23 de marzo de 2017

La respuesta habitual al acoso: NADA


Santiago Romero Granados, exdecano de la Facultad de Ciencias de la Educación
Durante siete años, tres mujeres en calidad de profesoras de la Universidad de Sevilla estuvieron sufriendo una serie de desagradables e injustificables acosos y abusos sexuales por parte de Santiago Romero Granados, catedrático y ex decano. Tras seis años desde que conoció los sucesos, la Universidad ha tomado parte en el asunto y ha suspendido de toda actividad académica al acosador, que ha sido previamente condenado a siete años de cárcel. El padre de una de las víctimas nos cuenta cómo fue la experiencia para que tengamos más información sobre el caso.

¿Qué ha supuesto esta experiencia para la víctima? ¿Lo ha superado? Si es así, ¿cómo lo ha conseguido?
El hecho de que después de 7 años aún les produzca ansiedad recordar la nefasta experiencia, y que para evitarlo y para contestar a estas preguntas se tengan que valer de personas intermedias que la representen, son indicativas de que todavía no lo han superado. A ello ha contribuido la mala y escasa respuesta que dio la Universidad en su día, así como lo interminable del proceso judicial.
El pasado mes de enero, con ocasión de que se dictase sentencia, ha sido un mes para olvidar, a pesar de la satisfacción de las víctimas al comprobar que la justicia finalmente les daba la razón.

¿Cuándo empezaron los acosos?
Apenas llegan a la Facultad en calidad de profesoras.

¿Cuál fue la primera medida que adoptaron al empezar a sufrir dichos acosos?
Más que medida por parte de las víctimas,  fue la sensación de incredulidad de que pudiera estar ocurriendo algo así. Conforme a sus posibilidades, trataban de evitar la relación personal con el acosador; algo difícil dado que era jefe del departamento y persona de la que dependían las tres profesoras; el acosador era además director de tesis de una de las tres mujeres. El catedrático exigía se le rindiese cuenta de los trabajos académicos como medio de acceder a las víctimas.

¿Cuál fue la respuesta que recibieron ante las denuncias iniciales?
Casi nula.

¿Cuál fue la actitud de los compañeros de trabajo del acosador ante el caso?
En su mayoría, de rechazo a las denunciantes y de apoyo al catedrático. Firmaron mayoritariamente un escrito de respaldo al acosador. Y después declararon a su favor en el juicio. Esto se explica porque en su condición de antiguo decano, catedrático y jefe del departamento tenía un inmenso poder sobre el futuro laboral del profesorado, la mayoría con contratos temporales. También contaba con familiares entre los profesores (una hija y dos sobrinas) y personas que le debían favores (por haber "colocado" a parientes). En teoría el sistema (de acceso a las plazas de profesor, estancias en el extranjero, realización de publicaciones, etc.) es democrático. En la práctica, una sola persona con poder (como era el caso) manipula todo lo que quiera hasta forzar las decisiones y conducir los resultados a su antojo. En las reuniones del departamento era este catedrático el que hacía las propuestas (de renovar o no renovar la contratación, expulsar o admitir en un grupo de investigación...) y nadie se atrevía a llevarle la contraria, votando todos disciplinadamente conforme a la voluntad del jefe.

Hágame una descripción breve del proceso judicial.
La descripción puede ser breve pero el proceso judicial ha resultado interminable: más de 4 años la fase de instrucción (una primera instancia donde el juez reúne pruebas, toma declaraciones y presenta calificaciones provisionales de las partes en el proceso); año y medio más para que el juez de lo penal celebrase el juicio oral; y casi 8 meses para dictar sentencia. Contra esta sentencia cabe presentar recurso de apelación por parte del condenado, recurso que puede tardar en resolverse otro año. En su sentencia, el juez penal declara probados los hechos denunciados por las tres profesoras y también pone en entredicho la honradez de gran parte del departamento de la Facultad. También añade que cabía una primera respuesta en el ámbito disciplinario por parte de la Universidad, cosa que no se hizo.

¿Cuál fue la postura de la Universidad de Sevilla como institución?
Al principio, de respaldo al acosador. Por dos razones: por su mayor categoría jerárquica y por temor al escándalo (al final el escándalo se ha multiplicado, y lo que no querían que ni siquiera se supiese en el pueblo, al final se ha conocido en toda España).
Con el siguiente rector se produjeron algunos cambios en el departamento, que en la práctica se mostraron insuficientes para remediar el daño. El acosador ha seguido durante todo este tiempo en la Facultad, y aunque ya no como jefe de departamento, sí todavía mandando en las sombras.

¿Qué piensa que se puede hacer para prevenir el acoso?
Establecer instituciones que respalden a las víctimas y no respondan solo a una formalidad, a un protocolo que más que dar respuestas válidas se limita a cubrir las apariencias. La víctima se encuentra sola, con la sensación de que nadie la cree; propiciado en gran medida porque hay personas con cargos interesadas en lavar los trapos sucios en casa, o más aun: en negar que haya que lavar nada.  En su día se acudió al defensor universitario: no hizo nada. El servicio de riesgos laborales hizo lo mismo: nada. Y así un montón de cargos supuestamente establecidos para evitar estas situaciones.
Aplicar el reglamento disciplinario previsto para estos casos ( en donde se contempla sanciones como la pérdida del empleo público) y mayor protección a las víctimas. 
También mayor agilidad de la respuesta penal.
Y por encima de todo ello, educación en valores: crear conciencia de que nadie puede abusar de su situación de superioridad para forzar la voluntad de las personas bajo su mando. Respeto a la dignidad y a la libertad sexual y general de todos.
Tampoco estaría de más un cambio del sistema de elección del rector y del acceso a las cátedras, reducir el poder de los jefes de departamentos, mayor control para que el funcionamiento sea en verdad democrático.
Pero por encima del derecho penal o del reglamento disciplinario, lo suyo es que nadie haga o deje de hacer, solo y exclusivamente por cuestión de conciencia. El problema es cómo cambiar las conciencias. Sobre todo, cuando para bien o para mal, estas conciencias ya están formadas.

Luna Jiménez, colaboradora del grupo Aequitas2



4 comentarios:

  1. Artículo muy descriptivo de un mal endémico que no se acaba de erradicar. Mi apoyo a las víctimas y gracias a la articulista por su gran trabajo.

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  2. No logro entender que haya personas que dicten a favor de una persona que es culpable, sólo porque de él depende su trabajo. El acoso es un tema que ocurre día sí y día también pero, a mi juicio, hay un acoso que quizás es más importante que otros. El acoso escolar. Cierto es que el laboral y otros muchos tipos de acoso son importantes pero el escolar, es un acoso que nace cuando estás en tu fase evolutiva, en tu infancia o adolescencia y si, el acoso es muy fuerte, quedas marcado de por vida.

    Pero si hay un factor común en todos los acosos: la respuesta ante él. Nada. Todos en algún momento de nuestra vida hemos sido conscientes de que un compañero ha sufrido acoso y no hemos hecho nada por impedirlo, o bien hemos querido hablarlo con algún/a profesor/a y hemos sido coaccionados por los maltratadores para que no dijéramos nada. Pero este acoso era típico cuando le robaba algo a un compañero y se lo acababa devolviendo, en infantil o primaria. Pero todo evoluciona en la adolescencia, chicos/as que quedan marginados/as por diferentes motivos y que el grupo predominante de la clase, se mete con él/ella. ¿Actitud de profesores? Diversas. Hay profesores que se quitan el tema de un plumazo sancionando a los/las maltratadores/as. Otros que reúnen a ambas partes y hablan el tema y otros profesores que directamente pasan del tema. ¿Qué actitud es esa? ¿Son conscientes de que son responsables de que la adolescencia de ese maltratado/a sea buena o mala? Dudo que todos lo sean.

    La única solución ante el acoso de este tipo es cortarlo de raíz, antes de que se vuelva constante y que ya sea imposible remediarlo, ya que hay chicos/as que no soportan tanta presión y acaban suicidándose. ¿Con apenas 13 años? ¿Qué hay de gracioso en fastidiar la vida de un niño de apenas 13 años? ¿Qué consigue atormentándole cada día de su vida? Sinceramente que haya niños que con esa edad se siga suicidando por culpa de esa gente “graciosa”, es bastante duro.

    Ya sea acoso escolar, laboral o cibernético, indistintamente que el acosador sea tu jefe, compañero o becario, debe ser inmediatamente denunciado. De lo contrario es dar pie a que cada uno de los acosadores sigan arruinando y destrozando la vida de todos y de cada uno de los acosados.

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  3. Parece increíble que hoy en día tengamos que seguir leyendo entrevistas como esta. Entrevistas que tratan un tema que por desgracia se sigue dando con cierta frecuencia en este país: el acoso. Tal y como explica en su última intervención, el padre de una de las víctimas, una parte importante es la educación en valores de las personas. Nadie debe abusar de su superioridad, en este caso laboral, para aprovecharse de ella e intentar que otras personas hagan lo que quieras utilizando amenazas: “Si no haces esto te despido”. Una persona que ha sido educada desde el principio con los valores adecuados no realizará actos parecidos a estos aunque se encuentre en el puesto más alto del lugar en el que trabaja.

    Otro punto que a mí me ha parecido importante leyendo la entrevista, ha sido la parte en la que la el padre describe cómo ningún compañero o ningún otro trabajador de la universidad denuncia los hechos. Unos porque eran familiares directos del acosador, otros por miedo a ser despedidos al ser este uno de los principales mandos en el departamento. Con esto se demuestra que hay muchas personas que cuando hablan sobre este tema dicen que hay que denunciar, que no pueden permitirse situaciones como esta, pero sin embargo cuando llega la hora de la verdad, cuando tienen que elegir entre seguir sus valores o tomar una decisión que ponga en juego su trabajo, la mayoría de estos compañeros decidieron mirar por su propio bien y decidieron respaldar a la persona que si quería podía dejarlos sin trabajo. También en este aspecto interviene la educación, ya que seguro que si los compañeros fuesen los que se encontraran en dicha situación, seguro que les encantaría verse respaldados y apoyados por todos sus compañeros.

    En la entrevista también podemos observar como en España siguen existiendo los favores en el ámbito laboral, personas que alcanzan puestos de trabajos porque un familiar suyo se encuentra en uno de los altos cargos… Esto debe cambiar ya que se debe dar las mismas oportunidades a todo el mundo y no escoger a dedo a tus familiares conocidos o amigos.

    Por último hay que señalar que la sentencia del juzgado llega casi siete años después. Es increíble que se necesiten cuatro años para encontrar pruebas, que haga falta casi un año y medio para celebrar el juicio y otros ocho meses para dictar la sentencia. Solo hay que pensar en el tiempo que estas tres mujeres han estado esperando hasta ver la sentencia de un hombre que durante mucho tiempo les hizo la vida imposible. Está claro que esto tiene que cambiar.

    Juan Márquez 2ºBto. A

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  4. Es indignante que hoy en día, se sigan produciendo estos problemas, que además están muy normalizados. El acoso es algo general, sin embargo, siendo este caso uno hacia mujeres, me centraré en él.
    Creo que el número de mujeres que jamás han sufrido acaso en su vida debe ser muy reducido, ya que parece que somos un producto sobre el que opinar, o del que se puede abusar a placer. Ya sea verbal o físicamente, para muchos estamos hechos para cumplir expectativas, y se creen con derecho a intentar corregir cualquier pequeño punto de nuestras vidas. Además estas víctimas no son tratadas como tal, si no que se busca excusas para restarle importancia al asunto, como si se tratase de un mal menor. Ropa, alcohol, compañía, localización... estos elementos jamás deberían justificar cualquier acoso hacia una mujer. Con esas excusas parece que reducen a los hombres a animales que no pueden controlar sus instintos, cuando son completamente libres de acción.
    Otro tema relacionado con el acoso que me duele es el legal. Cualquier caso de violencia machista, de cualquier tipo, debería ser tratado con extrema cautela y rápidamente. Un día tarde puede suponer la muerte de la mujer, y la seguridad de esta siempre debe ir antes que todo, al ser la víctima. Me gustaría que fuesen conscientes de la gravedad de la situación. Por poner un ejemplo, hace poco una mujer fue asesinada por su exmarido justo un día después de que acabase la orden de alejamiento que le había sido impuesta a él, e incluso ha habido casos en las que la orden de alejamiento seguía vigente. Por eso creo que es indispensable la rapidez y eficacia de la respuesta. No deben perderse más vidas debido a feminicidios, y tampoco debemos olvidar los casos de violaciones y acosos, que deberían ser severamente castigados.
    La posición del acosador también supuso un problema en la cuestión de la respuesta, cuando en estas situaciones debería mirarse por encima como el delincuente que es, no por su cargo se le debe restar importancia a sus delitos. Aunque en esta sociedad sea algo normal, creo que en estas situaciones lo mejor debe ser remitirnos a los hechos, siendo justos con la pena. No por un mayor nivel económico o un puesto importante se le resta dolor a la víctima, que puede ser acompañada por la sombra de esta situación durante numerosos años o durante toda la vida. La educación es muy importante en mi opinión, pero también debemos tener en cuenta que la presión social puede ser de gran influencia. Sin embargo, a una persona con ideales claros no debe por qué afectarle cualquier factor externo.
    Estos casos dicen mucho de la imagen que tienen de la mujer en la sociedad y me pregunto cómo hay personas que aún piensan que no vivimos en un mundo machista. El día que dejen de visualizarnos como objetos, cesarán estos horribles casos, y hasta entonces, lucharemos.

    Sofía Ruiz de Velasco 2ºBach A.

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