8 de febrero de 2015

¿Por qué no denunciamos?

Alberto, un alumno del Juande del curso pasado, estudiante de Psicología este año, seguidor de nuestro blog y bellísima persona (aunque esto no aparezca en los currículos...) nos manda un artículo muy interesante sobre violencia de género. El texto plantea las causas posibles del bajo porcentaje  de denuncias. Creo que merece la pena que leáis estas reflexiones y os planteéis el tema. El asunto es grave y, por supuesto, polémico. Prefiero leeros a dar mi propio punto de vista.
De todas formas, quiero aprovechar esta entrada para dos cosas: para darle las gracias a Alberto por su sensibilidad, su interés y su aportación; y para insistir en que no podemos cerrar los ojos ante esta manifestación bárbara de la violencia, ya seamos víctimas o testigos.

"Con frecuencia aparecen en los medios de comunicación noticias sobre mujeres maltratadas por sus parejas que han estado soportando durante años esos abusos y vejaciones sin denunciar a sus verdugos. Según datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, la mayoría de las mujeres asesinadas por sus parejas o ex-parejas no había denunciado previamente a sus agresores. ¿Por qué razón? ¿Ignoraban el peligro que corrían?
Los profesionales encargados de prestar apoyo asistencial a las mujeres víctimas de violencia por sus parejas o ex-parejas saben muy bien que en muchas ocasiones la víctima retira la denuncia o disculpa a su agresor tratando de evitar que vaya a la cárcel. Una de las características del maltrato es que se convierte en algo crónico. Las mujeres suelen permanecer en esa situación durante largos periodos antes de decidirse a denunciar al agresor y romper la relación. Dependiendo de cada caso, las razones que explican que la mujer no busque ayuda pueden ser afectivas (dependencia emocional de la pareja), económicas (dependencia económica), o sociales (los familiares, los hijos, creencias religiosas). Sin embargo, en la mayoría de los casos las razones psicológicas son las que impiden que la mujer emprenda el camino para romper la relación. Las mujeres asesinadas por sus parejas o ex-parejas son sólo la punta de iceberg de la violencia psicológica que padecen miles de mujeres.
(...) La relación inicial en una pareja en la que el hombre termina siendo un maltratador no es muy diferente de la situación de cualquier otra pareja. Los cambios son paulatinos, por lo que no hay un deterioro brusco que alerte a la mujer. Formar una pareja es una de las decisiones más serias que se toman en la vida. Ese compromiso se basa en la creencia de amor mutuo y en la disposición de establecer un futuro que se augura mejor junto a esa persona que sin ella. Una vez que se ha tomado esa decisión, se aumentará la importancia de las creencias que la sustentan y se minimizará cualquier temor a que fracase. Es frecuente que desde el comienzo de la relación aparezcan conductas de abuso, como amenazas, reproches o humillaciones, pero la mujer tiende a justificarlas por varias razones: Inicialmente no suelen ser malos tratos de mucha intensidad; se dan en situaciones de conflicto que pueden ir seguidas de comportamientos de "amor"; y, muy importante, reconocer ese maltrato implicaría admitir el fracaso del compromiso de ser feliz al lado de ese hombre.
La agresión siempre surge en el marco de un conflicto y, al menos al principio de la relación, lo normal es que vaya seguida de manifestaciones de arrepentimiento, por lo que la tensión que desencadenó la agresión queda ahogada por expresiones de perdón. Dentro del marco de una relación de compromiso mutuo en el que en su momento se estableció la relación de pareja, este tipo de sucesos se justifica como algo que ha ocurrido en circunstancias muy específicas.
Poco a poco la víctima se ve envuelta en una dinámica a través de la cual minimiza su problema sin que tome consciencia de la gravedad del mismo. La mujer tiende a disculpar al maltratador con argumentos como "es su manera de ser", "es muy buen padre", "cuando se le pasa se arrepiente", lo que lleva a mantener una actitud positiva hacia él. Al mismo tiempo, trata de hacer lo que él quiere para no desatar la violencia. (...) Al final, la mujer se siente responsable de lo sucedido y paulatinamente se va sometiendo a los deseos del maltratador para no provocar respuestas violentas. Cuando se desencadena la violencia, la mujer se autoinculpa por no haberlo evitado. Esa percepción negativa de sí misma va minando su autoestima.
El proceso es progresivo, y la mujer acaba viéndolo como normal. El maltrato es invisible para los demás y también para la propia mujer, que vive en una situación de permanente terror. En ese proceso, las lesiones psicológicas suelen ser más graves que las físicas. Para algunas, el sufrimiento acaba con su asesinato.
Sin embargo, cada vez hay más mujeres maltratadas que consiguen escapar de ese tormento. El cambio ocurre cuando dejan de justificar la conducta de su agresor, cambian su actitud hacia él y deciden romper la relación."

2 comentarios:

  1. Cristina Elena Castro García.11 de febrero de 2015, 11:13

    El maltrato del hombre hacia la mujer habitualmente se da en el contexto de una relación, pero esto no necesariamente implica que tanto el hombre como la mujer tengan que ser personas adultas o con importantes planes de futuro.
    Sí, exactamente: me lo estoy llevando a mi terreno, a mi edad, a mi entorno.
    Cada vez hay más casos entre los adolescentes y los jóvenes. Los chicos no han perdido su deje machista, y lo que yo llamo "control", mis padres lo tildan de "maltrato".
    Porque, efectivamente, todo empieza con el control. Empieza cuando mira tus conversaciones en el móvil e interacciones con otras personas (especialmente con otros hombres); luego presta especial atención a tu forma de vestir y termina por controlar cómo, cuándo, con quién y a dónde sales, aunque vayas a la biblioteca a estudiar con una compañera. Y si al principio sólo sentía recelo hacia los otros chicos, llega un momento en que hasta tus amigas despiertan su carácter celoso.
    Las redes sociales contribuyen a esto: no hay día en que no vea una cuenta de Twitter tipo @NoviaCelosa, o cosas por el estilo, con "perlas" como "Si está celoso es porque te quiere". Y pienso para mis adentros: "no, chica, si está celoso es porque no confía ni en ti ni en sí mismo." Los celos no son algo lindo, no son el ingrediente base de una relación. Los celos significan desconfianza y miedo.
    He observado que las víctimas han desarrollado una gran dependencia hacia sus maltratadores. Esa sujeción es el maquillaje de muchos temores: no volver a encontrar pareja, perder el amor o las situaciones en los círculos que la pareja tuviera en común.
    Al mismo tiempo que se controlan éstos casos, deberían buscarse los factores que motivan este tipo de actitudes, esa desigualdad que todo el mundo parece empeñado en ocultar y negar; y enseñar a los niños que los hombres y las mujeres somos iguales.

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  2. La violencia de genero consta de un ciclo con altibajos donde la mujer maltratada no es consciente de lo que esta viviendo y es capaz de excusarlo de cualquier forma. En el caso de que la mujer no ponga solución por cuestiones psicológicas, hacerle ver que es maltratada es mucho mas difícil de lo que pensamos, pues para ella puede haber diversos motivos que justifiquen el comportamiento del maltratador. No obstante eso no quiere decir que tengan buenos momentos en su relación, pues como ya he mencionado la violencia de genero es un ciclo que comienza de forma normal y afectiva, después surge un problema y posteriormente la discusión y el maltrato ocasionado por ese problema. Tras la agresión (física, verbal, psicológica..) hacia la mujer, el agresor promete y le demuestra a la mujer que no volverá a pasar nada por el estilo y se excusa de lo ocurrido, por lo que vuelve a haber un periodo de estabilidad en la relación. El comportamiento del maltratador ocasiona graves problemas psicológicos a la mujer, puesto que ella se siente culpable y sin ningún derecho a reprocharle nada, lo que además hace que baje su autoestima y aumente el miedo a una próxima reacción.
    Una vez que la mujer se ha dado cuenta del problema presente, hay muchas formas de reaccionar. Pero no es fácil tomar una decisión ya que no debemos olvidar el miedo presente en la mujer por lo que en muchos casos se tiende a seguir con la relación huyendo lo máximo posible del problema. Esto no es nada acertado debido a que aunque intentemos huir el problema siempre va a estar ahi. Lo mas eficaz es una vez identificado el problema denunciar al agresor sin ningún miedo a cualquier reacción del mismo, puesto que hoy en día hay muchas medidas para esto no le conlleve ninguna consecuencia a la mujer.
    Sin embargo no hace falta que nos vayamos muy lejos para observar este tipo de problemas, aunque en menor grado, pues hoy en día, estamos hartos de ver como en adolescentes se dan cada vez mas casos de control en parejas. Todo empieza con una simple pregunta de “¿con quien hablas?” y acaba con un “no quiero que salgas sin mi”. En estos casos son donde deberíamos de actuar con mayor frecuencia ya que es el comienzo de una futura generación inundada de violencia de genero que comienza el simple control del móvil. Ana Parra de la Torre 2A

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