12 de octubre de 2015

Primera máquina del tiempo: Arabia Saudí te lleva a la Prehistoria



Estás almorzando cuando escuchas en las noticias que cierto jugador de un equipo de fútbol se ha lesionado. Estás leyendo un artículo en Internet cuando ves a la derecha de tu pantalla un enlace a un reportaje de cierta actriz que se ha quedado embarazada. Luego llegas al colegio y tu profesora te cuenta que un niño ha sido condenado a muerte por difundir a través del móvil sus protestas para hacer de Arabia Saudí un país democrático. Entonces te das cuenta de que las noticias del futbolista y la actriz no importan una mierda y de que ahí fuera están pasando cosas realmente gordas.

El chico en cuestión es Ali Mohammed Baqir al-Nimr, que fue condenado el 27 de mayo de 2014 por unos supuestos ''delitos'' que cometió cuando tenía tan solo 17 años. Está penado por participar en manifestaciones, poseer una ametralladora, atacar a las fuerzas de seguridad y cometer robos a mano armada aunque, como dije anteriormente, en realidad su ''crimen'' fue difundir sus ideas por el teléfono. Por raro que parezca, fue el propio Ali al-Nimr quien confesó estos crímenes y falsas acusaciones. ¿Cómo es posible? Muy simple: fue torturado hasta que se declaró a sí mismo culpable.

Parece que la cosa no puede ir a peor pero, por desgracia, sí que puede. Como si torturar al joven no fuese suficiente, tampoco se le permitió reunirse con su letrado, y mucho menos intentar apelar contra su condena. El sistema de ''justicia'' de Arabia Saudí es probablemente de todo menos justo. Un sistema donde la opinión de los jueces, sus creencias y su ética personal intervienen más en el juicio que las propias leyes, derechos y pruebas. Este sistema ya de por sí es horrible; pero si encima se aplica en un país como Arabia Saudí donde los jueces son aún más arbitrarios todavía, se consigue como resultado más de 2.200 personas ajusticiadas en tan solo 20 años.

Ali al-Nimr es casualmente el sobrino de Sheikh Nimr al-Nimr, un líder religioso y defensor de los Derechos Humanos que también fue condenado a muerte en 2014. Vemos así cómo el gobierno medieval de Arabia Saudí se deshace de todo aquel que se le oponga.

Y sí, lo sé, parece que no, pero es que sí que puede ir a peor. He contado que ha sido sentenciado a muerte, pero aún no he explicado cómo: el chico será decapitado y posteriormente crucificado, y se dejará su cuerpo colgado de un palo para que el mundo entero vea cómo se pudre y se descompone. A mi por lo menos me repugna hasta niveles exagerados e insospechados la idea de que aún se hagan cosas así.

Afortunadamente, Ali al-Nirm aún tiene la cabeza sobre su cuello, pero no por mucho tiempo. Por ello Amnistía Internacional está recogiendo firmas para tratar de detener la descabellada ''justicia'' de este país. En este enlace puedes firmar tú también:


Puede que no sirva de nada. Probablemente el pobre chico morirá, y aunque se consiguiese salvar, seguramente nada cambiaría en Arabia Saudí. Las leyes seguirían siendo las mismas, y muchas otras personas serían víctimas de ese espantoso gobierno que los somete. Las únicas maneras de hacer que esta situación cambie es que otros países intervengan o que el propio tiempo haga evolucionar esa sociedad. Por desgracia, ningún país se va a enfrentar a uno de los mayores exportadores de petróleo del mundo. Pero no podemos simplemente esperar. Nuestras firmas y nuestro apoyo a causas así pueden ayudar a que estas atrocidades vayan desapareciendo. Tenemos que hacerlo. Necesitamos creer en ello.

En estos dos enlaces puedes leer un poco más detalladamente acerca del tema:




Si los leéis, encontrareis algunas leyes de este grandioso país que os van a dejar en estado de shock. La homosexualidad, el adulterio y, aunque parezca un chiste, la brujería y hechicería, están penados de igual manera o al menos de forma parecida a cómo sentenciaron a Ali al-Nirm. Que te corten una mano, la cabeza o que te crucifiquen es normal por ahí. Cosas como estas me hacen recordar que vivo en el siglo XXI; de lo que no estoy seguro es de si es antes o después de Cristo.
Javier Sevidanes Quincy, colaborador del grupo Aequitas25

7 comentarios:

  1. Cristina, Óscar y Javier. Felicidades. Como hoy es festivo os he leído de un tirón; mejor dicho, de tres tirones porque cada una de vuestras entradas merece una reflexión. Y esta mañana me he sentido... Bueno, es difícil de decirlo... Me he sentido orgulloso de mi profesión y de todas las personas que hacemos posible que el Juan de Mairena tenga sentido. Porque lo que estáis consiguiendo desde este blog y lo que deberíamos intentar todos los días desde el primer timbre, con sus luces y sus sombras, es poner granos de arena para que el mundo mejore, y para que tanto nosotros como nuestros hijos vivan en un mundo más sabio, más justo y más libre; es decir, más feliz. Gracias por vuestro esfuerzo y el de los compañeros que contestan. Ya he firmado la petición de amnesty.org

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    1. Muchas gracias, un comentario precioso. Estoy orgulloso de esta entrada, pues considero una obligación como ser humano y habitante de la Tierra hacer del mundo un lugar mejor, aunque sea a través de un simple texto. :)

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    2. Gracias por la parte que me toca. Gracias por hacer que todo esto tenga sentido, por darnos la oportunidad de expresar con nuestras palabras lo que pensamos, por hacer ver el mundo con otra perspectiva mas justa y gracias por todo el trabajo que realizas. Creo que el hecho de que alumnos puedan colaborar este blog va a hacer que se enriquezca mucho. Gracias a todos aquellos que tenéis esperanza en nosotros. Gracias de corazon.

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    3. Gracias Germán, pero no solo por tu comentario, como siempre tan acertado, si no por estar cada día, tú y todos los profesores que trabajáis en el Juan de Mairena, al pie del cañón sin perder las fuerzas. Hacéis un gran trabajo con nosotros. Besos

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  2. Me siento a gusto haciendo, en este caso, un comentario y no una entrada. Me siento libre por no tener que ser políticamente correcta y poder soltar aquí lo que antes te he censurado, Javier.
    Quiero sentirme orgullosa de ser española. Pero me resulta muy difícil cuando pienso que mi país considera un éxito comercial y patriótico el estar construyéndole el AVE a ese feudo medieval donde se crucifica a niños por hacer uso de la palabra. No puedo soportar que los reyes a quienes debo respeto por la Constitución que rige mi país posen sonrientes junto a un jeque sanguinario para el que la vida de un enemigo no vale ni lo que un grano de arena de sus desiertos de oro.
    Si matan a estos jóvenes y no rompemos relaciones comerciales con este país de mierda seremos también culpables.
    Y no me hablen de macroeconomía, por favor.
    Gracias, Javier, por haberte contenido y aun así haber intentado concienciar a nuestros lectores con tu escritura desgarrada. Si no matan a esos chicos, puedes sentirte orgulloso de ser parte de esa victoria. Y si lo hacen (esperemos que no) te pido que no te rindas y sigas denunciando las injusticias de esta tierra seca.

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  3. La cultura de ese país cada día supera los límites inimaginables de la sociedad. Personas inocentes que diariamente mueren en ese país... Pero sabes que es lo mejor de todo, que muchas personas verán a este país como uno de los pioneros del mundo, de los que más evolución está teniendo, de los que más se enriquece solo por el hecho de tener una mina de oro, una mina de millones de euros, una mina llamada petróleo. Lo más penoso aún si cabe es que no podemos enfrentarnos a ellos, ni plantarles cara, porque tienen a todos los países del mundo agarrados por los huevos. Tiene el control máximo de todo por el simple de hecho de poseer ese gran regalo subterráneo. ¿Quién es capaz de plantarle cara a un país que te puede cortar el grifo de petróleo de un momento a otro y volver loco a medio mundo? Nadie y ese, precisamente ese, es uno de los focos por los que este país hizo, hace y hará siempre lo que le dé la gana.

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