El deseo por la belleza física podría ser considerado actualmente como una de las peores drogas
que jamás ha existido; y como toda droga, cada vez se da en gente más joven, y
en muchos no porque las propias niñas lo deseen. Los intentos de algunas madres
de tener unas pequeñas barbies como hijas solo perjudica a las niñas.
Entre los atributos buscados están el pelo largo y rubio, los
dientes blancos (lo cual lo consiguen lavando los dientes de las niñas con
lejía), pestañas largas (les ponen pestañas falsas), piel bronceada
artificialmente y ojos claros. Básicamente, es una vuelta al neoplatonismo del
siglo XVI, con la diferencia de que en el siglo XVI, la piel tenía que ser
blanca.
Una de las formas de incitar a buscar la belleza perfecta en
niñas son los concursos de belleza infantiles, que se han vuelto un fenómeno
cada vez más popular en las últimas décadas, hasta llegar a mover casi 5.000
millones de dólares cada año.
En esta entrada voy a presentar 4 casos en que la cosa ha ido
demasiado lejos:
1.Miss Tanguita: Es un concurso de belleza infantil
estrenado hace 2 años en Barbosa, Colombia. Las concursantes eran obligadas a
desfilar en ropa interior en una pasarela pública llena de personas adultas,
entre las que se podrían encontrar incluso pedófilos. Rápidamente, el concurso
recibió una oleada de críticas en redes sociales. Es una auténtica locura hacer
desfilar a niñas de entre 6 y 10 años al aire libre delante de un montón
de desconocidos. Se cree que niñas de esa edad no tienen conciencia de la
verdadera situación, pero algunas de esas niñas pueden sufrir daños
psicológicos al verse tan expuestas ante tal cantidad de gente extraña. Las
madres, inconscientes de esto, las obligan a forzar una sonrisa y andar por la
pasarela. Simplemente inaceptable.
2.Toddlers & Tiaras:
Conocido también como 'Princesitas', es un reality show estadounidense
realizado entre 2009 y 2013, en el que 3 o 4 niñas iban de concurso en
concurso. Si este programa ya debe haber sido criticado a lo largo de su
duración, hubo un episodio en especial que fue fuertemente rechazado, ya que
disfrazaron a una niña de 3 años de Julia Roberts en la película 'Pretty
Woman'. Cabe resaltar que Roberts hacía el papel de una prostituta, y una niña
de tan solo 3 años la estaba imitando.
3.Sarah
Bush y su hija: Hace 5 años se desató la polémica cuando se conoció que Sarah
Bush, mundialmente conocida como la barbie humana, le regaló a su hija de 7
años un cupón para un aumento de pechos. Cuando se enteró de que era ilegal,
tuvo que obligar a la niña a esperar a tener 16. Pero al parecer no aprendió la
lección, porque un tiempo después le regaló a la niña un vale por 7.000 dólares
para hacerse los arreglos con el bisturí que ella quisiera. Será que la mujer
no tuvo una mala experiencia con las cirujías, porque otra razón para querer
hacerle pasar a su hija por lo mismo no se me ocurre.
4.Britney Campbell: Es una niña de 8 años cuya madre la
obligaba a someterse cada 3 meses a una terapia de botox en toda la cara. Esto
desató una fuerte lluvia de criticas y denuncias sobre la madre, que aún sigue
yendo a juicios por el caso, pero ella no parece para nada arrepentida, pues
cuando le preguntaron por qué lo hacía, ella respondió que pensaba que todas
las madres deberían hacerlo. Espero que ninguna madre siga ese consejo, porque
si no, me apiado de esas pobres niñas.
Tristemente, estos no son los únicos casos que se dan o han dado.
Es muy injusto que esas niñas tengan que soportar a sus madres y se vean
obligadas a someterse a terapias o a participar en unos concursos tan
horribles. Y no solo se da en países desarrollados; también en países
subdesarrollados tienen sus propias torturas para conseguir una belleza
idealizada.
Por muy beneficioso que sea para los que mueven los hilos de este
mundo, esto debe parar. Estamos provocando la aparición de enfermedades como la
anorexia, que se deben sola y únicamente a la presión que sufren muchas
adolescentes por estar extremadamente delgadas; además de incitar a hacer
bullying a aquel o aquella que no cumpla el modelo actual de belleza.
Porque el deseo de belleza física no es más que otra droga,
debemos hacer que pare.
Nuria Fernández Roca, colaboradora de Aequitas25