigua cafetería de mis padres. ¡La cafetería! me pasaba las tardes jugando con la hija del pastelero que tenía su negocio cerca de ella o visitando la tienda de segunda mano que estaba justo al lado.
    La mujer de la tienda de segunda mano era muy mística y tenía un royo hippie, a todo el mundo le daba un poco de miedo pero a mi me caía super bien porque siempre que iba a verla me regalaba figuritas de mariposas que aún sigo teniendo en casa.
    Todo el mundo se quedaba pasmado conmigo porque no había nadie al que le cayese mal.
    Recuerdo que mi madre me echaba en la leche del desayuno un poco de vainilla para "endulzar mis mañanas" y que cuando me portaba bien me compraba los hipopótamos de chocolate de kinder bueno.
    Cuando me portaba mal escribía una carta diciéndole lo mucho que la quería y que era la mejor, la colocaba debajo de la puerta de casa y yo misma llamaba a la puerta gritando por toda la casa: ¡El cartero ha llegado!
    Ella se ponía a llorar como una magdalena cuando lo hacía.
    Tenía un amigo imaginario, bueno más bien novio, que me llevaba a todas partes hasta que con los años desapareció.
    Me encantaba jugar con las muñecas, me gustaba ser siempre la protagonista, la buena, resumiendo la de la vida perfecta.
    Todas las niñas de mi colegio querían ser princesas o veterinarias de mayor pero yo y mi mejor amiga Paula queríamos ser arquitectas.
    Contaría mil cosas más de mi infancia pero nunca acabaría. Lo único que me queda por decir es que fue muy feliz y aún guardo esa niña dentro de mí.
    Alba Medina Suárez 4°ESO C

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  9. Que bonita es la infancia ¿Verdad? Siempre se recuerda como la mejor etapa de nuestra vida aunque realmente acordarte no te acuerdas mucho, en mi caso mi infancia estuvo marcada por el fútbol, la bici y salir con los amigos esos amigos que siguen ahí por muchos años que pasen al pie del cañón para las buenas y las malas pero si de verdad hubo personas que marcaran mi infancia esos fueron mi abuelo y mi padre. De mi abuelo no recuerdo muchas cosas pero lo poco que recuerdo de el es increíble, lo veía muy pocas veces al año pero los ratitos que pasaba con el no los cambio por nada que tengo ahora mismo como jugar al fútbol o llevarme detrás en su bici a cualquier lado, de mi padre... ha sido la persona que mas a marcado mi vida con diferencia pasaba las tardes enteras desde que salia del colegio hasta que me dormía con el, haciendo lo que quisiera pero eso si, siempre con el a mi lado, buscando que estuviera lo mejor posible. Hoy día por desgracia mi abuelo no esta conmigo y con mi padre bueno... no tengo apenas relación supongo que serán cosas de la vida, palos que te tienes que llevar para darte cuenta de que la vida no es como tu crees o como te la pintan tus padres y es lo que hace que poco a poco dejes de ser un niño. En resumen he tenido una infancia muy buena siempre con una sonrisa en la boca y haciendo el payaso como todo niño supongo aunque todavía sigo con ese trocito de niño, siempre me ha gustado ver a la gente feliz y estaba y estoy dispuesto a hacer feliz con cualquier payasada que se me ocurra, con un balón de fútbol todo el día en la mano, de aquí para ya con unos amigos de verdad y con gente que me hacía muy feliz la cual, me han marcado.
    Carlos Fernández Rovira 4ºD

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  10. Cuando era niño, tenía aficiones comunes, jugar a la play con mi padre y comer, me encantaba comer. Estaba algo gordito y solo jugaba con dos o tres amigos, no jugaba al fútbol como la mayoría de los niños porque era malísimo y quería evitar que se rieran de mí. Era muy tímido, muy muy tímido, y creo que no tenía nada de maldad, por eso los demás niños hacían lo que querían conmigo, siempre me quedaba callado, en E.F. siempre era de los peores, siempre llegaba el último, vamos que mi infancia parece que fue regular, pero para nada. Recuerdo que mis padre me cuidaban mucho, siempre estaban pendiente mía, cada vez que me ponía malo, me compraban algún regalo, da igual la época del año. Aunque mis padres han sido y son fundamentales en mi vida, los cimientos de mi vida se los debo a mi abuela, el día que me falte... no volveré a ser el mismo. El olor o el momento que siempre recordaré es entrar en su casa, momentos más felices que allí no los he vivido ni los viviré. Iba pasando el tiempo ya empecé a salir con mis amigos, el primer amor... y quieras o no la familia ya no toma la importancia que tenía antes, pero gracias a esto, me ha hecho recordar que gracias a ella tuve una infancia feliz y soy la persona que soy hoy lo cual estoy muy orgulloso de mi, pero mi objetivo es que mi familia esté orgullosa de mi, porque es la que me lo ha dado todo. Hoy en día sigo siendo muy muy tímido y tengo 2 o 3 amigos, los cuales me alegro mucho de tenerlos y mis aficiones son jugar a la play, comer y jugar al fútbol(ya no soy tan malo), por lo que no cambia nada cuando era niño de ahora, quizá porque sigo siendo un niño.
    Juan Manuel Barrera 4ºD

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  11. Mi infancia...esa época que para mí nada tenía sentido y todo estaba por descubrir, por eso era preguntón, muuy preguntón, siempre quería saber el cómo, dónde,cuando y el porqué de las cosas. Esto me llevó a ser extrovertido, a veces para bien, y otras reconozco ,que para no tan bien...
    Desde chico, me ha gustado la música, sobre todo la percusión, me llamaban la atención los tambores que ensayaban por la zona, a los que llamaba “porrones”, por el ruido "porrón-pom-pom" que hacían; hoy en día aún mi madre me llama la atención, porque voy creando “música percusiva”, allá por donde paso, con cualquier elemento, je,je...

    Una cosa curiosa que me caracterizaba y continúa, es que mi comida favorita es el gazpacho y que por extraño que parezca, lo prové antes que el colacao.

    Me cuentan muchas anécdotas de mi niñez, sobre todo cuando empezaba a hablar y a descubrir el mundo, así a las conchas de la playa las llamaba “coñas”, o por ejemplo, la primera vez que ví por la calle a un señor más moreno de lo que yo conocía, o sea de color, llamé la atención entusiasmado por que ¡ había visto a un “hombre de chocolate”!

    Tengo recuerdos de mi infancia divertidos, como jugar a todas horas, desde ser buzz-land-year con mi hermano en una caja de cartón hasta ser un orgulloso entrenador pokémon, hacer altos castillos de arena en la playa... en definitiva, un chico disfrutón, algo que espero que no cambie nunca.


    Fº Javier Jiménez Soler 4ºESO D

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  12. De pequeña era una niña que no paraba, siempre queriendo jugar, bailando o con un micrófono en la mano. De mi infancia poco recuerdo, pero de las pocas cosas que nos acordamos de nuestra infancia, son aquellas que nunca se olvidan. De ella, recuerdo estar con mis abuelos, con mi primo Javi, con mi prima Ángela, con mi hermano y mis padres. Siempre que iba al campo con mi abuelo, el se pasaba el día parándose en cada planta, árbol, arbusto, seta, cualquier cosa que estuviera en el campo,para explicarme como se llamaba y el porque y yo me quedaba emboba mirándolas. Mi primo Javi para mi era y es como mi hermano mayor, nos pasábamos el día, pintando, jugando al fútbol o baloncesto, íbamos al parque, cogíamos la bicis, siempre estábamos mi hermano pequeño, yo y mi primo, siempre juntos. Otra persona que siempre estaba en mi infancia era mi prima Ángela, bueno no es mi prima de sangre pero nos queremos como tal. Siempre estábamos en el Alamillo, en los parques, dándole de comer a los patos y haciendo muchas trastadas, me acuerdo cuando haciendo una trastada, mi prima se cayo del columpio y se partió el brazo, vaya susto nos pegamos todos, aun así no aprendimos mucho de eso y seguimos haciendo mas trastadas juntas, de las que nos reíamos mucho. Mi hermano, como olvidarme de el, si convivo con el todos los días de mi vida, pues con el a veces jugaba a los maestros, ponía a todos mis nenucos sentados en fila y a él al lado de los nenucos para enseñarle lo que había aprendido en el cole, después jugábamos a los transformes, pero claro, en esos juegos siempre han estado presente jugando conmigo y con mi hermano mis padres. No me quejo de mi infancia, ni nunca me quejare, porque son recuerdos inolvidable.
    Elena Continente Alvarez 4ºC

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  13. Ser niño es la mejor etapa de nuestras vidas. Hecho de menos venir a las 2 del colegio y ponerme a ver Los Simpsons o Doraemon, no tener ninguna obligación, siempre riendonos y jugando con nuestros amigos en la calle, que un simple balón nos hacía feliz.
    De mayor quería ser periodista deportivo porque me encantaba el fútbol, era una obsesión que tenía, me encantaba ver jugar al Barcelona para ver a Messi que era mi ídolo.
    Hecho de menos trastadas en el colegio como suspender un examen, falsificar la firma y entregar el examen firmado, aunque al final me acabaron pillando. Reuniones familiares en las que te reunias con tus primos de tu edad y solo sabías molestar a los mayores... Sin duda ser niño es lo mejor, con todo ese tiempo libre para hacer lo que quieras sin obligaciones, sin preocupación y siempre con una gran sonrisa en la cara... Sin duda algo que nunca se olvidará.
    Andrés Villanueva Guerra 4D

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  14. Y mira que a mí no se me da bien recordar, pero en lo que a mi infancia respecta, los recuerdos que tengo son bastantes
    y los veo muy, muy claros. Yo era muy loco e inquieto y hacía muchas tonterías. Recuerdo sobre todo, cuando estaba en infantil, a todos mis amigos jugando entre ellos, y yo me iba a un caballito de madera que había en el recreo, y allí me ponía yo solo, a balancearme con él, y no me importaba. Cuando era pequeño, me empezó a llamar la atención la música. Cuando mis padres ponían en el coche las canciones de Operación Triunfo yo las cantaba, y todos los viajes ponían el mismo disco: me encantaba. Todos los domingos íbamos a misa, y aunque yo de chico casi siempre me quedaba dormido o no echaba cuenta, siempre tuve esa curiosidad de saber cómo tocaba aquel amigo de mis padres que había en la parroquia ese extraño objeto que ahora forma parte de mi vida: la guitarra, ese instrumento que yo lo veía tocar y me entraba curiosidad de saber cómo hacía sonar aquellas cuerdas. Y yo siempre cogía su guitarra y me ponía a tocarla bruscamente sin saber si estaba sonando bien o no. Y me reñía, pero yo seguía haciéndolo. También me dio la vena del fútbol, y cuando me cogió, no podía salir de ella. Todas las mañanas de los findes salía con mi padre y mi hermano al campo de albero, y aunque no aguantábamos mucho por el cansancio y sed que teníamos mi hermano y yo, nos divertíamos mucho, sobre todo cuando nos imaginábamos que erámos jugadores del Sevilla, del Betis, etc. Mi ídolo era y sigue siendo Messi, y siempre veía los partidos del Barcelona nada más que por verlo jugar: me fascinaba.
    Otro de los recuerdos que tengo grabados fue de una vez que estábamos en misa, y una señora muy anciana que tenía al lado me ofreció un caramelo de los Solano. Mi madre no confió mucho pero al final, aceptó. Cuando me lo empecé a tomar, pronto me dí cuenta de que estaba algo más pegajoso de lo normal, y tanto que lo estaba que se me quedó pegado en una muela y ésta se me arrancó al intentar quitarme el caramelo. Lloré, claro que lloré, y lo hice al recordar que accedí a coger el caramelo que me ofreció la mujer. Pero al final, resultó ser mejor de lo que pensaba, pues cuando me desperté el día siguiente, me encontré que el ratón Pérez me había traído un robot de juguete. Y me alegré, claro que me alegré, y desde ahí me empecé a plantear si era mejor quitarme los dientes para tener regalos. Era tan loco... Y lo sigo siendo, no tanto pero un poco sí. Porque aunque la infancia queda un poco lejos, siempre nos queda un trozo de los niños que éramos, y espero que nunca cambien esas cosas.

    Jesús Vargas Zambrana 4ºC

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  15. No sé como hacer un resumen de esa etapa que creo que aún sigo pasando, la infancia.
    Yo creo que mi infancia se podría resumir en mi madre, no ha nacido niña con más miedo a separarse de su madre que yo y , en numerosas ocasiones, lo sigo teniendo.
    Recuerdo ser siempre la niña pequeña, la niña mimada de mi abuela Muma y la verdad debo admitir que me dolió ser destronada por un bebé, pero es ley de vida.
    La llegada de mi hermana, que me quitó el puesto, fué el acontecimiento más importante de mi infancia y creo que el más importante de lo que llevo de vida. Lo recuerdo borroso, pero aún recuerdo la emoción que sentí.
    Cuando pienso en mi infancia también se me pasa por la cabeza Tiza, mi amiga imaginaria y el miedo que le provocaba a mi hermana Rosarito.
    Sin embargo uno de los mejores recuerdos que tengo son las navidades, los vestidos pomposos que le obligaba a mi madre a ponerme, y que ella odiaba, recuerdo cada risa y cada grito la noche antes de los Reyes Magos.
    Me da un poco de pena saber que cada año será un poco más distinto al anterior, pero sé que terminaremos acostumbrandonos y me siento feliz de que esto que nosotros hacemos ahora sean los próximos recuerdos de los que ahora son los más pequeños.

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  16. Mi madre suele decirme que de pequeña siempre estaba con una sonrisa en la cara y que, al contrario que ahora, el enfado me duraba cinco segundos. Pero claro que, cómo iba a ser de otra forma si solo recuerdo alegrías de esta etapa.
    Me acuerdo de mis actuaciones con mi hermana, de la tortuga manuelita, de las chuches y los dentistas, de mi perrita siempre defendiendo mi carro para que nadie me hiciera daño. Me acuerdo de las travesuras con Elena y de los ataques de cosquillas a mi padre.
    Recuerdo, y es que como iba a olvidarlo, el sabor de las croquetas de mi abuela, los paseos en los que, sentada sobre sus rodillas me contaba las travesuras de mi padre, mientras este empujaba su silla de ruedas.
    Pero sin duda lo que siempre recordaré de esta etapa son las días de lluvia, salir al patio con mi hermana y mojarnos hasta morirnos de frio, jugar bajo la lluvia y después ponernos malas, las risas y la competición para ver quien tenia más agua en su camiseta. Qué después mis padres se enfadaran y que nos amenazaran con que si nos poníamos malas no nos cuidarían, pero al final siempre lo hacían.
    Los regalos de reyes y toda la casa llena de globos, los cumpleaños y todos los caprichos que les pedíamos.
    Que dulce infancia y como ha cambiado todo, aunque dentro de nosotros siempre estará ese niño que nos evada del presente y nos enseñe de nuevo a disfrutar.
    PD:Mamá, ¿comprendes ahora porque siempre estaba riendo?
    Fátima Díaz Payán 4ºC

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  17. Como definir lo que fue mi infancia,en tan poco espacio. Mi infancia estaba basada en divertirme,reír,no parar... tantas cosas que me es imposible explicar todas. Lo que más me gustaba de la infancia era que siempre estaba en casa de mis abuelas fuera en casa de una o de otra pero siempre acababa allí. En la que casi siempre estaba era en la de mi abuela Mercedes porque vivía en Mairena. Mi tita recuerdo que venia a recogerme al colegio, cuando siempre salia del colegio me enganchaba a ella y le daba un beso y después me iba corriendo a una barandilla que había en mi colegio que era muy alta y mi tita siempre me decía que me bajara que un día me caería y me haría daño pero a mi me daba igual lo que me dijera me sentía tan alta que me encantaba,después comíamos en casa de mi abuela y jugábamos toda la tarde hasta las tantas de la noche que llegara mi madre de trabajar. Lo que más odiaba de mi infancia era el comedor..uf que mal lo pasaba, recuerdo que nada más que terminaba de comer me iba corriendo a la barandilla a la espera del coche de mi madre y nada más que veía el coche salia corriendo a por mi mochila y la esperaba en la puerta.
    Al cabo de los años mi tita se casó y su novio era de mi pueblo que esta en Extremadura y allí que se fue a vivir y tuvo un hijo y pues claro,mi abuela también acabo allí viviendo para cuidar al pequeño y allí siguen con dos niñas más.
    Con el tiempo mi abuela Isabel se mudo a Mairena y empecé a pasar más tiempo con ella,también se vinieron mis primos Raúl y Cecilia. Raúl es tres años mayor que yo y Cecilia uno,pero yo la verdad es que jugaba más con mi primo a los pokemon,fútbol y a chinchar a mi prima más que a las muñecas o cosas de esas,sólo había un juego en el que nos poníamos de acuerdo los tres,en los playmobil,aunque al final a Cecilia siempre acabábamos chinchandola y pegandole, claro que así nos tiene ahora,ahora es ella la que manda...

    Me gustaba mucho, aunque no tanto cuando mi padre se iba de viaje por el trabajo y cuando volvía tenia un juguete para mi. También en mi vida había un dilema que para mí en esos tiempos era como si se acabara el mundo..mi abuelo por parte de madre quería que fuera del Sevilla y sin embargo el abuelo por parte de padre y mi padre que fuera del Betis. Me costo mucho decidirme pero al final soy Betica.

    En resumen son tantas cosas... me gustaba no estudiar,salir al parque,patinar y por supuesto lo mejor de todo seguir manteniendo amistades después de tantos años. Lo que más me sorprende ahora es como de pequeña podía tener el deseo de hacerme mayor lo antes posible.

    MªJosé Hernández Díaz 4ºD

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  18. Cuando pienso en la palabra infancia me viene a la cabeza el color rosa, las barbies y el chocolate. No había cosa que me hiciese más feliz que estar en mi cuarto rosa jugando con las muñecas y comiendo lo que más me gustaba y siempre me gustará, chocolate.
    Recuerdo las largas horas de siesta que me echaba en el sofá en las que me despertaban mi padre y mi hermano. Lo hacían los dos, y, como me gustaba que lo hiciese mi padre, cuando lo hacía mi hermano le decía: ¡tu no, tu no!.
    Recuerdo también las largas tardes viendo Disney Channel. Nunca me cansaba aunque el episodio lo hubiese visto ochenta veces. Además, cuando empezaba la canción del inicio de las series, me ponía encima del sofá, cantando y bailando aquella canción. Todavía me acuerdo como en ese momento me sentía la protagonista.
    La verdad que mi infancia ha sido una época muy bonita para mí y para todos los que la han vivido conmigo. Y aunque creamos que no se puede volver a esa época, siempre podremos sacar al niño que tenemos dentro y olvidarnos de la realidad y sus preocupaciones.
    Natalia Rivas Manzaneque, 4ºESO D

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  19. Infancia...Realmente nadie supera esa etapa,tengas la edad que tengas siempre recordarás,hablarás sobre momentos de aquella alejada o cercana etapa.
    Yo con mi infancia me quedo con un buen sabor de boca,muchísimos momentos recorren mi mente:divertidos, tristes,emocionantes...
    Recuerdo por ejemplo esa tarde de verano,tendría sobre 3 años (sí mi memoria da para mucho),como deje de usar chupete,ese chupete que tanto quería que se cayó al suelo y se convirtió en el jueguete preferido de mi querido, que en paz descanse,perro llamado Poli.
    O como en invierno mis padres siempre me encontraban debajo de la mesa, ya vestida por ropa de camilla,quemando papeles.
    La verdad que mi infancia ha sido muy feliz,nunca me ha faltado de nada y doy las gracias a mis padres por trabajar tanto.
    Pero realmente lo mejor de mi infancia y que ahora sigue ocurriendo es esas abuelas que me tienen preparado cada vez que voy a su casa:
    Una tapita,el platazo de puchero,un plato de aceitunas y por si me quedo con hambre un plátano. Me metía la comida entre pecho y espalda y hasta que no terminara,no podía salir a jugar,eso sí pero con el chaquetón puesto.
    La infancia que todo era tan fácil como decir bueno no pasa nada,mamá lo arreglará, papá me ayudará ..y crecemos y nos damos cuenta que las cosas no son a sí, que las cosas cambian,que en la infancia todo es color de rosa , pero al cambiar de etapa...todo es negro.
    ROCÍO ROMÁN VALERO 4°D

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  20. Yo creo que nunca he perdido mi niña pequeña interior. No sé comportarme como los mayores, siempre serios, malhumorados, haciendo las cosas perfectas, nada de juegos ni de tonterías porque no tienen tiempo… ¡Siempre hay tiempo para sonreír, para divertirte! No hay nada mejor que sentirte viva, alegre, de buen humor en cada cosa que haces, en esforzarte al máximo y alegrarte cuando las cosas te salen bien.
    De pequeña me encantaba jugar con los Teletubbies, y creo que si ahora me dieran otra vez esos muñecos podría seguir inventándome historias, montando sus vidas y transportarme a aquellos veranos en la playa donde me pasaba horas y horas jugando con ellos y hasta que no me concentraba tanto que me entraban ganas de hacer caca, no paraba. Pero solo paraba para ir al baño, claro. Me encantaba disfrazarme, de lo que fuera, ya sea de princesa, de superhéroe, de bailarina, de india… Eso sí, mi disfraz favorito era el de sirena, que me lo hacía junto con mi prima, de arena, tumbadas en la orilla del mar y soñábamos que éramos dos pequeños pececillos en el inmenso océano, que hablábamos con los peces y que como medio de transporte teníamos un caballito de mar.
    Cada vez que pongo la tele y veo algunos dibujitos de cuando yo era pequeña me vuelvo loca, salgo corriendo a buscar a mi padre y decirle, ¿te acuerdas de estos dibujitos? Y me sale esa sonrisita tonta, me invaden millones de recuerdos y vuelvo unos cuantos años atrás. Comienzo a tararear la canción y poco a poco me va viniendo la letra y ya empiezo a cantar y bailar descontroladamente. Algunos pensaréis que tampoco es para tanto, que son unas simples letras de canciones absurdas que se ponían para llamar la atención de los niños pequeños y, ¿sabéis que? Podéis llamarme inmadura o lo que queráis, pero mi atención la siguen y la seguirán llamando cada vez que suenen.
    Espero que nunca perdáis vuestro niño pequeño, y si ya lo habéis hecho, nunca es tarde para recuperarlo, salid a buscarlo, removed cielo y tierra, haced un esfuerzo y encontrarlo, porque lo necesitamos para continuar, para que nos de fuerza para seguir avanzando.
    Yo no quiero perderlo, porque con él se irían todos los sueños e ilusiones, toda mi constante felicidad y se iría una gran parte de mí.
    Andrea Figueroa Estrada 1 Bach A

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  21. Recuerdo mi infancia con nostalgia y con una sonrisa en la cara ya que fue la mejor época que viví.Mi madre siempre me recuerda que de chica era una niña alegre pero que con el tiempo dejé de serlo... quizás se deba a que ahora me preocupa lo que la gente pueda pensar de mi, de mi forma de ser,de hablar,de expresarme o de vestirme...
    También recuerdo aquella habitación al fondo del pasillo donde mi hermano y yo nos pasábamos las horas jugando a los detectives o aquellas tardes en el parque,cuya diversión era tirar piedras a una fuente.Siempre le decía a mi madre que de mayor quería ser como ella, una mujer que sin ayuda de una figura masculina ha criado a sus dos hijos y a sacado su casa hacía delante.
    Recuerdo contar cuentos a mis primos pequeños,los domingos cuando nos reuníamos toda la familia en casa de mi abuela y mientras los mayores hablan de política en la mesa,yo me dedicaba a contarlos.Pero bueno si de toda mi infancia he de quedarme con algo sin duda es con mi segunda madre, ella es mi abuela,para mi la mejor del mundo ya que es la que nos ha criado a mi y a mi hermano Lucas encargándose de llevarnos al colegio y de recogernos ya que mi madre trabajaba, es aquella que nos ponía el plato de comida por delante,la que nos bañaba y llevaba de paseo...Por todo eso y por mucho más siempre le estaré agradecida y ahora me encargo de que a ella no le falte nada igual que ella se preocupó al hacerlo conmigo.
    Marina Taboda Moya 2ºBachD

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  22. Mi infancia...volvería a nacer solo para poder revivirla. Recuerdo que era una niña tímida, cosa que cambio un poco con el tiempo. Era una niña muy buena, incapaz de hacerle daño a una mosca, pero sobre todo era una niña llena de alegría.
    Recuerdo mi infancia repleta de amor y felicidad. Al pensar en mi infancia lo primero que se me viene a la cabeza son las personas que se fueron, que tanto echo de menos, como mis abuelos. Recuerdo como me abrazaban y como me daban todo lo bueno de ellos. Sin duda, es lo que más echo de menos y en estos días en los que se aproxima la Navidad, es cuando más pienso en ellos ya que no podrán pasar más navidades entre nosotros.
    Otro de los recuerdos más bonitos son mis fines de semana en el pequeño pueblo de mi familia. Recuerdo mis días junto a mis primas, nuestras peleas, nuestros llantos pero sobretodo nuestros largos ratos jugando, cantando y riendo. Nos unía la música y pasábamos los días de verano fabricando micrófonos con lo primero que pillábamos y cantábamos las canciones de María Isabel, que tanto marcaron mi infancia.
    Mi madre dice que era un poco mandona, tenía mucho genio pero me encantaba hacer tonterías. Tenía una obsesión con el orden y cualquier cosa que a mí me sobrase iba directa a la basura. Una anécdota graciosa es que solía decir que quería ser cajera de Hipercor, hasta que me enteré de que el dinero de la caja no era para las cajeras, desde entonces ya no quise más serlo. También me cuenta que me encantaba ir al colegio. Me encantaba aprender y todos mis profesores estaban encantados conmigo.
    Tengo un recuerdo muy bonito de mi infancia y es una época de mi vida que echo de menos y que siempre añoraré.

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  23. Yo recuerdo mi infancia perfectamente , recuerdos con los amigos que jugaba recuerdo mi clase de preescolar ,recuerdo mis profesores. Todos los días quería que fuera viernes para que mis padres me llevara a comer con mis amigas y después nos llevara al parque después cuando pasaba el viernes deseaba que fuera lunes para ir al cole y jugar con mis amigos . También recuerdo que quería ser muchas cosas , quería ser una princesa con una casa grande ,después una peluquera , una cocinera , secretaria, veterinaria también quería ser notaria para que mi hermano fuera mi guardaespaldas y así poder trabajar los dos juntos . Recuerdo que todos los fines de semana iba a casa de mis abuelos y lloraba porque dejaba sola a mi madre después los domingos cuando volvía lloraba porque no quería dejar solos a mis abuelos .Recuerdo aquellas tardes sin estudiar jugando con mis muñecas y mi cocinita ,haciéndoles de comer a mis padres con platilina .Todavía sigo con amigas de la infancia y muchas veces hablamos sobre lo que nos gustaba cuando eramos pequeñas y me gustaría volver hacerlo porque todos los recuerdos que tengo son muy bonitos.

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  24. Yo recuerdo mi infancia perfectamente , recuerdos con los amigos que jugaba recuerdo mi clase de preescolar ,recuerdo mis profesores. Todos los días quería que fuera viernes para que mis padres me llevara a comer con mis amigas y después nos llevara al parque después cuando pasaba el viernes deseaba que fuera lunes para ir al cole y jugar con mis amigos . También recuerdo que quería ser muchas cosas , quería ser una princesa con una casa grande ,después una peluquera , una cocinera , secretaria, veterinaria también quería ser notaria para que mi hermano fuera mi guardaespaldas y así poder trabajar los dos juntos . Recuerdo que todos los fines de semana iba a casa de mis abuelos y lloraba porque dejaba sola a mi madre después los domingos cuando volvía lloraba porque no quería dejar solos a mis abuelos .Recuerdo aquellas tardes sin estudiar jugando con mis muñecas y mi cocinita ,haciéndoles de comer a mis padres con platilina .Todavía sigo con amigas de la infancia y muchas veces hablamos sobre lo que nos gustaba cuando eramos pequeñas y me gustaría volver hacerlo porque todos los recuerdos que tengo son muy bonitos.
    ISABEL SEGURA DE LUNA 1A

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  25. Creo que sigo siendo una niña, una niña llena de felicidad, de ilusión y de ganas de seguir descubriendo cosas nuevas.
    Sé que no soy la misma niña que hace unos años, porque antes, mis únicas preocupaciones eran saber si mis amigos saldrían al parque, o si los Reyes Magos, me traerían la muñeca que tanto deseaba.
    Por desgracia, cada vez voy entrando más en el mundo de los adultos, un mundo lleno de problemas y gente hipócrita que si no te la dan a la entrada, te la dan a la salida. Me gustaba mi otro mundo, cuando en el "cole" los juguetes eran de todos, y las únicas peleas que había era por quién la quedaría primero.
    Cuando era pequeña, deseaba ser mayor, que inocente era. Ahora, que me voy dando cuenta de todo lo que implica eso, desearía tener un reloj al que poder girar las manecillas y volver a esa niñez que tanto añoro.
    Jugaba día y noche a imaginar que era una gran matrona, y que traía al mundo, a los hijos de mi mejor amiga Marina. A veces, acababa cansándola y teníamos que cambiar de juego porque sino ella se enfadaba.
    Todavía recuerdo aquel día, en el que tiré el televisor, solo porque yo quería ver "Patito Feo", y mi hermana estaba viendo otra cosa.
    Deseo volver a aquellos años en los que la navidad era la época más feliz del año, en la que nadie de mi familia faltaba en la mesa, y yo me sentía la niña más feliz del mundo rodeada de todos mis seres queridos.
    Sara Guisasola Castillo 1ºBTO A.

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  26. Sentirme vieja al ponerme a recordar todas esas batallitas vividas, en la cual el mayor de mis problemas eran las constantes heridas e intentar ocultar a mi madre los manchurrones en la ropa. Siempre he sido igual, patosa, vergonzosa, despistada, risueña, cursi, arisca, muchas cosas siguen perdurando hasta la actualidad y eso me hace mantener una parte de la niña que aun llevo dentro y ser como soy. He sido influenciada por todas esas personas que siempre han estado a mi lado y que aún siguen, y esas que han ido abandonando de una forma repentina es en estos momentos de recuerdos en los que siguen a mi lado. De mi infancia sobretodo recuerdo olores e imágenes. De ir a casa de mi abuela y oler a papel, carboncillo y limón, salir al patio en busca de mi prima, para seguir jugando a esas historias inventadas donde realmente podíamos ser hermanas, que estaban basadas en las historias de los libros a los que tan enganchadas estábamos, pero encontrarme la mayoría de las veces a mi abuelo leyendo bajo el limonero. En esa casa creo que viví sin duda una de mis mayores ilusiones, junto a como ya mencione antes mi casi hermana, ese día de reyes que ahora parece tan lejano, en el que decidimos escondernos debajo de la esa camilla para darle un susto a nuestras madres, cuando lo que descubrimos fue el escondite de ese año de los regalos de reyes, dos niñas bajo una mesa, con lo que a nosotras nos parecieron cientos de regalos intentando que no nos descubriesen abrir los regalos sin romper el fiso. Millones de recuerdos olores que me han marcado para siempre y me han hecho ser como soy ahora. Sinceramente me da pena ver la infancia de los niños de hoy en día, o por lo menos de los más cercanos, incluso de mi hermana que prácticamente con los mismo recursos y personas tiene una infancia que yo considero de sosa y aburrida, se pasa el día enganchada al ordenador y hablando con sus amigos por skype, no le veo la diversión. Yo vivía en la calle, si, yo también tuve la suerte de vivir esos gritos de mi madre desde la ventana porque ya era de noche y tocaba cenar, la puerta de mi casa estaba abierta, me paseaba por las casas de mi amigas y todos mis vecinos me conocían, por eso no entiendo cuando mi hermana se junta con mi prima pequeña y se ponen a jugar a las maquinitas o se vuelve a casa antes de jugar en la calle porque ya no sabían que hacer y se habían aburrido. Sinceramente esta entrada me ha hecho recordar grandes momentos que debería recordar de vez en cuando porque son los que me han hecho ser como soy. Y además quería darle las gracias a mi prima porque tuvimos muchas peleas pero más alegrías y hasta este momento no me había dado cuenta de lo importante que ha sido en mi vida, por eso gracias Andrea Aguado, tu que ahora también estas en el Juan de Mairena en 1º de bachillerato, que volvemos a estar juntas en el mismo ”cole” gracias, siempre seguiremos siendo Vainilla y Periwincle.
    Ana Marín Medina
    2ºbachillerato B

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  27. Recuerdo a mi hermana enganchada a la pierna de mi madre inmovilizandola y rogandole que la dejara sin cole, mientras tanto yo comía regaliz rojo junto a mi tata y pasabamos las mañanas juntas recorriendo cada rincón del parque de los gnomos. Y así un día tras otro.

    Cumplir los tres años supuso mi matricula en P3 del colegio Aljarafe.
    Ese año fue todo un reto, sobre todo para mi madre, quien tenía que deshacerse cinco de cada siete dias que tiene la semana de dos bracitos blanditos y pequeños que la agarraban cada vez más fuerte a medida que se acercaba a la puerta de la clase.
    Odiaba el colegio con todo mi ser.

    Esa época pasó, y empecé a verle el lado divertido a los días lectivos, convirtiendome a la vez en una alumna civilizada, más o menos.
    Mi entretenimiento en los recreos era meter los puños en los hormigueros y sentir las cosquillas que causaba la desorientación de las hormigas sobre mis brazos. Todo esto vestida con mis mejores galas del baul de los disfraces incluyendo la prenda estrella: los leotardos. Si, leotardos, pero no cubriendome las piernas, sino puestas en la cabeza de manera que pareciera cada pierna una larga coleta colorida.
    Y así, y con la autoestima bien alta salía todos los días de mi casa. Me alegro de no acordarme de las reacciones de los que me veían ni de los comentarios de las profesoras sobre mi vestimenta.

    En el jardín de mi casa pasabamos mi hermana y yo las tardes enteras hasta que se iba la luz, jugando a historias de dinosaurios y cocinando en la casita de madera todo tipo de recetas que incluyeran estiercol, piedras y agua turbia que encontrabamos en los platos de las macetas.

    “mamá, no quiero más...” es la frase que toda mi familia tiene aborrecida. Y es que siempre he dado problemas a la hora de comer. La mayor parte de los días cuando todos terminaban el almuerzo me quedaba yo la última, hasta media tarde, mirando el plato con desprecio y removiendo con la cuchara lo que fuese que había en él, como si no estuviera suficientemente frio.


    Los amigos han jugado siempre un papel importante en mi vida, y junto a ellos aprendí muchísimo, a veces bastante más que de los propios profesores.
    Recuerdo a una amiga en concreto. Tuvimos muy buena relación durante muchos años y creo que me enseñó una de las cosas simples, pero a la vez más útiles en la vida, me enseñó a decir “no” y es algo que nunca voy a olvidar.

    Sinceramente, podría pasarme días y días hablando sobre mi niñez, contando anécdotas, trastadas, enseñanzas y momentos que la vida me ha regalado porque pienso que el recuerdo es lo que nos hace crecer, es nuestra referencia, y lo que nos hace aprender, la experiencia.

    Isabel Gómez Godoy 1º BACH A

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  28. ¿Mi infancia? Si me pongo a reflexionar sobre mis días de niña, lo primero que se me viene a la cabeza es el barrio de mi abuela, el mismo lugar donde se crió mi padre, mi tío, mis tias... El mismo lugar donde se encuentra casi toda mi familia paterna. Es un barrio muy chiquito y ya sabéis como son los barrios, que fueras por donde fueras todos sabían dónde estabas en todo momento.

    Todos los fin de semanas me iba a pasar el finde con mi abuela ( y lo sigo haciendo, !ya se ha convertido en tradición!).Y el primer recuerdo que me viene a la mente era entrar en casa de mi abuela y que me diese ese olorcito de papas con carne y automáticamente tenía hambre. Porque la comida de mi abuela es sagrada.

    Yo era la típica niña rubia (muy rubia) que siempre iba con dos coletas (o trenzas , según me peinase mi abuela) que era muy chiquitita y de culito inquieto.

    Todas las tardes me ponía a jugar con mis primos, al pilla-pilla al escondite , al poli-ladro … Muchas de las tardes cuando solo estábamos en la calle mi prima y yo venía mi Tita Pepita y nos íbamos a coger margaritas a un campo de allí cerca. Recuerdo,que una vez cojiendo margaritas, mi tia y yo de repente nos dimos cuenta de que mi prima había desaparecido y empezamos a buscarla como locas y de repente me da por mirar entre las margaritas y me encuentro a mi prima tumbada allí y al acercarme me percate de que se había quedado dormida, ¡media hora buscando a la niña para que luego estuviera en nuestras propias narices !

    cuando terminamos de coger margaritas siempre aparecíamos en casa de mi tia ( la abuela de mi prima) con dos pedazos de ramos de flores para ellas , y aunque aora se que lo hacian a posta ,ponían una cara de ilusión tremenda.

    Y sinceramente hoy en dia cuando paso por al lado del campo de margaritas siempre me entra un sentimiento de nostalgia , echo de menos esos pequeños momentos.

    Isis Guisado Momparler 1° BTO A

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  29. ¿Mi infancia? Si me pongo a reflexionar sobre mis días de niña, lo primero que se me viene a la cabeza es el barrio de mi abuela, el mismo lugar donde se crió mi padre, mi tío, mis tias... El mismo lugar donde se encuentra casi toda mi familia paterna. Es un barrio muy chiquito y ya sabéis como son los barrios, que fueras por donde fueras todos sabían dónde estabas en todo momento.

    Todos los fin de semanas me iba a pasar el finde con mi abuela ( y lo sigo haciendo, !ya se ha convertido en tradición!).Y el primer recuerdo que me viene a la mente era entrar en casa de mi abuela y que me diese ese olorcito de papas con carne y automáticamente tenía hambre. Porque la comida de mi abuela es sagrada.

    Yo era la típica niña rubia (muy rubia) que siempre iba con dos coletas (o trenzas , según me peinase mi abuela) que era muy chiquitita y de culito inquieto.

    Todas las tardes me ponía a jugar con mis primos, al pilla-pilla al escondite , al poli-ladro … Muchas de las tardes cuando solo estábamos en la calle mi prima y yo venía mi Tita Pepita y nos íbamos a coger margaritas a un campo de allí cerca. Recuerdo,que una vez cojiendo margaritas, mi tia y yo de repente nos dimos cuenta de que mi prima había desaparecido y empezamos a buscarla como locas y de repente me da por mirar entre las margaritas y me encuentro a mi prima tumbada allí y al acercarme me percate de que se había quedado dormida, ¡media hora buscando a la niña para que luego estuviera en nuestras propias narices !

    cuando terminamos de coger margaritas siempre aparecíamos en casa de mi tia ( la abuela de mi prima) con dos pedazos de ramos de flores para ellas , y aunque aora se que lo hacian a posta ,ponían una cara de ilusión tremenda.

    Y sinceramente hoy en dia cuando paso por al lado del campo de margaritas siempre me entra un sentimiento de nostalgia , echo de menos esos pequeños momentos.

    Isis Guisado Momparler 1° BTO A

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  30. Mi infancia es más que un simple recuerdo, en la cual siempre estaba alegre y no tenía preocupaciones. Yo era un niño muy tímido y también era muy ordenado en cuanto a mis cosas, siempre me gustaba que todo estuviera bien organizado y sin una mota de polvo. Era algo traviesillo aunque mayoritariamente no me metía en barrullos.
    Recuerdo muchos momentos vividos en está, uno de ellos fue cuando mi amigo Victor y yo quedábamos todos los fines de semana para hacer una cabaña detrás de su casa que daba a una ría con la ilusión de que algún día podríamos estar allí como en nuestra casa. También entre ellos esta cuando todos los años en navidad montaba “el Belén” junto con mi madre y comprábamos una o dos figura distintas, para que cada fuera mas y mas grande.
    Siempre recordare esa gran amistad que tenemos y tuvimos mi gran amigo Victor y yo, con el cual he compartido grandes momentos llenos de alegría, tristeza… Hemos pasado momentos malos, pero lo importante es que siempre nos hemos estado apoyando el uno al otro y este para mi, es uno de mis mejores recuerdos, el haber podido convivir con el infinidad de cosas. Me siento muy orgulloso de haberle conocido y espero que estemos unidos muchos años más.
    En conclusión, he sido un niño muy afortunado en cuanto a mi infancia ya que nunca me ha faltado de nada y de haber tenido esta gran familia que con los años te vas dando cuenta de lo que influyeron en ti.

    Jaime Moreno Harana 1ºBach A

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  31. Dicen que la adolescencia es una de las mejores etapas de la vida, pero para mí sin duda fue mi infancia. Y es que a día de hoy considero que esa pequeña niña que se divertía hasta con un palo sigue despierta en mi interior. Recuerdo como iba al cole con mi pequeña maleta súper ilusionada porque vería a mis amigos o porque la seño me enseñaría algo nuevo y quedaría asombrada.
    Muchas tardes quedaba con mis amigas y con un simple objeto imaginábamos una historia fantástica con la que nos divertíamos toda la tarde o en verano donde todas jugábamos a las sirenas juntando los pies para que todo fuera más real.

    De pequeños creíamos que podíamos con todo y más, pero empiezan a llegar las responsabilidades y preocupaciones que poco a poco van haciendo que ese niño que todos poseemos se empequeñezca y se vaya debilitando. Pero ¿ qué tiene de malo ser un poco infantil? Creo que todo el mundo debería poseer aunque sea un chispa de su yo pasado y dejar al presente un poco de lado y disfrutar, porque de pequeños disfrutábamos; nuestro mayor problema era no perdernos ese episodio fantástico de nuestra serie favorita o no poder ver a tu mejor amigo porque estaba malo.

    Escribiendo esto no pude evitar sonreír y es que recordar mi infancia es como volver a la mejor época que he tenido, donde soñaba con el país de las maravillas. A día de hoy me sigue gustando todo aquello “infantil”, acompañando a mi prima pequeña al cine yendo yo casi más ilusionada que ella o incluso escuchar las canciones típicas de mi infancia y cantarlas con tanto entusiasmo como lo hacía en su época. Puedo parecer un poco inmadura que hay personas que crean que soy muy exagerada con todas estas palabras, pero así es como me gusta afrontar mi vida.

    Uno va madurando y tiene que saber cómo comportarse en ciertas situaciones y tener una buena actitud, pero siempre hay tiempo para todo. No sé vosotros, pero el día de mañana cuando sea mayor no quiero perder a esa pequeña que se reía, que jugaba y que no se preocupaba por los problemas que tuviese en frente. A día de hoy veo a muchos adultos, vivir angustiados por la situación que acarrea el país, creo que deberían al menos desconectar un día y volver a sacar a ese niño que disfrutaba y siempre sonreía. Porque para los niños nada es imposible y darían todo por conseguir algo.
    Esperanza Uceda Rodríguez 1ºBACH A

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  32. Infancia… Que grandes recuerdos me trae esa palabra. Recordar cuando mi hermano me enseñaba a darle patadas a un balón, eso a lo que todos llamaban fútbol y que yo no entendía muy bien, pero me encantaba. ¿Y la Ilusión que me hacía a mí verlo jugar? O recordar aquellos viajes en invierno a la playa con mis padres. Aunque todos piensen que es la peor época para ir, mi me encantaba ir cuando más frío hacía y ayudar a mi padre a encender la chimenea mientras mi madre me contaba sus batallitas. Echo de menos esa maravillosa época donde me quedaba jugando o viendo dibujitos hasta las tantas, sin ningún tipo de preocupaciones, solamente pasármelo bien y se feliz. Y es que, hoy dia no nos da tiempo a ser felices, no le dedicamos tiempo pensando que hay cosas más importantes, aunque sinceramente, ¿Hay algo más importante que ser feliz? Pienso que todos deberíamos serlo, atrapando a ese niño pequeño que llevamos dentro, ese al que todos necesitamos en nuestra vida.
    Ángel Parrales Rodríguez 1ºBACH A

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  33. Quién volviese a ser niño de nuevo. Esos momentos en los que no tenías preocupaciones y pensabas que con un abrazo se curaba cualquier cosa. Estaba loca y hacía mil travesuras acompañada con mi hermana pequeña, yo era la cabecilla y ella la que probaba mis experimentos. Jamás se me olvidará la tarde que pasamos tirándonos con el bombo de la ropa por las escaleras sin pensar en las consecuencias, la tarde en la que casi inundamos la casa con una piscina de las barbies, menudo cate me dió mi padre en el culo.
    No era muy cariñosa, cosa que me gustaría haber podido cambiar para poder haberle dicho más veces a mi madre que la quería aunque sé perfectamente que no hacía falta que se lo dijera o demostrase porque lo sabía.
    También recuerdo las noches que mi madre se encontraba mal y me acostaba a su lado, rezabamos juntas y me decía que todo estaba bien, qué ingenua era. Nada estaba bien pero no podía imaginarlo aunque llegué a intuirlo una de las mil noches que fuimos al hospital para que le diesen la quimioterapia. Me limitaba a observarla y a rezar para que se curase. Mientras tanto me ocupaba de mi hermana, le enseñe a leer y escribir a pesar de mi poca paciencia. La natación era mi vía de escape y todavía lo sigue siendo. Cuando me enfadaba iba a nadar y soltaba todo mi enfado en el agua y a la hora de regresar a casa me sentía como nueva.
    Era muy puntual, no me gustaba llegar tarde a entrenar y por ello me enfada con mi madre a menudo, ahora me arrepiento de esos enfados.
    Recuerdo los fines de semana en casa de mi abuela y la promesa que le hice a mi madre, quizás esa promesa es la que hace que me siga levantando todos los días a las seis de la mañana.
    A pesar de todo, era feliz.
    No tuve una infancia ideal pero creo que gracias a ella soy como soy. Hay cosas de ella que no le desearía a nadie pero de una cosa estoy segura y es que la disfrute al máximo.

    Andrea Melendo Romero 4°D

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  34. Recuerdo mi infancia con melancolía, Siempre me he considerado (mucho más de pequeño que ahora) el bichillo raro de la manada, el chico que no era del todo sociable, pero que a su vez era extrovertido. Recuerdo mi infancia rodeado de niñas, nunca me gustó entablar amistades con chicos porque no me mostraba tal y como yo era. Recuerdo mi infancia formando un cuarteto en el que los componentes éramos tres amigas vecinas y yo que pasábamos las horas en el parque o en mi casa jugando, bailando, disfrazándonos... Fue un cuarteto hasta que un día se convirtió en un trío. Una de ellas se fue, y se fue para siempre... Es un palo muy fuerte que no asimilas cuando eres pequeño porque tienes vida por delante y no te afecta quizás como me puede afectar hoy día la pérdida de alguien importante en mi vida. Recuerdo las palabras de mi madre cuando me dijo: Óscar, ves esa estrella que hay en el cielo, pues allí está tu amiga pero ya no la vas a volver a ver más porque no va a regresar nunca. Aún se me cae alguna lágrima pensando en aquel momento porque realmente no era consciente de lo que me intentaba decir.

    Fuera aparte de ese momento agridulce he sido siempre un chico con una sonrisa en la cara, que ha pasado sus altibajos en la infancia y en el periodo de escolarización pero al que siempre han tratado como si fuese un valioso tesoro. Han pasado años y años de eso y me acuerdo aún como odiaba el fútbol como lo odio ahora. Siempre he sido un chico alternativo, no salía al parque a correr tras un balón; salía la parque a patinar, a dar vueltas y vueltas y vueltas a la piscina con la bicicleta, jugaba al teje... Un chico que sabía muchísimo acerca de todo, muy curioso, muy preguntón.

    Pero si algo puedo agradecerle a mi infancia es que aún mantenga las amistades y que ese trío tras 14 años siga unido. Le tengo que agradecer a mi infancia todo lo que me ha enseñado, a no callarme, a luchar por lo que quiero, a no dejarme avasallar, a plantarle cara a los asuntos que me perjudicaban, a muchas de las cosas por las que hoy soy así. Creo que recibí una excelente educación por parte de mis padres, de mis tíos, de mis abuelos y creo que soy una excelente persona para mostrar todo eso que como una esponja he captado.

    Recuerdo mi infancia llena de broncas con mi hermano pequeño porque nos pasábamos día y noche peleando, pegándonos, haciéndonos perrerías... Ahora somos una piña y todo eso quedó atrás pero nos llevábamos fatal.

    Quizás fuese mi mejor periodo de la vida... ¿Quién sabe? Pero me gusta la etapa que me toca vivir ahora. Por fin empiezas a tener esa libertad que antes no tenías, empiezas a tener responsabilidades, a saber organizarte, a buscar tus intereses, a formalizarte, a divertirte como quieras y sin que nadie te pueda influenciar... No digo que mi infancia fuese mala ni mucho menos, pero no cambiaría mi adolescencia por nada del mundo. Aún así creo y pienso que una infancia bien vivida no podrá con todo lo que venga detrás.

    Óscar García Portero 1º A

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  35. ¿Que decir sobre mi infancia? Son tantos recuerdos los que tengo que no podría resumirlos en un comentario sumamente corto. Sinceramente, de mis primeros años no me acuerdo de muchas cosas, pero con el paso del tiempo las memorias van apareciendo. La primera cosa que se me viene a la cabeza era mi amor hacia las “Barbies” y a mi muñeca de “Baby Annabelle”, con estos me pasaba horas y horas jugando, parecía que no me cansaba de hacer lo mismo todo el tiempo. Yo no fui a la guardería, esto fue así puesto que mis padres decidieron que yo, al ser la 4 hija, me quedaría en casa para que mi madre pasase más tiempo conmigo.

    Todavía me sigo acordando de cuando los sábados me despertaba e iba corriendo hacia la cama de mis padres, y al llegar ahí encontrarme a toda mi familia metida en la cama. No sé cómo lo hacíamos, pero nos quedamos hasta las tantas de la tarde todos ahí metidos. Recuerdo ir a la romería de “San Isidro” en mayo en la cual pasaba el fin de semana rodeada de personas alegres y bastante borrachas.

    También me acuerdo que cuando íbamos a Alemania y nos quedábamos en casa de mi abuela, nos teníamos que quedar en una minúscula habitación los 4 hermanos: En este cuarto había una cama con forma de gato, no sé por qué razón nos encantaba tanto a mi hermana y a mí. Nos tuvimos que deshacer de esta cama, ya que era demasiado pequeña para cualquiera de las dos, esto nos resultó muy difícil por el cariño especial que le teníamos. En ese espacio en el que teníamos que convivir, por mucho que nos costase no acabar un día sin casi matarnos, en el que teníamos que mantener el silencio, algo que era imposible porque (si no era a mí, era a alguno de mis hermanos) nos entraban ataques de risa escuchando a mi hermano mayor hablando dormido, o así porque si, por locura… Por mucho que intentásemos aguantarnos la risa, no podíamos.

    Recuerdo que un día, cuando volví del colegio, me encontré con que mi madre había encontrado a una cachorrita abandonada al lado de mi casa, en el mismo instante en que la vi, supe que quería tener a esa perra en mi casa, y recuerdo insistirle mucho a mi padre para que nos permitiese quedárnosla, al fin de varios intentos, nos dejó. Creo que fue uno de los momentos más felices de mi infancia, al igual que el día en que me enteré que un amigo de mis padres buscaba dueño para su perrito, que no podía quedárselo ya que se mudaba a un piso, y que mi padre le dijo que nosotros queríamos al perrito, yo no me lo podía creer, porque con la primera perra se resistió mucho, y con el segundo fue el mismo que lo quería.

    Hoy en día, mis padres me dicen que yo fui como una recompensa de Dios, la calma en persona, porque mi hermana era un poco insoportable por así decirlo. Puede parecer que esto sea un poco insultante hacia mi hermana, pero a ella no le importa, se lo toma con humor, como todos deberíamos hacer con los recuerdos del pasado, sean buenos o malos.

    Quería agradecerles a mis padres por la preciosa infancia que me dieron, que, aunque ellos no lo sepan, es la mejor que alguien jamás podría haber tenido.

    CATHARINA RÖD CODEÇO 1ºBACH A

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  36. El primer recuerdo que se me viene a la cabeza, es a mi tía levantándome para ir al colegio y para ello siempre me daba para levantarme lo que más me gustaba en ese momento, un pictolín.
    Después me vestía, con mi polo blanco del colegio, esos pantalones azules oscuros de chándal, mis deportes blancos, y de peinado mi famosa cola; y para terminar, mi desayuno, que sigo tomando, mi cola cao calentito y una tostada. Recuerdo esas horas en el colegio, cuando decidieron darnos esos famosos portátiles verdes, estábamos todo el día haciéndonos fotos; y después cuando llegábamos a casa nos conectábamos todos al Gmail para pasárnoslas.

    Nunca se me olvidará esas tardes con mi prima donde nos hartamos de coger toallas y sillas y creábamos nuestra cabaña, y nos pasábamos las tardes enteras dentro de ella. Cuándo jugaba con mi mejor amiga a montar pasos de semana santa. Esos días que me ponía un pareo como vestido y me creía que era una cantante o cuando ponía en Disney Channel “Hannah Montana” y después me creaba yo un personaje para ser cantante y que nadie me reconociera.

    También recuerdo esos momentos en el lugar donde veraneo, donde todavía sigo veraneando pero más de una vez me he puesto a pensar lo que yo hacía con 6 años en el camping a donde voy. Siempre estaba con mis amigas, y cuando nos aburríamos nos poníamos a hacer pulseras y como no teníamos dinero para comprar chuches, pues no se nos ocurría otra cosa que vender las pulseras y ganar dinero. Días en los que íbamos a la playa y nos pasábamos (y nos pasamos) toda la tarde en el agua “cogiendo” olas (nuestra manera de surfear pero sin tabla de surf).

    De mi familia, son los mayores recuerdos que tengo, cuándo jugaban a “quitarme” la nariz y me lo creía, cuando mis padres nos llevaban a mi y a mi hermana al Mcdonald's y nos volvíamos loca, esos domingos donde todos comíamos en casa de mi abuela, cuando mi tío me llevaba al cine, los bailes que montábamos mis primas y yo para después enseñárselos a toda nuestra familia en noche vieja, cuando eran las tardes de navidad, y no teníamos colegio, y me pasaba la tarde viendo pelis navideñas con mi hermana y mis padres, comiendo chocolate y bebiendo cola cao calentito, etc.

    La verdad es que tuve una infancia fantástica, llena de alegría, con las personas a las que quiero y siempre pasándomelo muy bien, y por ello siempre he estado agradecida de poder tener todo lo que he tenido y lo que tengo.

    Rosario Vázquez Martín 1ºBACH A

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