"Sufragistas" es una película estrenada en 2015 que narra la historia real de las activistas
británicas en defensa del sufragio femenino a finales del siglo XIX, contra toda opresión
masculina y sin apenas apoyo de dicho sector.
Tras casi 2 horas de película, se conciencia de la situación de entonces y de la humillación
continua a la que ha sido sometido el sexo femenino a lo largo de los años, a lo largo de los
siglos. Décadas fueron las que estuvieron luchando pacíficamente por sus derechos y por una
igualdad que a día de hoy sigue escociendo. Pero esa herida ha empezado a cerrar. Sin esas
mujeres que lucharon, fueron encarceladas, maltratadas, denigradas, violadas, asesinadas,
nada hubiera sido posible. Toda llama necesita una chispa para empezar a arder. Y no parará
hasta quemar toda ceniza machista.
Y es que todo comienza mucho antes de lo que se imagina. Nos remontamos a la Francia del
S.XVII, donde ya el conocido René Descartes modificaba sus escrituras para que lo entendieran
hasta las mujeres. Años más tarde aparece el Movimiento Preciosista y su querelle de las
femmes, aristócratas francesas que ya reivindicaban sus derechos, su entrada a las academias,
cuestionaban a los maridos... Posteriormente, ya en 1789, llega la Revolución Francesa, con
ideales ilustrados que despiertan conciencias, que con años e injusticias de por medio serían
las que más tarde empujarán los movimientos sociales del siglo XIX que se pueden ver tan bien
reflejados en la mencionada película.
El mundo avanzaba. Algunas mujeres empezaron a formar parte de la burguesía. Encerradas
en casa. Estatus alto pero con boca y opinión limitada. Otras muchas, la mayoría, al sector
industrial. Condiciones laborales nefastas, poniendo en riesgo su propia vida para un ridículo
sueldo por supuesto inferior al masculino.
Algo falla.
Rabia, impotencia, indignación. Está demostrado como estas mueven tierra y mar. En
"Sufragistas" se puede ver como evoluciona la protagonista a raíz de ellas. Comenzaba algo
grande. Comenzaba la revolución.
Así fue cómo las mujeres comenzaron a reivindicar el derecho a voto. Las sufragistas luchaban
por la igualdad en todos los terrenos. La Declaración de los Sentimientos de Séneca Falls abrió
el libro del movimiento sufragista. En 1920 se declaró el derecho al voto femenino en Estados
Unidos.
Sin embargo, la película está ambientada en la Inglaterra del siglo XIX, donde a pesar de
manifiestos y testimonios ante el parlamento dichos derechos eran rechazados. En 1903 se
crea la Woman´s Social and Political Union dirigida por Emmiline Pankhurst, muy presente en
la película, declarada ilegal en 1913 por numerosos actos de sabotaje y violencia. Sus
integrantes eran perseguidas, maltratadas y encarceladas, las cuales se ponían en huelga de
hambre y eran torturadas a comer por la fuerza.
No fue hasta el final de la segunda guerra mundial cuando se consiguió la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (1948).
Derechos. Humanos. Desconocía la carencia de humanidad de la que dispone el sexo que
precisamente da vida.
Adela García, colaboradora del grupo Aequitas25
7 de mayo de 2018
4 de mayo de 2018
Una de memoria reciente
Entre tantos escándalos machistas que indignan, y con
fundamento, a una sociedad más sensibilizada que veinte años atrás, ciertas noticias
parecen dejarse banalizar desmerecidamente. Es posible que estos días muchas
jóvenes mujeres y hombres estén descubriendo el poder y la voz de una multitud
que se echa a la calle. También es posible que estén recibiendo en las aulas
una educación de género mucho mejor que la mía. Pero ello no quita que sean
ignorantes sobre un tema tan reciente y de vital importancia como fue el
terrorismo de ETA. Pues bien, esta joven que apenas presenció los últimos coletazos
de un grupo de asesinos va a compartir un poquito de historia con los aún más
jóvenes.
Mi papá me enseñó qué era una manifestación días antes de
cumplir los seis añitos. Y nunca lo he olvidado. Un año antes del nacimiento de
mi hermana, ETA secuestra y asesina a Miguel Ángel Blanco y la gente se echa a
la calle. Recuerdo mucha, mucha gente. Recuerdo hacer muchas preguntas porque
no entendía nada. Recuerdo a gente triste, a gente enfadada. ¿Recuerdo
manos blancas, o es tal vez es un recuerdo creado? Recuerdo que mi padre me
cogió en brazos, era demasiado pequeña para ver entre la bulla. Recuerdo una emoción colectiva
y apenas avanzar seis metros en total. Había tantísima gente que la cabecera de
la manifestación había llegado a su destino mientras la cola seguía estancada.
Eso viví, pero fue después cuando comprendí. Visitando a mi familia de inmigrantes castellanos en el norte he
sentido el racismo en Euskadi muy de cerca, oculto por el silencio. He presenciado
pequeñas concentraciones en favor de “los presos políticos”, a lo que me
referiré como asesinos, y que por aquel entonces ya todos ignoraban. He conocido
a un amigo de la infancia de mi padre, cuando salía a pasear en familia
escoltado. En mi casa no ha habido ni extorsión, ni víctimas. En mi casa no se
ha hablado del tema más que en cualquier otra familia de fuera o dentro del País
Vasco, donde pareciera que madres y padres quisiesen proteger a hijas e hijos
del odio a través del olvido.
Esto no es una lección de historia, sino de humanidad. Este
tema no es más importante que la violencia de género o el racismo. No más
preocupante que los refugiados o el llamado terrorismo islámico. Hoy se ha
producido la disolución oficial de una banda de asesinos acabada desde hace
años. Un “grupo” armado que ya no mata, pero mató, ya no asusta, pero asustó y afortunadamente
ya no preocupa. Tomemos unos instantes en nuestra ajetreada rutina para
reflexionar y congratularnos; homenajeemos y recordemos a las víctimas y
enseñemos a los más jóvenes lo que no puede volver a suceder nunca. Olvidemos
brevemente las batallas políticas, movimientos populistas y secesionistas y
busquemos aquello que nos une como personas. Eduquemos y practiquemos la
tolerancia. Y salgamos, salgamos a la calle para defender nuestra dignidad como
personas.
Lectura más que recomendada, Patria. Regalo en forma de
humor con Vaya semanita. No pasa nada
por tomar unos segundos para valorar lo que ahora está mejor que antes entre
tanta indignación. Y aquí, un minuto de humor, más que merecido.
Clara Marina, colaboradora del grupo Aequitas25
Clara Marina, colaboradora del grupo Aequitas25
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