14 de febrero de 2017

Una historia poco romántica

San Valentín fue un santo, de existencia un tanto dudosa como muchos, al que le cortaron la cabeza. El pobre hombre recibió tal castigo por casar a escondidas a parejas prohibidas. Mejor le hubiera ido como personaje de Alicia en el país de las maravillas, corriendo para salvarse de la malvada reina de corazones y su grito de "¡Que le corten la cabeza!". O celebrando su no cumpleaños con el sombrerero loco.
La Iglesia, siempre pendiente de nuestra felicidad, se apropió en la Edad Media de una fiesta pagana llamada Lupercalia, en la que las mujeres esperaban ansiosas ser golpeadas con látigos, fabricados de piel de cabras y mojados de sangre, porque creían que esta costumbrita les otorgaba fertilidad.
Así que en el origen de esta fiesta hortera y nociva tenemos a un decapitado y a unas hembras azotadas por una tradición ignorante, valga la redundancia...
Hay que ver cómo son las cosas... Qué diferencia con esta avalancha de propuestas, regalos, actividades, cancioncillas repletas de amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr que un día como hoy tenemos que aguantar. ¿O no hay tanta diferencia...?
13 mujeres han muerto en lo que va de año víctimas de violencia de género. Perdón, que estoy incluyendo a dos (un bebé y una joven de 18 años) que no se ajustan a las condiciones exigidas... Lo intento de nuevo: 11 mujeres han muerto en lo que va de año asesinadas por sus parejas o exparejas. ¿Cuántas habían escuchado alguna vez "Sin mí no eres nada"? ¿Cuántas recibieron la promesa envenenada de que "hasta que la muerte nos separe"? ¿Cuántas escucharon una y otra vez la hermosa declaración de amor "Eres mía"? ¿Cuántas sintieron cierto orgullo por los celos posesivos de sus amantes, creyendo que eran una prueba de amor (hasta que dejaron de creerlo)? ¿Cuántos recibieron el juramento de que ya no más? ¿Cuántas se lo creyeron? ¿Cuántas escucharon una y otra vez que el amor es para siempre? ¿Cuántas recibirían regalos por San Valentín...?
Ninguna de ellas volverá a celebrarlo. Sus familias tardarán mucho en celebrar nada. Sus amigos y amigas se preguntarán muchas veces qué podían haber hecho.
Ya está bien de amores exclusivos y excluyentes, de candados, de amor romántico y peligroso. Tal como está concebida, esta fiesta no tiene gracia ni arte ni sentido.
Como dice una buena tuitera, hoy es martes todo el día. Se acabó. Nada más.  Celebren el resto del año que no es San Valentín.
(Pobre hombre. Todos los años me da pena. Sin cabeza ni nada...)

11 de febrero de 2017

La ignorancia, ¿la nueva moda?

Quizás, puede que sea ya un poco tarde, pero no por ello me gustaría dejar de decirlo. ¿Nunca habéis tenido la sensación de hacer algo porque te dicen que debes hacerlo? Bueno, creo que eso nos ha pasado a todos alguna vez y os preguntaréis a qué me refiero. Pues  allá voy:
El 30 de enero, Día Mundial de la Paz, en el IES Juan de Mairena tuvieron lugar tres actuaciones musicales del coro del instituto y de los estudiantes de 1º de ESO, empezando con unos versos de John Lennon que decían “Imagine all the people sharing life in peace” Parecía como si gran parte de los estudiantes hubieran hecho oídos sordos al mensaje, pues no pudo percibirse un completo silencio. A raíz de esto, me planteé lo siguiente: desde que somos pequeños nos han dicho que el 30 de enero es el día mundial de la paz, o el 28 de febrero el de Andalucía, qué más dará, lo  importante es que nunca nos hemos preguntado el porqué de esas celebraciones; simplemente nos hemos limitado a hacer las típicas actividades en clase, y ya está, no le hemos dado más vueltas. Estoy harta de escuchar el mismo comentario una y otra vez “¡Que coñazo!” o “Y esto, ¿para qué sirve?” Pues, señores, me parece increíble que chavales de nuestra edad permanezcan indiferentes a todo esto, y no reflexionen acerca de estos temas, aunque no sé qué es peor, que lo hagan ellos o personas  mayores…
Somos unos ilusos pensando que vamos a conseguir algo “reivindicando” si ni siquiera nosotros mismos sabemos para qué o por qué lo hacemos. ¿Cómo construir la paz si nuestros jóvenes, aquellos de los que depende el futuro del país, no tienen interés por un simple acto del instituto, o no muestran respeto?
Pensamos que hacemos bien “allanándoles” el terreno para que puedan tener una vida mejor  y  así no cometer los mismos errores que nosotros, pero la pregunta es: ¿Con qué fines lo hacemos si no le encuentran sentido?
Vivimos en un mundo carente de valores, y parte de la gente joven es reflejo de esto. Podrá parecer extraño, pero a mí esas palabras de John Lennon, Antonio Flores o Diego Torres me obligaron a reflexionar, haciéndome ver que antes de buscar la paz, tenemos que encontrarnos a nosotros mismos, y replantearnos si en vez de mostrar tanto interés por cosas superfluas, banales, deberíamos mostrarlo por las que realmente son importantes.
La música no miente, plasmamos nuestros “imposibles” porque sabemos que se quedarán ahí… en meras palabras… Hemos querido siempre aprender de la historia para enmendar nuestros propios errores, y si personas como Antonio Flores, escribieron versos como los de “No dudaría” es porque comprendieron que es el ser humano el único que tropieza más de una vez con la misma piedra, por lo que ¿para qué allanar un camino? Deberíamos dejarles tropezar y levantarse. Solo así aprendemos, a base de golpes.
Lucía Muñoz de la Torre, colaboradora del grupo Aequitas25

7 de febrero de 2017

¿Esposas o esposadas?

     
Muchos bloggers, youtubers y personajes influyentes se están sumando a la tendencia de los experimentos sociales.  En ellos se intenta concienciar al público de los problemas invisibles que inundan nuestra sociedad mediante vídeos, que muchas veces se vuelven virales.  De uno de estos experimentos trata la entrada de hoy. 

     El matrimonio infantil concertado es legal en 91 países del planeta, lo que puede generar graves consecuencias en la vida de las jóvenes como embarazos prematuros, abandono de la educación y violencia doméstica, siendo esta última causa la más habitual ya que los matrimonios concertados suelen llevarse a cabo entre hombres adultos y niñas que apenas llegan a cumplir los 15.

     Desgraciadamente, en la actualidad muchas niñas en todo el mundo son víctimas de matrimonios forzados y concertados.  Cierto es que los países con las más elevadas tasas de matrimonios infantiles son Nigeria, Chad, India o Malí entre otros - países de los primeros que se  vienen a la mente cuando de injusticias y falta de valores humanos se trata.  Pero, ¿qué pensaríais si os dijera que en Estados Unidos, ejemplo tan frecuente al hablar de “primer mundo” y desarrollo, la edad mínima para casar a un niño es la impensable cifra de 12 años en muchos estados? Y es tan sólo necesario el consentimiento de los padres para llevarse a cabo dicho proceso legal, sin tener en cuenta la opinión del menor.  (Y no, esta no es una de las nuevas progresistas, innovadoras y excelentes medidas tomadas por el queridísimo nuevo presidente).

     Estoy seguro de que la mayoría de vosotros ha visto alguna vez, aunque sea en una película o documental, la desconcertante escena de un matrimonio entre una niña pequeña y un adulto (o incluso anciano), y preocupantemente a la mayoría no le habrá removido la conciencia ni le habrá causado efecto alguno, dado que “es la tradición” para muchos poblados y culturas.  Una vez más estamos ante el sempiterno dilema: la arcaica sociedad humana sigue en muchos casos poniendo por encima de la cordura y la razón a la cultura y la tradición, 

     A continuación os dejo el citado vídeo en el que un chico trata de ver cómo reaccionarían las personas al ver a un hombre de 65 años y una niña de 12, vestida con un traje de novia, posando durante la sesión de fotos de su boda en un concurrido lugar público.


     Como me decía una amiga: “al menos me alivia que la gente se pare y se involucre”; al menos aún hay algún atisbo de humanidad en esta putrefacta, egocéntrica y retrógrada sociedad en la que sobrevivimos.

Fernando del Águila Rodríguez

5 de febrero de 2017

"El Ángel del Gueto de Varsovia"


Con un poco de tiempo y curiosidad, siempre nos encontraremos figuras o acontecimientos que nos hacen recuperar la fe en la humanidad efímeramente. Hoy es el caso de la polaca Irena Sendler, propuesta en 2007 a un Premio Nobel de la Paz.


Todo se remonta a la segunda guerra mundial, cuando el holocausto nazi azotaba hasta el más recóndito rincón. Ya en sus primeros años, la simpatía de Irena por los judíos fue reflejada al ser suspendida en la Universidad de Varsovia por su oposición al sistema discriminatorio adoptado por algunas universidades de su país. A pesar de todo, decidió dedicar su vida a los demás y se hizo enfermera. En 1939, cuando Alemania invadía Polonía, Irena trabajaba en los comedores comunitarios de la ciudad de Varsovia, en el Departamento de Bienestar Social.

En 1942, ya invadido el país, los nazis crearon un gueto en Varsovia, e Irena se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos. Al poco de entrar, expectante de las pésimas condiciones de vida y el oscuro y  no tan lejano futuro que se les avecinaba, se puso en contacto con familias judías. Brindándoles la oportunidad, sin garantía de éxito, de sacar a sus hijos, siendo muchas madres reacias a tal separación. Pero no tenían alternativa alguna. Tarde o temprano serían conducidos a campos de concentración, donde la muerte era la única vía de escape. Cuestión de tiempo.

Tras un año y medio, había conseguido rescatar a mas de 2500 niños. Al principio, mediante ambulancias que trasladaban a los más graves a los hospitales de fuera del espacio controlado.  Con el tiempo se unieron los escondites en el fondo de cajas de herramientas o sacos de arpillera  detrás de las camionetas. Adiestró también a un perro para ladrar a los soldados alemanes cuando entraban y salían del gueto. A los soldados les eran indiferentes dichos seres, pero lo que no sabían es que estos tapaban los gemidos de las criaturas ocultadas.

Irena registró todos los nombres de los salvados, guardados dentro de una botella, enterrada al pie de un árbol del jardín de su vecina. Pasada la guerra, entregó dichas notas al doctor Adolfo Berman (presidente del Comité de salvamento de los judíos supervivientes), intentando localizar a familiares, lo cual no fue muy satisfactorio. La gran mayoría habían perdido la vida en las cámaras de gas, por lo que los niños fueron adoptados o enviados a orfanatos.

Sin embargo, llegó el momento de atraparla. El 20 de octubre de 1943, Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak, donde le rompieron las dos piernas y los dos brazos. Soportando tal tortura, se negó a dar direcciones e identidades, que solo ella conocía. Fue sentenciada a muerte pero los miembros del gueto detuvieron la ejecución sobornando a los alemanes y gracias también a un soldado que le brindó su ayuda, con la posterior consecuencia de que su nombre se apuntara en la lista de ejecutados, y permitiendo así a Irena seguir con sus labores bajo una falsa identidad.

A pesar de salvar más de 2500 vidas, soportar torturas inhumanas y una década opresora comunista, la única motivación de Irena para sus actos fue la 'justificación  de mi existencia en la tierra y no un titulo para recibir la gloria'. Tras décadas de vida anónima, cuando la fotografía de Jolanta (nombre en clave de Irena) fue publicada en los periódicos muchos fueron los que reconocieron aquella mujer, la enfermera que salvó sus vidas. Irena Sendler falleció en Varsovia, el 12 de mayo de 2008. Tenía 98 años.

Descanse en paz.
Adela García Ramírez, colaboradora del grupo Aequitas25

2 de febrero de 2017

La mujer en el mundo de la sanidad: entrevista a Mª Carmen Sánchez Cornejo


     Mª Carmen Sánchez Cornejo es diplomada en Enfermería en la Facultad de Enfermería  de Sevilla (H.U.V. Macarena promoción 1993-1996).
    Trabajó en el SAS en el Servicio de Hemodiálisis del H.U.V. Macarena y en la empresa privada concertada con el SAS, Fresenius Medical Care. Su experiencia profesional sanitaria está fundamentada en el cuidado y tratamiento de hemodiálisis de los enfermos/as nefrológicos.
     En el 2010 obtiene plaza de funcionario de carrera en el cuerpo de Profesorado Técnico de FP de la especialidad de Procedimientos Sanitarios y Asistenciales. El primer año de docente fue profesora en el IES Fuentepiña de la ciudad de Huelva. Desde el 2011 imparte clases en el IES Ilipa Magna de Alcalá del Río, siendo este su destino definitivo.
    Durante dos cursos ha sido jefa del Dpto de FEIE (Formación Evaluación e Innovación Educativa del IES Ilipa Magna) y desde el 2015 desempeña la labor de vicedirectora en este centro. Ha sido coordinadora de un Proyecto de Innovación Educativa, actualmente desarrolla un proyecto ERASMUS y lidera un grupo de trabajo para la consecución de la Carta Eche para el IES Ilipa Magna, imprescindible para la movilidad del alumnado de grado superior de Anatomía Patológica y Citodiagnóstico que permitiría la realización de la FCT en países europeos.

1.     Como mujer en el sector de la sanidad, ¿has sentido alguna vez diferencias entre compañeros tuyos, ya haya sido en vestimenta, trato o trabajo?
   La verdad es que he sido una enfermera afortunada, puesto que no he tenido que padecer la discriminación sexista en la vestimenta. Si tengo amigas sanitarias que en una empresa privada han tenido que utilizar cofia y vestido, mientras sus compañeros iban sin cofia y con un uniforme compuesto de una camisa y unos pantalones. Es una situación que me parece alucinante que ocurra en pleno s. XXI.
    En Sanidad he trabajado en el sector público y privado y no he notado ninguna diferencia en el trato, ni entre compañeros ni con mis superiores. Aunque yo tenga una experiencia muy satisfactoria en este aspecto, no puedo obviar que conozco algún caso de acoso sufrido por compañeras y ejercido por su superior directo, aunque no sea una situación habitual en Sanidad.
    Lo que sí es cierto y ha sido muy llamativo para mí, es el hecho de que, existiendo un alto porcentaje de enfermeras respecto a enfermeros, los puestos de supervisión suelen estar copados por hombres. Se habla mucho de los techos de cristal para las mujeres y creo firmemente que para acceder a puestos de alta responsabilidad existen esas limitaciones veladas. Pero también pienso que las mujeres muchas veces renunciamos a cargos de responsabilidad por priorizar nuestra dedicación a la familia, por no creernos capaces o por evitarnos complicaciones, entre otras muchas razones y pienso que debemos ser valientes y lanzarnos a la conquista de nuevas responsabilidades. Es una manera de ir cambiando esta sociedad e ir demostrando a las nuevas generaciones que las mujeres somos igual de capaces que los hombres en el desempeño de las funciones organizativas y de liderazgo que conllevan los puestos de responsabilidad.
    A nivel personal puedo decir que, en mi experiencia en educación, haber sido Jefa del FEIE y actualmente vicedirectora ha supuesto un crecimiento personal y profesional que no hubiera desarrollado en un puesto exclusivo como docente. Es cierto que estos cargos implican una gran dedicación, que extralimita el horario laboral, pero la satisfacción y el aprendizaje que me reporta compensa el esfuerzo realizado
    Por otra parte, si queremos que nuestra sociedad sea más igualitaria, el equilibrio en responsabilidades y tareas tenemos que llevarlas al hogar. En una sociedad donde la mujer tiene asignada tareas propias por ser mujer, no se puede avanzar hacia la igualdad. Por ello creo que nuestros hijos e hijas tienen que educarse en familias donde las tareas no sean asignadas por sexo y que las expectativas no estén mermadas por haber nacido con los cromosomas XX o XY. La igualdad empieza en las familias, llevándose al trabajo, a la escuela y a la sociedad.
     Por todo ello, yo como madre voy a potenciar siempre las cualidades de mis dos hijos y de mi hija, sin que el sexo sea obstáculo para llegar a donde quieran. Como educadora voy a intentar fomentar el trabajo en grupo, donde el alumnado sea consciente de que hombres y mujeres suman siempre que trabajemos en igualdad de condiciones.

2.      ¿Piensas que hay ciertas profesiones que están sexualizadas? 

    Socialmente existen profesiones que son de mujeres y otras de hombres. Evidentemente esto es una realidad difícil de atajar, pero no imposible. Aquí los educadores tenemos mucho que aportar, porque en primera línea vemos como las aptitudes y capacidades no tienen sexo, sino que vienen en las personas ya sean hombres o mujeres.
    Ojalá llegue el día en que se pueda elegir la profesión solo en base a las aptitudes y expectativas de la persona y no estén actuando los roles sexistas de nuestra sociedad actual.
    
3     ¿Has tenido alguna vez problemas a la hora de encontrar trabajo por el hecho de ser mujer? 

    Afortunadamente no. Solo he desempeñado dos profesiones en mi vida laboral, la de enfermera y la de profesora y en ninguna de las dos he tenido ningún problema.
   
4.      ¿Qué mensaje o consejo le darías a una mujer que vaya a entrar en la rama de Sanidad? 

    Pues basándome en lo que yo he vivido y en las experiencias transmitidas por mis amigas sanitarias, animaría a todas las mujeres que entran en el mundo de la sanidad a que no se sientan menos capaces que sus iguales varones y que bajo ningún concepto permitan descalificaciones o situaciones de indefensión causadas por compañeros o por superiores.
    Las animaría a no declinar una oferta de responsabilidad rápidamente, sin haber barajado serenamente todas las ventajas e inconvenientes que ello conlleva.
    Me gustaría terminar con dos frases de Indira Gandhi, política y estadista india. Se las dedico a los futuros hombres y mujeres que van a conformar la sociedad de nuestro futuro próximo:
     “Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libres en sus capacidades y personalidad”

    “Las personas que piensan que no son capaces de hacer algo, no lo harán nunca, aunque tengan las aptitudes”

     Cristina Velázquez, colaboradora del grupo Aequitas25