¿Qué hacemos hablando de hadas un 25N? Es el día en que gritamos a los monstruos para que suelten a sus presas... Y nosotras decimos que sí, que existen las hadas y que existe la magia. Un día más negro que morado porque son cuarenta y tantas este año; y niñas y niños también. Y la imagen de Wendy pues no... Como que no.
Pero os digo que existen. Yo las vi. El viernes (y muchos días más, casi todos ) Tal vez no os fijasteis pero estaban allí. Danzaban entre los cortes de la cadena y soplaban en los oídos de quienes gritaban. Se colaban entre las manos cogidas. Estaban, muchas. muchísimas, en los ojos brillantes de niñas y mujeres que se sabían poderosas para llevar una vida libre. Y en los ojos apagados de quienes no se sentían aún así. La plaza se llenó de hadas. Durante un rato espantaron a los monstruos. Soplaron fuerte a pesar de su aspecto delicado para decirles que las hadas siempre vencen a los bichos. Había hadas escondidas: en la cámara del duende; en la risa nerviosa del saltimbanqui; en la generosidad de quien siempre está. Había hadas, muchas, en las almas de los buenos chicos buenos. Y hadas con forma de brujas malísimas que de malas no tienen más que el ceño. Y había cientos, miles, entre las cuerdas de los violines o las voces del coro. Durante cuarenta minutos, los monstruos (que suelen disfrazarse de príncipes) se escondieron, cobardes y patéticos, en lo más hondo. Porque ante tanta hada tuvieron miedo.
Existe la magia. Claro que sí. Cada mano cogida, cada grito NO, cada canto contra... es un acto de magia. Cada alumna, cada alumno que se va del Juande y sigue gritando NO es un acto de magia. Cada vez que alguien se pringa y no cierra los ojos y no dice olvídate, qué tontería, te quiere, por eso te controla... es un acto de magia.
Estamos hartas (y hartos muchos buenos hombres buenos) de realidades. Necesitamos magia para que los principescos monstruos se caigan por un abismo y no vuelvan a aparecer.
Convertíos en hadas. Todos los días. Y arrojemos para siempre a los monstruos al agujero negro de Nunca Jamás.
(Gracias a Marina Rodríguez y a Lucía Salinas por regalarnos sus voces, pura magia)
Mientras haya hadas que empujen a esos monstruos al abismo, habrá libertad.
ResponderEliminar¡Sigamos luchando en sintonía contra la VG!