Hay muchos hombres buenos que no leen a mujeres. Sin maldad. Ni ven películas dirigidas por ellas. Sin la más mínima maldad. Son excelentes hombres buenos. Y llevan ya tantos años acostumbrados a palabras masculinas, horizontes masculinos, universos masculinos que no nos/las entienden. Años y siglos de mirar las mismas cosas por los mismos resquicios provocan miles, millones de buenos, excelentes hombres buenos. Sin maldad.
Gema Conde, poeta, me escucha. Escribe esto y me lo regala. Por supuesto, con maldad. Y yo, con cierto pudor y con infinita bondad - ¡quién lo duda!- lo comparto con ustedes como un regalo especial en este "Día de las Escritoras".
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