Paula y Cristina han participado en el proyecto "Mujeres con rostro" y han leído el libro Estaciones de Paso de Almudena
Grandes. Estas son sus sensaciones y reflexiones.
Primeramente queríamos destacar que nos ha
encantado la novela por el mero hecho de que no es fácil trasmitir los sentimientos a
través de las palabras, trasmitir la agonía, el pesar, la dureza, la
fortaleza... Hemos podido sentir con este libro que todo es posible, que podemos
llegar a ser más fuertes de lo que pensamos independientemente del dolor que
nos hayan causado, que no somos los únicos que lo pasamos mal. Nos ha demostrado
que las pequeñas cosas son las que más anhelamos después y que la esencia nunca
se va a perder. La pérdida duele, sí, pero hay que seguir adelante porque si no
habría sido en vano y estaríamos desperdiciando el honor de aquella persona. Nos hizo pensar por qué a unos tantos y a otros tan poco: por ejemplo, en el primer
relato, el joven se sentía mal consigo mismo y necesitaba escupir toda esa
culpabilidad que se había creado incluso si de ello dependiera creer en Dios y
culparlo de todo. En definitiva, todo habría sido diferente si hubiese sido otra persona la
que hubiese estado enferma.
Nuestra querida autora también habla de esos temas que parece que a un adolescente le cuesta sobrellevar. ¿Cómo vivir, si esa persona que te daba la vida, está muerto en vida? No es fácil ver cómo aquel a quien mas admiras, de un dia para otro, se queda para siempre tumbado en una cama. Almudena habla de fortaleza, de nunca perder la esperanza. Eso es lo que hace una de las protagonistas: seguir cocinando ese pudin, porque si le sale bien, él la mirará otra vez con esa luz en sus ojos. Habla de madurar, de crecer y aprender que la vida no es como te relatan esos cuentos de hadas que tu madre te contaba por las noches, que es difícil y dura pero que tiene esos ratitos buenos, esos ratitos de eterna felicidad que, llegado el momento, es lo único que nos queda de algunas personas, como esas tardes en los toros o abrazar a esa persona en la cama.
El dolor por una pérdida es muy duro, pero
gracias a esta autora hemos podido ver cómo desesperadamente han actuado los
protagonistas de cada relato al principio. Y también cómo han salido
adelante, luchando, haciéndose cada vez más fuerte, pero lo más importante, sin
olvidar nunca.
Paula Hernández y Cristina Velázquez, colaboradoras del grupo Aequitas25
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