Claro que tengo miedo. Y no decirlo es simplemente intentar
alejar el terror que nos inspira lo que ha pasado en
Barcelona hace apenas una semana. Tengo miedo porque ser víctima de un atentado da mucho miedo. Es
absurdo, cruel, irracional. No tiene sentido, paraliza la mente y arden los
sentimientos.
Tengo miedo porque Barcelona está más cerca que París y que
Manchester y que Ankara y que Beirut y que Garissa y que… Sí, es extremadamente
egoísta; pero siempre nos han dolido más nuestros dolores y lloramos más a
nuestros muertos.
Y tengo miedo porque en Barcelona han atentado no solo contra
España, ni siquiera contra Europa, sino contra todo lo que entendemos parte esencial de nuestra forma de vivir: pasear sin miedo ni diferencia; respirar el aire sin
taparse; tocar y escuchar música; gritar, hablar, manifestarse, reír, bailar; darse la mano, besarse, tocarse …
Y también tengo miedo por lo malo que sale de aquí, a pesar
de la valentía y la solidaridad mostradas por la mayoría. De que se desaten,
como se están desatando, la xenofobia, el rechazo al refugiado, el insulto al
extraño.
Pero lo que más miedo me da es mirar la cara de los asesinos
y ver la cara de los que podrían ser mis alumnos, mis propios hijos, o los
hijos de mis amigos, o el novio de mi hija (si la tuviera). Leo la carta de la
trabajadora social que conocía muy de cerca a algunos de ellos y siento su dolor como si fuera
mío. Cómo entender que un chaval normal, más que normal, se transforme en un
monstruo. Da mucho miedo.
Pero los sentimientos como el miedo hay que aceptarlos… y
superarlos. Necesitamos solidaridad, diálogo, hacer preguntas y exigir
respuestas, buscar las causas hondas y no conformarnos. Necesitamos sorber las
lágrimas, mirar a la persona de al lado y ver siempre a una persona, por encima
de su sexo, de su religión, de su color. Necesitamos más que nunca luchar por
la paz y la igualdad.
Y por supuesto tenemos un deber moral con las 16 víctimas mortales de
este atentado, víctimas de tres continentes y de 10 nacionalidades. Y con las decenas de heridos de más de 30 países. Y con las
10328 víctimas del yihadismo en 2017 en el mundo.
Por todo esto es más necesario que nunca gritar:
NO TINC POR
NO TENGO MIEDO
I’M NOT
AFRAID
NON HO
PAURA
JE N’AI PAS PEUR
NÃO TENHO MEDO
ICH HABE KEINE ANGST
..............................
Tenemos un dolor profundo que puede paralizarnos pero que no va a ahogar nuestra sede de Paz. Queda mucho por decir y trabajar: ùnicas armas que construyen vida.
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