24 de abril de 2017

Autocoaccionadas a callar.

Si analizamos el término "violencia sexual", probablemente concluiremos que dependiendo del punto de vista desde el cual estemos trabajando, las repercusiones de este tipo de violencia son unas u otras. Pero seamos objetivos y comprendamos las bases de este sin dar tanto rodeo... "Acto sexual completado o intentado en contra de la voluntad de la víctima".

Desgraciadamente, todavía no ha llegado el momento en el que el mundo entero se acueste sin tener a ninguna mujer violada sexualmente. Pero con acciones como la de Adau Mornyang, este día aparentemente sacado de una utopía, ¡puede convertirse en una realidad!.

Para quien no lo sepa, Adau Mornyang es una modelo australiana que paralizaba el corazón de todos los espectadores de su "facebook live" del pasado martes, en el cual narraba cómo hace ya cinco años, dos "amigos" suyos, la violaron y posteriormente esta decidió callar. 
Al parecer, después de haber estado bebiendo con sus amigos, perdía el control de su cuerpo pero no el de su consciencia, por lo que perfectamente conocía todo lo que sucedía a su alrededor. 
Por esto, es totalmente imposible no echarse a temblar cuando escuchamos sus frases como "se fueron turnando" o cuando simplemente pensamos en lo que la pobre chica pasó aquella noche tan terrible intentando moverse y reaccionar sin éxito.
Aún así, no podemos quedarnos ahí, porque la crueldad en todas estas situaciones no cesa (según algunos psicólogos) jamás. Cinco años después, la modelo admite ante todos sus seguidores que no hay un día que pase sin que pensamientos sobre el suicidio recorran su cabeza y que por ello, acude a atención psicológica. 
(La pregunta que yo me hago es la de "¿acaso tiene ella la culpa de que dos inmencionables hicieran lo que hicieron?").

Continuando con la historia: al día siguiente informaba a la policía de lo ocurrido sometiéndose a pruebas de ADN, aunque posteriormente, retirando la denuncia por lo que eso podía repercutir en su imagen pública, acababa enterrando para siempre en su interior dolor, impotencia y desesperación.

Esta historia con la que todo el mundo se estremece es un bucle diario, cuyo fin no llegará hasta que todas las víctimas de esta violencia no se decidan a hablar.

Es fácil decir "¡cuéntalo!", pero no es tan fácil decidirse realmente a hacerlo. Porque pese a no tener culpa de nada, las víctimas, como la modelo australiana, tienden a creer que su imagen social acabará arruinada y que todo el mundo pensará muy mal de ellas. 
Por esto, es más importante que nunca que la sociedad decida unirse para apoyar a estas mujeres y ayudarlas a intentar superar lo que una escena tan terrible dejó marcado en su corazón.
Y que por otra parte, se pase a  intentar concienciar que se puede admirar la belleza sin necesidad de tratar de arruinarla. 
Pablo Mena Galán, colaborador del grupo Aequitas25

2 comentarios:

  1. Muchas serán las chicas que se sientan identificadas con la actriz australiana Adau Moenyng, pues los hombres suelen aprovechar cuando una mujer no está del todo estable, como en este caso donde la actriz había bebido, para abusar de ellas. Y también son muchas las que no denuncian, en mi opinión por básicamente dos aspectos. El primero de ellos es por ellas mismas, asuntos como este son muy traumáticos para la victimas porque se sentirán como un trapo de usar y tirar. Además una violación no se olvida de la noche a la mañana y además muchas de las víctimas suelen sentir que han perdido la horna, pues si todo se supiese nadie las volvería a mirar igual y siempre estará el cuchilleo de fondo comentando la situación cada vez que ellas pasen por algún lado. Tras esto, es decir, tras sentirse utilizada y socialmente apartadas, estoy segura que muchas de ellas se plantearan el suicidio porque sienten que no tienen nada a lo que agarrarse para vivir. Pero eso no es la solución. Siempre nos podemos refugiar en nuestra familia porque ellos nunca nos fallaran y siempre nos apoyaran. Además, desde mi punto de vista, tras sufrir un abuso sexual lo mejor es ir a un psicólogo como hizo Adau Moenyng porque ellos son los profesionales que te pueden sacar de ese gran agujero de que te es imposible salir.


    El segundo está relacionado con nuestro sistema, pues en los casos de violación al ser palabra contra palabra, salvo si hay algún testigo, no nos lo ponen demasiado fácil dado que nos lo cuestionan todo. Por ejemplo, tienden a preguntar por nuestra ropa o si nos opusimos realmente. Ante preguntas como esta podríamos decir que la violación estaría totalmente justificada si ese día la mujer llevará una falda o un escote más abierto de lo “establecido”. Me parece vergonzoso que se juzgue un caso de abuso sexual simplemente por la ropa que lleve una mujer. Y es que la sociedad no se entera todavía que cada uno es libre de llevar la ropa que quiera y nadie, y sobre todo las mujeres, nos vestimos para gustar o llamar la atención a los hombres. Por esto, me parece absurdo que la ropa sea un asunto de peso a la hora de denunciar una violación.


    Recordemos que la violación comienza cuando la mujer dice no, ya sea en una pareja, matrimonio o dos personas completamente desconocidas. Así que queridos pervertidos dejad de desfogaros y de intentar ser más machitos a costa de nosotras porque estoy segura que no os comportaríais igual si la situación se diera en alguna mujer de vuestra familia. Por lo que pensemos las cosas dos veces antes de actuar y recordemos ese valor que cada vez más está en el olvido, la empatía.

    Esperanza Uceda Rodríguez 2ºBach A

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  2. Me he llevado una sorpresa cuando al final de la entrada se da un giro desde la historia del acoso hasta el silencio de la víctima, he aquí el producto de mi asombro:

    Mi madre siempre me dice que empecé a hablar tarde respecto al resto de niños, que le sorprende cómo ahora no hay quien me calle. Hablar para contar, para saber, para poder escuchar, para ver. Hablar para autoconvencerse, y para olvidar también.

    Alguien dijo una vez que las palabras se las lleva el viento. ¿Segurx? Las palabras son la droga que todos damos y tomamos, se inyectan bajo la piel y fluyen junto a la sangre hasta nuestra mente, donde forman irrevocablemente parte de nuestros recuerdos. Pero también son un escudo, una mentira tras la que protegerse, o una verdad liberadora que nos permite ser nosotros mismos; cada uno decide.

    Nosotros, seres con un sistema de comunicación tan complejo como poderoso, y sin embargo no le hacemos justicia. Convertimos la conversación algo vacío, superfluo, mientras fomentamos un silencio cruel tras el que se encuentran ocultas innumerables injusticias. No es silencio realmente, sino aquellas lecciones no aprendidas reducidas a susurros provenientes de la conciencia, para aquellos que tienen si es que alguien tiene todavía. Aquello que se grita no es más que una bala hacia el otro. Nadie calla, nadie no opina, nadie expía.

    Tras cada disparo se encuentra una intención, ya sea reír un rato o hacer daño, eso sólo lo sabe el homicida. Cuando el daño ya está hecho, recae en los espectadores la responsabilidad de darle o no importancia y de ayudar al herido. Las palabras rompen, las palabras informan, y también las palabras pueden arreglar; no las infravaloremos.

    El arte de la palabra, la forma de expresión, de lucha y de reivindicación más desaprovechada. Nos enseñan a hablar y decidimos callar.

    Andrea Fdez Veloso 2ºB Bach.

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